Capitulo 3
Llegó el momento de la bienvenida y la empresa estaba vuelta, un desastre de personas caminando de un lado para otro, ya habían anunciado que en solo minutos llegaba la jeta y confirmando la compañía de su hermano, quien con únicamente una mirada decía lo que le molestaba.
Mientras muchas mujeres ahí suspiraban de solo pensar ver a ese guapo hombre, Noelia no tenía idea de lo que estaba a punto de suceder. Su teléfono vibraba insistentemente, media adormilada tomo la llamada, molesta que interrumpieran su día libre.
Llamada
—Bueno...—
—Fue seleccionada para ser preparada para asistente de la señora Cristina kigman, favor estar lo antes posible en la empresa, no confirmo el correo— habló una chica muy rápido, Noelia no respondió, separó el teléfono de su oreja para ver la pantalla, pensado que se trataba de una broma.
—¿Está segura que soy yo?—
—¿Es usted la señorita Noelia Cabral?— pregunto la secretaria
—Sí...— respondió Noelia con cierta duda.
—Bien, la espero en 30 minutos en la empresa— la chica colgó y Noelia quedó en shock.
—En 30 minutos en la empresa... ¡Ah por Dios! Eso es poco tiempo— casi arrastras por haberse caído de la cama, llegó al baño, tomando un baño superrápido. Buscó lo más presentable posible, una coleta alta con ondas caídas y un ligero maquillaje, viendo el reloj solo le quedaban 10 minutos y la empresa quedaba a una cuadra de su edificio. Por más que corriera llegaba justo a tiempo y de broma.
—¡Buenos días, Ruperto!— exclamó corriendo lo más rápido posible.
—¿Su café señorita?— exclamó el hombre, Noelia negó con su mano, dejando al viejo confundido, pensó que tenía el día libre.
Mientras Noelia corría como loca, en la empresa se detenían tres autos, bajando primero la hermosa Cristina, poniendo unas gafas para que el sol no molestará sus ojos.
Seguro de sí, bajo Leonel, imponente como siempre y la bella jovencita que sonreía feliz. Sus miradas se posaron en Noelia, quien pasó corriendo a un par de metros.
—¿Una empleada llegando a las ocho de la mañana?— indagó Leonel con las manos en sus bolsillos. Sin quitar la mirada de la bella pelicobrizo.
—Vamos ya, no podemos perder tiempo— demandó Cristina ignorando el comentario.
—Ustedes vayan, yo quiero conocer más de la empresa de mi hermosa madre— Cristina dio órdenes de que cuidarán a su hija. Mientras Lola ya estaba que moría de los nervios, Noelia llegó y se presentó casi sin aire en los pulmones.
—Niña, debiste estar aquí hace minutos, ya la jefa acaba de llegar— Noelia estaba siendo regañada, después de presentarse.
—No sabía de esta oportunidad hasta hace minutos que me llamaron— explicaba Noelia ya recuperada.
—Se mandó correo a las seleccionadas— recalcó Lola, Noelia pensó y casi se regaña, estaba tan cansada que no quiso revisar las notificaciones de su correo el día anterior y como nunca metió ese currículum jamás pensó en eso.
—Buenos días— interrumpió Cristina antes de que siguieran los regaños a Noelia. Leonel ya estaba de curioso en la oficina de su hermana.
—Buenos días, es un honor tenerla nuevamente, pase a su oficina— Lola la atendió como lo que era, la dueña de todo.
—Mi hermano se encargará de revisar cada proyecto y documentos importantes, yo estaré con las chicas que te pedí contratar— habló Cristina.
—Sí, señora, Penélope, encárgate de llevarle todo al señor— la chica asintió y se fue en busca de todo lo pedido.
—Ellas son Noelia, Ana y Juana— las presentó Lola, Noelia casi temblaba al tocar su delicada mano.
—Esto será rápido, chicas, solo necesito saber su eficiencia, rapidez y memoria, en dos días lo sabré— anuncio Cristina amablemente.
Noelia, a todo eso, pensaba en el problema en que estaba, si faltaba dos días a su trabajo, sería despedida y no estaba segura de quedar seleccionada, ante sus dos compañeras que, por su edad, tenían más experiencias.
—Vamos niña, si sigues así de descuidada, te descalificará de primera— reprendió Lola a Noelia que estaba ida, eso la hizo entrar en razón y dar todo de ella por sus sueños.
—Chicas, quiero que para mañana estén preparadas, estaré tomando en cuenta la puntualidad, atuendo y eficiencia, muy aparte de lo que ya mencioné— anunció Cristina.
Mientras ellas reciban órdenes de Cristina, Leonel navegaba en los documentos que tenía en frente, poniendo mala cara en cada cosa que no le gustaba.
—Permiso señor, ¿le preparo un café?— Penélope pregunto algo tímida.
—Sí, por favor— respondió Leonel sin levantar su mirada, por lo visto, sería un día duro para él.
—¿Qué haces tío?— interrumpió Ámbar.
—Jugando con estos papeles, chiquita— bromeó Leonel
—¿Te ayudo?— le siguió el juego.
—No gracias, tú sigue conociendo tu empresa— rechazó su ayuda, Ámbar sonrió y continúo su camino.
Entró al ascensor y fue hacia afuera, como ladrón, se escondía de los de seguridad hasta salir.
—¡Nooo!, ¿cómo voy a comprar para comer sin dinero?— se quejó ámbar con un puchero, si regresaba por dinero la podían regañar.
—Hola, me das un combo de galletas con chispas de chocolate y unos palitos de chocolate— pidió Noelia a la chica de la panadería. Ámbar se hizo la tonta, viendo a todos lados, Noelia recibió la bolsa y se acercó a ámbar.
—Hola bella, Regresa con tu madre, puede ser peligroso— le hablo amable Noelia, dándole la bolsa dejándola sola.
Noelia salió soltando un largo suspiro, saco su teléfono y busco en sus contactos a la more, su compañera de trabajo.
Llamada
—Dime que no fuiste tú quien metió ese currículum que me hizo correr como loca muy temprano— interrogó Noelia.
—¡Aaahh!, ¿Te llamaron?— preguntó entre gritos, haciendo sonreír a Noelia.
—Debiste decirme, por lo menos para estar preparada— reclamó Noelia en un tono suave.
—No quise ilusionarte— susurró la chica apenada.
—Gracias nena, daré todo de mí por quedar o seré una chica desempleada— bromeó Noelia colgando la llamada.
Con toda calma llegó nuevamente a su apartamento, riendo de ella misma, jamás en su vida imagino despertar por una llanada que la acercaba a su sueño.
Lo primero que hizo antes de dormir, fue llamar a su mejor amiga, dándole la mejor noticia de su vida.
Llamada
—¡Aaahh!, no lo puedo creer, te lo dije, no pierdas las esperanzas— la animó Elisa muy emocionada.
—Lo mal es que llegué tarde, cosa que no le agrada a esa hermosa mujer— hablo algo cabizbaja.
—Tienes mañana para demostrar lo que eres nena, una excelente asistente, busca tu mejor atuendo y cómete a todos sin dejar nada atrás— hablo Elisa, más emocionada que ella.
Noelia terminó la llamada con su amiga y decidido descansar un momento, necesitaba relajarse para prepararse al día siguiente y dar lo mejor de ella sin miedo al éxito.
En la empresa, Ámbar era interrogada por su madre y tío, queriendo saber de dónde saco lo que comía.
—Ya les dije, me las regaló una chica que te conoce, me dijo que volviera contigo, no sean exagerados— se quejó Ámbar.
—No estás en tu país, puede ser peligroso— trató de explicarle Leonel a su sobrina.
—Todos fueron amable, y no lo vuelvo hacer, lo prometo— aseguró la chica.
Ya algo calmados, decidieron ir a descansar al hotel, Leonel se iba quejando en todo el camino del trabajo que su hermana le puso, mientras ella solo pensaba en cuál chica elegir.