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Ansiedad (Bilogía Asesinos II)

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Alejandra Mondragon
32
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480
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9.0
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Sinopsis

Sara tenía una vida feliz junto a sus padres, pero la felicidad es destruida por su tío, la familia sufre una decaída por la muerte de la persona que más querían. Con la llegada de un nuevo miembro de la familia, la felicidad regresó aunque no era la misma. Pero desde su llegada cosas empezaron a suceder en la vida de los dos hermanos. Liam tiene que enfrentar al hombre que lo lastimó cuando era solamente un niño y sara tiene que enfrentar a un “amigo” de su pasado para poder ser feliz con la persona que ama.

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“El Monstruo”

Aviso

La historia aún no está corregida, pero cuando este aviso sea eliminado, significará que ya le hice los cambios correspondientes. Gracias.

Y advertencia:

La novela contiene escenas sangrientas y violentas, si eres sensible a este tipo de escenas, te pido que salgas de la novela. También contiene pedofilia, trastorno de estrés postraumático, dependencia emocional, acoso, secuestros y suicidios.

—¿Puedes cuidar a mi hija solo unos segundos?—inquiere Anni, lo mira esperando una respuesta positiva.

—Claro que sí, hermanita, nunca me negaré a cuidar a mi sobrina—asevera Roberto, finge una sonrisa.

—Lo sé, no tardo—dice Anni con una voz melódica, se acerca a la puerta y la abre, se detiene y me mira por encima del hombro.

—Pórtate bien con tu tío, ¿De acuerdo, mi amor?.

—Sí mamá—dije con una sonrisa, ella sale de la casa y cierra la puerta, mi tío voltea a verme y se muerde el labio inferior.

—Quiero enseñarte un juego nuevo—dice mientras se acerca a mí, levanto la mirada y él se detiene frente a mí, se agacha y posa su mano sobre mi pierna.

—¿Cuál, tío?—inquiero con incomodidad, siento su mano acariciar mi pierna y el miedo empieza a consumirme cuando siento como sube su mano hasta mi entrepierna.

—Acompáñame a tu habitación y ahí te enseñaré—dice Roberto con una sonrisa de lado, estaba a punto de levantarse cuando se escucha la puerta abrirse a sus espaldas, los dos volteamos a esa dirección y miro detenidamente a mi padre, su cabello blanco brillante y sus ojos blancos profundos captaron mi atención por completo. Me levanto haciendo que la mano de mi tío se aparte y corro hacia mi padre esquivando a mi tío.

—¡Papá!—vocifero, lo abrazo por su cintura y él baja su mirada dedicándome una sonrisa.

—Mi princesa—dice Enrique con voz suave, siento su mano en mi cabeza y me desalborota mi cabello, una sonrisa se dibuja en mi rostro con solo escuchar su voz gruesa y agradable.

Mi tío se levanta y se gira, mi padre levanta la mirada, y los dos se asesinan con la mirada, levanto mi mirada y veo que quita su mano de mi cabeza y se tensa.

—¿Qué le estabas haciendo a mi hija?—recrimina—no intentes negar nada porque yo mismo vi su rostro lleno de miedo e incomodidad.

—Solo estaba jugando con ella, cuñado—miente mientras sonríe de oreja a oreja, mi papá cierra sus puños y los aprieta.

—A mí no me vas a engañar como lo haces con Anni—hace una pausa— Y te voy a decir algo, no me importa que seas el hermano de mi esposa, te voy a dar una paliza si te vuelves a acercar a mi pequeña—advierte mi papá con irá y firmeza, la sonrisa de mi tío se borra, mira a Ernesto con fastidio y se retira sin decir nada.

—Papá….—me interrumpe.

—Yo sé lo que me vas a decir Sara y yo te voy a prometer una cosa—inhala y exhala para calmar el coraje que tiene—No voy a permitir que te vuelva a tocar, voy a estar más al pendiente de ti y te protegeré cada que él dé un paso dentro de esta casa, nadie va hacerte daño mientras yo esté a tu lado mi niña—dice Ernesto con voz cálida y con coraje, se arrodilla quedando a mi altura y me abraza de repente.

No pude evitar llorar con sus palabras, «jamás había visto a mi papá tan enojado y menos con mi tío, siempre hay una primera vez, ¿No?». Abrace a mi papá y no quería soltarlo, me siento protegida en sus brazos.

—Y perdóname por no haberme dado cuenta de sus intenciones antes—añade mi papá, «mi tío antes me miraba con deseo y cuando usaba vestidos, le gustaba desnudarme con la mirada, yo pensaba que eran normales sus miradas y cuando él me sentaba en sus piernas, hasta ahora me doy cuenta de que mi tío no tiene buenas intenciones conmigo».

—No te disculpes, papá, sé que estabas muy distraído con los planos que te encargaron—dije con voz llorosa, siento como me abraza con un poco de fuerza y se queda callado durante unos largos segundos.

—¿Qué pasó?—escucho la voz de mi mamá a la espalda de mi papá, Ernesto me suelta y se gira, se levanta y mira a mi mamá con molestia.

—Tú y yo tenemos que hablar muy seriamente—dice con seriedad, Anni frunce el ceño y me da una mirada rápida antes de volver su mirada a mi papá, limpio mis lágrimas.

—Ve a tu cuarto, mi niña—dice mi mamá con confusión, asiento y doy media vuelta, me dirijo a mi habitación corriendo.

Escucho a mi papá y a mi mamá discutir, «Espero que no le haga daño a mi hermano que mis papás estén discutiendo, mi mamá apenas lleva 5 meses de embarazo y ha tenido complicaciones por culpa de mi tío; mi mamá y mi tío siempre discuten por tonterías».

«Sé que hace las cosas para provocar a mi papá porque mi tío lo odia, finge que le cae bien frente a mi mamá cuando eso no es así, mi tío es un doble cara y un mentiroso, siempre se sale con la suya…»

Ernesto.

—¿Y si malinterpretaste lo que viste?, mi hermano no es capaz de hacerle daño a su sobrina—replica Anni con seguridad.

—¿Crees que ver cómo tocaba su entrepierna es malinterpretar?—inquiero con una ceja enarcada, ella se queda callada y desvía la mirada, «Yo sé que es duro saber que alguien de tu familia es un pedófilo, pero es mejor saberlo que dejar a tus hijos con ese monstruo».

—Voy a pedirle a mi hermano que se vaya—dice mi esposa con seriedad, pasa por mi lado con la mirada baja y la veo perderse por uno de los pasillos. «Admito que estuvo mal pelear con ella estando embarazada, no quiero que le pase nada a ella y a nuestro hijo, menos ahora que está en peligro de abortar».

Me giro y Roberto aparece de la nada frente a mí y me saca de mis pensamientos, sonríe con descaro y se acerca a mí.

—Hiciste mal al contarle a mi hermana, cuñado, espero que no te pase nada malo mientras cruces las calles—dice indirectamente, se detiene a unos escasos centímetros de mí.

—Tus hijos van a ser míos—susurra—y no vas a poder hacer nada para detenerme, cuñado.

Mi mandíbula se tensa en ese momento, «¿Qué quiere decir con eso?, ¿Cómo qué no voy a poder hacer nada detenerlo?, él mismo sabe que yo voy a estar siempre para detenerlo y proteger a mis hijos, nada va a detenerme».

—No me subestimes, cuñado, yo voy a estar siempre para detenerte porque no pienso dejar a mis hijos contigo, nunca—espeto, siento como la furia me consume y tengo impulsos de golpearlo, pero me contengo lo más que puedo y mantengo una postura neutral.

—No te precipites, cuñado—pasa por mi lado golpeando mi hombro y sale de la casa, azota la puerta a mis espaldas y me quedo cavilando en lo que dijo al final.

«Este tipo solo quiere confundirme, ¿O qué?, solo dice palabras que no tienen sentido, ¿Precipitarme?. Mejor voy a disculparte con mi esposa, eso si es más importante», empiezo a caminar por el pasillo y subo las escaleras, me detengo en el marco de la puerta de la habitación y veo a mi esposa sentada mirando a la nada.