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Capítulo 3

- Sí... necesito despertar. - digo con la cabeza gacha mientras cerraba los ojos y me concentraba en la fragancia de las azaleas.

- Eres fuerte, Séptimo. Me gustaría ser un poco más como tú – Abrí los ojos viéndola encogida y con la cabeza gacha.

Soy fuerte...

Sentí como si un yunque estuviera encima de mi pecho, bloqueando mi respiración y los latidos del corazón, y como si alguien lo levantara, el aire entró lentamente en mis vías respiratorias, las cuales poco a poco se fueron inflando debido a la paz que recibía. No pasó mucho tiempo para que mi corazón se inflara más libremente. Luego abrí los ojos y encontré el blanco, un color rara vez visto en mi mundo. Me di cuenta de que estaba en un mundo nuevo, uno completamente diferente al mío.

Pero todavía estaba confundida, todavía estaba desorientada.

- Maldita sea. Oh, por Diosa, me asustaste - Me quedé mirando el techo blanco con su iluminación blanca - Espera, estás despierta... ¡Estás despierta! Diosa mía... - Sentí una mano tocar mi párpado y levantarlo cuando una linterna se colocó frente a mi ojo.

Agarré la mano de la chica y la pateé, desconectándome de los cables que estaban pegados a mi piel y conectados a mi vena. La niña se levantó dolorida y presionó un botón en la pared y yo me acerqué a ella y la levanté del suelo.

- ¿Quién eres tú? ¿¡Donde estoy!? - Pregunto sin mostrar ninguna emoción y la gente entra a la habitación.

- Cálmate, señorita - Dice uno y tiro brutalmente a la chica al suelo y le gruño a las personas que tengo delante.

Corrí hacia uno y me lancé hacia él, haciéndolo caer conmigo encima.

- Fallo de seguridad, código verde. - Dos personas me toman de los brazos y me levantan.

- ¡Los mataré a todos! - digo pateando a un guardia que apareció frente a mí, este cayó llevándose a otro con él.

- Cálmate, cálmate, cálmate. - Unos fuertes brazos me sujetaron por detrás, apoyando su barbilla en mi hombro - Estás en la manada Crescent Moon, mi manada, Patricio. - Su voz salió tranquilamente junto a mi oído, haciéndome olfatear el lugar y oler ese maravilloso olor a azalea con hojas de naranja - Respira y cálmate. Estás bien.

Inspiré y exhalé profundamente, adaptando lentamente mis sentidos y recuperando un poco la conciencia y la memoria. Poco a poco los fuertes brazos se fueron ensanchando hasta que finalmente se alejaron.

Me sentí un poco abandonada con esta separación.

- Patricio... - Dije luego de girarme y ver su mirada cansada.

Destellos de recuerdos me golpeaban y me sentí un poco mareado al percibir los detalles. Patricio extendió la mano y sujetó mi cintura, estabilizando mi cuerpo.

- ¿Que estas sintiendo? - Él pide

Solté su brazo y retrocedí, mirando hacia un lado.

- Estoy bien, estoy bien... estaré bien. - digo poniendo mi mano en mi cabeza

- ¿Que estás sintiendo? Estuvo inconsciente durante horas con un paro cardíaco y respiratorio.

- Dale agua.

- Estoy bien, sólo confundido. ¿Qué sucedió?

- Intento de asesinato. Te apuñalaron con veneno y entraste en coma. ¿Estás seguro de que estás bien? - Dice Patricio con curiosidad y lo miro afirmando. - Necesitas descansar, beber agua - Dice volviendo a una postura seria . - ¿Como? - Tu voz suena confusa para un médico.

- Su cuerpo aparentemente drenó el veneno, a diferencia del pobre Josh.

- ¿Perdimos? - Dice Patricio

- Horas atras.

- Me dijiste que su caso era más grave.

- Lo era, pero como dije, su cuerpo se estaba saboteando. Los tejidos del niño murieron y su torrente sanguíneo se contaminó, la toxina llegó a su corazón.

- ¿Me estás diciendo que ella era inmune a la toxina y no me avisaste? - Veo la irritación en la cara de Patricio.

- Err... el niño no, lamentablemente murió.

- ¡Murió, cuando el individuo que iba en busca de posible ayuda no estaba ni a la mitad de su destino! - dice Patricio claramente irritado

- Estoy cansado de esto, me voy. - digo levantándome de la camilla y dirigiéndome hacia la puerta, sus brazos me detuvieron.

- Sólo llevas ropa de hospital, no saldrás así.

- He estado con menos - digo con indiferencia

Ahora me importaba una mierda respetar a los demás.

- Quiero cazar a quien intentó matarme y me dejó un dolor de cabeza terrible y dos cicatrices profundas. - digo con firmeza

- Ya está en proceso - Intento soltarlo y él me aprieta más fuerte pegándome a su cuerpo - Ya está en proceso. - Dice con firmeza mirándome a los ojos.

- No me quedaré aquí. - También digo firme y odié a Seven por no querer hablar conmigo.

~ Pueblo de hojalata sarnoso.

- Quédate en casa, ya está - Me suelta y puedo respirar mejor . - Libérala si todo está bien. Cualquier necesidad de tratamiento posterior se realiza en el área médica del cuartel. - Le dice al equipo que está allí y se va dándome la espalda.

Los presentes me miraron con miedo y yo solo levanté una ceja para intimidarlos.

- Mira quién volvió de entre los muertos – dice Sabrina en el sofá de la sala

- Hola.

- Mocoso, lleva a Alexandra a la habitación y quédate con ella. - Dice Patricio sin mirarla y yendo a la cocina.

- ¿Voy a ser niñera ahora? - dice aburrida

- Penas de ser familia, y todavía me debes una semana sin impugnarme. Vamos

- Sé dónde está mi habitación – digo subiendo las escaleras.

Ya estaba bien vestida cuando salí del hospital donde me encontraba y ahora solo quería encajar todo en mi mente para encontrar algún significado, mi sol. Ahora estaba completamente perdida, no sabía quién era, qué quería y qué necesitaba hacer. Antes tenía una intuición, una esperanza, mi sol, para saber qué hacer, pero ahora nada.

Entro en la habitación y no me siento como en casa. Debe ser porque solo me había alojado aquí un par de veces.

- Ahora me veré obligado a ser tu compañía. Qué genial, ¿verdad? - Dice Sabrina entrando a la habitación y tirándose sobre la cama.

Recordé lo que ella me había dicho, me preguntó y me preguntó la noche de la fiesta.

- Sabrina, no era mi intención... - Me interrumpen.

- No no no. Olvidémonos de eso. Estaba borracho y necesitado, no tenemos ningún problema. Como que nos conocemos desde hace unos días, aparte de los que pasaste durmiendo, no hace falta que seamos amigos ni nada, somos compañeros de cuarto.

- Uhm, de todos modos me gustaría ser tu amigo, solo he tenido uno en mi vida. Y solo salí de la fiesta porque todo ese revuelo me retorció la cabeza, quería ir a un lugar más tranquilo. - Levanta la cabeza y se sienta confundida.

- Dijiste que venías de una especie de congreso de omegas femeninas. ¿Cómo es que no tenías varios amigos?

- Eran familia, no amigos. Había madres y hermanas.

- ¿Y cómo era allí? ¿Te divertiste? - Dice mostrando animación.

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