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Capitulo 2

Un año después La vida de Noelia y todos sus amigos empezaba a brillar, ya eran todos unos profesionales, muy cómodos económicamente. Aunque Noelia seguía esperando cumplir su sueño, no le iba mal en la vida, aun así, no se sentía conforme.

—¿Oye, te enteraste de que están pidiendo currículum para la nueva asistente de Cristina Kigman? Estarán dos a prueba por tres días y solo elegirán a una— informaba una morena compañera de trabajo de Noelia, conocedora de los sueños de la chica.

—He metido currículum en esa empresa todo este año, diez en total, no insistiré más— Contestó Noelia sin intención de seguir insistiendo, volviendo a su puesto.

Ya era un año de su vida donde no solo quedó sin su novio, también sin sus amigos, Julián tuvo una oportunidad en Colombia y también se fue, la familia de Anyel y Paola ya tenían un año y más feliz, no podían estar al lado de sus hijos. Aun si siempre se comunicaban con ella, su vida se había vuelto algo aburrida, concentrada en su trabajo en una pequeña empresa de productos de limpieza y con poca esperanza de cumplir su sueño. Su nueva compañera, sabía su gran talento y no dejaría que perdiera esa oportunidad, sin ella saberlo llevaría ese currículum para esa oportunidad que muchas querían.

Lola, una mujer de 48 años, llegó a la empresa y todo era un caos, todas las chicas que se postulaban no tenían nada de experiencias. No se darían el lujo de quedar mal ante la hermosa Argentina y mucho menos en su propia empresa.

—Penélope, necesito que todo esté mejor que nunca, no sabemos si solo viene la señora, o también su hermano, y ese no se guarda nada— le habló la encargada general a su secretaria.

—Si señora— a punto de marcharse.

—Otra cosa, ¿no han llegado más currículum?— preguntó esperanzada.

—Síi, se los dejé en su escritorio— respondió la chica.

—Gracias, ve hacer tu trabajo— Lola se fue a su escritorio.

La última esperanza era ver a alguien eficiente entre todas esas carpetas, al ver el montón de carpetas, solo deseo salir corriendo, pero no podía.

—Veamos que tenemos aquí— se dijo a ella misma, mientras abría y cerraba carpetas, solo necesitaba leer la experiencia laboral.

—Secretaria en un banco, suplente de asistencia dos veces, trabaja actualmente en la microempresa xx como asistente genera….— Lola subió la mirada al nombre y la edad.

—Noelia Cabral, ¿22 años?— Lola sudaba de que tan joven chica tuviese tanta experiencia.

Dudosa, lo dejo a un lado, ese sería su plan b y no encontraba otro que le gustará. Noelia llegó a su pequeño apartamento, pensaba en las palabras de su compañera, nada perdía si lo intentaba por última vez. La noticia llegó a oídos de Elisa, quien mejor sabía las ganas de Noelia, estar al lado de esa hermosa mujer y no perdió tiempo en llamarla.

Llamada Elisa y Noelia

—Ya sabes por qué te llamo, ¿verdad?— soltó Elisa.

—Sí, y no quise enviarlo nena, creo que ya deben saber mi nombre de memoria— se burló de ella misma.

—No digas eso, mañana mismo llevas ese currículum— exigió Elisa.

—Lo siento, es tarde— comunico Noelia, Elisa suspiró resignada.

—No me gusta que renuncies a tus sueños, así— confesó Elisa cabizbaja.

—No lo hago, creo que debo esperar el tiempo de Dios, soy muy joven aún— aseguró Noelia.

Dejando a su amiga tranquila y a ella misma también. Argentina Cristina estaba sumergida en un montón de papeles, con una copa de vino a un lado, con tantas empresas heredadas por su padre a nivel internacional, casi no le daba tiempo de comer bien.

El perfume que llegó a sus fosas nasales solo indicaba una cosa, su salvación había llegado.

—Leonel, necesito tu ayuda y antes que me preguntes por mi esposo, no está en el país— Cristina kigman le hablo a su hermano aun sin verlo, quien solo visitaba la mansión por su hermosa sobrina.

—¿Qué quieres esposa?— pregunto con sarcasmo, sin duda él era más esposo que hermano.

—Quiero que viajes a Venezuela conmigo— anunció sin mucho rodeó.

—Si mi tío va, yo también— interrumpió su hija, emocionada de ir.

—Ambar...—

—¡Mama!— se quejó la chica antes que dijera algo, Cristina no dijo nada, solo esperó la respuesta de su hermano.

—Todo por ámbar y regreso el día siguiente, tantas miradas no me deja respirar— dejó claro Leonel.

—No se puede, necesito una asistente y ando probando chicas de varios países y mientras yo la busco, tú me ayudas a revisar unos proyectos— demandó Cristina, recibiendo una mala mirada de su hermano.

—Di lo que quieres decir— Hablo viendo la cara de su hermano, una que deseaba gritarle miles de cosas

—No entiendo como una mujer tan hermosa y demandante como tú, tienes a un imbécil de Marido, búscate un amante y déjalo— le propuso Leonel sin vergüenza.

—¡Leonel!, deja de decir esas cosas delante de Ámbar— lo reprendió Cristina molesta.

—¡Ay mamá!, mi tío tiene razón, eres hermosísima y si cambiaras tu forma de vestir, tendrías a muchos a tus pies— aseguro su hija.

—Totalmente de acuerdo, solo tienes 43 años y vistes como mujer de 50— se burló Leonel.

—No pienso perder el tiempo con un hombre de 40 y una niña de 15, mañana mismo salimos, trata de no llamar mucho la atención— bromeó Cristina con su hermano.

—Yo nunca lo hago— recalcó algo fastidiado.

—Sin intención, pero lo haces tío— agregó su sobrina con una sonrisa.

Si Cristina era hermosa, su hermano era mucho más guapo, unos ojos grisáceos, cabello algo largo que combinaba con su corta barba y ni se diga su bien cuidado cuerpo, no solo era dueño de una cadena de hoteles, heredada por su padre, también un modelo de anuncios de perfumes y productos de cabello, a sus 40 años seguía siendo el mejor y más guapo de la ciudad, con una ética profesional, deseado por muchas y obtenido por pocas.

Su última relación no terminó bien y una jovencita tuvo mucho que ver en eso.

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