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Capítulo 3

-Puede empezar por limpiar el teatro señorita Dagmar- Dice en un tono burlón y sarcástico el señor Moncharmind.

-Entiendo señor Moncharmind- Le dedico mi mejor sonrisa mientras tomo mis maletas.

-Si no tiene donde quedarse señorita, tenemos un camerino desocupado y lo puede usar mientras busca donde quedarse- El señor Moncharmind quiere utilizar este momento de confusión para provocarme, pero no lo voy a permitir, al menos no de momento hasta que descubra que está pasando.

-Gracias señor Moncharmind, es usted tan amable y atento- Digo en un tono algo sarcástico pero amable.

-Permítame que la acompañe señorita, así le doy un pequeño recorrido por las instalaciones mientras le cuento sobre sus obligaciones.-

Moncharmind me ayuda con mi equipaje mientras me despido del señor Richard, este nos mira de forma angustiosa, parece que se ha dado cuenta de que Armand y yo no nos vamos a llevar muy bien.

Mientras andamos por la opera nos topamos con varias personas, desde las bailarinas hasta con los tramoyistas.

-No pensé que fuera a ver tanta gente aquí metida- Digo en voz baja mientras miro a mí alrededor con asombro.

-¿Nunca antes a estado en una ópera señorita?- Dice con aires de superioridad.

-Claro que sí señor Moncharmind, solo que nunca había estado de este lado de la ópera, es todo- Le respondo sin mucho interés mientras regreso la vista al frente.

-Me alegra que tenga la oportunidad de conocer este lado de la opera señorita Dagmar-

Antes de que le pueda contestar, una mujer con un traje ostentoso se acerca a nosotros, puedo notar, como se da aires de superioridad.

-Armand, que bueno que estas aquí.- La voluptuosa mujer al darte cuenta de mi presencia me mira con desdén y desprecio. -¿Y esa niña? No me digas que por fin encontraron a alguien que reemplace a la Daáe?- Al decir el apellido de mi hermana lo dice con mucho odio y rencor.

-No Carlotta, ella viene por otro trabajo-

-¡Menos mal! La mocosa tiene ese repulsivo aire de la Daáe, de hecho me recuerda mucho a ella… ¡Qué horror!- Habla de mi como si no estuviera ahí y por la forma en la que se expresa, parece que tuvo muchos roces con mi hermana.

-¿Qué se te ofrece Carlotta?- Armand trata de desviar la atención de la mujer a otra cosa para evitar con confronta miento.

-Llegue muy temprano en la mañana y me di cuenta de que mi camerino no estaba limpio como de costumbre-

-La señora que se encargaba de eso renuncio hoy en la mañana y fue por eso que contratamos a Dagmar-

Me mira de reojo y me dedica media sonrisa burlona.

-Espero que sepa lo que hace ya que tengo cosas muy importantes en mi camerino- Ella ignora por completo mi existencia.

-Es su primer trabajo Carlotta, debes tenerle algo de paciencia-

Ella se mofa de las palabras del señor Armand y se va meneando las caderas para llamar su atención.

-Tiene mucha suerte o más bien, mucho talento y eso la ha salvado de muchas cosas- Suelta un leve resoplo y seguimos nuestro camino.

Llegamos a una zona algo apartada, más sin embargo hay bastante gente yendo y viniendo, algunas mujeres llevan vestidos sobre los brazos junto con cintas métricas.

-Como ya te habrás dado cuenta, esta es el área de los camerinos- Su tono se volvió algo serio.

Lo miro de reojo y puedo notar una mirada sombría sobre su rostro; Parece que algo grave sucedió en este lugar.

Pasamos por varios camerinos, algunos tienen las puertas abiertas de par en par y otras están cerradas a cal y canto.

-Y este será su “cuarto” señorita Dagmar- Pone la llave sobre el cerrojo y la gira haciendo que el seguro se quite.

Puedo notar que en la parte superior de la puerta esta una placa con el nombre de mi hermana, este está llena de polvo y telarañas.

-Disculpe el desastre-

Cuando la puerta se abre dejando escapar un chillido escalofriante, una nube de polvo nos recibe haciendo que ambos tengamos un ataque de tos, pongo mi mano derecha sobre mi boca y nariz, con mi mano izquierda trato de disipar el polvo.

-Como dije antes, disculpe el desastre- Entra a la habitación y prende una lámpara de gas. Al ver con mejor claridad el interior del cuarto no puedo evitar asombrarme por el desastre, hay una manta encima de lo que parece un sofá, otro sobre un tocador y otro sobre lo que sospecho es un espejo de cuerpo completo.

-¿Por qué este cuarto esta tan descuidado señor Moncharmind?- Entro al camerino y miro a mi alrededor.

-Todos piensan que este cuarto esta maldito- Deja mis maletas a lado del sofá.- Por eso ninguna de las personas de limpieza quiere venir.-

Quita la manda blanca del sofá y revela un mueble de color café oscuro que aun reluce como nuevo.

-¿Recuerda que a 6 puertas de aquí hay un pasillo?-

-Si señor-

-Por ahí están las duchas, hay agua caliente, le recomiendo que no vaya tan tarde ya que cuando el guardia da su última ronda, apaga las luces de la ópera-

-Entiendo- Mis ojos pasean por la habitación buscando un ropero o algún lugar donde pueda guardar mi ropa.

-El ropero esta de este lado- Camina hacia una parte oscura de la habitación y enciende una luz. –También está el cambiador de este lado- Corre con su mano libre el biombo con estampados de flores y deja ver un banquillo de madera. –También tiene un medio baño-

-Señor Moncharmind, ¿Por qué este camerino está bien equipado? Me atrevería a decir que es el único en su tipo en esta ópera-

Quito la manda que cubre el tocador y este revela una variada colección de perfumes y maquillaje, se ven intactos como si el tiempo no les afectara.

-Bueno, eso es porque…-

La voz de una joven que proviene del pasillo lo interrumpe.

-Señor Moncharmind- La joven se asoma por la puerta. –Lamento interrumpir, pero quería saber si es verdad lo que dijo la Carlotta-

-¿Y qué es lo que dice la Carlotta?- Le pregunta con severidad mientras se acerca a ella.

-Que llego alguien nuevo a la ópera- Se ve bastante alegre y emocionada aun después de que le hablaron con severidad.

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