Capítulo 3 - Dulce Niño de Ojos Bicolor
—¡Azul, veintiocho!* — observo con detenimiento como los jugadores del otro lado del scrimmage* se alinean, sus músculos tensos y respiraciones agitadas, igual a nosotros —. ¡Verde, treinta y seis! — mis piernas arden por el esfuerzo y el sudor se mete en mis ojos —. ¡Hut, Hut!
El balón cae en mis manos a través del snap* y comienzo a correr. Detecto rápidamente la posición del halfback* y lanzo el balón, sintiendo el roce del duro material deslizarse a través de mis dedos. Vuela por los aires y sigo su movimiento giratorio hasta que se completa el pase y el jugador lo atrapa con agilidad.
Inmediatamente corre a toda velocidad siendo seguido de cerca por uno de los safeties*. Lo derriban, pero no suelta el balón, lo que nos ofrece un grandioso touchdown* y mi equipo gana la práctica.
Alrededor del campo se escuchan gritos de celebración y muchos caen sobre sus rodillas, totalmente exhaustos por las largas horas de entrenamiento y el pesado y poco colaborador clima. Yo estoy en la misma condición, mi uniforme está todo sucio de tierra y césped y húmedo por el sudor. Mis extremidades tiemblan por el sobre esfuerzo y creo que el imbécil de Parker dejó un lindo moretón en mi pierna cuando me derrumbó; lo descubriré cuando vaya a los vestidores.
Me quito el casco, el protector bucal y los guantes y me siento sobre el largo banco en el área de espera. Uso el pañuelo blanco de mi cintura para quitar un poco la humedad de mi rostro. El entrenador me pasa una botella de agua y me la bebo en solo un par de tragos.
—Buen trabajo, chico —palmea repetidas veces mi espalda y luego se sienta a mi lado —. Si siguen siendo así de agresivos, ganaremos el próximo encuentro sin problemas.
—Debe hacer algo con Sam, entrenador — mi garganta aún se encuentra seca y mi voz sale rasposa por los jadeos —. Me dejó desprotegido dos veces, en una de esas Parker me derribó.
—Sí, me di cuenta de ello — sus cejas se arquean y revisa algo en la carpeta que siempre carga encima —. Es bueno pero un poco lento, ese es el problema en admitir principiantes. —coloca una de sus pesadas manos sobre mi hombro —. Dale tiempo, necesitamos su fuerza, estoy seguro que con tu guía aprenderá rápido.
—De acuerdo —asiento —. Pero si no mejora para el próximo encuentro no perderé energías con él — le advierto de mala gana y él guarda silencio, conoce a la perfección mi temperamento y sabe que cumplo mi palabra —. No me gustan los retrasos.
—Nos encargaremos de ello — se levanta y sopla con fuerza su silbato —. ¡Muy bien, señoritas! — todos se voltean y lo ven desde sus posiciones —. ¡A las duchas, el entrenamiento terminó!
Nuevos gritos de celebración se extienden en el aire y todos arrastramos nuestros miserables y agotados traseros a los vestidores, por fin teniendo un refugio de los rayos penetrantes del sol.
—Creo que vomitaré —Steve gime y golpea su frente repetidas veces con su casco.
—Mejor apunta hacia Johnson, tiene gustos tan extraños que seguro lo disfruta — todos nos reímos, excepto Johnson quien manda a la mierda a Nathaniel.
—¿Qué harán esta noche? — abro mi casillero y me quito la camisa, las hombreras y la camiseta completamente bañada en sudor que llevaba debajo.
—No lo sé, amigo. Pero es viernes y mi cuerpo lo sabe — el tarado mueve la cintura en círculos y enseguida se arrepiente cuando su adolorida espalda se queja —. Maldición.
—Parece que lo que sabe tu cuerpo es que debes descansar — Nate se burla.
—No me quedaré en casa un viernes por la noche — comienza a desvestirse —. ¿Qué tal si vamos al Blue hoy?
El "Bleu Detroit" es uno de nuestros clubes favoritos. La música es genial, el ambiente es cómodo, a veces dan bebidas gratis (con nuestras identificaciones falsas) y normalmente las bandas que tocan en vivo no dan asco.
—Por mí no hay problema — me quito la funda* y las tablas* y evalúo el golpe en mi pierna —. ¡Maldición, Parker! — giro hacia él, que está completamente desnudo y señalo la gran contusión en mi muslo derecho —. ¿Había necesidad de esto?
—Lo siento, viejo — se encoge de hombros con una sonrisa burlona —. Me dejé llevar.
—Pues, mi puño se dejará llevar en tu cara, imbécil — comienzo a acercarme y él adopta una posición defensiva.
—Ya basta — Nathaniel coloca ambas manos en mi pecho y me detiene —. Cálmate, recuerda lo que sucedió la última vez que te metiste en problemas — susurra cerca de mi rostro.
—El maldito lo hizo a propósito — mascullo entre dientes con los puños apretados a mis costados.
—Cálmate, Jas — Steve se coloca frente a mí, ocultando a Parker de mi vista —. El entrenador nos está observando — señala con su cabeza hacia la oficina con el gran ventanal.
El entrenador Smith está de pie con los brazos cruzados en su pecho, observando la escena con el ceño fruncido.
Joder.
—Bien — suspiro profundamente, tratando de calmarme —. Ya puedes soltarme — le digo a Nathaniel y él lentamente aparta sus manos de mi pecho.
—Siempre puedes dejarlo en el banco — Steve me susurra con una sonrisa burlona mientras Parker se larga a las duchas —. ¿Qué mejor venganza que quitarle su tiempo de juego?
Los tres nos reímos y terminamos de despojarnos de nuestros zapatos y demás protecciones. Tomo una toalla, shampoo y jabón de mi casillero y nos vamos a las duchas. El agua caliente es como una bendición sobre mis adoloridos músculos. Elimino el sudor y toda la suciedad y lavo con detenimiento mi cabello.
El vapor en las duchas es espeso, logrando que sea un poco difícil respirar. Pero todos nos concentramos en bañarnos en silencio... A excepción de Steve, por supuesto.
—Oye, Jas — abro los ojos y él está todo lleno de burbujas, con una barba de espuma como la de San Nicolás —. ¿Te sientes caliente al ver mi sexi cuerpecito? — sus manos se mueven con lentitud por su pecho y yo me río de sus idioteces.
—Ya quisieras — tomo mi envase de shampoo y presiono con fuerza, disparando un chorro del líquido jabonoso justo en su cara.
—¡Oye, eso pica! — me río con más fuerza al ver sus desesperados intentos por lavar sus ojos.
—¿Y me dicen a mi inmaduro? — Nate rueda los ojos, pero a pesar del espeso vapor puedo ver la sonrisa en su rostro.
Termino de lavarme y salgo de nuevo al vestuario con una toalla atada en mi cintura. Antes de pensar en quitármela, doy un rápido vistazo a los alrededores solo para estar seguro que no hay nadie escondido esperando la mínima oportunidad para obtener otra foto mía sin ropa.
Al dar el visto bueno, abro mi casillero y saco una muda nueva de ropa.
—¿Paranoico? — el idiota de Steve se burla.
—¿Me puedes culpar? —me quito la toalla y deslizo el bóxer a través de mis piernas —. Tú también lo estarías si de repente descubres que alguien tomó una foto tuya en un lugar que se supone tiene acceso restringido.
—Tal vez fue alguno de los jugadores — Nate sugiere y se quita también la toalla para comenzar a vestirse.
—O tal vez fui yo — Steve desliza un brazo aún húmedo por mis hombros y deja un sonoro beso en mi mejilla —. Es que eres demasiado sexi que no me pude resistir.
—Vete de aquí, imbécil — lo empujo lejos de mí y él se ríe —. Ese tipo de cosas me sacan de quicio, sobre todo por la forma en la que me enteré.
No es para nada agradable llegar a tu lugar de estudio para descubrir que en plena cartelera informativa hay una enorme foto tuya semidesnudo y un gran grupo de personas compartiéndolo en las redes sociales.
Casi todos los comentarios en mi Instagram y Twitter eran halagos, pero aún así, nadie debería haber tomado esa foto sin permiso.
—Fue hace meses, ya supéralo.
—No fue a ti a quien amonestaron por ello.
Sip. De paso fui yo el que recibió un castigo. Aparentemente el director pensó que yo tenía la suficiente confianza para poner en un lugar público una foto mía en cueros. Increíble, ¿no?
—Pero muchos chicos y chicas calientes querían una probadita de tus huesos —Steve gruñe en un patético intento de león, arqueando sus dedos como garras —. Grrr, delicioso.
—Por amor a Dios, Steve. Déjalo ya — Nate rueda los ojos y cierra el bolso con su uniforme sucio —. Solo terminen rápido ahí, necesito buscar a mi hermano.
—¿Ya está aquí? — ato con fuerza los cordones de mis Timberland y luego cierro mi casillero.
—Sí, lo acompañé esta mañana a su primera clase — sonríe —. El pobre estaba aterrado de perderse.
—¿Compartirá alguna con nosotros por fin? — Steve cuestiona.
—Sí, español y tecnología — puedo notar el orgullo en su voz.
—¿Te está esperando en alguna parte?
—Le dije que lo hiciera en el comedor — coge su bolso y se lo cuelga en el hombro —. Si ya dejaron sus payasadas, podemos ir a por él.
—Vamos, entonces — cierro mi bolso y lo cuelgo de mi hombro también para después salir de los vestidores.
El día sigue siendo caluroso, pero después de la relajante ducha que tomamos el pesado ambiente es mucho más llevadero. Puedo ver en las gradas a la "Reina Abeja" y sus soldados sentadas charlando, así que les indico a Nathaniel y a Steve que nos vayamos en silencio para evitar ser detectados.
Ellos se burlan de mí, como los buenos amigos que son, pero aún así cumplen. Para cuando llegamos a la cafetería pasamos un buen rato buscando al hermano de Nathaniel, pero no logramos encontrarlo por ningún lado.
—¿Tal vez ya se fue?
—No, le dije que me esperara — Nate revisa su teléfono —. Me hubiese mandado un mensaje si planeaba irse.
—Puede que haya hecho un nuevo amigo y anden por ahí explorando.
—Sí, puede ser — murmura mientras mueve los dedos sobre la pantalla.
—Señores, necesito ir al baño — los dejo custodiando mi bolso y troto hasta el baño no muy lejos de la cafetería.
Afortunadamente no está lleno, así que me ocupo de mis asuntos rápidamente y lavo mis manos antes de salir. Voy caminando por el pasillo de vuelta cuando algo llama mi atención. Es un chico luchando con la vieja máquina expendedora de golosinas.
Es pequeño y delgado, lleva un gran suéter de la universidad y sus pequeñas manos agitan repetidas veces la máquina sin obtener resultado. Un gran bolso está en el piso con un par de libros encima y no sé por cuánto tiempo lo observo luchar en vano hasta que por alguna extraña razón decido ayudarlo.
Nunca lo he hecho antes, es decir, soy el tipo de persona que piensa: 'cada quien que lidie con su mierda'. Pero antes de que me detenga a analizar lo que estoy haciendo ya estoy a su lado, escuchando sus murmullos ofuscados maldiciendo su suerte.
—Vamos, ¿en serio? — pasa una mano por su alborotado cabello castaño y suspira profundamente —. Eres una ladrona de billetes de un dólar.
Me río y enseguida me detengo cuando me percato que lo hago. «¿Qué te pasa, Jasper?» Repito una y otra vez en mi mente, tratando de encontrar una razón para mis inusuales acciones. Hasta que me rindo finalmente.
—¿Necesitas ayuda? — el chico se sobresalta y se gira en mi dirección. Tiene unos gruesos lentes negros de pasta.
—¿Eh? — parece inseguro y echa rápidos vistazos a su alrededor como si estuviese buscando a alguien.
—La vieja Maggie tiene un truco — él frunce el ceño, extrañado por mis palabras hasta que señalo hacia la gran máquina roja —. ¿Te enseño?
—Umm — muerde su labio inferior y acomoda los lentes sobre su pequeña nariz —. S-sí, por favor.
—Bien — asiento y me acerco —. ¿Cuál dulce quieres?
—Unos M&M's de almendras — susurra.
—De acuerdo — me giro hacia la máquina —. Lo que tienes que hacer es presionar el número que te indica el dulce, en este caso sería... — verifico los dígitos debajo del dulce —. Treinta y dos. Luego dejas presionado el botón de expulsar por más segundos de los necesarios, casi por un minuto completo, o no funcionará.
Realizo todo el proceso, terriblemente consciente de su cercanía y de su mirada clavada en mis movimientos, hasta que se escuchan los engranajes de la máquina y el 'clack' del empaque de M&M's cayendo dentro de la pequeña caja de metal.
El chico se inclina y mete la mano a través de la ranura para sacar el empaque amarillo de dulces.
—Vaya, muchas gracias — una pequeña sonrisa acompaña sus palabras.
—No hay de qué — sonrío también y me encuentro tratando de pensar en alguna excusa para alargar más este momento. Aunque por fortuna, él soluciona mi dilema.
—¿Por qué le dices "Maggie"?
—Porque ese es su nombre — le hago señas para que se acerque y cuando lo hace, señalo con mi dedo el costado de la máquina que tiene marcado el nombre en grandes letras azules —. ¿Ves?
—Sí, lo veo — se ríe bajito y me parece adorable —. ¿Quieres un poco? — abre el paquete y lo extiende hacia mí.
—No, gracias — agito mi cabeza —. No me gusta el chocolate.
—¿En serio? — su voz se eleva denotando asombro y sonrío cuando me doy cuenta que su timidez poco a poco se va desvaneciendo, aunque dudo que él se haya dado cuenta de ello —. ¿Cómo no puede gustarte? El chocolate es lo más fabuloso del mundo.
—Nunca me ha quitado el sueño — me encojo de hombros —. Además, no es por su sabor, es la textura.
—Eres extraño — sonríe un poco y luego alza su mano libre rápidamente al aire, pareciendo asustado —. Sin ofender.
—No hay ofensa recibida — le aseguro y sonrío.
—Perfecto — asiente y lleva un caramelo de color azul a su boca —. ¿Cómo te llamas? — lo mastica y el movimiento de sus labios me parece fascinante.
—Jasper — extiendo mi mano hacia él —. Jasper Wright.
—Bueno, Jasper Wright, es un placer conocerte — se quita los lentes y los deja colgando del cuello de su suéter. Luego sonríe, toma mi mano y la estrecha —. Soy James Gibbs.
En ese momento me congelo.
No porque por alguna extraña razón su nombre me haga querer recordar algo muy importante.
No porque el calor de su mano sobre la mía causó que los vellos de mi piel se erizaran.
No porque su rostro me parece uno de los más hermosos que haya visto jamás.
Quiero decir, todas las razones anteriores se suman a mi reacción, pero es por... tiene...
Este chico... tiene un ojo castaño y el otro azul.
* Los gritos y señas en código durante el partido se le conocen como "Audibles": Los audibles pueden tener varias intenciones, dependiendo de qué vio el quarterback en la defensiva rival. Es posible que los gritos de los quarterbacks cambien una jugada completa de la ofensiva.
* Scrimmage: Es una línea imaginaria que atraviesa transversalmente el terreno de juego a través de su parte más estrecha que ningún equipo puede cruzar hasta que la siguiente jugada haya comenzado. Se sitúa en el lugar donde un árbitro asistente coloca el balón en el suelo antes de dar inicio a la siguiente jugada.
* Snap: Es la acción que realiza el center al pasar el balón entre sus piernas desde la línea de scrimmage al mariscal de campo.
* Halfback: es el corredor que recibe la mayoría de los balones y que lleva todo el peso del juego de carrera. De todos los hombres en el backfield suelen ser quienes se ubican al fondo y son útiles para carreras largas ya que al recibir el balón varias yardas detrás de la línea de golpeo tienen mejor visión del campo y más fuerza en su carrera.
* Safeties: los últimos hombres de la defensa. Su trabajo consiste en parar al atacante que haya logrado superar a todos sus compañeros y evitar así el touchdown rival.
* Touchdown: Es la forma más valiosa de anotación y se consigue cuando un jugador del equipo ofensivo, entra a la zona de anotación contraria con el balón o recibe un pase completo en ese lugar.
* Funda: son los 'pantalones'. Están hechas de tela elástica que se ajusta muy de cerca al cuerpo del jugador, y se llaman así porque por dentro generalmente tienen una especie de "bolsas" donde se colocan las tablas y las rodilleras.
* Tablas: Estas se colocan sobre la parte frontal de los muslos, y aunque muchos jugadores profesionales cuestionan su uso, te pueden ayudar a evitar por lo menos un golpe de esos que te duermen toda la pierna.