Capítulo 6: Posesivo
Por la mañana me dolía el trasero, me mantuve boca abajo mientras que él se levantó a eso de las nueve de la mañana, hoy es sábado así que no debo ir a la universidad, habría sido muy incómodo ir a la universidad cuando me duele la cadera y el trasero.
–Ya deberías levantarte– dijo al darse cuenta de que estaba despierto– vamos a desayunar fuera.
–Es fácil decirlo–dije girándome lentamente para ver cómo se abrochaba los botones de su camisa, se veía muy guapo, además no tenía pensado ponerse corbata, ya que hoy no luciría formal, por tanto, se veía muy, pero muy sexy.
–Eres tú quien pedía más– dijo con una sonrisa divertida acercándose a mí, sentándose a la orilla de la cama.
–No me lo recuerdes– dije entrelazando mis manos, dándome cuenta de que tengo un moretón en las muñecas, supongo que fueron producidas cuando me sujeto fuertemente al estar molesto. Mi intención era tapar mis muñecas, aunque él se dio cuenta.
–Lo siento– dijo viendo directamente mis muñecas, incluso las acarició.
–¿No lo volverás a hacer? –pregunté y él negó, parecía que se arrepentía– entonces, no importa.
–Debería importarte, idiota– dijo levantándose, creí que estaba molesto, pero lo hizo para tomarme entre sus brazos y llevarme hasta la tina que preparó para mí, incluso le puso una bomba de baño con una fragancia muy cautivadora, olía muy bien, además el agua estaba en su punto perfecto, no dudé en quitarme la camiseta que cubría mi cuerpo con tal de disfrutar del agua.
Daniels, luego de asegurarse de que no necesitaba su ayuda, se marchó y me dejó alistarme sin meterme prisa, de esta forma, salí completamente limpio y relajado del cuarto de baño para seguido vestirme, él no dijo a dónde íbamos, así que no estaba seguro sobre qué vestimenta debería usar, aunque me puse la ropa más casual que tenía, así hasta terminar con una camisa de cuadros de color roja junto a unos pantalones blancos que me hacían ver bien, aunque sentía que mi trasero se veía muy grande...
No sé si es un problema, de por sí es grande, así que no sé si era el pantalón adecuado para salir con él, no quisiera verme vulgar.
Claro que al bajar mi vestimenta parecía ser de su agrado, ya que no se quejó ni tampoco dijo algo malo sobre mí, simplemente me apresuró para poder desayunar lo antes posible, aunque me hizo pasar a mí adelante y lógicamente sus ojos hablaban por si solos, menudo pervertido.
Me siento muy cómodo ahora que estamos a solas, ahora no me siento incómodo al quedarme en silencio con él, era completamente diferente a lo usual, por ello, me sentía mucho más en confianza, ahora estaba tratándolo como realmente soy, casi como suelo comportarme usualmente con la gente que me genera confianza.
–¿Quieres comer algo específico? –me preguntó tras entrar en la ciudad luego del largo viaje que nos toma llegar aquí.
–Me da igual– respondí– cualquier sitio estará bien para mí.
Daniels condujo directamente a un local que al nada más entrar se me apetecía un café, ya que era un local de comida más cacera, incluso el café había sido hecho aquí, por tanto, tenía un sabor diferente, todo parecía que era hecho al 100% y no usaban conservas, algo que me gustaba mucho a pesar de no ser un local extravagante.
Se me apetecía comer algo delicioso, así que pedí waffles con salsa de caramelo con fresas, además de un batido tradicional del lugar, mientras que Daniels pedía algo parecido a lo mío, solo que él pidió un batido de piña.
–¿Te gusta la piña? –pregunté tras ver como disfrutaba de su batido, aunque cuando pregunté él sonrió dedicándome una mirada un tanto coqueta.
–Me gusta por sus beneficios– dijo de forma coqueta, solo que no entendía a qué se refería.
–Eh...–solté sin entender.
–Investiga más tarde– me dijo tratando de no reír.
No pude evitar investigar en ese mismo instante, Daniels carcajeó tras verme sacar el móvil y poner en google "Beneficios de la piña", al principio no leía nada espectacular, sin embargo, luego él me dijo que le agregara "Beneficios de la piña en hombres" y...
Él se rio, me sentía avergonzado, no sabía que la piña actuaba de una forma diferente cuando de actos sexuales se refiere, la información decía "esta fruta también genera un cambio en el sabor del semen, haciéndolo un poco dulce. Además, consumir piña hará que tu lengua sea un poco más áspera, lo que es ideal para el sexo oral"
–Eres un pervertido– dije bloqueando mi móvil para terminarme mi desayuno.
–Te dije que investigaras más tarde– me dijo viéndome con diversión.
Supongo que le divierte que me sienta avergonzado, mi falta de conocimiento en ese ámbito lo hacía verme con diversión, e incluso podía ver en su mirada como tenía pensado molestarme, sin embargo, simplemente desvié la mirada y traté de ocultar mi sonrojo ¡entre más me mira, más me sonrojo! Joder, que hombre tan molesto.
Sigo sin ser capaz de saber la razón por la cual me gusta, me siento enfadado conmigo mismo tras gustarme alguien que es poco amable, molestoso, incluso cruel ¿por qué él debe de gustarme? Solamente es un mafioso con una personalidad molesta con la que tendré que lidiar por unos cuantos meses más.
En fin, no todo es malo, el sexo de ayer fue muy bueno, aún siento como mi cuerpo se estremece cuando recuerdo la forma en la que tocaba mi cuerpo, él parecía saber cuándo y dónde tocar, se sentía tan bien, aunque me sentía un poco intimidado, prácticamente me quedé quieto, si hay una próxima vez, le enseñaré que no soy tan tímido como hasta ahora he demostrado ser.
Al terminar nuestro desayuno, Daniels pagó por lo que consumimos y tras salir nos topamos con unos tipos que me miraron de una forma desvergonzada, incluso se quedaron quietos únicamente con tal de que yo les diera la espalda y así pudieron verme por atrás. Me divertía el comportamiento de esos tipos, solo que Daniels los fulminó con la mirada.
–¿Se les perdió algo? –preguntó rodeando mi cintura con tal de apegarme a su cuerpo.
–N-No, nada–dijeron intimidados.
–Eso pensé– dijo haciéndole una señal con los ojos para que siguieran avanzando, solo así me dejó seguir caminando tras saber que esos pervertidos no me estaban viendo.
–Cielos, que posesivo– dije con tal de molestarlo.
–Que te follen– dijo viéndome un poco picado.
–Esos chicos seguramente querían hacerlo, les iré a preguntar si quieren follarme–fui diciendo mientras me alejaba de su cuerpo, pero él me tomó de la mano deteniéndome, algo que me hizo reír– solo bromeo– dije con una sonrisa.
–¿Dónde quieres ir ahora? –me preguntó sin soltar mi mano, de hecho, sus dedos se entrelazaban con los míos a medida que me dirigía por las calles en dirección a donde estacionó su auto, era algo tan normal, pero me hacía muy feliz.
–Me da igual– dije con una sonrisa– estoy libre, incluso podríamos ir al cine.
–Hay un cine en casa– me recordó.
–Pero es diferente...–murmuré.
–Prefiero el de casa– me aseguró– aprovechemos el día, por lo que vi, necesitas unas cuantas cosas.
–¿En serio? –pregunté confundido sin saber a qué se refería– ¿qué es lo que necesito?
–Si te digo no querrás ir– me aseguró arrastrándome con él en dirección al centro comercial, estaba a un par de calles más lejos de donde estábamos, así que prefirió ir allí caminando.
Yo me sentía curioso por saber qué era aquello que necesitaba, aunque intenté huir cuando él pensaba comprarme más ropa, él dijo que debía tener más, además de lucir siempre a la moda, por ello, eligió toda mi ropa basándose en la opinión de la chica de la tienda en donde nos encontrábamos y en su propia opinión, ni siquiera me dejó escoger, ya que dijo "Es muy normal"
No puedo negar que la ropa era muy bonita, me sentía atractivo con ella por la forma en la que mi imagen cambia por completo, parecía un chico popular de aquellos de películas, aunque me sentía extraño, era demasiado llamativo para mi gusto, sin embargo, Daniels dijo que cuando salga con él debo de lucir acorde, ya que podemos encontrarnos con diferentes personas que según él me comerían vivo si no visto bien.
El problema es que me agobiaba, era demasiado dinero, me estaba comprando mucha ropa ¡e incluso me compró un portátil! Uno que agradecí mucho, eso sí lo necesitaba, hasta ahora usaba los de la universidad, pero a veces se me pasaba el tiempo y pasaban cosas como la última vez, aquella en donde una bala rozó mi mejilla.
–Ya quiero irme– dije cansado, hemos recorrido muchas tiendas y ya comienzo a sentir que me comprará cosas aún peores si seguimos aquí.
–Son las dos– dijo viendo la hora en su moderno reloj– deberíamos ir a comer.
–Nop– lo tomé de la mano, dispuesto a salir del edificio– te cocinaré si es necesario, ahora vamos.
Daniels se dejó arrastrar, nuestras manos nuevamente estaban tomadas mientras llevamos muchas bolsas en la muñeca y en la otra mano disponible. Lo bueno es que llegamos al auto bastante rápido, aunque llenamos el maletero de su auto con la cantidad inmensa de cosas que me compró.
–Daniels– nombré más tarde, cuando arrancó el auto para irnos– ¿puedo preguntarte algo?
–Mientras no sea nada estúpido, sí– me respondió, por lo que bajé la cabeza guardando silencio– ¿en serio era algo estúpido? –preguntó frunciendo el ceño extrañado.
–No lo sé, para mí no lo es– dije nervioso
–Ok, dime ¿qué querías preguntar? –preguntó viendo en todo momento hacia adelante, después de todo, estaba conduciendo.
–¿Por qué debías casarte? –pregunté tras armarme de valor.