4. Eileen
—Estoy aburrida de que hagas lo que se te antoja —le digo.
Él me mira, pero no responde.
—Es mi casa —contesta al fin.
—Genial, pues ya me voy de tu casa —comento y me coloco el vestido.
—Te queda bien —dice.
—¿Qué? —inquiero.
—La ropa interior —contesta—, pero desnuda me gustas más.
—Acaso me has visto desnuda —reclamo, pero recuerdo que acabó de verme en la cocina, ayer también.
—Perdí la cuenta de la cantidad de veces —contesta él con una risa impertinente.
—Han sido solo dos veces —contesto.
Él solo ríe.
Busco mi ropa para meterla dentro del bolso, pero me falta algo: mi braga.
Busco más pero no la encuentro.
—No encuentro mi braga —suelto sin pensarlo.
—No la necesitas —manifiesta con dominio.
—Liam devuélveme la braga —lo amenazo.
—El morado te asienta —comenta cambiando de tema y esto provoca que me mire de arriba a abajo.
—Declaran que es un color que aleja a los hombres —bromeo. Recojo mi bolso y camino para marcharme. Que se quede con las bragas.
Me aprieta contra él antes de salir de la habitación.
—Aún mejor —dice impertinente.
¡Se me está complicando la existencia!.
Llegamos a Upcide, Andrea nos mira con una sonrisa.
—Vaya noche más intensa ¿no? —nos dice Andrea.
Le hago una seña.
—Ropa nueva Ei —comenta entre risas Andrea.
—Me raptaron anoche —bromeo.
—Andrea, follaste anoche —le pregunta Liam—. Estás de muy buen humor.
—Sí —contraataca mi amiga, su amiga—. El mismo humor que deberías tener tú.
—No follé con quién quería —Andrea lo asesina con la mirada y yo también, ambas por razones distintas.
—Eileen, te paso a recoger esta tarde —comenta para mi asombro.
—Estás loco —contesto, no de la mejor manera—. Tengo que ir a mi casa, bajo que razones me iría contigo —él sonríe malicioso—. Tengo novio, ¿recuerdas?.
—Te doy una semana para qué lo dejes —dice y se marcha.
Voy a ponerme el delantal.
—Cuéntame que fue eso —su interrogatorio—. ¿Te acostaste con él?. ¿Cómo fue?. ¿Vas a dejar a Jack?. ¿Qué se siente?.
—Andrea —le grito llamando la atención de David—. Me vas a volver loca.
Cada una va a atender el pedido de las dos únicas mesas que están ocupadas y cuando entregamos el pedido a David, se queda esperando mi respuesta.
—No me acosté con él —Andrea enarca una ceja—. No pasó nada.
—Ya —me interrumpe—. Y esperas que te lo crea.
—Créeme —contesto—, es la verdad. Él me mostró una habitación para que durmiera, y se marchó, en lo que me estaba bañando entró, ahí me vio desnuda —Andrea ríe—. Luego se marchó con una chica —ella abre la boca—, lo sé porque desayunando ella salió de su habitación.
—¿Y por qué él se está comportando tan posesivo? —pregunta, interrumpiéndome.
—Me dejarás terminar de hablar —me quejo—. Hoy por la mañana me senté en la encimera de la cocina, solo con una camisa blanca de él, no tenía bragas...
—Aquí están los pedidos —me interrumpe David.
Andrea le dedica un mohín.
Entregamos a dejar los pedidos en las mesas y tomamos la orden de otras dos. Volvemos y entregamos las notas a David.
—Entonces...
—¡Ash! —protesto—. ¿Por qué necesitas detalles?.
—¿Por qué? —contesta—. Porque hace cinco meses te gusta él, así que exijo detalles.
—Me volvió a ver desnuda. Terminé de desayunar, fui al cuarto y ahí me había dejado ropa, cambiándome volvió a entrar al cuarto...
—Y te volvió a ver desnuda —interrumpe Andrea como si fuera lógico.
—No —contesto—. Esta vez fue con la diminuta ropa interior que me había comprado. Fin del cotilleo.
—¿Ya? —pregunta.
—Quieres más —respondo—. Si para mí fue todo una locura. Le tuve que mentir a Jack, que iba a quedarme en tu casa, que había salido contigo y estabas muy tomada.
La risa de Andrea hace eco en el gastropub.
—Hablando de eso —expresa—. ¿Qué vas ha hacer con Jack?.
—¿Jack?. Nada, seguir con él —respondo segura—. Quién es Liam para decirme que hacer. A parte no pasó nada entre nosotros.
David nos alcanza el pedido de las próximas mesas, recogemos la cuenta de las que ya habíamos prestado servicio y atendemos otras dos.
La mañana en Upcide parecía tranquila...parecía.
—Ei conozco a Liam y no se dará por vencido —me dice con cara de lástima—. Estás viviendo algo parecido a Keira ¿sabes?, y no te puedo asegurar que tengas el mismo final. Tu ves a Keira feliz ahora pero sufrió cosas también.
—Tranquila Andrea —contesto—
Yo voy a seguir con mi vida como hasta ahora.
A las cinco y media termino de trabajar. Y efectivamente saliendo de la puerta estaba Liam apoyado en su auto esperándome.
—Ei —me sorprende Jack.
Universo al fin a mi favor.
—Jack —lo beso, acabo de mirar a Liam y está molesto.
Jack me acompaña a casa.
—Jack me quedaré contigo hoy —Jack me besa. Hace varios días, destacando que se pueden decir muchos que no tenemos sexo, pues yo siempre tenía una excusa diferente.
—Está bien princesa —responde—. Te espero en casa.
Entro a mi casa y mi abuela como siempre en la cocina.
—No te aburres de estar tanto tiempo delante del fogón —le digo con una sonrisa.
—Eso nunca —expresa.
—Abuela, disculpa no haberte avisado anoche, pero salí con Andrea cuando acabé...
—Ei cariño, eres mayor, no tienes por qué darme explicaciones, me basta con saber que estés bien.
Sonrío.
—Iré a darme una ducha. Me quedaré con Jack esta noche.
—¿En serio? —pregunta—. Me había dicho él que llevabas unos días indispuesta.
Jack habla mucho, punto en su contra.
—Pues ya no lo estoy —respondo.
—Ei cuentas conmigo siempre —me dice—. Jack es un buen chico, pero si algún día decides que no es él te apoyaré igual.
—Lo sé abuela —la beso—, pero puede que sea él.
Ni yo misma tengo seguridad de mis palabras.
Me doy una ducha, ceno con mi abuela y conversamos un rato, este es el único tiempo del día en el que convivimos.
Voy a casa de Jack, antes de entrar veo a lo lejos a Liam. Mi teléfono suena. Es un whatsapp de Andrea:
Liam está como loco, te estaba esperando de verdad a la hora de salida.
Vuelvo a mirar y ya no lo veo. Este misterio me está volviendo loca.
—Es muy tarde —doy un brinco al escuchar su voz, está delante de mí—. ¿A dónde vas?
—A casa de mi novio —le respondo y él parece aún más enojado—. Qué tienes tú que ver con eso.
—Sí tengo que ver —me agarra tosco—. No quiero que te vea desnuda, no quiero que te toque.
—Suéltame Liam —exclamo tratando de soltarme de su agarre—. No soy de tu propiedad, no somos nada.
—Eres mía joder —dice con su voz ronca—. ¿Cómo te lo explico?.
Rodea mi cintura con una mano, con la otra agarra mi cuello y me besa.
—Ve. Anda ve y demuéstrate a ti misma que no te vas a sentir como te sientes conmigo —me da besos en el cuello—. No te tocará como yo. Demuéstrame que eres mía.
Me suelta y se marcha. Ha logrado un caos en mí. Sí que me gusta, sí que me toca y me hace perder el norte, pero no puedo lastimar a Jack, no me puedo convertir en el juguete de Liam.
Toco la puerta de Jack. Su abuela Mildre me abre la puerta.
—Hola Mildre —la saludo con un beso—. ¿Jack se encuentra?
—Ei, pequeña —me saluda con afecto—. Sí, está en su habitación. Pasa.
Toco la puerta de la habitación de Jack, el abre.
—Hola —digo.
—Hola —contesta.
Las palabras de Liam retumban en mi cabeza una y otra vez. Así que actúo por mi cuenta antes de seguir pensando en aquel rubio.
Lo beso y poco a poco vamos caminando hasta su cama. Despacio me quita la parte superior del pijama, continúa besándome. Apoya las rodillas en la cama y se deshace de mi short junto con la braga. Vuelve a situarse sobre mí besándome. Razga el envoltorio de un preservativo y se lo coloca. Despacio entra en mí.
No me puedo engañar a mí misma, es tierno y eso es hermoso, pero no me siento tan bien como debería.
Jack se mueve, despacio, no ha dejado de besarme.
No sé fingir, no quiero fingir. Jack continúa moviéndose un poco más rápido, su respiración está descontrolada.
''Ve. Anda ve y demuéstrate a ti misma que no te vas a sentir como te sientes conmigo'' —recuerdo esas palabras y me siento culpable.
Después de unos segundos Jack gime y se corre.
¡Eso ha sido todo!
Me da un último beso y se acomoda a mi lado.
—¿Te has sentido bien? —pregunta.
Cómo responder a esa pregunta, no quiero lastimarlo, pero tampoco ilusionarlo.
—No te preocupes por eso Jack —contesto con una media sonrisa—. Vamos a dormir ya, mañana tenemos que levantarnos temprano.
Y eso hacemos dormir hasta el otro día. Rectifico eso hace él, mi cabeza se encuentra en pleno terremoto.
Me levanto en la mañana antes de que él despierte. Para mi mala suerte me encuentro con su abuela.
—Buenos días —me saluda cariñosa.
—Buenos días —le devuelvo el saludo—. Me voy ya a casa, no puedo llegar tarde al trabajo. Jack estaba durmiendo tan profundo que me dio pena levantarlo.
—Esta bien —contesta—. ¿No quieres desayunar?.
—No, gracias —contesto con una sonrisa y me marcho.
Saludo a mi abuela y me siento con ella a desayunar, despúes de un interrogatorio al que respondo con sí, no, no sé, me preparo para ir a trabajar, lo más rápido posible para no encontrarme a Jack.