Capitulo 4
Me encerré en mi cuarto como siempre que llegaba a casa y terminaba de comer algo, era casi invisible en casa y además no quería ser una molestia para ellos, entre menos me vieran mejor, mi madre de vez en cuándo pasaba por mi cuarto y me llamaba sin necesidad de entrar a mi habitación para comprobar si estaba en casa todavía o no, solo escucharme era suficiente para ella que parecía no tener cabeza para nada más que para sus tres hijos a los cuales miraba claramente quería como a mí nunca me había querido. Me di una ducha, me coloque una pijama y me acosté en mi cama, cerré los ojos dispuesta a soñar de nuevo con mi novia, con la mujer de mis sueños que había conocido anoche, así que con una sonrisa en mi rostro, centre mis pensamientos en ella, en la mujer de sonrisa perfecta y ojos color miel.
-Hoy llegaste antes que yo – me dijo con una sonrisa, para después darme un largo beso en los labios el cuál yo disfruté cerrando los ojos, sintiendo por primera vez los labios de una mujer sobre los míos, pero aunque fuera solo un sueño, se sentía increíblemente maravilloso, mi corazón desbocado no tenía control y mi cuerpo parecía una gelatina, no sabía que más hacer ante aquel beso, mis brazos descansaban a mis costados tan rígidos que comenzaban a dolerme, en cambio ella si sabía dónde poner sus manos, ella me sostenía de la cintura con ambas manos mientras me pegaba más a ella, sentí su calor y también su aroma como me iba invadiendo de a poco y mi rigidez se fue desvaneciendo cuando su aroma se me metió hasta mis tuétanos. Se apartó de mi con a penas aliento y para mí sorpresa yo estaba igual – no sé que me pasa cada que te beso, no puedo evitar parar.
No dije nada porqué estaba tan embelesada con su belleza y forma de besar que solo pude mirarla en silencio como siempre fiel a mi costumbre de permanecer callada, sin embargo le tome de la mano y ella me dio un suave apretón, me arrastro con ella y me llevó a un restaurante para comer, una vez allí me contó sobre su día de trabajó, según ella en mis sueños era una empresaria, que se dedicaba al mundo de la moda, habló y hablo de tantas cosas que yo no le preste tanta atención debido a que su hermosura era tan eclipsante y cegadora como el sol, su voz era suave, un tanto grave pero no dejaba de ser femenina, además tenía un tic, solía rascarse su ceja derecha cuando parecía no comprender algo o a alguien, también me di cuenta de que era más alta que yo, fácilmente me sacaba unos diez centímetros, por otro lado tenía más senos que yo, más trasero y unas bonitas piernas que lucía con falda y zapatillas de tacón bajo.
En mis sueños yo solo la miraba a ella, mientras que yo solo me miraba como un punto borroso, creía que solo eran mis ojos los únicos representantes en mis hermosos sueños con Harlene, así la llamé y cuando pronuncie su nombre ella no pareció confusa, ni confundida cuándo la llamé como Harlene, entonces desde aquella noche su nombre divagó por mi cabeza durante todo el día y todos los días.
Antes de que Harlene llegará a mis sueños no me di cuenta de lo aburrida que era mi vida y lo mucho que odiaba mi vida solitaria, lo mucho que odiaba a todos a mi alrededor, incluida mi madre y yo, quizás a veces siguiera odiando mi existencia cuando pensaba en que Harlene solo formaba parte de mis sueño y no de una realidad, que solo vivía dentro de mi mente y subconsciente, lo peor de todo es que me había enamorado de la mujer de mis sueños, ella era una mujer que había diseñado casi inconscientemente, pero al fin y al cabo de mi creación, la diseñe justo a mis deseos y necesidades. La había hecho unos años más mayor que yo, porque yo deseaba una persona que cuidara de mi en el fondo de mi alma, también que se preocupara por como estaba, que me mimara y me dijera que yo también era hermosa, que era amada tal y como era, Harlene me daba todo eso y hasta ese momento yo no había deseado más de ella, solo nos dábamos besos y hasta ahí, pero una noche había leído un mahwa del género yuri que tenía contenido sexual bastante sugestivo, aquella lectura en línea había hecho de las suyas tanto en mi cabeza como entre mis piernas.
Dejé la lectura, apagué mi celular y dejé caer mi cabeza sobre la almohada, no tarde mucho en quedarme dormida y comenzar a soñar con Harlene, está vez no estábamos al aire libre como en un parque o caminando en alguna calle para ir a comer, está vez me encontraba en su casa, sabía que era de noche porqué podía escuchar los grillos cantar afuera y porque a pesar de ser un sueño yo lo sabía a conciencia de que así era. Harlene estaba sentada junto a mi en un grande y cómodo sofá, ella me tenía abrazada por la espalda y yo me sentía muy a gusto entre sus brazos fuertes, cálidos y delicados, porqué a pesar de que eran fuertes eran delicados, no perdían la parte femenina y me gustaba la manera en que Harlene me hacía sentir. La película terminó rápido en cuanto yo llegue a mi tan ansiado sueño con ella, quién comenzó a besarme la nuca por detrás y prosiguió haciéndolo hasta llegar a mi cuello, para ese momento mi corazón latía tan rápidamente que mi cerebro no era capaz de pensar solo de sentir sobre mi piel los cálidos y húmedos besos que Harlene iba dejando a su paso, poco después mordió el lóbulo de mi oreja y dejé escapar un suspiro, la excitación recorrió todo mi cuerpo, está vez haciéndome estremecer de pies a cabeza.
-Amy – le susurro Harlene en el oído – eres tan dulce como tú nombre. Te quiero Amy.
Y con aquellas palabras logro terminar de desarmarme, hizo que yo me creyera querida por primera vez aunque fuese en sueños, deje que Harlene me siguiera besando en el cuello y que sus manos buscarán más de mi, algo más que rodear mi cintura. Sus manos se metieron por de bajo de mi blusa y comenzó a trazar lentas caricias sobre mi cálido y tenso abdomen, cerré los ojos y sentí como me desmoronaba entre sus suaves manos y caricias, iba lento justo como siempre me había imaginado y quería que fuese mi primera vez, no tenía prisa aún en desvestirme y deje que ella marcará el ritmo así como iba estaba bien, después de acariciarme largo rato y besarme el cuello, se levantó del sillón ágilmente saltando sobre mí cuidadosamente para no atropellarme y cuando la mire con ojos entornados y cierta confusión, Harlene me tomo en brazos como si no pasará nada, me llevó a su habitación, lo único que vi fue su cama, nada más me importaba en ese momento que Harlene, sus ojos de color miel sobre mí, yo tenía toda su atención y por primera vez yo era el centro de atención.
Harlene se subió a la cama y se acostó junto a mi, su mirada nunca dejo de sostener la mía, me acarició el cabello negro, largo y lacio para luego besarme en los labios dulcemente, yo le devolví el beso y tras demorar el acto continuó a desabotonar el primer botón de mi blusa, pero antes de continuar con el segundo, deslizó sus dedos en la pequeña área descubierta de mi piel, depósito un beso casto allí y continuó con el segundo botón, realizando el mismo procedimiento que en el primero y así prosiguió con el resto de los botones hasta terminar con todos y dejar al descubierto mi piel, mi cuerpo se estremeció otra vez de pies a cabeza cuando su suave mano se deslizó por todo el medio de mi abdomen con tal calma que me hizo contener la respiración para luego soltarla de a poco cuando ella me pidió que la despojara de su blusa también, así que me enderece para hacer lo que me había pedido, me di cuenta de que mis manos temblaban y desabotonar su blusa me estaba siendo difícil pero ella era paciente, muy paciente, además su vista fija en mi me ponía aún más nerviosa, pero no dejaba de gustarme que ella me prestará toda su atención.