Acepto.
—¿Quién era esa mujer? —se acerca Daniel.
—Mi exesposa April.
—Por fin la encuentras en algún lugar. —él observó detenidamente a su hermano e hizo rostro de burla. —¿Te gusta tanto esa mujer?
—No es eso. Hay cosas más importantes que una atracción.
Él colocó sus ojos en blanco. —Entremos a la disco y sigamos celebrando...
April llegó al apartamento con Sarah y le hizo la historia de todo el contrato y lo que sucedió en el transcurso.
—Está muy guapo y parecía interesado.
—No dejes que la apariencia te engañe, ese hombre tiene el corazón de piedra, es como todos los hombres importantes y adinerados, piensan para su propio beneficio, pero tengo algo preparado para él.
—¿Crees que es el momento de hacer lo que tienes planeado?
—¿Cómo sabes sobre eso?
—No sé qué parte de que eres mi amiga y conozco cada paso que das, es que la que no entiendes. Te he visto indagar y planear minuciosamente cada paso que planeas dar.
—¿Cómo sabes que planeo hacerlo con Óscar?
—No sigas haciendo preguntas y aprovecha la noche para lo que ya planeaste durante dos largos años.
—¿Crees que sea el momento?
—Ya conoces la respuesta y si no la conocías la noche te la ha dado.
Ella se marchó y dejó sola a April. Así que de inmediato tomó su celular y le envió un mensaje a Óscar.
Mensaje: "Apuesta"
—¿Te gustaría repetir el juego de aquella vez?
—¿Qué juego? ¿Quién me habla?
—Soy April. Acabas de dejarme tu número de teléfono. Si te interesa jugar te espero en la plazoleta del parque central. ¡Ah! Debes asistir solo.
—En unos 30 minutos estaré contigo.
April cambió su ropa, tomó algunos documentos y se dirigió al parque para encontrarse con Óscar. Mientras él aún estaba en la disco celebrando con su hermano, pero en ese momento se acercó a él y le habló de los mensajes y el interés de April.
—Se me presentó algo importante y debo marcharme. —se dirige a Daniel dejándolo algo sorprendido.
—¿Qué te sucede? La noche acaba de empezar y es tu cumpleaños. ¿Lo recuerdas?
—Ya casi es medianoche, he celebrado contigo, creo que esto también será parte de mi regalo de cumpleaños y me parece algo importante.
—¿Más importante que las chicas que tengo aquí para ti?
—Por favor Daniel, le quedan minutos a mi cumpleaños y deseo saber si he ganado el premio que tanto he deseado.
—¿Puedo seguir celebrando por ti? —le preguntó sosteniendo las cinturas de las chicas que estaban con ellos.
—Vea papacito, no se vaya, que la vamos a pasar, es rico.
—Pueden continuar con la celebración, y tranquilas, que mi hermano sabe como pasar la noche rico. Les aseguro que no haré falta.
Óscar, cómo conoce a su hermano, sabía de qué manera hablar con él y cómo convencerlo, así que lo dejó tranquilo en aquella disco con las chicas, tomó su auto descapotable del año y llegó hasta ese parque. A su llegada buscó en todas direcciones hasta que en el centro de la plazoleta encontró aquella silueta, la misma que dejó 2 años atrás acostada en su cama. Él se acercó con pasos lentos, pues desconocía la intención de aquella chica.
—¡Hola!
—¡Hola de nuevo! ¡Acércate!
—¿Por qué tanto misterio?
—Solo quiero conversar en privado contigo. ¿Tienes miedo? —preguntó acortando la distancia entre ellos.
—Sabes bien quién soy, aunque me encantan los juegos, es arriesgado estar en un lugar tan solitario a altas horas de la noche. Hoy es mi cumpleaños y no quiero que sea mi funeral, pues ando sin escoltas y sin armas.
—¡Entiendo! ¿Qué sugieres?
—No sé lo que deseas, pero tengo una propuesta para ti, así que sí deseo que tengamos una conversación.
—También tengo una propuesta.
—Entonces hagamos esto en mi apartamento.
Ella lo retó con la mirada. —¡Bien!
Caminan hacia el auto y aunque él insistió en que ella se sentara a su lado. Ella tomó el asiento trasero, y sin decir una palabra, hasta que llegaron al apartamento. A su llegada, mientras entraban al lugar, viajó al pasado y esto le hizo incrementar más deseo de hacer lo que tenía planeado hacer.
—Ya conoces este lugar, así que solo te acomodas e iniciamos con la plática.
—¿Deseas apostar?
Él se dio vuelta y la miró con una ceja anclada. —¿Apostar?
—Sí. —respondió contundente.
—¿Cómo sería?
—Primero habla sobre lo que tenías para proponerme y luego te explico en que consiste.
—Yo te necesito de vuelta en la empresa y de vuelta en mi vida...
—¡Perfecto! Eso encaja a la perfección con lo que deseo hacer. Solo no me interrumpas hasta el final.
Él la miró confundido. —¡Te escucho!
—Hace ya dos años accedí a un contrato y creo que lo justo sería que ahora también aceptes este juego.
—¿Cómo sería el juego?
—Vivir juntos durante un año completo.
—Yo tengo que casarme, incluso mi madre tiene una mujer molesta como candidata. Así que esto sería perfecto para salir bien librada.
—No me volvería a casar por contrato jamás.
—Entonces estamos mal ladrona de besos.
Ella lo miró y pensó rápido, buscando la manera de hacerlo entrar a su juego. —Podemos usar aquellas fotos de nuestro matrimonio que nunca nadie vio.
—¿Aún las tienes contigo?
Ella lo miró y no respondió. —Sería un matrimonio simulado.
Ya le está interesando, pues de esa manera se quitará de encima a Paula y tendrá a April de vuelta en la empresa. —¿Si lo aceptó de esa manera? ¿Cómo sería?
Ella sonrió sintiendo más cerca su victoria. —La apuesta sería de esta manera. Vuelvo a convertirme en tu esposa, pero esta vez será solo una simulación.
—¿Solo eso? —él se sonrió con sarcasmo mientras se servía un trago. —¿Deseas volver a vivir conmigo?
—No sería diferente a la última vez. Solo que yo seré quien pondrá las reglas ahora.
—Yo necesito que regreses a la empresa si eso está dentro de apuesta, juego o como quieras llamarlo ¡aceptó!
—¡Bien! Durante un año vamos a simular un matrimonio, aquí tienes las reglas. —ella le entregó un documento. —Debes leerlas y luego decirme si aceptas.
Él tomó el documento en sus manos y comenzó a leer las cláusulas.
Contrato: Un año de matrimonio donde quien viole las cláusulas y pierda, deberá entregar 250 mil a quien gane.
Cláusulas:
*No sexo.
*No te puedes enamorar.
*No besos.
*Debemos dormir en la misma cama.
*No infidelidades (Por lo menos no algo que todos se enteren)
*No sirvientas.
*Debe parecer un matrimonio real.
Él, terminando de leer, la observó con una ceja anclada. —Se lee muy bien el jueguito. Ahora mi pregunta es. ¿Qué ganaré? O ¿Que ganará quién gane?
—Tú te vas a librar de tu novia loca y me tendrás de vuelta en la empresa.
—¡Trampa! ¿Cómo sabes que te he estado necesitando en la empresa?
—Te recuerdo que estuve en esas instalaciones por seis largos meses. No es que tenga un espía o algo parecido, pero si estoy enterada que mi oficina aún espera por mí.
—Aún sigo sin entender yo que ganaré. Entré esas cláusulas, dice muy claro, no sexo y no infidelidades. ¡No creo sobrevivir a eso!
Ella tomó su papel, recogió su cartera y le respondió. —¡Okay! Ya entendí que no te interesa.
Él la tomó por el brazo, haciendo que volviera y la besó. Aunque ella trató de escapar de sus labios, él se mantuvo firme.
—¡No seas estúpido!
—Solo quería hacer esto antes de empezar el juego. Yo jamás digo que no a una apuesta, solo que agregaré unas cláusulas más.
*Cenar juntos en casa de mis padres cada fin de mes.
*Asistir a eventos importantes como mi esposa.
*No tratarme indiferente frente a los demás.
*Sí, besos en público.
—Y algunas otras cosas qué debo pensar.
Si esto será un matrimonio, deberá parecer real en público.
—¿Solo eso?
—Solo eso
Ella no podía creer lo que estaba escuchando. —¡¿Eso es un sí!?
—Si vas a volver a la empresa y seremos esposos, aunque sea simulado, yo acepto.
Cómo no había un premio final o algo que le interesará, ella pensó que él se negaría. Jamás, ella imaginó que sería tan fácil. —¿Cuándo iniciamos?
—Mañana iré a cenar y le hablaré sobre mi boda en Las Vegas a mi madre. No es más que le cuente sobre ti e iniciamos el juego.
—¿No te importan las reglas?
—Todo esto será muy emocionante y yo disfruto de los juegos.
—En este momento te enviaré las fotos del matrimonio y colocaré lo que agregaste como petición.
—Mañana en la noche te recogeré para presentarte a tus suegros y el lunes inicias en la empresa.
Ella aceptó y tomó sus cosas para regresar. Aunque él insistió en llevarla, ella se negó y regresó al apartamento de su amiga en un taxi.