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El Dragón de Plata y El Último Vástago del Dragón

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El Príncipe del Romance
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Sinopsis

En un mundo agonizante un viajero recorré los paramos devastados del mundo magico que alguna vez llamó hogar. El mapa de las estrellas aparece y algunos lo creen el indicio definitivo del fin de la humanidad, algunos incluso creen que podría ser la explicación del porque la inteligencia alienigena conocida como CYRAX atacó al mundo hasta diezmarlo con tanta brutalidad. Para algunos otros sólo es una prueba de que el mundo esta condenado. Nunca haz leído algo así.

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Capítulo 1

En un páramo desolado, una figura se mueve sobre una motocicleta desgastada por el uso, el sol, que brillaba con violencia por las mañanas, a esa hora del día, resplandecía con una solera verdosa en su contorno. Para el viajero, el mundo agonizaba y él agonizaba con el mundo. A pesar de ello encontró el tiempo para detener su marcha y apoyarse en unos binoculares de amplió rango para observar la ciudad desértica de RAM-OA, sus hermosos rascacielos ahora eran una memoria absurda de un tiempo que ya no volvería, sin embargo, muchas de sus estructuras permanecían tristemente de pie, sostenidas por la destrucción irregular de CYRAN y su legión. Aunque el viajero sabía que las partículas de magia también podían corromperlo todo.

El viajero reanudo su viaje, levantando una nube de polvo desértico mientras avanzaba en el silencio de un mundo muerto, perdido hacía dos años, cuando la humanidad conoció la cara más violenta de su destino en manos de un enemigo que diezmó a los seres vivos tan rápida como brutalmente. El viajero inspeccionó con su mano el pecho de la TRX-201 en la que se desplazaba, sus celdas de energía se mantenían en azul a pesar de que había viajado durante las últimas semanas en busca de suministros. Siendo sorprendido cuando su móvil registró la actividad mágica en RAM-OA, una sorpresa triste e inusual, viajado en dirección a la ciudad, sólo le había tomado un día de trayecto, esperaba que pudiera llegar a tiempo, para ayudar a lo que sea que habitaba en la ciudad.

El viajero entró por lo que solía ser la carretera principal, una colección de vehículos abandonados, de letreros hechos pedazos y de las marcas de la naturaleza reclamando con furia lo que le pertenecía eran el comité de bienvenida. El viajero, observó los restos de una ciudad dormida, que había sido durante muchos años famosa, por ser un lugar de entretenimiento. En algún momento de su vida, el viajero había llegado a desear conocer RAM-OA, pero aquella vida había quedado años atrás, la sensación de que una vida había llegado y se había marchado inundó el pecho del viajero, quién lentamente estacionó su desgastada TRX-201, en un espacio lo suficientemente amplió como para que el vehículo diseñado para recorrer grandes distancias, entrara sin problemas. El viajero sentía un especial cariño por aquella monstruosidad mecánica, era muy larga con un pecho amplío, para sostener todos los víveres que los merodeadores del alba necesitaban.

En aquel mundo, se necesitaban nuevas profesiones y aunque los magos seguían siendo el grueso y esencia de la especie humana, con la invasión del CYRAX y su legión, las personas no mágicas, habían encontrado su utilidad. Recorriendo grandes distancias sin la necesidad de controlar su esencia mágica, los no magos, habían adquirido la función de buscadores de tesoros, de recolectadores del pasado, de guardianes de los magos que estaban aún dispersos en ese mundo de agonía. El viajero revisó una vez más las lecturas de su móvil, un artefacto cuadrado más grade que su mano, que envió lecturas idénticas a las del día anterior, había algo mágico en un edificio cercano y el viajero quería conocer el qué. Apretó con su mano el pecho de la TRX-201 y este se expandió una vez que el viajero descendió de la moto y una gran cantidad de compartimentos se expandieron ante su mirada, los recuerdos de una vida pasada, acompañaban al viajero ahora.

El viajero recorrió con sus manos el contorno de su casco, mismo que tenía una cornamenta singular que adornaban la periferia de su yelmo moderno. Se lo retiró con esfuerzo y lo colocó sobre el manubrio de la motocicleta, después comenzó a retirar una gran cantidad de vendajes que tenía sobre su rostro, a la altura de su nariz y su boca, algo que era común para no respirar la atmosfera magia del mundo. Estaba bien documentados los efectos de las partículas mágicas sobre los humanos no magos y por ello, los merodeadores habían perfeccionado el arte de ser débil en un mundo sobrenatural. Cuando terminó de retirarse los vendajes se alzó el par de gafas que tenía sobre los ojos y miró con nostalgia el mundo frente a sus ojos en color violeta. Su cabello de un color negro profundo, estaba recortado en su costado izquierdo casi hasta quedar expuesta su piel, con una serie de líneas que daban forma a una figura sobre su extremo rapado, por su otro costado su cabello caía con elegancia sobre su perfil derecho, su piel era de un color claro que resaltaban con mayor firmeza el violeta de sus ojos y finalmente la apariencia del viajero era la de un hombre joven, curtido por el tiempo, maltratado por la época y endurecido por su entorno. Su ropa era de un cuero desgastado, una playera de color negro sobre la que resaltaba un colgante con una joya en el centro, un medallón de plata con la forma del rostro un dragón tallado en él. Sobre su playera una camisa de trabajo y sobre la camisa un abrigo salvaje de múltiples capaz para soportar los climas extremos del lugar. El viajero no se relajó y del costado derecho tomó con pesadez una empuñadura circular de color negro, con la hoja de una espada rudimentariamente elaborada, con grandes marcas sobre su cuerpo y en su brazo se podía notar el esfuerzo que hacía por levantar aquella colosal espada, la puso sobre su espalda, misma que se adhirió a su cuerpo por un mecanismo magnético entre la espada y la espalda del chico. De otro compartimento, extrajo un revolver de siete tiros, una pistola que alguna vez perteneció a la mujer más peligrosa del mundo y que ahora cuidaba de su pierna derecha al mismo tiempo que extraía una katana de funda negra con inscripciones sobre el cuerpo de la vaina en un color azul hielo, mismo que adornaban la caprichosa empuñadura del arma de nombre: Hielo.

Con hielo en la cadera y la colosal espada en espalda, el viajero estaba ataviado con su pasado en una sensación de seguridad que sabía que necesitaba, finalizando su atuendo con una pistola arpón que puso en su pierna izquierda, cerrando el pecho de la TRX-201 y comenzando a caminar sobre el paraje desolado, escuchando el ruido del viento acariciar los edificios abandonados, como esqueletos expuestos y carbonizados ante una ataque que nadie se esperaba, RAM-OA había sido de las primeras ciudad en ver a CYRAX y en experimentar la inclemencia de su legión, de la ciudad no quedaba nada, la legión era implacable y el recuerdo de que alguna vez había alojado vida, había sido consumido en el fuego del olvido. RAM-OA era un fantasma habitado por fantasmas, las áreas del desierto que lo rodeaban habían comenzado a comerse los escombros de la humanidad y aquello era una lección poética para los ojos del viajero, quién siempre creyó que la magia, era la mayor amenaza para el mundo.

El viajero se movía con libertad a pesar del peso que cargaba, sus piernas estaban acostumbradas y con el tiempo, la cercanía de muerte lo había hecho precavido, cauto e inteligente. Una vibración en el suelo, hizo que el viajero detuviera su marcha, se colocó detrás de un gran anuncio destruido, con el cuerpo listo para correr de regreso a su TRX 201. Asomando su cabeza ligeramente por el borde de su precario escudo, observando como una silueta se movía proyectando su sombre sobre los edificios derruidos, el viajero, contuvo la respiración, aquel movimiento inusual se debía a la presión del suelo, podía tratarse de un nuevo miembro de la legión o de alguna facción desconocida del CYRAX. Del cuerpo semi destruido de un edificio, carcomido por el abandono y el deterioro, unas enormes falanges se alzaron del oscuro caparazón que era aquel edificio, cada dedo media cerca de cinco metros y una figura colosal compuesta por huesos se desplazaba con una lentitud majestuosa por las calles destrozadas y abandonadas de una ciudad olvidada, con el reflejó de un antinatural sol, quemando las estructuras de su cuerpo, el esqueleto colosal avanzó en dirección al edificio frente a la criatura. Sus piernas eran largas con falanges tan grades como la de sus manos, los huesos de las extremidades superiores caían con rigidez sobre los costados inferiores y un plexo torácico se inflaba en su pecho, aparentemente vacío. Unas cervicales inhumanas con forma de puntas se lazaban en dirección al cielo, al mismo tiempo que sostenían un cráneo alargado, con cuencas vacías por ojos que se llenaban en un fulgor verde como el del sol. Las personas lo llamaban “el caminante” según con los que lo habían encontrado era inofensivo, no buscaba activamente a las personas vivas, pero siempre aparecía en regiones como esa, en las que alguna vez estuvo rebosante de magos, pero ahora la magia se concentraba en partículas tan grandes que podía verse como el sol se reflejaba en ellas. El viajero lo contemplo tranquilo, el caminante buscaba algo, que nadie sabía descifrar y ni ellos ni la legión lo molestaban, sólo lo admiraban por su colosal presencia y lo dejaban andar a su gusto.

El viajero se preparó para retomar su marcha cuando frente a él, apareció un objeto aplanado de estructura metálica, con un cuerpo de acero brillante, levitando frente a los ojos del viajero, quien instintivamente dio un par de pasos hacia atrás. Sin embargo, aquella nave se elevó rápidamente al cielo. La legión usaba aquellas naves para investigar las diferentes zonas del mundo, sin embargo, estaban programadas para encontrar magos, no personas sin magia, el viajero sintió alivio al pensar que el hecho de que aquella nave siguieran en esa zona era un indicio claro de que lo que había activado sus alarmas, estaba aún en el lugar. El viajero confirmó con su móvil y se desplazó hasta el edificio en cuestión. La parte inferior de la estructura estaba desecha, la arena del desierto había consumido una gran parte de lo que imaginó sería el estacionamiento, creando una montaña en dirección a la planta superior visible de un edificio en claro deterioro.

El viajero disparó el arpón de su pistola y cuando se clavó en el piso al que quería entrar, recogió el carrete y dejó que el mecanismo lo elevara por los cielos hasta aterrizar en el lugar deseado. Una vez en la planta superior comenzó a recorrer con la mirada en búsqueda de lo que pudiera estar habitando en su interior. Tardó poco en darse cuenta que en uno de los extremos de aquel piso, se podía percibir algo como una bodega, con una gran variedad de muebles que pretendían ser una especia de fortificación, sin embargo, en su costado, habían pintado con un grafiti de color verde brillante, el mismo símbolo que el viajero tenía en el pecho.

Los dragones habían sido durante milenios las criaturas protectoras de la magia, entes inmortales que se habían transformado a sí mismo, en algo distinto para proteger a las criaturas del mundo y los magos y los dragones habían vivido en una existencia pacifica, dándole a los humanos el derecho de usar sus insignias. El dragón de plata que colgaba del cuello del viajero, lo reconocía como uno de los humanos a los que un dragón, en su caso el dragón de plata, le daba su bendición para actuar en su nombre a favor de otros. Es entonces que los dragones en el mundo se convirtieron siempre en un símbolo de la esperanza, de la lucha, de proteger a los débiles y a los inocentes y el viajero, agradeció el gesto del destino, por permitirle ver su símbolo en una pared como una llamada de ayuda. Una llamada que el viajero estuvo gustoso de contestar.

Cargó con sus manos las cajas pesadas y los muebles, hasta llegar a una puerta sellada con gran fuerza, el viajero estiró su mano en dirección a la puerta como si esperara que pasara algo y luego se dio cuenta de su error, tomó la empuñadura de hielo y habló en voz alta.

---- ¿Estás bien?, voy a entrar por favor aléjate de la puerta

Explicó el chico con una voz educada y amable, aunque bastante heroica.

---- No sé si me escuchó

Dijo en voz alta el viajero, pero sin demorarse más desenvainó a hielo y dio dos tajos limpios, uno en vertical y otro en horizontal, mismos que congelaron la superficie de la puerta y la piedra a su alrededor provocado una explosión de hielo, que salió disparado en todas las direcciones debido a las malas condiciones estructurales del edificio.

---- Lo siento

Se disculpó el viajero acercándose a la puerta, siendo recibido por una habitación deteriorada con hollín por todas partes, el viajero examinó con la mirada, encontrándose con una figura encorvada, cubierta por una manta de ropa que sólo permitían ver sus ojos en un resplandeciente verde y reconociendo las manos de una criatura, observando como sus dedos se iluminaban con una furia ígnea y anticipando lo que sucedería el viajero se giró.

De las manos de la criatura frente al viajero, emergió un resplandor intenso en un color rojo, que rápidamente se transformó en una erupción llameante. El viajero recibió con la espalda el impacto de las llamas mágicas, siendo impulsado hacia afuera de la habitación, escuchando como su móvil lanzaba la alerta de presencia de un mago. Al mismo tiempo que la espada a su espalda creaba un escudo para impedir el ataque mágico.

----Oh no

Se lamentó el viajero, cuando entendió lo que significaba. Un estruendo recorrió el edificio y por una de las ventanas laterales, el viajero observó a la nave de monitoreo de la legión detenerse en su edificio, con un chirrido mecánico que culminó cuando la nave dejó caer dos esferas metálicas al suelo, que de inmediato tomaron camino con dirección a ellos.

---- Escucha ¡tenemos que irnos!

Gritó el viajero y por primera vez observó con claridad a la persona en la habitación, se trataba de una niña, de unos nueve años con el cabello rizado, de piel oscura y con los ojos verdes. El viajero se detuvo ante la imagen, de la niña que intentaba esconderse de él. Intentó dar un paso, pero al hacerlo escuchó como dos pesadas esferas de metal aterrizaban en el mismo piso qué él y de su morfología metálica, se transformaban en dos androides del mismo tamaño que el viajero.

----Mierda…,