05.- El primer suceso.
Tomando la taza de té una vez que ella despertó, claro que se había enfriado la bebida, ya que sentir su frio calmaba su leve dolor que habían tenido sus oídos, ya que acaba de despertar.
Se queda acostada a su cama, para después sentarse y mirar por su ventana, le hubiera gustado tener un balcón.
—Hola siento entrar así, pero te encuentras bien.
Ella voltea dándose cuenta que Gabriel, quien acaba de entrar a su cuarto sin a ver tocado antes.
—A hola Gabriel, estoy bien gracias por preguntar. —responde Casandra.
Estando ella sentada, lo invita a sentarse a la cama.
—Hay algo que no te dije de mí.
—En serio.
—Estudio para ser doctor y mi plan es especializarme en las criaturas, más que nada en los híbridos.
Ella se repite sin mover los labios, “criaturas” a lo que responde:
—Suena mejor nacahui, dices que te especializaras en híbridos nacahui en serio.
Era cierto en mencionar nacahui, porque es como les llaman híbridos traduciendo esa palabra en oscuro.
—Lo siento, no debí decir criaturas, porque también ustedes son personas.
—Es bueno que vayas a ser un doctor, pero creo que no tendrás mucho trabajo especializándote en híbridos nacahui, ya son escasos solo son algunos cuantos, ya que estamos en extinción soy una de las pocas con vida, aunque es bueno que hayas venido.
—Hablando de eso estoy aquí como te lo había dicho, Iván me conto cuando fuiste adoptada, ya el maestro Daniel tu papá, me hablo un poco más sobre ti y leí en un libro que es común, y tal vez de su agrado comer galletas de avena de frutos rojos. —dice Gabriel.
Al sacar un paquete bien ilustrado de colores rojo y crema, leyendo galletas de la abuela.
—No lo sabía, pero eso comen las personas como tú, porque yo aún no tengo permitido comer la comida ordinaria.
—No es comida ordinaria, lo que leí en este paquete de galletas que es apta para híbridos solamente.
Los dos están muy cerca, viendo la envoltura de las galletas que aún no la han abierto mientras hablan, y a veces ríen.
—Gabriel te estaba buscando.
Se dan cuenta que es Iván que acaba de entrar, viendo él a ellos dos muy cerca y mirando la habitación de ella, sencilla, algunos posters pegados a la pared su computadora entre otras cosas.
—Nos vamos. —dice Iván.
—En un rato voy.
—No tardes, debemos ir a cenar.
Eso le extraña a Casandra, al mirar su reloj y ver que durmió demasiado, porque ellos están por ir a cenar. Iván ya se había ido cerrando la puerta.
—Preguntare a mi doctora, es mejor que vayas a cenar. —dijo Casandra.
—Olvide que vez a tu psicóloga, si claro pregúntale, es mejor que hablemos después no.
—Si.
Al decir Gabriel eso salió del cuarto de ella. Casandra mira las galletas, la verdad es que conocía ese tipo de galletas ya que Paola le había mencionado algunas comidas, que ella podía comer, aunque no haya tomado el Pavla Faa, decidió dejar las galletas a un lado.
Quedándose sentada en su cama, rodeando con sus brazos sus piernas para después acostarse, esperando a dormir un poco más.
—Hija sigues dormida.
Casandra abre los ojos.
—¿Si? —pregunta a mamá.
—Qué bueno que despertaste, te sientes bien. —le dice Isabel.
—Estoy mejor. —le dice Casandra
Isabel se encuentra sentada a la cama y continúa diciendo.
—Mañana tu papá y yo debemos salir temprano, ya que iremos a ver tu tía Josefina, no tardaremos, pero ya hablé con tu hermano, él te llevara a ver a la psicóloga Paola porque no quiero que te vayas sola en tu moto de nuevo.
—Si mamá, está bien.
—De los gemelos no te preocupes, irán con nosotros.
Casandra asiente.
—Está bien mamá.
En eso se da cuenta de las galletas.
—Y esas galletas.
—Me las dio Gabriel, ya que parece que estudia para ser doctor.
—Igual me lo dijo, pero no te has comido ni una, recuerda que Paola te dijo que podías comerlas.
—Las comeré más tarde, quiero seguir durmiendo.
—Está bien come una galleta hija, no has comido mucho.
—Lo hare mamá, pero puedes traerme otra taza de té.
—Si hija, te traeré otro té.
Su madre sale con la taza que está vacía, en cambio Casandra vuelve a acostarse, pensó que mañana Iván deberá llevarla con la psicóloga.
—Iván por favor ve a la habitación de tu hermana, y lleva la está taza de té y dame a Daniel. —le dijo su madre.
Iván había estado cargando a su hermanito por un rato, hasta que escucho a Isabel. En ese mismo momento le entrego él bebe a su mamá, para después tomar la taza a regañadientes.
Gabriel vio a su amigo subir las escaleras con la taza que lleva en la bandeja, para llevar comida a la cama. Iván llego a la puerta que antes de abrirlo olio por un momento, aquel té.
Un gesto con desagrado que no le agrado, al obtener un aroma de medicina y una rara fragancia que no puede descifrar, solo quiso abrir al entrar, lo primero que noto fue el silencio y que Casandra parecía dormida, decidió no hacer mucho ruido.
—No hacer ruido, que estoy pensando. —se dice Iván.
Aunque se lo dice muy quedito, como queriendo no despertarla, a lo que salió nada más.
Casandra abrió los ojos medio sonrió, sabía bien quien había entrado a su cuarto, ella se sienta tomando en sus manos la taza de té al soplarle y beber un poco.
Los aromas que recibe la nariz de Casandra, entre frambuesa combinado a lo que lo llama nandá que significa amargo, ya que Isabel siempre añade un ingrediente amargo de esa semillita, que poco logran de descubrir, pero es gran ayuda para las híbridas.
La mañana siguiente despertó Casandra temprano, aunque fue Iván muy en la madrugada en estar entrando a su cuarto, llamándola.
—Dana despierta y ya levántate, es de mañana.
Al a ver escuchado su voz de autoridad solo decidió taparse, quedando bajo su edredón sin contestarle nada.
Iván al darse cuenta de que no respondió nada, mira ese bulto donde ella se escondió, siendo que su desprecio hacia ella aumentaba, solo salió de ahí.
Casandra creyó que él no volvería a entrar, pero lo hizo volviendo a llamarla ella se piensa, “como te odio”, a lo que estira la mano.
Iván ve su mano debajo del edredón, al tomar su reloj y decir ella aun debajo.
—Es muy temprano.
Al escuchar a Casandra, él se acerca a la cama distendiéndola apareciendo ella enseguida, no tiene intención de sentarse al pedirle a él.
—Sal de mi cuarto y déjame dormir.
—Lo sabía, eres una malcriada.
—Pues no estamos en tu internado.
—Pero tu estas en mi casa, y debes obedecer.
Casandra ríe en ese momento.
—Es tanto tu casa como mía, no seas tan bobo y solo vete para que me vuelva a dormir.
—Los vampiros no duermen, solo acechan a inocentes.
—Gracias por la información, solo vete.
—Hasta que no te vea levantada.
Es como decide Casandra en sentarse, es como ambos se miran en ese mismo momento, o están muy cerca mirándose a los ojos.
Sus alientos se combinan, es como un suceso renace en tiernos labios hasta acurrucarse, terminando en un abrazo.
Vuelve en si Casandra, parpadea nuevamente, no escucho para nada de lo que acaba de decir Iván, solo sabe que dijo:
—Ahora.
A lo que responde negando con la cabeza, al pedirle ella.
—Sal de aquí.
Y viendo él que no lo obedece se levanta.
—Quiero verte levantada y lista, no pienso llegar tarde con la psicóloga Paola Louis. —dijo al salir de ahí Iván.
—Porque te gusta estar molestando a tu hermana, dijiste que mientras más lejos estés de ella era suficiente. —le dice Gabriel.
Una vez que lo vio salir por la puerta de Casandra.
—Se lo que dije, pero solo será cuando estén mis padres, ahora que no están esa Dana deberá obedecerme, para que vea que no es tan bienvenida.
—Bueno eso ya lo noto ella, no crees que es excesivo que la estés despertando al horario que tenemos en el internado, porque para nada es tu igual.
—Una híbrida como ella puede acostumbrarse, es parte vampiro.
—Sí, pero no solo eso, al ser que su otra mitad, es parte de su bisabuela Dina una autentica descendiente pura de las hadas ninfa.
—Que, sabemos bien que a las híbridas también las llaman las Regan.
—Si claro de sangre Regan, solo deberías dejarla en paz. —dice Gabriel.
Al bajar los dos de las escaleras, para ya desayunar, al ser que muy temprano los dos se habían ido a correr y regresaron a casa, sin antes haya subido Iván a levantar a Casandra.
Casandra esta acostada a su cama, media tapada pensando de lo que vio en su mente, como una visión o presentimiento de ellos dos, solo mueve la cabeza borrando esa sensación extraña.
A lo que se encuentra cambiándose su pijama por unos jeans, blusa de maga larga y una sudadera con sus tenis, de ahí saco de una caja de madera su fruta favorita, y notando que las galletas se las acabo.
Los muchachos están desayunando en el comedor, cuando escucha el sonido del televisor. Gabriel ríe un poco al ver que se ve molesto Ivá.
—Porque te enojas, no la quieres lejos de ti y mejor que este en la sala mirando tv, mientras desayuna.
—Estará desayunando. —dice Iván.
—Pues claro o iras a verla.
En ese momento él niega al contestar:
—Solo la llevaremos con su psicóloga, no sé cuánto tarde, espero sea algo rápido.
—Solo pregúntaselo.
Iván lo mira y niega enseguida, acabándose su cereal con leche. En eso Gabriel lo ve pararse llevándose su plato a la cocina, y viendo que efectivamente va para la sala.
Casandra nota que llega Iván no dice nada, solo se sienta al sillón siendo que miraba una serie animada, comiendo su fruta que se la termina para levantarse, e irse para ir a su cuarto.
—Hay está el control estaré en mi cuarto.
Iván solo asintió y ella solo subía las escaleras, no estaría mucho en su habitación, ya que en unas horas debía irse a su cita con su doctora.
—Casandra debemos irnos. —le dice fuerte Iván.
—Ya voy. —le responda ella.
Baja rápido las escaleras, y sale subiendo al auto rojo que es el jepp de Daniel, ya que sus padres se fueron en la camioneta.
—E Iván. —dice Casandra.
—Ya viene. —dijo Gabriel.
Iván viene al auto, al hablar al teléfono. Gabriel como Casandra solo escuchan que se despide, y arranca el auto.
Palabra en zapoteco: nacahui
Palabra en español: oscuro
Palabra en zapoteco: nandá
Palabra en español: amargo