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Capítulo 7: Ayúdame a sacar la bala

¨Fidelio¨ tampoco esperaba encontrarse con Yadira aquí.

¡Ah! Él había seguido a alguien hasta ese lugar, pero no esperaba que lo fueran a atacar.

En este lugar densamente poblado de casas y terreno complicado, él perdió todo sentido de dirección, por lo quería tomar a alguien como rehén y llevárselo, pero nunca se le pasó por la cabeza qué ese alguien sería Yadira.

No sabía por qué, pero cuando vio su pequeño rostro, inexplicablemente su corazón se lleno de una sensación de confianza.

Él guardó el arma, sus profundos ojos se clavaron en ella y con voz grave y fría, dijo, -¿Qué haces aquí?-

-Vivo aquí.- Yadira sentía miedo por la pistola que él había guardado y mansamente dijo la verdad.

Un destello de sorpresa brillo en los ojos de ¨Fidelio¨ y quedo ensimismado en sus pensamientos, “¿una de las señoritas de la familia Jimenez vive en un zona como esta? ”

Pronto volvió a la normalidad y le dijo en voz de orden, -Llévame al lugar donde vives.-

-Imposible.- Respondió sin rodeos Yadira.

Llevar a aquel hombre al lugar donde vive, porque no mejor se da un tiro en la cabeza en ese momento.

-Bien.- Fidelio ya se esperaba esa reacción por parte de ella, así que soltó un risa gélida y con un tono de voz bajo como la de un fantasma, dijo, -¿Quieres que le cuente a mi primo que has tratado de se-du-cir-me?-

¡Volvió a amenazarla!

Yadira apretó sus manos, su rostro estaba enrojecido por la ira, pero no había nada que pudiera hacer contra ese desvergonzado.

Al final, se dio la vuelta y empezó a caminar por el camino donde había venido y dijo, -Sígueme.- Su conversación no duro más que unos cuantos segundos.

Tan pronto como ellos se fueron, dos hombres en ropa negra los empezaron a seguir.

Fidelio oyó unos pasos, por lo que en un estado de alerta tiró de Yadira para ingresar en otro callejón e ingresar a una casa al azar.

Apenas se fueron aquellos dos hombres, Fidelio volvió a tirar de Yadira para salir.

Yadira estaba muerta de miedo, ella no sabía en que se había metido ¨Fidelio¨, pero tenía bien en claro que este no era el momento de hacer preguntas.

...

Los dos apresuradamente llegaron a la pequeña habitación de Yadira.

Yadira se paró en la entrada y como un ladronzuelo miró que no hubiera moros en la costa, para luego ingresar en la habitación.

-¿Después de todo, tú....?

Ella cerró la puerta y se giró para preguntar a ¨Fidelio¨ en qué se había metido, pero antes de que pudiera completar la pregunta, vio cómo su alto cuerpo caía de golpe.

-¡¿Qué te ocurre?!-gritó Yadira mientras su expresión cambiaba por la impresión, inmediatamente se apresuró a ayudarlo.

Pero Fidelio, era alto y musculoso, mientras que ella tenía brazos y piernas pequeñas. No solo no fue capaz de levantarlo sino que se manchó las manos de sangre.

Solo entonces Yadira se dio cuenta de que la cara de Fidelio estaba tan pálida como el papel, y como iba vestido de negro, no se podía distinguir la sangre en su ropa.

Fidelio al verla con cara de pánico, de repente extendió su mano para sujetarla y con una tenue sonrisa en sus labios, dijo, -¿De qué tienes miedo? Tranquilízate. Si muero, a lo mucho, ellos harán que me acompañes.-

Su tono al hablar era tan indiferente que era difícil saber si estaba bromeando o hablaba en serio.

Yadira no le dió importancia a sus palabras, más bien se puso a pensar en el disparo que escuchó antes, por lo que dijo con seriedad, -¡Suéltame, iré por mi teléfono para llamar a una ambulancia!-

La expresión de ¨Fidelio¨ se profundizó de repente y respondió de manera frígida, -No te dejaré hacerlo.-

Yadira sintió que la fuerza de su agarre aumentaba haciendo que sintiera dolor al querer zafarse, su rostro frío era tan opresivo que ella no se atrevía a replicar.

Yadira temerosamente dijo, - ¿Entonces... te vendo la herida?-

¨Fidelio¨ se limitó a ignorar sus palabras y ordenó con voz grave, -Cuchilla, encendedor, vela, vendas, toallas.-

Yadira de inmediato comprendió que él mismo se iba a sacar la bala.

Ella sacudió la cabeza con pavor, -Imposible, no podrás quitar la bala por tu cuenta, morirás.-

-¿Quién ha dicho que lo haré por mi cuenta?- Fidelio la miró con sus ojos espesos como la noche oscura que actuaban como un remolino negro, capaz de absorberte con solo darle una mirada .

Justo cuando Yadira estaba siendo absorbida por su mirada, le oyó decir con voz débil, -Ayudame a sacar la bala.-

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