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Lo abracé con fuerza, clave mis uñas en su torso. Sintiendo que en ese momento, podía calmar el mal del corazón que sentía.
La desesperación de sentirme sola, la desesperación de sentir que Julián en cualquier momento vendría a buscarla.
—Solo bésame —le supliqué a Esteban que me miró con sorpresa.
Pero no lo hizo, simplemente se quedó aspirando el olor de mi cuello, simplemente escondido en mi piel . Lloro amargamente, porque sabía que había perdido la única persona , que me había amado por tanto tiempo.
Lo había perdido, por no poder cerrar las piernas. Por no ser fuerte y en ese momento, me sentía más culpable que nunca.
Cuando él se apartó de mi lado, pude ver que sus ojos tenía lágrimas, al parecer él también había llorado. Me sentí asqueado de mí misma, me sentía queda de mi cuerpo. Fui al baño, empecé a vomitar. Lo hice con tanto enojo con mi desesperación, y creo que él hace todo el desayuno por mí boca.
Me sentía débil, después de haberlo hecho. Lloré más con fuerza golpeando los azulejos a mi costado. Empecé a chocar mi cabeza contra la pared una y otra vez, y lloré , llore sintiendo mis propios gritos rebotando en el baño.
Me sentía tan mal.
¿Cómo pude fallarle a alguien que me amaba tanto?
¿Cómo pude caer tan fácil entre las garras de Julián?
Me quité la ropa, con desesperación abrí la regadera. Ingrese y empecé a tallar mi cuerpo con jabón una y otra vez, hasta que la zona empezó a estar rojiza.
Empezar a pasarme por mi pelvis , una y otra vez hasta que empecé a sentir que me estaba lastimando.
—Te estás lastimando —comento Esteban quitándome la esponja y pude ver , mi cuerpo estaba todo arañado.
Había sangre.
—Me doy asco —grité y él me abrazó y seguí llorando en sus brazos.
Porque la verdad, quién podría amar a alguien , yo. Alguien tan marcada, alguien que daba asco.
No sabía en ese momento , sentirme mejor. Me quedé cubierta en cobijas pero aún asi el dolor en el alma, era demasiado fuerte en ese momento. Tanto que lloré durante toda la noche, cuando desperté pude ver a Esteban abrazandome con fuerza a mi lado. Lo miré suponiendo que nuevamente, lo debí haber despertado. Hice una mueca de tristeza al darme cuenta de eso. No queria molestarlo, el demasiado tenia con soportarme en estos momentos duros que estaba viviendo. Sabía que una parte de el me odiaba, tenía razon yo le fallé en la forma que mas pude y se que le dolía. Aunque me dijiera una y otra vez que no era mi culpa,Sabia que dentro de el, me odiaba.
Le daba asco y era algo que me rompía el corazón lentamente en ese instante, lo unico que queria era sentirme feliz y bien aunque no sabia de que manera poder conseguirlo.
No sabía a ciencia cierta, si en algun momento podré volver a sentirme una mujer buena de nuevo. No podía ni mirar a los ojos a Esteban, sabía que el no me besaba por ese mismo motivo seguramente, en su cabeza había una calesita rusa de emociones.
Lo amaba, de eso si que no había dudas, pero una parte de mi: supongo que la ingenua; tenia la esperanza que el, en algun momento me volviera a amar.
Esperaba que ese día llegara tarde o temprano, le amaba y no queria perder a aloguien , el nunca, en todda mi vida. Esperaba que este bebe, creciera en un ambiente rodeado de amor. El ambiente que yo no pude brindarle , mis padres habían venido pero no tenía la voluntad.
De verlos...
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A la mañana siguiente, me levanté. Me puse mis pantuflas, me puse mi ropa, y simplemente salí en dirección hacia la cocina. Tenía hambre, en ese día en particular me había despertado con bastante hambre.
Tal vez era el embarazo, no lo sabía con exactitud. Pero en parte, también me levantaba muy temprano para evadir un poco Esteban.
Sabía que él me odiaba en parte, y siempre se levanta temprano para ir a trabajar. Suspiré, viendo de reojo que en la habitación ya estaba la cama hecha y el Seguramente se había marchado. Suspiro de alivio, creo que estaba siendo un poco cobarde en ignorarlo, o en parte evitarlo.
Pero no encontraba otra manera, de que en que los dos pudiéramos convivir en paz. Sabía que ambos nos sentimos incómodos de la presencia del otro.
En cuanto llega la cocina, no pise ni un solo pie, en un momento al otro pude escuchar una voz.
—Buen día —comentó Esteban y al parecer se había quedado un tiempo más.
—Pensé que no estabas —comenté con sinceridad.
—Por eso bajaste ¿verdad? —dijo con dolor Esteban, pero al parecer yo no lo noté.
Suspiré, no quería hacerlo sentir de esa manera. Pero una una parte de mí, no podía sentirse de otro modo, a lo largo de mi vida. Lo único que había querido hacer era no sentirme de la manera en la que me estaba sintiendo.
—No, solamente que sé que te vas temprano —dije intentando a,dar lo que había dicho.
—No me mientas, sé que seguramente te agrada saber que yo no estoy y que puedes estar tranquila en la casa. Te entiendo.
No dije nada, simplemente me quede observandolo. Con el corazón sintiéndolo en un puño. Con mi cabeza dándome vueltas de un lado al otro, y sintiéndome bastante penosa.
Nunca en toda mi vida, había querido lastimarlo. Pero al parecer, mientras menos intento hacerlo , más lo hago.
Soy así, al parecer lastimo a las personas que quiero. Con el corazón un poco más destrozado que normalmente, me sentí en ese instante un poco penosa.
No quería hacerlo sentirme mal, a decir verdad era de las últimas cosas que querías. Pero una parte de mí, me había hecho sentir en ese instante , bastante penoso. Nunca en toda mi vida, hubiera deseado hacerle mal. El, después de desayunar en forma rápida se fue. No hubo saludos, no hubo despedida simplemente desapareció por la puerta. Yo sabía perfectamente que el, me tenía mucho rencor. En parte no entendía , yo en vez de contenerme, de controlar mis sentimientos me había acostado con dos hombres.
Era un desastre y lo sabía con exactitud. Empecé a beber mi café descafeinado con leche.
Aunque no tenía mucha hambre, sentía un nudo en la garganta. El cual no hacía mas que incrementar con el paso del tiempo.
Me sentí triste y desolada. Porque en estos momentos, sabía que no tenía escapatoria, que tarde o temprano todo el dolor volvería cómo me sentí mal.
Llore amargamente, sintiéndome asqueada por mí mismo. Mire con pesar, las marcas que tenía en mi piel.
No sabía de qué otra manera sentirme. Seguramente me estaba enloqueciendo. Tal vez con el paso del tiempo, esta locura no haría más que incrementar. No lo sabía, pero de lo que sí estaba segura es que aún amaba Esteban.
Lo amaba con todo mi corazón y lo peor de todo, es que no sabía de qué manera volver a unirlo. Sabía que nos habíamos roto, por mis propias decisiones. Lloré , lo hice una y otra vez hasta que me quedé dormida sin darme cuenta en la mesada.