Capítulo 4: provocación
Al principio todo iba bien, Alex y yo nos encargábamos de nuestro matrimonio de forma tranquila esperando cada día que nuestra fecha predispuesta se acercara para unirnos en matrimonio, nuestra apuesta iba bien, él me provocaba un poco, pero era capaz de controlar los instintos carnales que mantenía por él, sin embargo, todo iba bien hasta cumplir un mes y medio de “firmeza” ante aquella decisión de no tocarlo hasta la noche de bodas que planeábamos hacerla en los Ángeles.
Sus provocaciones iban más allá de lo que yo pensaba, al principio intentaba provocarme con lo típico, caricias leves bajo la mesa de un lugar público, en el cine, en mi auto, etc.
Pensé que si seguía con eso podría ganar fácilmente, ya que no me resultaba complicado rechazar sus insistentes propuestas maliciosas, de hecho, era sencillo apartar mi rodilla de él, además que la apuesta decía que yo no lo tocaría, pero si sus manos son las que me tocan cambia absolutamente todo, según el acuerdo que hicimos y escribimos en un papel, Alex tiene total libertad de tentarme todo lo que desee.
En palabras simples, Alex tenía permitido hacer todo lo que estuviera a su alcance para provocarme, mientras que yo tenía la facilidad de cerrar los ojos, salir del lugar, masturbarme por mi cuenta, o si la situación lo ameritaba dormir en otra habitación, esa última opción no la he tomado todavía, justamente porque no nos gusta dormir separados por ello abrazarnos por las noches es totalmente permitido tras ser algo dulce y sin pecado alguno.
Eso lo llevaba bien, hasta que llegué a casa apreciando como una de mis fantasías más deseadas era expuesta en la vida real, estábamos a una hora de viajar hasta la ciudad de sus padres ¿y el que decide hacer? Ponerse un delantal de cocina como ropa cubriendo tan sólo una parte de su cuerpo, mientras que la otra parte exponía todo lo que yo deseaba tocar, mis ojos se pasaron por todo su cuerpo tras él servirme la comida con una sonrisa divertida en los labios, incluso se inclinó un poco más hacia la mesa alcanzando la sal que no necesitaba.
Alex sólo buscaba que yo viera su trasero, me mordí el labio inferior con fuerza tomando mi móvil casi al instante, quería guardar esa imagen por siempre en mis recuerdos por ello lo fotografíe y él no tuvo problema en ser fotografiado, al contrario, él posó de forma provocativa para mí haciéndose desear como nunca antes había sido deseado.
–Cuidado amor, está caliente...–decía en un tono que conseguía estremecer mi entrepierna–déjame, yo te ayudo– ofreció sentándose en mis piernas sin ningún pudor, tenemos tanta confianza que estas clases de cosas no lo avergüenzan, a menos que estemos en público o una cámara esté enfrente suyo.
Intenté de todas las formas posibles de no pasar mis manos por su cuerpo, de no atrapar sus labios, de no pensar en nada pervertido, pero eso fue en vano, Alex conoce mis puntos débiles y sí, me estaba tocando mientras intentaba darme la comida.
–Puedo yo solo–dije con la intención de detener sus movimientos, pero no, Alex únicamente me devolvió el tenedor para que comiera por mi cuenta mientras él se frotaba en mi entrepierna–A-Alex–dije con dificultad, deseando de todas las formas posibles comer para distraer mis pensamientos, pero mi amado novio se abrió de piernas pasando sus muslos por mis caderas quedando frente a frente, cerré mis ojos mordiendo mi lengua, mis dedos apretaban el tenedor con más fuerza de la que debería, me estaba calentando y si no hacía algo terminaría penetrando su interior de forma muy ruda y profunda–bebé...– insistí sintiendo como sus manos bajaban hasta mi entrepierna con la finalidad de sacarlo fuera, dejé el tenedor aún lado observando sus movimientos de manera detenida, Alex me encanta, sabe sin duda como provocarme, pero debo rechazar todas sus caricias tras mi orgullo estar en juego, no puedo perder, si lo hago Alex me recordará toda la vida lo fácil que es provocarme y no quiero eso.
–Vamos Max–susurraba en mi oído– ¿no quieres entrar en mí? ¿No quieres enseñarme quién manda? –preguntaba a medida que repartía besos por mi cuello, mis manos se acercaban a su cuerpo dispuesto a tocarlo por la conmoción de tenerlo luego de muchos días, pero se quedaron levantadas a unos cuántos centímetros de su cuerpo, debía controlarme, de todas formas, yo había sido el creador de este juego.
–Quiero hacer eso y más–respondí de manera sincera–pero puedo esperar.
Alex me miró a los ojos con una sonrisa de un “ya veremos que tanto te resistes para la próxima ocasión”, sé que no quiere perder, por ello vendrán cosas peores ¿o mejores? No sé cómo llamarlo, me encantan las cosas que hace con la finalidad de provocarme, aunque al no poder tocarlo por la apuesta, dificulta todos mis deseos que tengo por él.
Cuando se levantó de mis piernas salí corriendo a mi set de grabación para masturbarme con la intención de liberar el deseo, no necesitaba ayuda en esta ocasión, mis pensamientos estaban enfocados en su cuerpo, además que cuando cerraba mis ojos lo veía sentado sobre mis piernas frotándose como gata en celo, esto sería muy difícil, amo demasiado el cuerpo de mi novio, aunque ¿existe algo que no ame de él?