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Capítulo 3

-Bueno, no veo la hora de ir a cenar entonces- digo. Me gusta saber cosas de él y el hecho de que quiera llevarme a un lugar que le gusta es una oportunidad que no se puede perder.

-¿Quieres ver más por hoy o podemos volver al hotel?-

-No sé.. ¿Qué te gustaría hacer?- Sé perfectamente que pierdo la noción del tiempo cuando me concentro y Roma ofrece tantas cosas que hacer y ver que es fácil distraerse.

Me abraza, metiendo la mano en mis jeans y frotando mi trasero. -Tengo un par de ideas para relajarme antes de la cena...- murmura contra mi pecho, riéndose con picardía.

-Uhm.. ¿cuanto tiempo se tarda en volver al hotel?- digo sin aliento.

Maldita sea, siempre tiene este efecto en mí. Observo cómo se separa de mí y casi sale corriendo a la calle para llamar un taxi y me echo a reír.

Por la noche trato de vestirme, aunque Williams continúa molestándome, pasando a mi lado y depositando ligeras caricias en mi piel desnuda. Ya es una empresa titánica, dado que después de los dos orgasmos de esta tarde me siento hecha de gelatina. Todavía me tiemblan las piernas y la languidez de la alegría me hace querer dormir en lugar de prepararme para salir. Casi quiero proponerle que se quede en la habitación esta noche, pero tengo curiosidad por ver a dónde quiere llevarme, así que permanezco en silencio, gruñendo cuando 'accidentalmente' me roza, mientras deambula por la habitación comenzando a vestirse solo.

-Me gusta. ¿Te vas a quedar así? —pregunta, dándome otra mirada. Llevo ropa interior de encaje gris oscuro y pantimedias del mismo color. Todavía hace demasiado frío para salir sin calcetines y esta noche tengo un vestido para inaugurar, que espero que le guste. Está confeccionado en seda, de color gris, con escote en forma de lágrima y se abrocha al cuello con un lazo, formando un lazo. Tiene mangas globo largas, mientras que el corpiño es bastante ajustado y el vestido se ensancha en la falda. Me gusto en general, pero todavía tengo que recogerme el cabello y tengo miedo de no poder hacer el moño como quiero. El pelo suelto no me queda bien con ese vestido.

-¿De verdad quieres que vaya a un restaurante como este?- bromeo con él. Su mirada se nubla mientras da un paso hacia el espejo donde me estoy maquillando.

-Mmm no. Sin embargo, las medias ligeras ofrecen indudables ventajas- dice mirándome desde el espejo y estirando una mano, para rozar sus dedos donde se unen mis muslos, haciéndome temblar.

Trago saliva mientras continúa acariciándome con la ligereza de una pluma, haciéndome desear un contacto más fuerte, tal vez incluso más rudo.

-Me gustaría ver un lugar que te guste, en realidad. Y luego tendremos tiempo de volver, ¿no? ¿O crees que te dormirás como una roca?- lo desafío.

-Tengo más aguante de lo que crees, muñeca. Pero quería recordarte lo que te espera- murmura junto a mi rostro, aplicando más presión con sus dedos y apoyándose en mi espalda, haciéndome sentir su emoción.

Frunzo los labios, suspiro y lo miro con nostalgia en el espejo. -Déjame vestirme.. tal vez ganes dinero- le digo para intrigarlo.

Gruñe, dejándome una última caricia, antes de salir del baño y volver al dormitorio para vestirse. Termino con mis manos temblando un poco antes de ir a ponerme el vestido. Soy consciente de que Williams observa mis movimientos y cuando termino de hacer la reverencia lo veo concentrado en observarme como si fuera una obra de arte.

Me pongo un mechón de pelo detrás de la oreja un poco avergonzada, mientras me mira sentada en la silla. -Haz una pirueta- pide con voz ronca. Hago lo que me pide y cuando termino sonríe. -Realmente espléndido- comenta ella.

-Todavía tengo que recoger mi cabello- digo mirando hacia abajo. -¿No los dejas sueltos?-pregunta. Sé que le gusto más, me confesó hace unas noches. -Me los desatarás, más tarde.-

Esboza una sonrisa torcida, volviendo a leer el periódico en la tablet, mientras yo termino de arreglarme.

Cuando llegamos al restaurante, toma mi mano, apretándola sonriendo. Estoy feliz de estar aquí con él. Unas mini vacaciones después de unos días de noviazgo pueden ser difíciles, pero la forma en que nos conocimos, él pasó la noche en mi cama borracho y con mucha fiebre, y yo terminé durmiendo en su casa antes de que nos besáramos. Yo diría que va bien.

Llegamos un poco temprano y cuando llegamos a la mesa me sorprende encontrar a una mujer sentada allí. Una mujer hermosa, para ser honesto.

Está muy maquillada, tiene el pelo oscuro y recogido en un moño que sin duda tiene más éxito que el mío y por lo que veo lleva un vestido verde con mangas de tul.

Él mira hacia arriba cuando llegamos, sonriéndole a Williams, haciéndome tambalear.

Solo me mira por un momento, apretando mi mano con más fuerza antes de soltarla. Mientras tanto, la mujer se ha levantado y, todavía sonriendo, va a abrazar a mi compañero, mientras yo estoy allí, sin saber qué hacer. Williams ciertamente no me habló de otra cena femenina. sin embargo, no parece sorprendido de encontrarla en nuestra mesa.

-¡Cada vez eres más hermoso!- exclama la mujer, abrazándolo y besándolo en las mejillas. Luego dirige su atención hacia mí, inspeccionando mi figura. Me siento incómoda, en comparación con ella parezco una niña sencilla tratando de ser elegante, mientras que está claro que ella está en su entorno. -¿Lo estarías?- pregunta con curiosidad.

También siento una pizca de hostilidad y miro a Williams. No parece molestarle que la mujer todavía tenga su mano en su brazo, así que me preparo y trato de sonreírle. -Buenas noches, soy Olivia.- Me gustaría presentarme como su novia, pareja o algo así, para afirmar que es mío, pero tengo miedo de sonar como uno de esos adolescentes celosos que hacen berrinches, así que solo presentarme.

- Que hermoso nombre, soy Erika. Williams, ¿no le hablaste de mí?- le pregunta sorprendida al chico que se encuentra entre nosotros.

-No, pensé en dejarlo ser… una sorpresa- dice y se ve avergonzado.

-¡Ay, que travieso!- se dirige a él y siento que soy demasiado. ¿De qué servía invitarme a pasar el fin de semana con él si sabía que se suponía que la iba a conocer? Empiezo a sentirme incómodo y miro a mi alrededor, tratando de recordar la salida del restaurante.

-¿Liv?- Williams llama mi atención, pero no sé si mirarlo a él oa ella. -Esta es mi madre. Mamá, ella está con mi novia- dice haciéndome hundir. es su madre

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