ALFA: El romance de los cachorros [Libros 2]
Sinopsis
- No fuiste tú quien participó en la muerte de tu madre y te vi obligado a seguir existiendo con todo este dolor - Dejé escapar mis lágrimas, sin importarme mostrar mi fragilidad - Y para poder respirar sin sentir dolor, tenías que levantarte y seguir luchando, tenía que convertirse en un animal para no sentir tan intensamente como un humano. - Mis lágrimas salieron más calientes y mis sollozos se hicieron más grandes - No fuiste tú quien tuvo que sacrificar tu cordura y humanidad en matar de dolor a tus compañeras, a tus hermanas, para ver solo un poco de ira y decepción en los ojos de quienes te destruyeron. No fuiste tú quien pasó por todo lo que tuve que pasar y tuve que permanecer firme sin mostrar la importancia que le diste - digo con los ojos cerrados y mantengo la cabeza gacha dejando que mis lágrimas fluyan sin obstáculos. Abrí los ojos sintiendo que alguien se acercaba y vi a mi madre agachada frente a mí, sus manos fueron a los lados de mi cara y no podía sentir ni calor ni frío. No podía sentir nada, sólo el vacío.
Capítulo 1
Al rato soy arrojado brutalmente junto con Décima al suelo sucio de la cancha, lugar donde hubo enfrentamientos. La puerta detrás de nosotros está cerrada y las luces encendidas, lo que nos permite ver a varios hombres mirando desde un piso más alto.
- Entonces señoras, ¿no nos mostrarían lo que querían hacer con Jon? Muestra tu ira en el combate a muerte. - Dice el Sr. Corfín.
Nos miramos y vimos que ninguno iba a lastimar al otro, especialmente matar.
- Si piensas en negarlo, debes saber que esto resultará en castigos severos, incluyendo tortura, alucinógenos y privación social y alimentaria en régimen de aislamiento. - Su voz suena divertida y me acerco a un cuchillo que estaba en el suelo - Buena elección, Séptimo.
- Si nuestra vida es tan mediocre, ¿por qué no terminamos con ella pronto? - Miro a Décima que estaba triste. - Esta es nuestra oportunidad de acabar con todo, arruinarles la diversión y liberarnos a la paz que merecemos – digo mirándola y ella también saca un cuchillo.
- ¿Merecen la paz?
Ella dudaba, pero vio en su mirada oscura que contenía determinación. Ella, como todas las demás chicas, era demasiado hermosa para merecer tanto dolor. Las cicatrices en su cuerpo disminuían su belleza, con piel y cabello negros que a veces me hacían preguntarme si habría algo de luz en su interior. Estaba tan aislada y abatida que quería creer que en su alma había brillo y esperanza, no sólo una cáscara vacía esperando su último aliento.
Sí, fui muy ingenuo.
Al abrirse una puerta lateral, se acercó un lacayo con una niña muy parecida a Décima, haciéndole soltar el cuchillo.
- Elige, Décimo. Matar a Sétima para que su hermana pequeña pueda vivir o irse... ¿Tessa? Tessa muere para que Sétima pueda vivir. Elige qué responsabilidad por la muerte asumirás. ¿Para cuál será una buena hermana? - Dice el señor Acid. corfin
Los décimos estaban unidos por la misma sangre paterna, una que nunca supimos.
No dejaría que ella cargara con esta carga, quería morir, poner fin a mi soledad y sufrimiento.
Tomo el cuchillo y lo coloco en mi cuello, respirando por última vez.
- Yo miraría atrás si fuera tú, Séptimo. - Sonó la voz del jefe pero lo ignoré, pero no pude ignorar a otro que venía detrás de mí.
- Mi querida. - Miré hacia atrás, derramando una lágrima que no sabía exactamente qué era.
¿Anhelo, felicidad, miedo, tristeza, arrepentimiento, desilusión, desilusión?
Estaba confundido. Verla ahora cambiaría todo.
- Mira cómo has crecido - Se llevó las manos a la cara tratando de contener las lágrimas - Tus ojos, tu nariz, ese rasgo. Te pareces mucho a él...
- El reencuentro fue hermoso pero... - Dice el jefe desde arriba y un vampiro detrás de mi madre cava y le hunde los dedos en la tráquea y yo me asusto enseguida - Necesitamos nuestro espectáculo. Entonces Sétima matará a su Décima para que su madre pueda vivir o dejará al niño allí para torturarla hasta la muerte para que Décima pueda vivir. Debe ser doloroso tener los dedos presionando el interior del cuello. Cuanto más tarde en decidirse, más sufrirá.
Mi atención se centró en los ojos asustados de mi madre. Esos ojos que hace tiempo me daban amor y cariño y ahora me daban dolor y miedo.
Verla así me hizo odiar, más odio del que ya sentía por los lacayos.
- Séptimo, lo siento. - Miro hacia atrás viendo a Décima con el cuchillo de antes mirándome triste - Si una de nosotras no muere, morirá su madre y mi hermana. Más vale una muerte que dos, y Tessa necesita a alguien, su madre no. - Ella lentamente se acercó a mí y me enojé . - Ya querías morir, es la mejor opción.
No estaba enojado con Décima, sino con la situación en la que la pusieron.
Cuando Décima se acercó a mí para apuñalarme, le agarré el puño y le di una patada, le quité el cuchillo y lo tiré. La agarré del brazo y la tiré.
- ¡Suelta a mi madre! - le digo al vampiro - dije ¡déjala ir! - Me agacho y recojo el cuchillo que antes me iba a degollar - Suéltalo - Rápidamente le tiré el cuchillo que se clavó en su cuello.
- Su perro. - exclama
La mano que sostenía a mi madre fue contra el cuchillo y no entendí por qué se quedó allí. Ella podría haberlo dejado ir.
- Ella no se irá, no tiene sentido.
Sí, ya había estado allí, me dijo un susurro en mi cabeza.
Luego caminé rápidamente hacia mi creador que estaba dolorido y asustado. Mi trabajo era protegerla. Ella era todo lo que yo tenía y yo era todo lo que ella tenía.
¿Por qué no abandonó sus brazos?
Sostuve la muñeca de la mano que estranguló a mi madre y con la otra mano le metí los dedos en los ojos.
- Décimo, ya te lo advertí. O la matas o mi amigo de allí matará a tu hermana. Quien no mate al otro, hará matar a su ser querido. No hay otra salida ni elección, la única opción que tienes es no fallar en la misión. Si pierdes, muere, te llevarás a tu hermana pequeña contigo – Suena la voz del jefe en el micrófono mientras compite con el vampiro que me doblaba en fuerza y tamaño.
¿Por qué estaba parada quieta? ¿Por qué estabas llorando? ¿Por qué no se quitó del camino para que yo pudiera matar al ser que amenazaba su vida?
Por qué. Por qué. Por qué.
La luz de la habitación empezó a fallar y parecía que nadie se daba cuenta.
- Necesito despertar, despertar a la vida. Necesito hacer lo que es correcto para mí – la voz de Décima sonó detrás de mí y me giré sosteniendo su brazo también.
Con una mano sostenía el puño del vampiro y con la otra la mano de Décimo.
Yo estaba perdido.
- No lo ves, ¿verdad, pequeña? No estudies, no te despiertes, no comprendas. Ni siquiera sabe seguir consejos y órdenes. - La voz del vampiro me sonó malvada mientras mantenía los ojos cerrados porque se los había reventado.
Décima me dio un rodillazo en el estómago y le tiré la mano hacia atrás sólo para darle un codazo en la cara. Mi madre levantó el brazo y tomó mi mano que todavía sostenía su puño de carcelero. Ella me miró con tristeza y… ¿decepción?
Lentamente solté su brazo de carcelero y no tuve tiempo de asimilar lo que quería decir. Por supuesto, ella no podía hablar. Décima me jaló hacia atrás, derribándome y me quedé en el suelo viendo un cuchillo venir hacia mi corazón, lo detuve sujetando los brazos de mi oponente con ambas manos.
Era verdad, no quería vivir más, allí no. Muchos de nosotros hemos intentado quitarnos la vida, pero los lacayos siempre nos detuvieron e hicieron lo posible por no tener nada que nos ayudara. Pero si muriera, mamá se iría conmigo. No podía morir, no cuando la vida de mi mamá estaba ligada a la mía.
Aproveché que Décima echaba su cuerpo hacia adelante para ganar más fuerza y le di una patada en las piernas para hacerla caer a un lado. Sostuve mejor sus manos y rodé por el suelo, colocándome encima de ella para levantarme y mirar a mi oponente.
- Tessa necesita vivir, solo le quedan años. No puedo perder otra hermana, otra familia, mi Mamá ya no está. - Me tira fuerte del brazo y me corta el antebrazo con el cuchillo.
Escucho lo que podría ser el grito de mi madre y la veo cerrar los ojos de dolor mientras el vampiro ejerce más fuerza. Me lanzo hacia Décima con fuerza, haciéndola soltar el cuchillo y la atrapo, haciéndole un corte horizontal por encima de sus senos.
No dejaré que nadie muera.
Hundo el cuchillo debajo de su hombro y me levanto, dirigiéndome hacia mi madre. Sus ojos aún no se habían regenerado así que no podía alejarme, agarré sus muñecas nuevamente e intenté abrir su mano.
- Déjala ir, sino te mato. - digo perra, apretando su puño con fuerza, todavía intentando abrir la mano y se ríe.
No pude volver a insultarlo ni amenazarlo porque Décima me agarró del pelo y me jaló hacia atrás.
Eso era lo que no quería que sucediera.
¿Cómo fui tan estúpido? ¿Tan ingenuo? Tan... insolente.
- ¿Por qué no cumpliste tus palabras?
No quería soltar la mano del carcelero de mi madre, él seguiría torturándola, ni siquiera para hacerle caso a Décima, quien abruptamente me jaló hacia atrás. Ella me hizo tomar la mano del vampiro, una mano que tampoco quería soltar la tráquea de mi mamá.