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Capítulo 5: noche de bodas

Me siento un poco confundido, no estoy seguro de que esto esté bien, bueno, en realidad, se siente muy bien la forma en la que atrapa mis labios con espectaculares besos, besos muy candentes, pero ¿en serio esto está bien? Si bien es lo que ahora mismo deseo ¿mañana las cosas seguirán igual que antes, o cambiarán?

Me preocupa que esto no termine bien, trato de detener a mi cuerpo, quisiera que mis dedos no se deslizaran por su ejercitado cuerpo que sinceramente es muy atractivo, estoy alucinando, la suavidad, la forma en la que no me detiene para que lo toque es sencillamente espectacular, además sus besos me están volviendo loco, no sabía que los besos podrían convertirse en algo adictivo, pero el problema es que no deseo soltar sus labios ¡se siente demasiado bien! Lo que lo vuelve al mismo tiempo un problema, Daniels nubla mi juicio, no debería de gustarme este tipo de cosas, sobre todo si provienen de él, sin embargo, como ya he dicho. Daniels tiene algo que me gusta y aún no sé lo que es.

Creí que era por su cuerpo, solo que, en realidad, no se trata de eso, si bien me gusta lo que estoy apreciando, no es únicamente eso lo que me logra gustar de él, hay algo más y no consigo descifrarlo.

Me gustaría centrarme, debería de detener esta locura, solo que su mano se desliza por mi muslo izquierdo de una forma pausada, casi como si no tuviese intenciones de tocarme, pero esa misma mano se dirige al elástico de mi ropa interior con la intención de quitarme la ropa, ni siquiera tiene pensado hacerlo uno a uno, él desea sacar mi ropa interior y mi short al mismo tiempo.

Su manera de hacerlo es sexy, ahora mismo sus ojos se centran en mis ojos a medida que nuestras aceleradas respiraciones chocan entre ellas, si bien no se puede ver de una forma fácil, puedo sentir como curva una sonrisa en sus labios antes de bajar sus besos por mi cuello de una forma completamente diferente a la de antes, ahora se siente bien, incluso mi cuerpo se estremece por culpa de sus maliciosos besos que buscan distraerme mientras termina de quitarme la ropa interior.

Gracias a esto me quedé únicamente con aquella camiseta larga, era vergonzoso, aunque lo peor es que se alejó de mi cuerpo, creí que se detendría y me dejaría con las ganas, solo que únicamente se separó un poco de mi cuerpo para encender la luz de la lámpara con tal de verme apropiadamente. Instintivamente llevé mis manos hasta la camiseta dispuesto a taparme un poco la entrepierna, solo que a medida que me observaba mordía su labio inferior.

–Que sexy...–susurró acercándose nuevamente a mi cuello mientras ahora se rozaba levemente sobre mi entrepierna.

Ahora es el momento perfecto para apartarlo, es ahora o nunca, sin embargo, no puedo resistirme, esto está siendo demasiado bueno, incluso tierno por la forma en la que sus manos me acarician.

¡Joder! No puedo detener mis deseos, esta no es mi primera vez, conozco como se siente todo lo que viene a continuación, pero se siente diferente, no sé cómo explicarlo, es confuso lo que me está haciendo sentir ahora mismo, aunque definitivamente es vergonzoso verlo bajar por mi cuerpo hasta llegar a la altura de mi entrepierna.

Esto es erótico, él se acomoda entre mis piernas mientras besa mi muslo por la parte interna de este, de esta forma se va abriendo paso y quedé completamente expuesto frente a sus ojos, solo que él no se iba con rodeos, es completamente diferente a mis antiguas experiencias, ya que algo como esto debía de pedirlo y no todos me lo concedían, así que sentir sus labios apretando mi pene es...

–uff...–suspiré deslizando mis manos hasta su cabello tratando de contener mis suspiros, él lo hacía muy bien, se sentía deliciosa la forma en la que también rozaba su lengua ¡es muy bueno! Mi cuerpo tiembla de placer, un cosquilleo caliente se forma en mi vientre mientras él me hace perder los estribos–nnngh...–gemí sintiéndome avergonzado por mis propios gemidos, él me miró hacia arriba, incluso se separó de mi entrepierna y sonrió antes de humedecer sus dedos.

Él quería volverme loco, pronto continuó dándome la mejor mamada de mi vida mientras acercaba sus dedos hasta mi entrada y deslizaba sus dedos, ni siquiera fue uno, él introdujo dos de sus dedos en mi interior volviéndome muy inquieto.

No me sorprende que hayan entrado ambos, como dije, cuando me baño me gusta limpiarme apropiadamente a pesar de que no tenía pensado hacer este tipo de cosas con él, aunque veo que fue una muy buena decisión tras sentir placer rápidamente.

–nnnnh...–suspiré aferrándome a las sábanas– mmmh... n-no... no juntes ambas cosas...–logré decir mientras sentía como sus dedos se abrían como tijeras dentro de mí, aunque al mismo tiempo rozaba un punto delicioso– nnngh...–me estremecí– ah...

Se sentía muy bien, nuestro nivel de experiencia parecía ser muy diferente, aunque de cierta forma me molesta, solo que no debería, algo como eso ni siquiera debería de importarme, después de todo, nuestra relación no es del tipo que me hubiese gustado tener.

–¿Qué pasa? –preguntó deslizándose para verme directamente a los ojos tras subir por mi vientre– ¿te arrepentiste?

–No...–dije avergonzado ¿Cómo es que se dio cuenta de que estaba pensando en otra cosa?

–Una vez que entre, no te voy a permitir retractarte– me avisó viéndome con cierta seriedad y determinación–así que, dilo ahora.

–¿Y dejar esto a medias? –pregunté rodeando su cuello con mis brazos– claro que no.

Daniels sonrió deslizando su mano por mi vientre hasta rodear firmemente mi erección, estaba a nada de correrme, trataba de aguantar un poco más, aunque fue complicado aguantar cuando sus labios nuevamente besaban mi cuello hasta que me corrí, mi cuerpo se estremeció al hacerlo, deseaba más, muchísimo más y él lo entendió perfectamente tras llevar su mano hasta su entrepierna con tal de sacar su erección.

Esto es vergonzoso, me siento intimidado por su tamaño y grosor, siento que dolerá, pero al mismo tiempo no puedo esperar para probar su durabilidad ¡lo estoy deseando mucho! Así que le abrí mis piernas con tal de que acercara su erección a mi entrada, no sé si estoy completamente preparado para tal dimensión, sin embargo, ya no puedo esperar y creo que él tampoco.

¿Dolió? Sí, lo hizo, pero creí que dolería más, quizás se deba el hecho de que él estaba metiéndolo lentamente y cuidaba de no lastimarme, así hasta meter una buena parte de él dentro de mí, aunque aun así faltaba.

Lo bueno es que mi cuerpo rápidamente se fue relajando, me gusta la forma que emplea para tocarme, por ello no es muy complicado relajarme, solo que es vergonzoso que acaricie mi pecho mientras se mueve sutilmente. Mis pezones se sienten bien, mi entrepierna nuevamente está de pie, esto es vergonzoso, me hace sentir avergonzado la forma en la que mis gemidos sobresalen, por ello intento retenerlos, mientras que él me da estocadas profundas cada vez que trato de callar mis gemidos.

Daniels parece complacido, él me ve con deseo, además pronto comenzó a ejercer más rudeza con tal de ahogarme en placer ¡estoy ardiendo! Mi cuerpo tiembla, se siente muy bien la forma en la que roza con su pene dentro de mí.

–nnnnh...–llevé mi mano hasta mis labios dispuesto a cubrir mi boca, pero él entrelazó nuestras manos con tal de detenerme– ¡ah...! –gemí desviando la mirada, su rostro me estaba poniendo nervioso– ¡nnngh...!

–¿Te gusta cuando te toco aquí? –preguntó en un tono malicioso mientras golpeaba un punto que me hacía estremecer, era imposible contener mis gemidos cuando golpeaba aquel lugar– te humedeces cuando toco aquí...–agregó con una sonrisa divertida.

–¡Ah...! ¡Ahh...! –apreté sus manos con fuerza, se sentía muy bien, aunque no planeaba confesarlo.

–Venga...–dijo con una sonrisa divertida– ¿nunca había entrado una tan grande? –preguntó molestándome.

–E-Eres malísimo...–mentí tratando de no correrme.

–Claro...–dijo acercando su rostro al mío– tu cuerpo dice una cosa completamente diferente.

–nnngh...–me aferré a las sábanas con mis pies, estaba embistiéndome con más rudeza– n-no es-¡ah...! –gemí corriéndome– nnngh... espera, no... ¡ah...!

Él estaba siendo demasiado rudo, aunque cuando me puso en cuatro mi cuerpo se descontroló ¡deseaba más! Se sentía exquisito, Daniels golpeaba puntos muy buenos que estremecían mi cuerpo por completo, estaba temblando de placer mientras me aferraba a las sábanas, lo peor es que mi pene estaba chorreante y eso que me he corrido dos veces ¡esto es maravilloso! Este hombre es una máquina que produce orgasmos consecutivos.

Menudo hombre, sé que este matrimonio es una farsa, pero ¡joder! Que maravilloso se siente saber que me he casado con un hombre demasiado candente, sentirlo dentro de mí es maravilloso ¡no quiero que salga! Quiero más, mucho más.

Por culpa de esto me fui soltando, ahora no me importaba nada, yo únicamente deseaba tenerlo cerca de mí, quería que su cuerpo fuese uno conmigo, estaba siendo demasiado bueno como para controlarme, así que no deseaba detenerme.

Lo malo es que el tiempo fue transcurriendo, él se corrió dos veces dentro sin ni siquiera avisarme, simplemente me llenaba de él mientras decía a la altura de mi oído un "Mantenlo ahí..." ¡y no podía detenerlo! Se sentía bien, además me he corrido el doble que él.

Ahora estoy con el pecho rozando la cama, él dijo que simplemente levantara mi trasero, así que mi espalda se mantiene un poco arqueada mientras él aprieta mis nalgas. Su pene al entrar produce un sonido muy lascivo, además su corrida se desliza dentro de mí haciéndome sentir extraño, después de todo, jamás acepté que alguien se corriera dentro, si no era con condón no aceptaba tener sexo, aunque hoy olvidé ese pequeño ¡gran! Detalle.

–Ah... –suspiró con dificultad acercándose a mi cuello– no aprietes tanto...–dijo besando mi cuello– harás que me corra otra vez...–giré un poco mi cabeza dispuesto a ser besado.

–Se siente muy bien...–dije apretándolo inconscientemente– bésame...– pedí.

–mmmh...–mordió su labio inferior antes de acercarse a mis labios y recorrer mi boca con su lengua, por supuesto que la mía no tardó en salir al encuentro hasta acabar con una batalla por el dominio mientras sentía como lentamente me estaba corriendo ¡esto debe ser una broma! No me puedo correr por un beso por muy espectacular que sea...

–¡nnnngh...! –gemí, sus manos se fueron deslizando por mis brazos hasta entrelazar sus manos por encima de las mías, mi corazón late muy deprisa, me siento entre avergonzado y excitado, es una mezcla interesante que estremece cada centímetro de mi cuerpo– ¡ahh...! –gemí sobre su boca corriéndome tras sentir su corrida dentro de mí.

–Ah... Joder...–me giró saliendo de mi interior para volver a besarme una y otra vez, sólo que esta vez sin embestidas, ahora solamente eran besos apasionados que nos hacían perder la cabeza.

Lo malo de todo esto es que no quiero moverme, debemos ducharnos, debo limpiar su corrida apropiadamente o me dolerá el estómago, pero estoy cansado, además mis piernas tiemblan tras sostener mi peso en ellas. Daniels sonríe mientras camina sin problema hasta la ducha, yo lo sigo un poco avergonzado, aunque cuando me metí dentro de la misma cabina de vidrio que él, me sentí avergonzado por la forma en la que me observaba de pies a cabeza como si fuese la primera vez.

Claro, antes estaba con aquella camiseta, pero aun así vio más de lo que debería de haber visto un esposo falso, solo que para desgracia mía me apegó a su cuerpo y activó todas los dispensares de agua, estamos en una ducha que lanza agua por todos lados, es muy cálido, pero sentir como sus dedos limpian su propia corrida es vergonzoso.

Quizás se deba al hecho de que me mira con atención, parece querer ver cada una de mis reacciones, solo que me aferré a su pecho y oculté mi avergonzada mirada hasta que acabó. De cierta forma le agradezco, aunque ducharme con él es vergonzoso, aunque su shampoo huele muy bien.

Más tarde cuando salimos, nos pusimos un nuevo pijama, uno similar al anterior, aunque él no me permitió ponerme ropa interior, así que se siente incómodo, sobre todo al momento de inclinarme hacia adelante para sacar las sábanas mientras que él fue a buscar unas nuevas y de paso llevándose las anteriores.

Cuando regresó me dio mucha vergüenza, yo estaba semi desnudo, pero al estirarme hacia adelante mi trasero quedaba expuesto y él me estaba observando desde el marco de la puerta ¡qué vergüenza!

Por suerte me ayudó a cambiarle las sábanas a la cama, aunque su lujuriosa mirada hablaba por sí sola, por lo menos hasta que nos acomodamos nuevamente y nos dormimos. Yo estaba muy cansado así que no tardé en dormirme entre sus brazos, ahora ni siquiera deseaba hablar, simplemente quería dormir.

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