Capítulo 2
-¿De dónde nos visita señorita Dagmar?- Pregunta el hombre que está sentado al lado de mi de forma burlona. –Yo no creo que haya alguien que viaje solo para obtener información-
-Pues yo sí señor…-
-Moncharmind- contesta casi al instante.
-Señor Moncharmind- Suelto un leve suspiro y trato de no caer en sus provocaciones. –La información que estoy buscando está relacionada a alguien muy cercana a mí que trabaja o trabajo aquí, en el palacio de Garnier-
Ambos hombres me miran impacientes mientras se acomodan en sus asientos.
-La persona a la que busco es Christine Daáe-
El señor Richard se levanta de un golpe de su asiento y camina hacia la chimenea, mientras que el señor Moncharmind se para en frente de mí.
-¿Qué asuntos tiene que tratar usted joven dama con esa pobre y desdichada mujer?- La mirada que me lanza es de incredulidad. –Hasta donde sabemos, Christine Daáe no tiene familia-
Al escuchar como aquel hombre se refiere a Christine me levanto de mi asiento de forma violenta y me planto en frente al señor.
-¡No le permito que se refiere a Christine de esa forma!-
Moncharmind me mira sorprendido, pero luego su expresión cambia y esta se vuelve sarcástica.
-Tranquila señorita Dagmar- Su tono burlón sale a relucir una vez más mientras se acomoda el traje. –Solo digo la verdad-
-Armand es suficiente- Por fin el señor Richard se pronuncia. –Jovencita, aun no nos ha dicho de que forma está relacionada con nuestra ex cantante de ópera.- Se gira sobre sus talones y me mira con intensidad. –Como sabrá, no podemos estar divulgando información a cualquiera que venga a preguntar y mucho menos si no es la policía-
Suelto un leve suspiro y me alejo de Moncharmind.
-Ella es mi hermana mayor-
Los hombres dejan salir un gemido de sorpresa.
-Como dije antes, la señorita Daáe no tenía más familia que su benefactora después de que murió su padre-
Agarro mi bolso de mano y saco unos documentos, se los entregó al señor Armand, este los toma extrañado y cuando sus ojos se posan sobre dichos documentos se abren de par en par al igual que su boca.
-Mi madre me entrego a unos parientes bien posicionados, esa es la razón por la cual no tenemos los mismos apellidos- En el documento le enseño el sello oficial de mi familia. –Para que no tenga dudas, ahí está el sello de mi familia-
Richard se acerca y lee los documentos, él también queda sorprendido igual que su amigo.
-¡Lady Lundberg!- Dicen al mismo tiempo.
-¿Por qué no se supo de forma oficial su llegada a parís? Usted viene de una familia muy cercana a la realeza de Suecia-
-Le pedí a mis padres que no dieran un anuncio oficial sobre mi llegada a parís ya que quería investigar un poco sobre la repentina ausencia de mi hermana y si tenía todos los ojos puestos sobre mí me sería imposible investigar por mi cuenta-
Los dos hombres se miran con complicidad y vuelven a sus asientos igual que yo.
-Lady Lundberg, ¿Qué fue lo último que supo de su hermana?- El tono de su voz es casi ahogado, como si estuviera envuelto en un halo de misticismo.
De mi bulto de mano saco la última carta que me envió Christine. Carraspeo la garganta y tomo un poco de aire.
“Querida hermana, hoy te escribo estas palabras desde el fondo de mi corazón, quiero que sepas lo feliz que estoy aquí trabajando en la opera aunque no tenga papeles destacables.
Espero que algún día puedas venir a verme en alguna de las obras junto con tus padres, tenemos mucho que contarnos”
Termino de leer la carta, la doblo y la vuelvo a guardar en mi bolso.
-Esta carta me la escribió hace 1 año, desde entonces no tengo noticias de ella- Volteo a ver a ambos hombres angustiada esperando una respuesta por su parte.
-Lady Lundberg… su hermana lleva desaparecida desde hace 1 año-
-¿¡Como que desapareció?! ¿Saben algo? ¿Cómo es que esto sucedió?- Siento como la voz me falla de la angustia que siento.
-Hace un año la opera sufrió un misterioso incendio- El señor Richard mira a su alrededor como si estuviera tratando de ocultar información a alguien no deseado. –Una vez que los bomberos lograron apagar las llamas, encontraron un cuerpo en muy mal estado-
Cuando escucho lo último me estremezco y un sudor frio recorre mi espalda.
-Muchos oficiales dieron alusión a que era el cadáver del fantasma de la ópera-
-¿De quién?- Pregunto curiosa mientras miro al señor Moncharmind que saco el tema a relucir.
-Luego se lo explico my lady- Toma un poco de aire para seguir con su relato. –Todos dieron por sentado que su hermana huyo con el conde Raulo de Chagny ya que él igual desapareció-
-¿Y cuáles son sus sospechas señores? Porque puedo notar que ustedes no están muy convencidos con esa versión-
-Claro que no my lady- Dice en un tono bastante serio Richard. –Armand y yo sospechamos de que el hombre muerto es el pobre conde Raulo y que el fantasma se llevó a la pobre Christine-
-¿Y ya le dijeron sus sospechas a la policía?-
-¡Claro que si Lady Lundberg!- Armand se sobresalta pero luego se calma. –Pero no nos quisieron escuchar y dieron el caso por concluido-
Bajan la mirada y tienen una expresión triste en el rostro.
-La verdad...Lady-
-¡No Firmin! Recuerda lo que…- Armand interrumpe de forma brusca y violenta a su amigo.
Los dos comparten una mirada de intriga, luego el señor Armand asiente con la cabeza levemente, dando su aprobación para que su amigo continúe.
-La verdad es que…-
Justo cuando esta por hablar, un sonido bastante fuerte se produce al interior de las paredes, ambos hombres se exaltaron con tanta violencia que hasta yo me asuste y di un pequeño brinco sobre mi asiento.
-Bueno señorita Dagmar, parece que cumple con los requisitos, así que empieza a trabajar desde hoy-
Tanto el señor Richard como el señor Moncharmind actúan de forma muy extraña, con pequeños gestos muy bien disimulados me dan a entender que les siga la corriente.
-Muchas gracias señor Richard- Me levanto de mi asiento y hago una pequeña reverencia. -¿Con que quiere que inicie?- Pregunto con un tono amable y cortes.