La Peor Noticia
—No le haga caso a mi sobrina, señora, solamente está alterada por lo que pasó—miente Roberto, la expresión de la vecina detona desconfianza hacia mi tío, regresa su mirada a mí y toma mi mano.
—Te llevaré conmigo a mi casa mientras llega tu mamá—dice, mi tío se molesta y veo de reojo que tiene un cuchillo en su mano derecha.
El miedo empieza a crecer en mi interior combinándose con las demás emociones que siento, no quiero ver más sangre y mucho menos ver a alguien morir frente a mis ojos, no quiero mi infancia manchada de traumas.
—Con permiso, Roberto—dice la señora con seriedad, mi tío se aparta de la puerta, mientras salíamos siento la mirada amenazante de él y eso provoca un escalofrío por todo mi cuerpo.
La vecina acelera el paso y cruzamos la calle rápido, entramos a su casa y cerro la puerta, respiro hondo y exhalo varias veces, al parecer la agobio la tensión que hubo en ese momento por mi tío.
Suspiro aliviada y el miedo se fue desvaneciendo, los temblores de mi cuerpo fueron calmándose poco a poco, al igual que pude respirar un poco mejor, la vecina se aleja de la puerta y caminamos hacia el cuarto de sus hijos, subimos unas escaleras de caracol y entramos al cuarto.
—Les encargo a nuestra vecina, cualquier cosa, estoy en la sala—dice, me tomo rápido el té y le entrego el vaso, me suelto de su mano y me acerco a sus hijos, y ellos me miran como bicho raro.
—Sí mamá—dicen ambos al unísono, su madre cierra la puerta a mis espaldas y los chicos se levantan.
—Mi nombre es Estefanía y él es mi hermano Antonio—dice con amabilidad, pensé que yo les caía mal por como me miraron al principio, debo dejar de suponer cosas que no son.
—Mucho gusto, yo me llamo Sara—dije con una sonrisa, los dos se acercaron a mí y me jalaron a una de las camas. Sobre la cama había un rompecabezas que aún le faltaban muchas piezas.
—Ayúdanos a armar el rompecabezas y así te distraes de lo que sucedió—dice Antonio, asentí y nos sentamos los tres en la cama, mientras lo armábamos mi cuerpo dejó de templar y pude respirar con normalidad, mantuve el pensamiento de que mi papá va a estar bien, lo que no entiendo es porque aún sigo sintiendo un vacío.
Anni
Siento como las horas pasan y nadie me dice nada, me levanto y camino de un lado a otro, la angustia la siento en mi garganta. Un doctor se acerca a mí y toma mi hombro, deteniéndome al instante.
—¿Su familiar es el señor Ernesto Romuel?—inquiere.
—Sí, ¿Cómo está?, ¿Se pondrá bien?—pregunto con impaciencia.
—Su esposo—hace una pausa—no aguantó, lo siento mucho.
Mi cuerpo colapsa y el doctor me alcanza a agarrar, los pedazos que quedaban de mi corazón fueron aplastados por un golpe convirtiéndolos en polvo, rompo en llanto al sentir un dolor muy fuerte en mi pecho.
El doctor intenta levantarme, pero es inútil, ya que me aferro al suelo, la herida que tenía se hizo más grande y un nudo se forma en mi garganta, los recuerdos de los momentos que pasamos juntos empiezan a revolotear en mi cabeza.
«¿Por qué tenías que irte tan pronto….?, no podré aceptar que te has ido…. Apenas empezábamos a escribir nuestra historia….»
«La persona que te quito la vida va a pagar muy caro por esto, juro que lo voy a encontrar y haré que cumpla su condena, es una promesa, mi amor….»
Dos enfermeras se acercan y ayudan al doctor a levantarme, me sientan en una silla cercana e intentan tranquilizarme, ellos mismos saben que al perder a alguien no te vas a tranquilizar tan fácilmente, eso lleva tiempo.
«Ahora no sé como le voy a decir esta noticia a mi hija, tengo que ser cautelosa para que no sea un duro golpe para ella, eso será lo difícil; aunque lo diga con delicadeza, será el mismo dolor…»
El doctor se va sin decir nada más y las enfermeras me traen un vaso de agua.
—Lamentamos su pérdida, señora—dice una de las enfermeras, las dos se van a sus puestos y me quedo mirando a la nada mientras sigo pensando en todo lo que mi esposo me había dicho.
Esperé media hora y el doctor regresa conmigo.
—¿Quiere que le hagan una autopsia a su esposo?—inquiere el doctor.
—No—respondo—quiero que me entreguen su cuerpo.
El doctor asiente y se vuelve a retirar, saco mi celular de mi bolsillo y llamo a Roberto, espero unos segundos hasta que escucho su voz del otro lado.
—Hola hermana, ¿Está bien mi cuñado?—inquiere Roberto.
—Él….—hago una pausa—falleció…—dije entre sollozos.
—Lo siento mucho, hermana, me imagino como se pondrá mi sobrina con esta noticia. Cuentas conmigo para lo que sea—dice.
—Gracias… Necesito que me hagas un favor, ¿Puedes preparar todo para el funeral?, yo después te lo pagaré todo.
—Claro y no es necesario que me pagues nada, insisto—añade.
—Esta bien, gracias—dije
4 días después, Sara.
Me quedé cuatro días en casa de la vecina, ya que mi mamá no había regresado a casa, pensé que estuvo cuidando a mi papá en el hospital.
Tocan la puerta y la vecina abre, escucho la voz de mi mamá y me levanto del sillón repentinamente, corro a la puerta y la abrazo.
—Gracias por cuidar a mi hija—dice mi mamá fingiendo una sonrisa.
—No me agradezcas, lo hice con mucho gusto.
Me separo y ella toma mi mano, se despidió de la vecina y empezamos a caminar de regreso a la casa, levanto la cabeza y veo a mi mamá triste, no entiendo porque no está feliz.
Entramos a la casa y hay un ataúd en medio de la sala, miro a mi mamá con confusión y ella suelta mi mano, se agacha quedando a mi altura y veo como lágrimas rodan por sus mejillas.
—Mi niña, tu papá ya no está con nosotros, se fue a un lugar donde será muy feliz—dice mientras solloza, por un momento pensé que nos había abandonado y decido acercarme al ataúd, una señora se acerca a mí y me alza, y veo a mi papá sin vida….
—Papá…—dije mientras las lágrimas empezaban a brotar, la señora me baja y corro de regreso con mi mamá, la abrazo y empiezo a llorar al igual ella, ahora entiendo este vacío que siento, ya predecía que mi papá no iba a sobrevivir, mi tío entro a la casa y se acerca a nosotras.
—Tu padre fue un maravillo hombre—dice con descaro, lo miro por unos segundos con odio y desprecio, él me sonrió y borro su sonrisa rápidamente, cubro mi rostro en el hombro de mi mamá. Los temblores de mi cuerpo regresaron en ese momento e intento controlarlos, sin embargo, fue imposible.