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Comencé a llorar desesperadamente. Sintiéndome con mucho asco respecto a mí misma. Sintiéndome en ese instante, la peor persona que podría llegar a existir. Cuando me llevaron de nuevo, al pasillo. En el cual habían algunos policías. Esteban se acercó a mí, aunque esta vez puedo ver sus ojos brillosos.
—No fue tu culpa —comentó con pesar.
—Claro que lo fue, yo me deje Esteban una y otra vez
—.Aún te amo —comentó sorprendiéndome.
—Yo también te amo.
—Pero también es difícil para mí —comentó y todas las esperanzas de que él me entendiera se esfumaron, se fueron por la basura.
Cuando él se quedó a mi lado, aunque las veces que intente tomar su mano el aparto. Sabía que en parte había lastimado pronto sea que en parte lo había decepcionado.
Después de que se hizo básicamente la noche. Por fin no habían permitido irme. Julian estaba en búsqueda y captura, si yo tendría al parecer seguridad para que me costó 10 todo el tiempo.
Me había vuelto básicamente famosa, por mí secuestro. Muchas personas habían alrededor de la comisaría, siquiera sabían dónde estaba. Estaba tan perdida, sumida en mis propios pensamientos.
No sé cuánto tiempo viajamos en vehículos, pero finalmente al despertarme me doy cuenta de que estamos frente a mi casa. A la casa yo compartía con Esteban puntualidad de su casa. Yo ingrese con algo de timidez.
Abri la puerta, a la cual al parecer había sido pintada. Pude ver al costado que aún estaba mi bicicleta. Suspiré, sintiéndome en ese instante bastante penoso. Esteban, me ayudó a pasar y al entrar, no pude evitar sonreír , sintiéndome.... Por fin en casa.
Por fin estaba libre, no podía creerlo. Sonreí una y otra vez.
—Espero que estés bien —comentó Esteban y se apartó de mi lado dejándome sola.
Hice una muñeca triste, y después empecé a caminar con algo de timidez. Sin saber ver muy bien en qué parte de la casa dormiría. Pude caminar hasta que finalmente Esteban se acercó a mi lado.
—Prepare la habitación que era tuya —comentó y simplemente se apartó.
No me dijo nada, sabía qué parte estaba muy dolido por todo lo que había pasado.
—Te busqué por tanto tiempo —comentó y simplemente desaparecido de mi vista. Ingrese a la que era mi habitación, acaricie con nostalgia las cobijas.
Me sentía un poco más protegida, aunque con el corazón vacío.
En la noche... Lloré... lloré porque me daba cuenta de la realidad. Me daba cuenta de que lo único que había hecho en esos dos meses, era tener sexo una y otra vez.
Me sentí asqueada de mí misma, llori amargamente, durante tanto tiempo. Que me quedé dormida, no sabía que pasaba, pero Esteban me estaba abrazando.
Abri los ojos sin entender muy bien.
—¿Qué pasa? —quise saber preocupada.
—Estabas gritando, estabas gritando una y otra vez "no por favor".
—Lo lamento, ni siquiera recuerdo el sueño —dije con sinceridad.
—Tranquila, estoy aquí... estoy al lado tuyo.
Asenti un poco avergonzada.
—El bebé está muy grande —comentó y yo sentí.
—Si, ahora se mueve puedes sentirlo si quieres —comenté y puse su mano delante de mi barriga.
La misma comenzó a moverse, incluso parecía que el bebé estaba pateando. Entonces los ojos de Esteban en ese instante, se ampliaron notoriamente.
—Cielo gracias por este momento —comento simplemente se puso de pie, desapareciendo de mi vista.
Suspiré, dentro de las cobijas y pude ver por el rabillo del ojo: la ventana había reflejos de la policía rondando una y otra vez por todo el lugar.
No sé... Por cuánto tiempo me protegerían, y no sé si Julián desistida de la idea de buscarme.
No lo sabía.
De igual forma me sentía bien.
Por fin me sentía en paz, calmada y en ese instante lo único que quería hacer era volver a normalidad. A la mañana siguiente, me puse de pies. Me puse las zapatillas, simplemente baje por las escaleras.
Era bastante extraño, volver a sentirme yo misma. Volverás a ver que... soy norma.
Pronto volveré a la universidad, volvería a ver a mi amiga Briana. En ese momento, era tan irreal saber que estaba de nuevo en la normalidad. Yo siquiera sabía que pensar, que decir en ese momento. Suspiré, sintiéndome confundida sin saber muy bien que hacer.
—Hoy iremos al hospital, te tienen que hacer pruebas para ver si estás bien y si no te has contagiado...
—Es verdad, ¿por qué no lo hicimos antes? —quiere saber confundida.
—Porque la policía quería asegurar primero el perímetro. Eso es lo que me dijeron.
Asenti, después de tomar un café bajo la sorpresa de Esteban.
—Te va a hacer mal — comentó.
—Lo lamento, tienes razón —dije con simpleza me acerqué torpemente a buscar leche.
Aunque las cosas se me caían de las manos.
Pude sentir el cuerpo de Esteban, me empezó a ayudar: hasta que me ayudó a preparar el desayuno.
—Antes me preparaba el desayuno —dije con tristeza.
El asintió, alejándose de mi. Cuando termine, los dos estábamos en un vehículo.
Detrás iba una policía, y era una mujer.
Al llegar al hospital, lo primero que vi fue verme rodeada de personas. Mucho me pedían autógrafos y otras me estaban entrevistando; pero Esteban los aparto a todos y simplemente ingrese al hospital.
Lo primero que hicieron, fue a revisarme mi interior. Me hicieron ecografías, montón de estudios y análisis de sangre. Estaba esperando con impaciencia en el pasillo junto con Esteban.
Hasta que finalmente me volvieron a llamar. Al ingresar, la doctora me miró con nostalgia.
—¿Estás bien cariño? Aunque tenías un poco desgarrada la zona de la vagina. Al parecer te han lastimado, lo lamento tanto.
—¿Y el bebé está bien? —quise saber.
—La bebé, está en perfecto estado. Ya estás casi de 8 meses cariño. A partir de ahora te haremos controles más seguido, pero de por lo demás estás en perfecto estado de salud. No te has contagiado de ninguna enfermedad extraña; así que no te preocupes.
Asentí, sintiendome aliviado en ese momento. Me entregó dos ecografías.
—Uno para tí y una para el papá —dijo.
En cuanto salí, se lo extendí a Matías. El mismo miro con una sonrisa y me abrazó.
Por primera vez, mostró un gesto cariñoso y se apartó. El cuando se dio cuenta, al parecer.
Era con cariño la foto y le acarició con el dorso de su mano.
Tragué saliva, sintiéndome en ese instante bastante in,da a decir verdad.
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No sabía muy bien. De qué manera quitar todo el dolor que sentía.
Volvimos a la casa, a la misma rutina. Empecé a cocinar, creo que hacerlo en parte me aliviaba. Además había aprendido muchos consejos de Julián. El mismo sabía cocinar me había enseñado bastante. Me sentí mal, porque una parte de mí había normalizado el secuestro. Hasta incluso me ve a mí misma siendo anciana junto con Julián. Estaba loca en pensar en algo así.
Al día siguiente, me desperté, un poco más tranquila. Pude mirar con una sonrisa, la ecografía en un cuadrito que tenía a mi lado. En ese instante, me sentí un poco menos penoso.
Porque a decir verdad, todo esto me llenaba de nostalgia con una nostalgia pura. La cual me colgó mi al pecho, me hacía delirar y me hacía sentir un poco menos triste. En ese momento en particular, lo único que quería era no sentirme de la manera en la que me estaba sintiendo.
Quería olvidar, quería olvidar cada caricia que me hizo Julián, quería olvidar todo lo que había hecho , a todo lo que había pasado juntos solamente me había equivocado.
Seguramente me había dejado llevar por alguien, el cual no debía dejarme llevar. Me sentía culpable, en ese momento en particular.... lo único que quería era olvidar... olvidar todo lo que había pasado en ese momento .s pero era difícil.
Una y otra vez, los recuerdos me invaden mi mente. Haciéndome sentir más culpable de lo necesario. Llora amargamente, lo hice porque no sabía de qué otra manera sentirme. Ser amargamente, porque no sabían parte , cómo iba a conseguir que todo ese dolor se disipará. Las lágrimas, cayeron en mis mejillas. Una y otra vez, haciéndome sentir culpable , haciéndome sentir , que una parte de mí , no lo merecía todo lo que estaba sintiendo. Sonreí amargamente, porque en ese momento en particular, no sabía sentirme de otra manera.
Esteban, se acercó a mi lado. Pude sentir sus manos rodeando mi cintura .s mi abrazo, y en ese momento me sentí por primera vez, calidad en los brazos de alguien.
Llore más amargamente, dándome la vuelta y refugiando meses en sus cuellos. Pude sentir el aroma de siempre , Esteban un abrazo con más fuerza y lloré más amargamente en contra de su cuerpo.