La Duda
Después que se marchó del supermercado y que yo me quedara con esa duda en mi pensamiento si de verdad era lo que quería hacer por la tarde, de por sí ya me encontraba nervioso y con esa duda palpitándome en el corazón si asistir o no a ese lugar, la verdad no quería encontrarme con la desagradable sorpresa que ella realmente trabaja en ese lugar como dama de compañía aunque al ver lo que había visto en ese momento quizás no cabían dudas al respecto, pero me pregunte otra vez ¿Sera realmente que si trabaja de eso? Pero la única manera de averiguarlo o quitarme la duda era llegando y averiguarlo, ¡Pero no quería! Si me daba cuenta que esa mujer flaquita pero bonita trabajaba en ese lugar seguramente la magia que sentía por ella se vendría abajo y me olvidaría de ella, bueno al final de cuentas creo que era lo mejor que podría hacer para no seguir o vivir engañado, mientras tanto termine de hacer las compras en el supermercado y me dirigí directo a casa a seguir pensando en lo que terminaría haciendo con esa duda de ir o no a ese lugar con mis amistades que seguramente estaba ansiosos por llegar a ese lugar, pero si ellos querían ir al final de cuentas que fueran ellos, simplemente me alejaría y rechazaría la idea de ir con ellos y así me evitaría ese cuadro desagradable, yo sentía que en el fondo era una persona muy ilusa que pensaba que el verdadero amor siempre era más ciego de lo que normalmente era, por todo me enamoraba, pero de igual manera me desmoronaba al perder la magia de todo y si la única manera de seguir con ese encantamiento que me apegaba a “Rosario” pues quería conservarlo y si en algún momento de la vida tenía la oportunidad de estar con ella a solas y conversar pues sería de esa manera, por el momento quería no perder la ilusión de haberla visto como lo que era ¡Una hermosa chica de 21 años!
El día siguió su curso normal como cualquier otro día, pero lo que no estaba corriendo normal era la ansiedad de mis compañeros por querer estar o ir a ese lugar, Juan Pablo que era el que más cerca vivía de mí, llego a buscarme dos horas antes de ir a esa casa de citas, le comente que mi padre no estaba en casa y que me había encargado que me quedara hasta que el regresara y Juan Pablo dijo de inmediato: ¿Ósea que no vas a ir? ¡Si porque lo propusiste es que vamos a ir! ¿No quería ver a Rosario? Sentí que me había tocado el punto débil en la conversación, pero me abstuve de más y le respondí que no podía dejar la casa sola hasta que regresara mi padre, y sin más me dijo que íbamos a ir hasta que regresara mi padre entonces porque solos no iban a ir ellos después de haberlos empujado a que fueran y que me había echado para atrás no era justo, así que me tenía como quien dice “Entre la espada y la pared” algo tenía que hacer y si tenía que ir a la fuerza al menos trataría en la medida posible no toparme con ella en ese lugar, puesto que la había visto en el supermercado como una chica fría y misteriosa y sin mayores sentimientos y no quería que al llegar a ese lugar y preguntar por ella fuera completamente diferente por el simple hecho que estaba “contratando sus servicios” porque si eso llegaba a suceder era por demás que no lo haría ni de chiste y si tendría que pagarle por algo que no habíamos hecho lo haría solo por mantener algo de magia en ese encuentro que desdichadamente había organizado por llevarme de la emoción y no del pensamiento.
La hora se acercaba pero seguía con la duda en mi corazón y realmente no quería llegar a ese lugar pero lamentablemente mi padre había regresado mucho antes de lo pensado, y lamentablemente Juan Pablo se había percato por lo que no tenía excusa alguna para no ir con ellos, ¡Bueno tendré que ir! Me dije en ese momento de desilusión en mí por no haber podido frenar esa situación, ¡Regreso más tarde padre! Sin darle mayor explicación de ¿Dónde iba? O ¿Qué era lo que iba hacer? Mi padre sabía que era una persona muy tranquila y que por mis estudios avanzados era na persona muy estable, pero en otro motivos, pero en cuanto a cuestiones del amor era una persona muy inestable, mis sentimientos cambiaban con facilidad y muchas veces eso hacía que mis objetivos en la vida también tomaran un rumbo equivocado o peligroso, así que con algo de dudas en mi corazón y con el pensamiento que ¡Ojala! Ella no esté ahí cuando llegue, era más evidente en mi pensamiento, por lo que Juan Pablo fue y llamo de inmediato a Sebastián y a Carlos para que nos fuéramos de volada a ese lugar que no quedaba tan lejos de donde vivíamos, era cierto que mi padre se pudiera dar cuenta a donde había ido, pero de por si no iba a lo que todos los hombres iban, solo termine yendo porque no tuve alternativa a negarme, esperando y deseando enormemente que ella ya no se encontrara en ese lugar.
Estábamos a punto de ingresar cuando nos pidieron nuestras credenciales y si hubiera sido otro la hubiera dejado y así no me hubieran dejado entrar, pero como no se me ocurrió antes, pues la mostré e ingresamos a ese lugar, nunca había ingresado a un lugar de esos y tampoco pensaba hacerlo en el futuro y si no fuera porque me sentí obligado a cumplir mi palabra, definitivamente no lo hubiera hecho, pero bueno ya nos encontrábamos ahí y teníamos que aplicar el “Plan Rosario” y nos dividimos y quien la encontrara avisaría a los demás, especialmente a mi porque era el que quería verla o hablarle para ir creando algún tipo de vínculo entre los dos y así ver que tan difícil o fácil era tener o establecer una conexión con alguien como ella, lo decía con todo respeto porque sinceramente se me hacía muy duro el que una chica tan joven tuviera que estar trabajando en este tipo de lugares por la razón que fuera, pero definitivamente me sentía de hecho muy mal por siquiera pensar cuales eran las necesidades que ella sufría al estar trabajando en ese lugar.
Me dirigí al área donde salen muchas chicas a bailar en una pista y solo se les da propina, también sabía que si había una chica de las que salía ahí me gustaba y quería tener un privado, me lo daban siempre y cuando llegara a la cuota, y realmente habían muchas damas hermosas que al verlas cada una de ellas me daba mucho pesar que estuvieran ahí exhibiéndose como mercancía a la venta del público con el único objetivo de ganarse unos cuantos dólares, al estar ahí veía como salían una tras otra y al final desfilaron 10 chicas muy hermosas algunas más jóvenes que otras, pero todas eran hermosas, pero ninguna o más bien en ningún momento había salido “Rosario” al escenario, por lo que me levante de donde estaba y una de ellas se me acerco y me dijo: ¡Hola guapo! ¿A dónde vas? ¿Te gusto el show? ¿Quieres un privado? ¡Te puedo dar un precio especial por ser primera vez! Me ahogo de preguntas en un instante por lo que le conteste: ¡No todo bien, Gracias! Solo quería ver el show, después de haberle dicho esas palabras se acercó y me dice al oído: ¡Por favor, cómprame un show! No he podido tener ganancias toda la noche; no sabía que pensar en verdad, si me lo había dicho en forma de convencimiento o porque de verdad no había recibido nada, entonces se me ocurrió algo que quizás no debía hacerlo pero si lo hacía de esa manera también me evitaba la molestia de andar por toda la casa viendo si por casualidad encontraba o miraba a “Rosario” así que le dije que si le compraría un show privado y ella sonrió con esa sonrisa fingida pero muy bella no podía negarlo, así que me dijo que la acompañara al área de los privados que ella se encargaría de lo demás, lo único que tuve que hacer es pagar antes de ingresar a la habitación con ella, bueno eran reglas de establecimiento y mientras caminaba a la habitación que ella me llevaba me quede viendo y los muy desgraciados bien felices con varias chicas a su alrededor y Juan Pablo ni visto ni oído de seguro ya estaba encerrado con más de alguna señorita en una de las habitaciones y el plan original solo lo había seguido yo, bueno al final de cuentas yo era el interesado y por supuesto que me había apegado al plan y eso era lo que iba a seguir haciendo, porque no iba a lo que la señorita que iba conmigo pensaba que íbamos, sinceramente no me llamaba la atención estar con esa señorita y menos quitarme la virginidad con ella, algún día seria pero no esa noche ni con la señorita que me dirigía a la habitación de la vergüenza, seguramente porque me sentiría muy avergonzado al preguntarle lo que llevaba en mi mente en ese momento, que era preguntarle por “Rosario” pero un momento después de que ella se comenzara a sentir cómoda conmigo.