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La Edad de la Pasión

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Celina González
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Sinopsis

Noelia Cabral, una mujer de 22 años deslumbra a Leonel Kigman, un hombre de 40 años que no tiene prisa por encontrar el amor y formar una familia. Pero Noelia pone su mundo de cabeza cuando le enseña que no existe una edad estipulada para sentir la verdadera pasión, llevándolo a tener un gusto por su manera de sorprenderlo y llevarlo al cielo.

RománticoMulti-MillonarioUna noche de pasiónSeductorHistoria PicanteFamosoArroganteProhibidoChica Mala

Capitulo 1

La vida te regala amigos, que se vuelven tú única familia en momentos tan dolorosos.

Muy apresurados, trataban de llegar donde estaban sus amigos ya vestidos con las túnicas y el birrete. Mientras Noelia pensaba tantas cosas.

En ese momento ella pensaba en que no hay mejor cosa que saber tomar decisiones, esas que te van a llevar a triunfar sin arrepentimiento, porque nada ganas con arrepentirte de lo que haces, si eso te deja gran enseñanza. No importa cuantas veces caigas, lo importante es levantarse y seguir luchando por lo que quieres y sueñas.

Noelia subía al podio, donde daría sus palabras de agradecimiento por todo lo vivido en el transcurso de su carrera, cuatro años para convertirse en la mejor estudiante de su clase, haciendo pasantías en varias empresas como suplente de asistente y lograr un currículum magnífico.

Antes de subir pensó en alguien que le había dejado muchas enseñanzas y experiencias, en su mente estaba que debía agradecerle, no le importaba lo que hizo, en la vida se debe agradecer lo que te dan, es el mejor pago para vivir tranquilo contigo mismo y sin sentir deudas.

Después de un corto agradeciendo por todo el apoyo, bajo del podio y se acercó a su ex novio, quien la esperaba muy conmovido. Sus palabras eran de una mujer madura, con sólo 21 años.

—Gracias por venir— Noelia se quitó la medalla que había recibido y se la puso, arregló su cuello y le sonrió, Luke no sabía que decirle.

—Aunque no tuvimos un final feliz, estoy sumamente agradecida contigo. Junto a ti aprendí a convivir con un hombre a temprana edad, me ayudaste a pagar mis estudios y consolarme cuando mi madre me decia palabras hirientes— Luke seco unas lágrimas que bajaban por las mejillas de Noelia.

—No te odio, creo que nuestro amor fluyó hasta donde pudo— expresó Noelia dándole tranquilidad a Luke y fuerza para decirle algo.

—No soy el hombre correcto para ti, no te di lo que merecías, mereces alguien que te presuma y yo no pude, perdoname, estoy seguro que te espera un futuro maravilloso— Noelia le dio un abrazo, dejando todo finalizado entre ellos.

Desde ese día, debía aprender a vivir sola, su vida de joven no fue para nada fácil, aunque tenía unos excelentes amigos, su madre no lo era, Luke llegó a su vida en un momento donde ella debía salir adelante, un noviazgo que prácticamente era como tener un marido, volviéndose dependiente a él, una relación de dos años felices y dos de amigos a beneficio. Donde él prestaba su ayuda económica y ella sus atenciones.

En ese instante, se sentía tan libre, nuevamente volvía a ser ella y como ya esperaba la actitud de su madre, decidido alquilarse, olvidarse prácticamente de su querida madre, dejarla que viviera su vida feliz con su marido.

Mientras ella perseguía su sueño. Ser la asistente personal de Cristina kigman, una hermosa empresaria que lo único malo que tenia era su infiel esposo.

—¡Noe!— Exclamó Elisa, dándole la sorpresa a su amiga de estar en su día, aunque llegaron tarde, estarían por la noche con ella.

Se dieron un emotivo abrazo, con lágrimas en los ojos, no solo era por verlos ahí, también sentía tantas emociones juntas por la final ruptura con su ex, no sería facil acostumbrarse a vivir sola, pero debía hacerlo.

—Terminé todo con Luke, siento muchas emociones juntas, estoy triste y feliz al mismo tiempo— expreso Noelia, buscando la manera de sacar lo que sentía en ese momento.

—Lo importante es que no te sientas con un peso encima, incomodidad o infelicidad, desde ahora, concéntrate en ti, en tu sueño y todas las metas que quieres lograr— la motivo Elisa. Animándola con un abrazo reconfortante.

—Tienes razón, no volveré a vivir para otro, comenzaré a buscarme a mi, depender de mí y alcanzar mi meta— se animó a ella misma, llenando a sus amigos de orgullo.

—Dejen de llorar, necesitamos celebrar, no todos los días tenemos a este par en Venezuela— interrumpió Julián, abrazando a todos.

Muy feliz se reunían los amigos, después mucho tiempo, ya estaban lo suficientemente acostumbrados así, que cada vez que se encontraban, sabían como aprovechar el momento.

Entre todos, ayudaron a Noelia que olvidara ese doloroso momento y se concentrará en ella y en lo que venía para su vida.

sabían lo difícil que sería al tener de madre a una mujer que no velaba por su futuro. Para ella lo más importante era tener dinero y resolver los problemas de su marido.

Cada ser humano tiene una historia que contar de su propia vida; hay quienes viven felices y sin complicaciones. Que tienen todo con que disfrutar y no preocuparse por el mañana.

Aun así, también hay quienes sueñan por llegar a la meta que se plantean y cada vez se vuelve lejos, con deseo de renunciar a todo y solo confirmarse y como obsequio adicional, sin contar con el apoyo que debía ser el más importante

—Mamá, te he dicho que ya no soy esa niña de la cual te aprovechaste por tener un novio con dinero, dile a tu marido que trabaje y te de— le habló Noelia con mucho respeto, a pesar de todo, seguía siendo su madre.

—Mi hija eres tú, me debes la crianza que te di, ¿sabes cuanto trabaje para que comieras bien?— Le sacó en cara la mujer molesta.

—No puedo creer que me sigas diciendo eso— murmuro Noeli, al mismo tiempo que sacó de su bolso el dinero que cargaba en efectivo y se los dio.

—Llegará un día en donde me iré y no sabrás qué hacer mamá— declaró Noelia.

—¿Para dónde te piensas ir? Búscate un hombre rico y serás feliz o seremos feliz— Noelia abrió sus ojos, asombrada por sus palabras.

—¡Dios mío!, ¿acaso me recogiste de la calle?— indagó Noelia con asombro y tristeza.

—No digas estupideces, somos muy parecidas— Afirmó la mujer.

—No lo somos mamá, yo estudié y trabajo para darme mis gustos, que estés bien— finalizó Noelia con la conversación, antes que dijera algo más que la lastimará.

Con un poco de desayuno observo la carpeta que muchas veces metió a la empresa CK, una muy famosa empresa internacional de productos de belleza y perfumes.

Su sueño más anhelado, poder llegar a ser la asistente, secretaria o algo en esa empresa tan famosa y porque no, la asistente personal de Cristina kigman.

Argentina.

—Cristina, no me parece que te vayas a Venezuela y dejes a tu marido aquí, solo hacer desastres que dañan tu imagen— reclamó si madre, una mujer de 65 años, con un temperamento fuerte.

—Y a mí no me parece tener que abandonar mi empresa de allá, que con tanto sacrificio levantó mi padre para mí, por andar detrás de un hombre que no sabe el valor de una familia, el sacrificio de tener una empresa y una esposa al mismo tiempo, lo siento mamá, no soy sumisa y nunca lo seré— recalcó Cristina, con una seguridad en sus palabras, suficiente tenía con los malos comentarios sobre su matrimonio, aun así, ella no perdería su tiempo en querer buscar la atención de su propio esposo, no después de años, donde ya tenían una hija adolescente.

—Ya abuela, mi papá no pone de su parte, por algo mi tío lo odia— expresó la chica después que su madre se fue, había escuchado todo como siempre, así trataba de tranquilizar a su abuela que casi le daba algo.

—Ya deberías dejar que se divorcie de ese cretino— interrumpió Leonel, llegando a casa de su madre.

—¡Tiooo!— exclamó ámbar, recibiendo el abrazo de su tío, a su hermosa sobrina de 14 años.

—No digas eso, sería la burla de todos y Ámbar está muy joven— aseguró su madre.

—Yo soy más padre de Ámbar que ese idiota— afirmó serio

—Eso no debe ser así, y bueno, qué milagro, que vienes a visitar a tu madre— indagó Carlota.

—Si no lo hago mucho, es por mi trabajo— expresó el guapo hombre de 39 años.

—¿Y tu novia?— empezó a molestar Carlota.

—¿Tienes novia, tío?— preguntó ámbar curiosa.

—Sabes que tu abuela sueña despierta— bromeó Leonel tomando asiento en el lujoso sofá.

—Quiero un nieto tuyo, ¿no piensas casarte?— presionó Carlota.

—¿Para divorciarme mañana? No, señora, estoy bien así— recalcó molesto por la insistencia de su madre.

—¿Y quién te cuidará cuando seas viejo?— indagó, buscando tener la razón.

—Yo abuela, no dejaré solo a mi tío— aseguró la chica feliz.

—Tu soltería es culpa de esta niña, no le agradan tus novias— reclamó molesta.

—Son unas casa fortuna abuela, entiende— trató de explicar la chica, pero Carlota no entendía de razón, para ella lo más importante era ver a sus hijos en matrimonios y con hijos. Sin entender y aceptar las decisiones que ellos tomaban.