Capítulo 5
-¡Abre!- dijo enojada, pateando.
La miré y por primera vez en años me reí, esa reacción me enfureció así que eché mi asiento hacia atrás, le desabroché el cinturón y me cargué en mi regazo, me acerqué tanto a ella que entre nuestras caras hubo un suspiro de distancia. , su intimidad estaba muy cerca de mi erección, gemí sin poder contenerme mientras ella me miraba aterrada -¡Escúchame!- comencé a no saber cómo continuar -Si me ensucias el auto...- dije inventando la primera pendejadas que se me ocurrieron -...te pongo a cuatro patas y te pego y follo como sea ¿de acuerdo?- de verdad me hubiera gustado eso.
Ella asintió.
Buena chica, pensé.
De tan cerca la tentación fue muy fuerte, sus jugosos labios estaban entreabiertos como esperando mi beso y sus mejillas coloradas y pupilas dilatadas testificaban que ella también me deseaba, repentinamente alarmada trató de desligarse de mi abrazo y al hacerlo se desprendió. Comenzó a frotarse contra mí, una oleada de lujuria me asaltó, gemí y tomé sus muñecas con una mano tratando de mantenerla quieta.
-¡Si no quieres que te folle de inmediato, quédate jodidamente bien!- Rugí, ella se congeló de inmediato.
-Cómo me gustaría follarte ángel, pero no ahora.. Aún no es el momento-
Abrí la puerta.
-Agáchate..- dije, no tuvo que repetirlo dos veces huyendo de mí.
-¡Hasta pronto ángel!- susurré arrancando el motor y saliendo.
punto de vista Jessi
Habían pasado dos semanas desde mi último encuentro con Alejandro Keson y aunque había probado de todo nada había cambiado si no empeorado, mi padre bebía más que nunca ahora convencido de que no había salida.
La universidad había comenzado y yo me estaba rompiendo la espalda trabajando viendo a mi padre y estudiando cuando podía.
Las visitas nocturnas de los diversos acreedores de mi padre ahora eran más frecuentes, como las veces que llegaba a casa medio muerto por los golpes, no podíamos seguir así, ahora era cuestión de tiempo que aceptara el acuerdo con Alejandro.
Me dolía pensar en lo que me haría, pero sabía que el amor por mi padre era más grande que el amor por mí misma.
Así que una noche, sin siquiera darme cuenta, caminé hacia la casa de Alejandro.
Después de tocar vino a abrirme, estaba vestido como la primera vez que había estado allí para hablar con él.
-¡Bienvenida de nuevo Jessi!-
-Buenas noches.. Quería..-
-Por su nombre...-
-¿Qué?-
-Llamas por tu nombre.. Extrañamente me gustó la última vez-
-Alejandro..- susurré, Cerró los ojos tragando cuando me escuchó decirlo.
-Adelante- dijo con voz ronca -¡No tienes abrigo!- se dio cuenta y luego me dirigió una mirada de advertencia -Te sentirás mal..-
-Vamos al grano.. Reconsideré tu oferta y me di cuenta de que No tengo otra opción, y eso es lo correcto... Así que me gustaría...-
-Mi oferta ya no es válida...- me interrumpió.
-¿Qué? ¿Estás bromeando verdad?- susurré aturdida, siguiéndolo a la sala y luego a lo que debió ser una cocina. -Mi
antigua oferta ya no es válida , entendí que no era lo suficientemente adecuada para mí... Entonces, decidí hacerte otra oferta: serás mía por un año indefinido, te mudarás aquí conmigo, obviamente No interferiré con tus estudios, pero ya no es necesario que trabajes. Pagaré todas tus deudas y compraré un nuevo apartamento para tu padre- -¿Y
cómo justificaré mi ausencia con él? ¿O el nuevo apartamento? ¿O las deudas pagadas? ¿Le digo que su hija es una puta las 24 horas del día, los 7 días de la semana? —pregunté, sus ojos se iluminaron de furia.
-No tolero este lenguaje Jessi...- me advirtió furioso -Puedes decirle a tu padre lo que quieras, pensé que podrías decirle que ganaste una especie de beca que también incluye una habitación en la universidad y que tienes un nuevo trabajo que te permite pagar parte de sus deudas y que crees que es más seguro para él mudarse de casa... Pero si quieres decirle cómo te follo, no hay problema para mí...- Me apoyé contra la mesa tratando de recuperar el
aliento. ¿Qué opciones tenía? ¡Ninguno!
- Entonces, ¿Jessi? ¿Estás de acuerdo en ser mía? — preguntó, mirándome fijamente.
-Sí...-
- ¡Dilo! - murmuró con voz ronca y deseo en los ojos, se acercó a mí hasta que me encerré entre su cuerpo y la mesa de la cocina - ¡ Dilo! - su cálido aliento en mis labios.
-Soy tuyo..- dije, sus ojos se llenaron de satisfacción al escuchar mis palabras.
-Oh ángel, acabas de abrir la puerta al infierno.-
Y sus labios estaban sobre los míos.