Capítulo 3:
La TRX de Zafras finalmente se dé tuvo en un paraje solitario cuando la noche avanzaba, la pequeña niña había estado sujeta todo este tiempo del manubrio, mientras que Zafras mantenía un ritmo constante, hasta que el cansancio de la pequeña era evidente. Zafras aparcó en un punto rodeado por dunas, no había garantía de saber que estarían seguros, pero el peligro parecía haber pasado ya. La niña temerosa bajo sus pies a la arena azul, cuya superficie era dulce y tibia. Zafras abrió el pecho de la TRX y extrajo comida para la pequeña al mismo tiempo que dibujaba un círculo en la rena con la enorme espada de mango circular. Zafras la enterró en la arena, justo en el centro del círculo.
---- La switzar genera una energía que nos protegerá, si algo quiere dañarnos, la espada nos protegerá, no te aléjeles de ese círculo y estarás bien.
Le explicó el chico, al mismo tiempo que colocaba una serie de varas de madera en la tierra, para después prenderles fuego con un mechero, una pequeña fogata con un fuego rojo incandescente relajó el ambiente. Zafras observó a la pequeña niña comer su última porción de alimento, para mañana deberían de estar de camino a la ciudadela humana, o estarían en problemas. La niña estiraba sus manos para buscar refugio en el fuego, a lo cual Zafras sacó una manta y la cubrió con ella, la niña agradecida la sonrió a Zafras.
---- Yo soy Zafras
Dijo el chico de forma pausada, colocando su mano en su pecho y dando pequeños golpes
---- ¿Cómo te llamas tú?
Preguntó Zafras, pero la niña no contestó
---- Esta bien, no tienes por qué decírmelo---- Concedió Zafras, al mismo tiempo que colocaba un rollo de papel de baño frente a la niña. ---- No salgas del círculo ¿de acuerdo? No importa, ahora debes dormir, la espada nos protegerá, pero tienes que descansar ¿De acuerdo?
La niña asintió un par de ocasiones y se recostó con la vista en el fuego, al mismo tiempo que Zafras se recargaba en su colosal TRX y miró el cielo, las estrellas brillaban con fuerza esa noche y las constelaciones más cercanas eran visibles a pesar de la distancia. Existía una leyenda vieja en el mundo, con relación al origen de la humanidad, que decía que no habían evolucionado de modo, si no que su origen era distinto, que ellos también venían de las estrellas, por supuesto aquello no tenía sentido, las similitudes genéticas con los monos eran impresionantes y la evolución era un hecho irrefutable, por otra parte, a Zafras le gustaba pensar en eso, le gustaba pensar en las estrellas y eso hizo mientras caía dormido…,
---- Yo…,
Dijo la niña recogiendo sus piernas para abrazarlas contra su pecho y rodeando sus piernas con sus brazos.
---- Yo, tengo miedo…,
Dijo finalmente la niña, pero Zafras no había podido escucharla, ya estaba dormido.
Un pequeño cangrejo de coraza verde con líneas rosas emergió de las arenas, con sus tenazas sonando en pequeña medida gracias a su tamaño, pero con la suficiente fuerza para orientarse. El cangrejo de las arenas se desplazaba con pasos lateras, moviendo enérgicamente sus patas para desplazarse, recorriendo la distancia hasta estar cercano al fuego que había iniciado Zafras, sólo quería escapar del frío. La niña, tenía rato de haber caído víctima de su cansancio y el cangrejo emergió, cuando dejo de sentir las vibraciones del movimiento de la niña.
El pequeño crustáceo de arena se acomodó cercano al fuego y frotó su cuerpo contra la superficie arenosa, dejando un pequeño hueco en la arena. El fuego repiqueteó una vez más en el sonido de la noche y el canto de las dunas se escuchó nuevamente, el viento soplaba con fuerza avivando el fuego, cuando el cangrejo de arena dejo de sentir el beso del calor del fuego. Dos orificios aparecieron en su pecho y su sangre ligeramente azul emergió de ellos, cuando el pequeño cangrejo fue elevado a unos centímetros del suelo y su coraza fue aplastada con fuerza. Una serpiente blanca se materializó frente al fuego, devorando al cangrejo de las arenas, quién se relajó demasiado en un lugar peligroso y pagó con su vida su momento de relajación.
La niña ajena a lo que había sucedido, se levantó cuando su cuerpo se lo pidió, era la urgencia de ir al baño. Zafras permanecía recargado en la TRX mientras dormida en una forma incomoda, pero su presencia relajaba a la niña. El cielo seguía iluminado, pero poco el cielo parecía cambiar su tonalidad. La niña, tomó el papel de baño que estaba próximo a ella y camino en buscaba un espacio para poder desahogar su cuerpo, camino descalzo sobre la arena tibia, agachándose detrás de una pequeña duna. Una pequeña onda comenzó a formarse con el movimiento del viento y posteriormente se formó una onda similar a tirar una roca en el agua, la pequeña niña que estaba fuera del círculo que había formado Zafras. Había terminado, su cuerpo se sintió más relajada, pero cuando pudo pararse con firmeza sobre la arena, la arena en sus pies las arrastró al fondo, con un pequeño grito ahogado.
Zafras se despertó, algo en su instinto le avisaba, con la mirada buscó a la pequeña, no parecía estar dentro del círculo, se levantó alarmado.
---- Niña
La llamó en la oscuridad, la luz del cielo se reflejaba en la arena, pero no obtuvo respuesta. Salió del círculo de protección, hacía frío para ese momento, así que pensó que sin importar donde estuviera la niña, no podía estar lejos, fue entonces cuando observó las ondas dentro de la arena, con el papel de baño deslizándose a su interior.
---- Oh no
Dijo el chico, al deducir que la arena se había tragado a la niña, Zafras se arrojó al centro de la arena donde el desplazamiento inusual de la arena lo tragó y lo dirigió con una gran rapidez al interior del desierto, haciendo que el chico cayera durante un minuto aproximadamente, hasta deslizarse a una caverna interior.
La parte superior del subsuelo estaba iluminado por grandes raíces de flores ocultas, una especie difícil de encontrar y que vivía bajo una capa delgada de arena en la superficie, sus tallos al igual que sus pétalos brillaban en una luz azul intensa. Por otra parte, el suelo inferior era una combinación hermosa de las flores azules y de unos frutos rojos de color incandescente que emergían de la parte inferior de la tierra y cuyo interior era de un amarillo intenso. Zafras se levantó poco a poco, notando que había aplastado uno de esos frutos en su caída. La caverna estaba sostenida por grandes columnas de roca que habían adquirido una forma estética por su contacto con las ventiscas del interior. Zafras buscó con la mirada a la niña, iluminado por la luz natural de los tallos y las flores del lugar.
---- Te encontré
---- Estás aquí
---- Ahora puedo verte
Una voz espectral se proyectaba por las paredes vacías de la caverna, Zafras, se giró en todas direcciones, pero no pudo ver en ningún momento a la persona que le hablaba.
---- Niña, ¿dónde estás?
Preguntó Zafras alzando la voz y causando un gran eco.
---- Aquí
Contestó la voz de la niña con una risa antinatural, Zafras se giró y observó la estela de la niña en un tono azul brillante como el de las plantas o el de la propia arena de la superficie. La niña comenzó a reír y acorrer por un camino de piedra frente a Zafras, separados por un trecho cuyo espacio más profundo era reservado para una cama de agua de resplandor intenso en el mismo color que todo lo antinatural de la caverna.
---- Vuelve
Le pidió Zafras, pero la risa de la niña se alejaba del chico. Zafras tomó impulso y salto el trecho que lo separaba de la pequeña, con el abdomen sobre el camino y sus piernas balanceándose sobre el rio subterráneo. Haciendo acopió de su fuerza, el merodeador subió con esfuerzo y avanzó por el pasillo rocoso, escuchando la risa de la niña.
---- Te esperaba
---- Quería conocerte
---- Ahora puedo verte
La voz espectral que parecía provenir del corazón de Zafras se proyectó nuevamente, cuando el chico comenzó a recorrer los laberinticos pasillos internos de una caverna olvidada por el mundo, un espacio en el que parecía que el tiempo pasaba de manera distinta. La figura de la niña, se movía rápidamente por entre las esquinas de piedra, obligando a Zafras a saltar de un camino a otro, correr e intentar perseguir a la pequeña niña.
Un sonido proveniente del corazón de la caverna, alertó a Zafras, era evidente que algo se desplazaba con pesadez en el interior hermoso de la cueva de arena, mientras que el agua bajo sus pies parecía agitarse ligeramente. Zafras, sintió inseguridad por la pequeña a su cuidado.
---- Niña, debemos irnos, deja de jugar
Pidió Zafras sin saber muy bien si aquella figura azulina era realmente la niña
---- No temas
---- Te esperaba
---- Ahora puedo verte
La voz se volvía más intensa en medida de que Zafras perseguía a la pequeña, que cada vez lo llevaba por un camino más enredado al corazón de una caverna, que en su interior parecía tener un ojo de agua de gran diámetro. Zafras observó la figura de la niña correr por el borde de aquel ojo de agua, hasta quedar de pie frente a una figura recostada en la piedra que conformaba su camino. Zafras se alarmó al reconocer la figura en el suelo como el cuerpo de la niña a la que debía proteger.
---- ¡Niña!
Gritó el chico corriendo en la dirección donde la niña fantasmal lo esperaba con su cuerpo físico recostado. Al llegar frente a las niñas, la niña de resplandor azulino se desintegró como si fuera una nube de polvo y se elevó en dirección al cielo de la caverna. Zafras colocó su oído en el pecho de a niña y escuchó su corazón sintiendo la respiración de la pequeña quién parecía estar dormida, pero antes de que pudiera despertarla la voz fantasmal se hizo presente.
----Ella está bien
---- No te asustes
---- Ahora puedo verte
Zafras alzó la mirada, convencido de que la voz provenía de lo profundo de la cueva, mientras que la oscuridad distante por un momento se vio interrumpida por la hermosa combinación del verde y el azul en una luz distante.
---- Quería conocerte
---- Bienvenido
---- Ahora puedo verte
La voz no era amenazante, pero demandaba atención, Zafras sujetó el cuerpo dormido de la niña y lo llevo a su pecho, con la intención de protegerle, al mismo tiempo que el agua comenzaba a agitarse, a revolverse y a transformarse en un rio en movimiento. Zafras observó como el fondo de aquel ojo de agua era imperceptible, pero de un momento a otro no tuvo ninguna duda de que era colosalmente profundo.
De la superficie del agua, una figura alargada comenzó a emerger, su piel era escamosa brillante, con un color verde similar al de las hojas del bosque después de la lluvia, dos largos cuernos emergían de su frente y se deslizaban por su frente en dirección a la parte posterior de su nunca, ambos cuernos resplandecían con el color del oro. Su cabeza estaba adornada por un elegante y nutrido plumaje de cientos de colores, que resplandecían cuando la luz acariciaba su cuerpo, su rostro era alargado y reptiliano, con unos ojos grandes y expresivos, sus ojos blancos con el iris en una hermosa combinación entre el verde y el azul que simulaban una flama encendida que bailaba con el viento. Sus fosas nasales eran grandes y anunciaban unos gruesos labios que protegían una enorme hilera de dientes puntiagudos. La criatura lentamente emergió del agua, rebelado una piel verde, escamosa y brillante, con pequeños bordes en color del oro y por lo que pudo distinguir Zafras, en mitad de su cuerpo se plegaban un par de alas a su cuerpo, como si la criatura estuviera dándose un baño y disfrutando del agua mágica del aquel lugar.
---- Quería conocerte
---- Bienvenido
---- Ahora puedo verte
La voz se proyectaba del corazón de la titánica bestia al corazón de chico, que observó con respeto y precaución a la criatura frente a sus ojos. Aquel ser era sin duda poderoso, su sola presencia hacía que Zafras y probablemente cualquier otra criatura estuvieran en alerta constante. Así que el chico la miró con respeto y precaución.
---- ¿Quién eres? ¿Qué le has hecho a la niña?
Preguntó Zafras listo para echar a correr en cualquier oportunidad
---- No estás en peligro
Explicó la bestia
---- La niña esta dormida, su mente no está preparada para estar en mi presencia y no deseo confundir más a una niña, con una mente ya ocupada por problemas que no le pertenecen. Despertará cuando hayas regresado a la superficie con ella
Continuó la gloriosa criatura
---- ¿Qué es lo que deseas?
Le preguntó Zafras observado a la bestia que, para él, era un monstruo hermoso, pero un monstruo con poderosos colmillos y seguramente garras bajo el agua
---- Conocerte, quiero saber quién recorre los páramos del mundo, sin magia, después de serlo todo y perderlo todo. Quería conocer al protector del mapa estelar y darte un mensaje
---- Te equivocas, yo no soy protector de nada, no he perdido nada, porque ya no tengo nada, soy un humilde merodeador, un hombre sin magia que recorre el mundo en busca de los que podrían ser los últimos vestigios de mi raza
Explicó Zafras
---- Las mentiras no les quedan bien a las criaturas como tú, pero está bien, la mente de los hombres es débil para comprender su propia grandeza. Hay un mensaje que deseaba entregarte merodeador, como tú mismo te has llamado. El mensaje es: “No será tu culpa”, cuando el tiempo llegue, lo entenderás.
---- ¿Qué quiere decir? ¿Por qué me atrajiste hasta aquí?
Preguntó Zafras, pero la criatura no le respondió, una sonrisa se dibujó en su escamoso rostro y se sumergió en el agua, causando un enorme derrumbe que, a la velocidad de un parpadeo, provocó que una gran cantidad de arena se desplazara sobre la cueva, enterrando por completo a Zafras y a la niña.
---- Zafras, ¿Me escuchas?, Adelante Zafras
La voz de una mujer sonaba distante, perdiéndose en el canto de las dunas, sin embargo, la insistencia de la misma, se volvió la principal razón para que Zafras abriera sus ojos.
Un desgarrador destello de luz blanca le lastimaba los ojos, casi transparentado su piel con su fuerza, Zafras se colocó las gafas que usaba para viajar en los ojos y el mundo se volvió más tolerable. Observó a la pequeña niña bajo la manta que le había dado, las gafas de sol estaban en sus ojos haciendo que el mundo fuera también ligeramente más tolerable para ella, del fuego de la noche anterior no quedaba nada, el fuego lo consumía todo. Zafras llevó su mano al dispositivo en su muñeca y contestó.
---- Aquí Zafras, hoy me dirijo a la ciudadela, encontré una pirómaga.
Contestó el chico sin ánimo y aún adormilado
---- Entendido Zafras, ¿Sabe algo de los merodeadores que salieron con usted?
Preguntó la chica
---- Negativo control, nos separamos al poco tiempo de salir ¿Quiere que establezca contacto por radio?
Preguntó el chico.
---- Negativo, se espera que contesten al contacto del medio día. Cumpla con su horario
Le ordenó la voz
---- Entendido control.
Respondió Zafras, al mismo tiempo que la niña se acercaba cubriéndose del brutal sol y su cruel luz blanca.
---- Tranquila pequeña, ya nos vamos a casa
Prometió Zafras antes de guardar su equipo y dirigirse de regreso a la ciudadela de Wacken