Informante.
POV's Camila
Corey miraba a su hermana con enojo y decepción, esperando una respuesta que parecía no llegar. Una respuesta que todos esperábamos y necesitábamos.
¿Por qué rayos no nos avisó? ¿Por qué no fue capaz de hacerlo?
Miré a Colby quien presenciaba la escena con sorpresa, dejándome apreciar las emociones fuertes que tenía, sin saber qué pensar o incluso decir.
Volví mis ojos a Serina esperando la mágica respuesta, cuando escuchamos que las puertas de la mansión se abrían con fuerza. No necesité sentir el aroma para saber quién era. Ni siquiera Serina lo hizo, ella ya sabía.
- ¡Colby! - A pesar de la pesadez del aire, todos sonreímos al ver entrar a Mia, buscando sólo los brazos de mi hijo.
Este la recibió con una sonrisa enorme y ambos juntaron sus frentes, cerrando sus ojos, dejándome apreciar cómo mi hijo comenzaba a sentirse mejor.
Mia es como un calmante para Colby. Desde que nació, ambos se han unido demasiado; como si algo "mágico" o especial hiciera el trabajo.
Al girar mi rostro, vi a una Melissa bastante enojada, mirando a su hermana con contención. Se acercó a paso lento pero firme a ella; parecía una leona a punto de atacar.
- Ahora mismo, - habló pausadamente - explícame, ¿por qué rayos no nos avisaste? ¿Cuál es la estúpida excusa que tienes esta vez? - Serina miró hacia el suelo, evitando la mirada asesina de su hermana. - Dame un sólo motivo, Serina, sólo uno para comprender ¡porqué carajos no acabé contigo cuando pude!
Calvin sostuvo a Mel con delicadeza de su cintura, acercándola a su pecho y abrazándola; ella enseguida respiró, calmando todas sus emociones.
- Mamá, ¿por qué le hablas así? ¿Qué sucedió? - Todos miramos a Mia en silencio, pensando en qué decirle y cómo, pero Colby fue rápido e hizo que lo mirara.
- No es algo en lo que debamos meternos, pequeña. ¿Qué te parece si vamos a leer? - Sonreí al escuchar a Colby; Mia asintió con rapidez y una sonrisa.
Ambos desaparecieron de la sala, seguidos por Brandon y Faith. Luego hablaré con ellos; también necesitan saber lo que Serina nos diga. Miré a Mel y, esta, rodaba sus ojos, mientras sonreía con cierta frustración.
- A veces Mia se parece más a Camila; luego recuerdo que anda de arriba para abajo con Colby y logro hallarle sentido a todo. - Reí un poco ante su comentario para luego, ambas, mirar a Serina, seguidas de los demás.
- Bien. - Bufó con frustración. - Me pagaron para no avisarles. Ellos querían acercarse a Colby para saber de él, conocerlo. - Sostuve a Corey del brazo con rapidez, ya que quería ir y acabar con su hermana. Se soltó con suavidad de mi agarre, mirándola con desprecio.
- ¿Por qué en vez de ayudar, de corregirte, sigues siendo la misma estúpida e inútil de siempre? Dejándote convencer por todo el mundo, haciéndote la víctima. Me das asco, Serina.
Corey nos dio la espalda, perdiéndose por las escaleras, dejando un rastro de dolor en el rostro de su hermana; hasta a mí me dolieron aquellas palabras. Thomas se acercó a mí, entrelazando nuestras manos, respirando con más calma.
- Debiste avisarnos, Serina. Ellos casi matan a Faith. ¿Sabes las maneras en las que se acercan? - Serina dejó caer su cabeza, negando en silencio, queriendo decir algo.
- Ya no importa, Thomas. Ahora debemos averiguar quiénes son. - Melissa había hablado con firmeza, acercándose a su hermana, mirándola con advertencia. - Vas a averiguar todo lo que puedas sobre ellos, Serina. Y será mejor que lo hagas pronto porque no querrás que llegue a ti, a dejarte sin empleo.
Serina asintió en silencio y salió disparada de aquella sala, dejándonos en un silencio sepulcral.
Suspiré con decepción. Regresamos al inicio. No sabemos nada de nada.
- Thomas, - miré hacia otro lado, mientras las miradas caían sobre mí - ¿crees que sea necesario ponerle seguridad las veinticuatro horas del día? - Thomas quería decir algo cuando fuimos interrumpidos por otra voz.
- ¡Ni se les ocurra hacerlo! - Todos miramos a Colby con cierto asombro ante su repentino levantamiento de voz. - Lo siento. Sólo... - Suspiró con cansancio, negando con frustración. - No, no lo hagan. No es necesario. Puedo cuidarme solo.
Me acerqué a él, acunando su bello rostro entre mi mano derecha. Él me miró con fijeza, dejándome ver lo que le costaba asimilar toda esta situación.
- No quiero perderte, cariño. Mi corazón moriría de nuevo. - Él asintió, colocando su mano sobre la mía.
- No me perderán, mamá. Confíen en mí. - Nos quedamos unos segundos en silencio, mirándonos, debatiendonos por dentro. Asentí con lentitud, sintiendo a Thomas en mi espalda.
- De acuerdo, hijo, no los tendrás, pero deberán informarnos sobre todo lo que ocurra a su alrededor. - Colby asintió con gratitud, dejándome ver a un estirado borrón materializarse a nuestro lado.
- Colby... - Todos reímos al ver a Mia, desesperada por la atención de mi hijo, cruzada de brazos, mirándolo con obviedad. Él la miró con una sonrisa.
- ¿Dime, pequeña traviesa? - Ella sonrió ante el comentarios, abalanzándose a los brazos de Col; este la levantó del suelo sin esfuerzo alguno mientras sonreían.
Menos mal, mi hijo, es fuerte; de no ser así, estaría retorciéndose en el suelo debido al dolor y la quebrada de huesos tan terrible que le habría causado el cargar a Mia.
- Me gustaría ir al centro comercial. - Pausó un leve momento, mirando a Col con una ceja levantada, separándose de él, aunque no del todo. - Ahora. - Sus ordenes fueron estrictas y lanzadas con autoridad. Todos reímos con suavidad, viendo a Colby asentir con una sonrisa.
- De acuerdo, pequeña. Vayamos al centro comercial. - Ella asintió con una sonrisa, dejando un beso en la mejilla de mi hijo, soltándose de su agarre.
Miré a Colby con una sonrisa, queriendo hacer algo que, hace mucho, no hacía.
- Hijo, ¿podría ir con ustedes? - Todos me miraron extrañados ante mi petición. Sonreí. - Lo digo porque hace rato no voy y me vendría bien una salida. Llamaré a Alicia para encontrarnos allá.
Colby asintió, saliendo con Mia sobre su espalda, buscando la camioneta de Thomas, ya que en su auto no entrábamos todos. Faith bajó con Brandon, yéndose detrás de Colby; Carlo también se unió a la salida. Mientras salí a paso lento, llamé a Alicia.
- Hola, estúpida. ¿Cómo estás? - Sonreí.
- Hola, Ali. Bien, gracias. ¿Y tú?
- Bien, Cami. Aquí con Sam. ¿Qué necesitas? - Asentí con una leve sonrisa.
- Sólo quería invitarte al centro comercial. Iremos con los chicos. - Escuché un leve grito y supe que Samuel me había escuchado.
- Acepto, Cami. Sam está incansable. - Sonreí.
- Nos vemos allá, Al.
Cortamos la llamada y salí de la mansión, viendo que todos estaban acomodados en la camioneta y Colby esperaba por mí; subí al asiento del copiloto, viéndolo ponernos en marcha hacia el centro comercial.
Todos iban hablando, molestando, riendo pero ¿yo? Yo iba pensativa, callada, distraída.
- ¿Estás bien, mamá? - Miré a Colby levemente, sonriendo, asintiendo en silencio, mirando a los demás.
- Todos en este auto tienen buen oído, hijo. Estoy bien, sólo... - fijé mi vista al frente - pienso. - Suspiré en silencio y Colby asintió sin decir nada más.
El resto del trayecto intenté unirme a la diversión, queriendo disimular mi distracción. Al llegar al centro comercial, todos bajaron con rapidez mientras, yo, bajaba en silencio y con una lentitud enorme que me sorprendía hasta a mí.
En todo el camino hacia donde estaban todos, no dejaba de pensar en que, aunque sobrevivimos al inepto de Félix, alguien nuevo llegaba a nuestras vidas para atormentarnos otra vez.
Esta vez mi mente se hacía la pregunta de quién podría ser, sin hallar respuesta. Quizás alguien más lo sepa. Quizás alguien más pueda darnos información.
Mientras pensaba en eso, mi celular comenzó a vibrar. Al sacarlo de mi bolsillo, miré la pantalla y fruncí mi ceño, contestando de inmediato.
- Hola, Frederick. ¿Sucede...? - Antes de siquiera terminar de preguntar, él habló.
- Cami, no hay tiempo de hablar. Mis hermanos y yo estaremos llegando en la noche a la mansión, pero por favor, escucha atentamente: NO dejes a Colby ni un minuto solo. ¿Entendiste? ¡NO lo dejes solo!
Y la llamada terminó.
Mi cuerpo se tensó con rapidez mientras, mis ojos, comenzaron a buscar, con desespero y angustia, a mi hijo en medio de toda la multitud.
¿De dónde rayos salió toda esta gente? ¿Acaso no tienen cosas más importantes que hacer?
Inhalé los aromas del lugar, intentando hallar el aroma específico de mi familia, hasta que los encontré.
Estaban sentados, en la parte de afuera de la heladería favorita de Mia, mientras, Col, estaba sentado a su lado y ella se comía un helado de fresas con chocolate. Me acerqué a ellos con rapidez, viendo el cuerpo de Colby tensarse ante mi presencia. Ya él sabía que algo estaba sucediendo; o iba a suceder.
- Hijo, tu padre me llamó y nos necesita en la mansión, ahora. - No necesité decir más cuando Carlo se levantó, ubicándose a mi lado, colocando una de sus manos sobre mi hombro izquierdo, asintiendo en silencio.
- Vámonos, Colby. Ahora. - Miré a Carlo y asentí con gratitud.
- Pero, mamá, no he... - Iba a regañar a Faith pero no fue necesario.
- Faith, haz caso a lo que dice tu madre. Vámonos. - Carlo la miró con seriedad y ella asintió en silencio, levantándose de su lugar. Sonreí agradecida.
Íbamos saliendo del lugar cuando vi a mi mejor amiga entrar al centro comercial, de la mano de su "pequeño" rubio. Samuel apenas nos vio, se abalanzó sobre mí, dándome un fuerte abrazo.
- ¡Tía Cam! ¡Te extrañé! - Sonreí.
- También te extrañé, pequeño. - Me acerqué a Ali, abrazándola con cuidado, dejando uno de mis brazos alrededor de los hombros de Sam. - Debemos irnos, Ali. Vamos a la mansión. - Nos separamos y, ella, entendiendo mi mensaje, asintió.
- Claro, Cami. Allá nos vemos. - Me separé de Samuel con cuidado, viéndolo tomar la mano de su madre.
Al llegar a la camioneta, esperé a que todos se subieran y se acomodaran; me sentía algo incómoda de una manera extraña y poco inusual. Sentía que alguien nos estaba observando desde algún lugar en el estacionamiento así que, disimuladamente, busqué la fuente de aquella sensación.
Me tensé al ver un hombre, sin mucha forma debo decir, mirando hacia donde estábamos todos. No es que no tuviera buen cuerpo, el problema era que no sabía si tenía uno. Parecía más una sombra que otra cosa pero podía detallarse su figura varonil. Sus brazos podían verse cruzados sobre su pecho y su mirada seria decía algo más que sólo "estoy mirando".
- Mamá, sube. - Miré a Colby, despertando de aquel trance y asentí en silencio.
El camino a la mansión fue rápido y silencioso; creo que todos podían sentir la pesadez del ambiente. Incluso Mia, quien estaba callada, totalmente quieta, con sus ojos cerrados, formando una línea con sus gruesos labios.
Al llegar, todos bajaron en silencio y con rapidez, siendo seguidos por Alicia y Samuel. Calixto apareció a mi lado y, sin mirarlo, hablé con urgencia.
- Necesito que mantengas vigilado los alrededores, Calixto. No sé a quién pero me pareció ver a alguien en el centro comercial y no me fío de nada. - Él asintió en silencio, desapareciendo de mi lado.
Al entrar a la sala, Colby estaba hablando con su padre. Me acerqué a ellos en silencio, pasando uno de mis brazos por la cintura de Thomas; él me devolvió el abrazo.
- ¿Pero por qué, papá? ¿Cuál era la urgencia? - Suspiré en silencio, mirando a mi hijo.
- Colby... - Él me miró, comprendiendo todo.
- Algo sucedió, ¿no es así? - Asentí en silencio mientras, él, suspiraba y negaba en silencio.
- Estaré en mi habitación.
Y sin más, desapareció de nuestra vista. Quise correr detrás de él y abrazarlo pero sabía que debía darle su espacio; debía dejar que él absorbiera todo y lo comprendiera.
- Tranquila, amor, él está bien. Sólo está algo... - un suspiro cansado escapó de los labios de mi esposo - fastidiado. - Miré a Thomas, asintiendo.
Me dediqué a pasar tiempo con mi familia, con mi mejor amiga, con todos, menos él. No quiso bajar. Samuel se encontraba hablando con Mia y ella reía a montones mientras él le contaba sus anécdotas de viaje. Faith hablaba con Brandon y este la molestaba con sus sentimientos. Carlo había salido a buscar unas cosas y Alicia estaba frente a mí, hablando de trivialidades.
Después de un largo rato, Mia se acercó a mí, tocando uno de mis brazos. A pesar de tener dieciséis años, ella parece una joven de dieciocho o veinte años. Es enorme y hermosa. Sacó los ojos verdes de su padre pero el cabello rojo de su madre.
- Tía... - La miré con una sonrisa, en espera de lo que diría. - ¿Colby se encuentra bien? ¿Crees que deba ir a verlo? - Sonreí hacia ella, mirándola con ternura y gratitud; le dí un leve abrazo, acariciando su hermosa cabellera.
- Claro que puedes, cielo. Sube a su habitación; sabes que te recibirá.
Ella asintió, dándome un abrazo en respuesta, un beso y salió corriendo hacia la habitación de Colby. Suspiré en mi lugar, sintiendo una mano en mi hombro.
- Lo sé, amor, lo sé. No debo preocuparme pero lo hago. Soy su madre. Siempre me preocuparé. - Thomas pasó su brazos alrededor de mi cintura, dejando un beso en mi cabeza.
- Iba a decir que podríamos salir sólo los dos pero eso también estuvo bastante cerca. - Reí en silencio, cubriendo mi rostro.
- Lo siento. - Me giré entre sus brazos, quedando frente a frente. - He estado tan preocupada por Colby que te he tenido descuidado. - Sentí que el color de mis ojos cambió y Thomas acarició mi rostro.
- No ha sido así. Es nuestro hijo, Cami. Me preocuparía si TÚ no te preocuparas por él, o estuvieras pendiente de lo que le sucede. Es un niño, aunque no parece uno, y tampoco actúa como uno. Yo siempre tengo y he tenido tu atención pero sé que nuestro hijo ES especial.
Medio sonreí, acomodándome en su pecho, absorbiendo su delicioso aroma. Thomas tiene razón.
Colby es nuestro hijo y es un niño muy especial. No quiero que nada le suceda.
No si puedo evitarlo.