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CAPITULO 4

—Gracias —le susurra y mi cuerpo se tensa cuando los oscuros ojos de la asiática se fijan en mí.

—Lek está estable —susurra Niko a mi lado y asiento un poco más tranquilo— vamos los llevare a casa —comenta apretando ligeramente mi hombro.

—Yo puedo ir caminando la residencia no está muy lejos —comenta la asiática y mi hermana niega con la cabeza.

—Nada de eso iras con nosotros —posa sus ojos en mi esperando que me oponga cosa que estoy por hacer, pero Niko niega en mi dirección y suspiro.

—De acuerdo —murmuro haciendo que mi hermana me regale una sonrisa de tranquilidad que no estoy del todo feliz de recibir,

El camino a nuestro departamento es rápido, cuando llegamos un par de camionetas negras se encuentran en el frente y me tenso de inmediato porque se lo que significa. Uno de los hombres se baja de la camioneta y me tiende un teléfono. El cual tomo de inmediato llevándolo a mi oreja.

—¿Qué mierda paso? —suelta mi padre del otro lado de la línea— ¿Cómo están tú y Kaja? —suspiro.

—Estamos bien papa —en cuanto menciono eso la asiática gira su rostro para verme y mi ceño se frunce ante su reacción— no sé qué paso, pero estamos bien, Lek está herido, pero está estable —me aparto para hablar en privado mientras veo como un par de hombres de mi padre guían a las chicas al edificio.

Niko se queda cerca, pero dándome mi espacio.

—Jasón está investigando —suelta papa y suspiro.

—de acuerdo —me quedo en silencio un instante y luego susurro— papá —no digo nada, pero sé que está atento a todo lo que quiera decirle.

—¿Qué pasa hijo? —en ese momento escucho la voz de mama.

—¿Cómo está? —sonrió al escucharla tan preocupada.

—Está bien Nish —responde— espera tu madre quiere hablarte.

—¿Hijo? —su voz es como un bálsamo para mi corazón y mi cabeza.

—Mamá —susurro y la escucho respirar profundo— estamos bien —le aseguro.

—¿Kaja? —pregunta y sonrió.

—Está arriba, esta perfecta —ella respira de nuevo y escucho a mi padre dar indicaciones al otro lado de la línea— tu padre ira —susurra y me tenso.

—¿Puedes ponerle al teléfono por favor?

—Claro, te amo.

—También te amo mamá.

—Dime —responde mi padre y suspiro.

—No hace falta que…

—Iré —sentencia y respiro profundo.

Sé que no importa lo que diga, papa vendrá así que no pierdo mi tiempo pensando en nada más.

—De acuerdo, nos vemos luego de acuerdo, nos vemos luego —sin esperar por su respuesta finalizo la llamada y me quedo mirando la pantalla.

Los extraño, de verdad me gustaría que no nos hubiesen enviado lejos pero también entiendo porque lo hicieron. Verlo será bueno. Suspiro y recuerdo mi reacción hace un rato y me tenso nuevamente.

DARK

Suelto un puñetazo contra la mesa fijándome en la pantalla que tengo delante de mi, los rostros de varios de los encapuchados que atacaron el lugar donde mis hijos estaban de fiesta me devuelven la mirada. Nisha a mi lado tamborilea sobre la mesa y Claus come una de sus malditas paletas con una media sonrisa en los labios. Esta flipando colores con esto, porque es uno de los que esta en contra de esta decisión.

—¿Qué vas hacer? —pregunta mirandome serio.

—Voy a ir a verlo, tu encárgate de ellos —señalo la pantalla y el asiente.

—ire contigo —susurra Nisha y niego.

—No, no lo haras —su cuerpo se tensa y se pone de pie.

—No estoy preguntándote si puedo ir, te estoy diciendo que voy a ir —me espeta retándome con la mirada.

—Y aquí vamos de nuevo —se burla Claus riendo— ¿saben que es más excitante verlos follar que pelearse asi no? —Nish lo ignora y yo lo asesino con la mirada.

Pero es inútil es el imbécil de Claus.

—No vas a ir —repito tratando de pasar junto a ella, pero me detiene.

—No puedes impedírmelo ¿lo sabes no? —comenta con una sonrisa suficiente, esa que me recuerda tantísimo a la sirena y me tenso.

Su sombra es algo que no deja de perseguirme y es algo con lo que he aprendido a vivir, pero que aún hoy por hoy me molesta. Que se ponga en peligro, que se exponga como lo hace es algo que no me gusta.

—Lo sé, pero estoy pidiéndote que me dejes esto a mí —le pido bajando la voz y su mirada se suaviza.

—Son mis hijos Dark —susurra y sonrió.

—Lo sé, pero no quiero que te expongas —murmuro y me acerco a ella sosteniendo sus mejillas.

—Eso está mucho mejor, ven ya me puse duro —suelta Claus haciendo que ponga los ojos en blanco.

—No voy a exponerme —sonrió y beso su frente.

—Estamos en alerta Nish, ¿puedes confiar en mi dejarme ir a ver a mis hijos y cuidar de ellos?

—Confió en ti, pero igual quiero ir a verlos —sonríe y niego con la cabeza abrazándola.

—Puedes dejarme ir primero y luego vas con todos tus amigos —suelto y ella me mira mal un instante para luego suspirar y asentir.

—De acuerdo.

Beso sus labios con intensidad y me aparto en cuanto siento a Claus pegarse a mi espalda.

—¿Trio? —pregunta colocando sus manos en mi pecho y me aparto empujándolo. Nish ríe negando con la cabeza mientras yo salgo de la sala de juntas.

Afuera Ark me entrega una tableta la cual reviso y verifico que todo esté en orden antes de partir.

—Encárgate de todo —el asiente y yo me encamino hacia el piso superior para tomar un auto hacia la pista de aterrizaje.

El viaje se me hace eterno, las ansias por ver a mis hijos crecen conforme me acerco a ellos y no puedo evitar sentir un montón de emociones que solo experimento desde que los tengo en mi vida. Acaricio la tela del pantalón que llevo puesto mientras bebo de un solo trago el resto del contenido. Enviarlos lejos fue una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar, pero necesarias.

O eso creí, ahora que ha sucedido esto no estoy tan seguro. Quizás lo más seguro para ellos sea a estar con nosotros después de todo.

Cuando finalmente aterrizamos el sol comienza a despuntar. Un grupo de camionetas me espera junto al hombre encargado de la seguridad de mis hijos mientras el griego y Claus no están.

—Señor —me saluda asintiendo en mi dirección.

—¿Qué paso? —pregunto subiéndome a la camioneta con él.

—El señor Darko nos dijo que no teníamos de que preocuparnos —suelta y mi cuerpo se tensa mirándolo mal— nos dio la noche libre —saco mi arma y le apunto directamente a la cabeza— no debimos dejar nuestro puesto señor —susurra y asiento tirando del gatillo.

La bala perfora su cráneo y giro el rostro mirando por la ventana. No les pago para que sigan ordenes de Darko, sino las mías. Cuando llegamos al edificio donde residen mis hijos la seguridad es más que obvia y no se debe a mí, por lo que tengo claro que tanto Claus como el griego están haciendo su trabajo.

Subo las escaleras y me dirijo al ascensor el cual tomo con prisa, cuando presiono el botón del último piso la ansiedad ya es demasiada. Las puertas se abren y en cuanto doy un paso fuera de la caja metaliza una chica asiática me recibe. Sus ojos se abren como platos y da un paso atrás.

—¿Tu eres? —cuestiono intrigado ya que nunca la había visto.

—Eh yo… —hace una pausa, pero nos vemos interrumpidos por un grito de emoción.

—¡Papá! —Kaja corre en mi dirección y me salta encima rodeando mi cuello con sus brazos.

Y es justo en este instante en que siento que todo está bien, la abrazo con fuerza contra mí y beso su mejilla un montón de veces al mismo tiempo que ella me devuelve los besos. Cuando nos apartamos tiene esa hermosa y amplia sonrisa que tanto amo.

—¿Y mamá? —pregunta mirando tras de mi.

Al darse cuenta que Nish no me acompaña su sonrisa se apaga y suelta un suspiro.

—Vendra pronto —le aseguro acercándome a ella para besar su frente y regresando mi atención a la chica que esta de pie en el mismo lugar sin apartar sus ojos de mi— ¿Quién es ella? —pregunto a Kaja quien vuelve a sonreir.

—Papá ella es Ginevra, Gin mi papá —tiendo mi mano en su dirección pero la chica se tarda unos instantes en reaccionar.

Cuando finalmente estrecha mi mano desvía su mirada y susurra su nombre.

—Es una compañera, nos ayudó anoche —me explica Kaja mientras caminamos dentro del departamento.

Al escucharla me detengo y observo a la chica que luce ligeramente incomoda.

—Gracias —comento en su dirección.

En ese momento Darko aparece por el pasillo. En cuanto me ve se detiene en seco sus ojos se pasean de mi a la asiática y sé que algo pasa de inmediato. Luego sin pensarlo mucho camina rápido hacia mí y me abraza con fuerza.

—Hijo —susurro contra su cuello.

—Hola papá —beso su cien y me aparto para verlo.

Sus ojos tan idénticos a los de su madre me devuelven la mirada y se perfectamente bien que está pasando por demasiado. Sonrió y lo atraigo una vez más contra mí para abrazarlo.

—Tenemos mucho de qué hablar —susurra y asiento consciente de ello.

Pero infinitamente tranquilo porque ambos están bien.

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