Investigando.
Esa dos palabras bastaron para que mi cerebro explotara sin saber qué decir o responder.
¿Qué podía decirle?
Mi abuela se acercó a mí, tomando mi rostro entre sus manos, secando pequeñas gotas que escapaban de mis ojos. La impotencia me hacía sentir inútil, miserable.
- No llores, cariño; no fue tu culpa. Ya lo descubriremos. - Asentí con decepción, cambiando el tema.
- ¿Llamaste al abuelo? - Ella asintió, acercándose a Faith, tomando una de sus manos, acariciándola con cuidado.
No tengo veinte años, tampoco tengo dieciocho, sólo tengo la apariencia de ser mayor. No he vivido lo mismo que mis padres o abuelos; no tengo nada de experiencia.
Me senté en el suelo, dejando a mi espalda apoyarse en la pared, escondiendo mi rostro entre mis manos.
- Estará bien, Col. Tranquilo, viejo. - Miré a Brandon, asintiendo ante sus palabras reconfortantes.
Escuché los pasos de mi abuelo entrar a la mansión, seguido del silencio, opacado por el viento de la rapidez de mi tío. Ambos entraron a la sala mientras, Leonardo bajaba a mi abuelo de su espalda; miraron a Faith, luego a mí.
- ¿Qué sucedió, Colby? - Miré a mi tío Leonardo, tratando de explicar algo de lo ocurrido.
- Un imbécil la atacó. No sé qué sucedió, sólo sé que llegué a tiempo. - Mi voz salió algo rota, contenida por la ira; ellos sólo asintieron, acercándose a mi hermana.
- Mamá, tráeme una de las bolsas de sangre que tenemos de reserva y consígueme unas vendas. - La abuela asintió, perdiéndose en un segundo, mientras ellos atendían a Faith.
- ¡Colby! - Escuché la voz de mi madre resonar en la mansión y mis sollozos no demoraron en hacer presencia, cubriendo mi rostro con mis manos. Sentí sus brazos a mi alrededor a los pocos segundos, intentando calmarme. - Shh, tranquilo, cariño. Ella está bien.
- ¿¡Qué rayos sucedió!? - Me tensé al escuchar la voz de mi padre, sintiendo que me levantaba del suelo, separándome de mi madre. - ¿Estás bien? ¿Te lastimaron? - Negué sin poder mirarlo, sintiendo su abrazo reconfortante. - Ella está bien, campeón. Tranquilo.
- Brandon, ¿sabes algo? - Brandon iba a hablar pero lo interrumpí, separándome de mi padre.
- Él no sabe nada. Sólo nos encontró cuando la subí al auto para venirme. - Miré a mis padres, secando mis lágrimas con rapidez.
La abuela ya había llegado con las cosas que necesitaban, dándole espacio a nuestros doctores para atenderla.
Unos cinco minutos habían pasado, cuando mi tío se giró a vernos, con un semblante bastante sombrío.
- Habrá que esperar a que ella reaccione; por ahora no podemos hacer mucho más. - Observé el cuerpo de Faith, viendo que, mi tío, había colocado una especie de aparato en la boca de esta para hacer que la sangre entrara a su cuerpo.
- Es mi culpa. - Todas las miradas cayeron sobre mí, negando en sus mentes, intentando no hacerme sentir peor de lo que ya me sentía.
- Colby, hijo, no puedes culparte. No fue tu culpa. - Negué en silencio, echando a correr lejos de allí, no queriendo escuchar a nadie.
Salí de la casa, sintiendo la brisa fría golpear mi cuerpo. Mis músculos estaban tensionados y mi cabeza iba a explotar por tanta presión que sentía dentro de ella. Corrí hasta el único lugar donde podía sentirme en paz, donde podía estar solo por unos minutos.
¿Por qué quería a Faith? ¿Por qué hablaba como si me conociera? ¿Cuál era su propósito? Y lo más importante: ¿por qué la mordió?
Me tensé al escuchar unos pasos detrás de mí después de haber estado unos buenos diez minutos solo, pero respiré con tranquilidad al sentir la esencia de mi madre.
- Faith está bien, Col. Acaba de despertar. - Cerré mis ojos, algo tenso ante eso. - Está preguntando por ti. Dice que no hablará hasta que tú estés con ella. - Asentí, mirando a mi madre en silencio.
Me extendió una de sus manos y la tomé en silencio. Ambos echamos a correr, totalmente silenciados de nuestros labios, pero comunicados en nuestra mente.
- No pienses que no hiciste lo correcto. Ella dijo que tú la salvaste, Colby, y estoy orgullosa de ti. Ya averiguaremos lo que sucede, ¿está bien? - Asentí en silencio, entrando a la mansión, bajando al sótano sin demora.
Todos hablaban en murmullos preocupados, pero apenas me vieron, guardaron silencio. Brandon estaba al lado de mi hermana, sosteniendo su mano, justo como yo lo haría.
- Col... - Miré a Faith en silencio y con dolor.
Su cuello estaba sano pero si te detenías a mirar bien, tenía unas leves marcas alrededor de este, causadas por aquellas manos; una pequeña venda estaba puesta en su cuello, en el lugar donde aquel inepto la mordió. Me extendió su mano, haciendo que me acercara a ella con lentitud.
- Lo siento, Faith. - Ella negó en silencio, acercándome más a su cuerpo para poder darme un abrazo.
- Gracias por salvarme, Col. - Susurró en mi cuello, mientras yo la abrazaba con cuidado. - Ahora, tú, debes tener cuidado.
Nos separamos con lentitud mientras la observaba con viva curiosidad creciente dentro de mí. El color de mis ojos había cambiado y podía sentirlo.
- ¿De qué hablas, Faith? - La voz de mi abuela resonó como eco en mis oídos pero yo sólo podía reproducir lo que Faith me mostraba.
- Él sólo te busca a ti, hermano. Decidió morderme para saber más acerca de ti y conocer tu paradero. No sé cómo funciona en él su poder pero es diferente a los que hemos visto o conocido. Lo pude sentir dentro de mi mente, observando todo desde lejos. - Las imágenes de Faith se reproducían en mi mente una y otra vez.
Él la encontró por los pasillos. Él sabía a quién debía buscar. Él sabía cómo usarla en mi contra. Sabía dónde morder y cómo herirla. Tragué en seco al mirar su rostro desde la perspectiva de Faith.
Sus ojos estaban totalmente negros, como si su pupila estuviese dilatada, a tal punto que ya no hay retorno.
- Colby... - Sacudí mi cabeza levemente, mirando a mi familia. Mi madre me miraba con curiosidad pero mi padre ya lo sabía.
- Te están cazando. - No fue una pregunta, fue la afirmación de aquel hecho que lo consternaba. Mi madre miró a mi padre mientras su ceño se fruncía con preocupación.
- No puede ser verdad, Thomas. Dime que no lo es. - Mi padre abrazó a mi madre con resignación, suspirando en silencio.
- Debemos investigar. - Mi padre observó a mi tío. - Leonardo, necesito que llames a Corey y le digas que lo necesitamos aquí con urgencia. - Mi tío Leonardo desapareció de la vista de todos mientras, yo, me sentaba al otro lado de Faith.
- ¿Estás en peligro, Col? ¿En qué puedo ayudar? - Miré a Brandon, sonriendo un poco.
- Es peligroso para ti, viejo. No expondré tu vida y correré el riesgo de perderte. - Brandon me miró como si hubiese perdido la cabeza.
- ¡Oh, vamos! ¡Soy como el hijo putativo de tus padres! ¡Me vale mi vida! Si puedo ayudarte en algo, lo haré, Colby. Creéme. - Asentí con una sonrisa, mirando a mis padres.
- ¿Para qué necesitan al tío Corey? - Papá suspiró.
- Digamos que tenemos nuestro propio espía personal. Y Corey, junto a Mel, se comunican con esta persona para estar al tanto de ciertas situaciones. Si le llego a decir a Melissa, sin pasar primero por el colador de Corey, será capaz de buscar a la persona en cuestión y asesinarla con sus propias manos por no habernos informado nada. - Asentí con algo de confusión.
- ¿Sé quién es? - Papá asintió, dejando un beso en la cabeza de mamá.
- Ya lo sabrás. - Suspiré en silencio, asintiendo ante sus palabras.
Nos quedamos ahí, hablando, intentando cambiar el ambiente tan pesado. No es la primera vez que alguien me busca, tampoco será la última, pero de algo estoy seguro: no dejaré que nadie dañe a mi familia.
- Hola, familia. Aquí estoy. - Escuché la voz del tío Corey, viéndolo entrar al sótano con una sonrisa; sonreí en su dirección. - ¡Hey, muchachón! ¿Cómo estás? - Se acercó a mí, dándome un fuerte abrazo, pasando a Faith y de último a Brandon, asintiendo todos al tiempo ante su pregunta.
- Corey, necesitamos ayuda. - Corey miró a mis padres y asintió en espera de sus palabras.
- ¿Qué necesitan? - Mi padre se separó de mi madre, acercándose a mi tío, colocó una mano sobre su hombro y suspiró con rendición.
- Debemos llamarla. - Pude ver al tío Corey tensarse, asintiendo con algo de duda y preocupación.
- Vamos a la oficina de Rick; allí tendremos más privacidad. - Papá asintió e iba a salir, cuando miró a mamá.
- ¿Vienes? - Ella lo miró, asintiendo en silencio.
- En un momento. - Papá asintió y se perdió, junto a Corey, por las escaleras. Mamá me miró a mí, luego a Faith y de último a Brandon. - Sí tenías razón en algo, Brandon: eres como nuestro hijo, a pesar de ser humano; por eso confío en ti. - Brandon sonrió al sentir el roce de la mano de mi madre por su mejilla. - Les encomiendo a los tres cuidarse mucho; estén pendientes entre ustedes y comuníquense cualquier cosa que vean u oigan, ¿está claro?
Los tres asentimos en silencio, viéndola salir del sótano con rapidez, dejándonos ahí, pensativos. Brandon se levantó de la camilla después de unos segundos, colocándose frente a nosotros, cruzándose de brazos, bastante pensativo.
- ¿Crees que sea por algo que buscó a Faith? - Iba a decir algo cuando sentí la esencia de Carlo llegar a mí. Sonreí, mirando a Faith con una ceja levantada; sé que a ella le encanta Carlo.
- ¡Colby, Faith! - Lo vimos materializarse frente a nosotros, dándonos un abrazo fuerte. - ¡Estaba preocupado! ¿Están bien? - Se separó de nosotros, mirándonos con urgencia.
- Estamos bien, Carlo. No fue nada. Colby salvó mi vida. - Miré a Faith con incredulidad, negando en silencio.
- De no haber llegado a tiempo, ¿quién sabe? - Carlo nos miró, sonrió y dejó un beso en la frente de mi hermana; a mí me dio un abrazo. Luego se acercó a Brandon para darle un golpe suave en su nuca.
- ¡No convencí a Colby para que te dijera sobre nosotros y que, tú, te quedaras sin hacer nada! - Los tres reímos con suavidad mientras Brandon se sobaba su nuca con una mueca.
- Lo siento. No volverá a pasar. - Carlo rió, asintiendo ante su rostro adolorido.
- Nos vemos luego. Sus padres me necesitan. - Se dio la vuelta e iba a salir cuando Faith lo detuvo.
- ¿Podrías llevarme a comer después de que, todo esto, acabe? - Carlo sonrió, asintiendo ante el pedido de mi hermana, desapareciendo de nuestra vista.
- Debes decírselo, Faith. - Mi hermana miró a mi amigo, sacándole el dedo medio de su mano derecha.
- No es de tu incumbencia, Bran. Te quiero pero déjame manejar esto a mí. - Reí en silencio y negué.
Faith desapareció de nuestra vista mientras Brandon se ubicó a mi lado nuevamente. El silencio era llenado por los latidos rítmicos del corazón de mi amigo y mis arrítmicos latidos.
- ¿Crees que empeore? - Miré a Brandon sin saber qué decir.
- Espero que no. - Él asintió en silencio, aunque su mente estaba corriendo a mil.
- Es la primera vez que se acercan demasiado, Col. Los últimos meses e incluso años han sido menos agresivos. Sólo has sentido esencias y algunas que otras presencias; pero ¿esta? Esta fue de otro planeta.
Asentí en silencio, pensando en aquello. Aunque no quería pensar en eso, Brandon tenía razón. Esta vez habían cruzado las líneas. No estoy diciendo que tengamos fronteras delineadas y eso, pero lo que le hicieron a Faith fue pasarse de la raya.
Sentí que mi celular vibraba y lo saqué de mi bolsillo, mirando la pantalla. Sonreí al ver el nombre de la persona.
- Hola, Claire. - Brandon comenzó a golpear mis costillas, moviendo sus cejas de manera chistosa.
- Hola, Col. ¿Estás bien? No volví a verte en el instituto. - Asentí, pensativo.
- Lo sé, Claire. Tuve un pequeño inconveniente y tuve que salir de emergencia.
- Aaahhh... Y ¿Brandon está contigo? - Miré a Brandon y sonreí.
- Sí, aquí está. ¿Le digo que le envías saludos? - Claire rió con fuerza ante mis palabras, y pude imaginarla secando una lágrima imaginaria.
- No pero dile que Theressa sí se los envía. Debo irme, Col. Hablamos luego. Un beso. - Sonreí.
- Gracias, Claire. Nos vemos.
Al cortar la llamada, Brandon me miraba en silencio y con una sonrisa de loco. Reí con fuerza, agarrándolo con mi brazo izquierdo, despeinando su cabello castaño con mi mano derecha.
- Te envían saludos, amor. - Mi voz había salido en un intento fallido de chica linda y Brandon rió con fuerza.
- No seas idiota, Colby. - Me dio un leve empujón cuando nos separamos pero su sonrisa no desaparecía.
- Ella te gusta, ¿no es así? - Brandon suspiró, levantando sus hombros.
- No lo sé, Col. Es demasiado extraño. Comienzo a pensar que ella es un poco rara. - Lo miré con mi ceño fruncido.
- ¡Oh, vamos, Brandon! Y ahora ¿por qué lo dices? - Él negó en silencio, sin saber qué decirme.
- Mira, sé que existe lo sobrenatural. Lo sé de antemano porque mi, casi, hermano es un jodido vampiro. - Sonreí.
- Híbrido. - Él rodó sus ojos y asintió varias veces con frustración.
- De acuerdo, "Híbrido". Aún así, Col, siento que hay algo raro con ella. Aunque no pueda decirte lo que sea. Quizás estoy algo paranoico desde lo que sucedió la última vez.
Reí con fuerza esta vez, recordando aquel incidente. Carlo me había convencido de contarle a Brandon acerca de nosotros, así que lo llevé en mi auto hasta un callejón bastante solitario. Después de haber hablado con él, intentando hacer que me creyera la historia, Carlo apareció justo al lado de su ventanilla, metiéndole un susto enorme al mostrar sus colmillos y el cambio en su color de ojos. Casi se muere ese día.
Tuve que, con mucha calma y paciencia, enseñarle lo que somos y explicarle la situación con detalles. Al principio creía que era una broma pero luego comenzó a asimilarlo, y debo decir: lo recibió mejor de lo que esperaba.
Desde ese momento somos inseparables y siempre está donde nosotros estemos, haya problemas o no.
- Mira, Col, puede que no tenga poderes como ustedes, pero a veces, y sólo a veces, puedo sentir cuando algo no me cuadra como debería. Quiero decir, ella me encanta pero hay algo en ella que no sé, Col, sólo... - Dio un leve suspiro y su mirada fue a parar al suelo, dejando caer sus hombros. - No lo sé.
Coloqué una de mis manos en su hombro, dándole todo mi apoyo, viendo que miraba con tristeza. Le regalé una sonrisa sincera y de hermandad.
- No estás solo, Bran. Aquí estamos todos y, si sientes algo extraño, estaré atento a cualquier cosa. - Mi amigo sólo sonrió, asintiendo.
- Chicos... - ambos miramos a mi hermana que venía con su ceño fruncido y sus brazos cruzados - será mejor que suban a ver.
Brandon y yo nos miramos en silencio, con nuestros ceños fruncidos, levantando nuestros hombros sin saber qué sucedía, levantándonos de aquella camilla. Faith había salido con rapidez, mientras que Brandon y yo nos tomamos nuestro tiempo.
Arriba, si prestaba la debida atención, se podía escuchar algo así como una pequeña conmoción. Alguien había llegado a la mansión, alarmando a todos los presentes, dejándome apreciar su aroma.
- ¡No puedes esperar que no digamos nada cuando era TU trabajo avisarnos! - Al entrar a la sala, mi madre estaba frente a una mujer de cabello oscuro, señalándola con el dedo. Su enojo se podía sentir, y ver, a kilómetros.
- ¿Mamá? - Ambas mujeres me miraron. Una con sorpresa y la otra con tristeza. - ¿Quién es ella?
- ¿Qué tienes para decir a tu favor? - Mi padre la miraba con ira contenida mientras sus pensamientos corrían en torno a una sola cosa: debía haberla asesinado cuando pudo.
Serina.
Un sólo pensamiento bastó para entenderlo todo. Ella era la espía de mis padres. Ella trabajaba para ellos. Fue a ella a quien le perdonaron la vida con esa condición: trabajar para mi familia y avisarles de todo lo que sucedía. Ella era la informante.
La miré con sorpresa, sin poder decir ni pensar nada más.
- ¡Habla! ¿Qué tienes para decir?