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3

Una propuesta poco acertada

—Clara, necesito que me ayude a conseguir una niñera, la empleada no puede seguir haciéndose cargo de las labores de la mansión y de él al mismo tiempo, y ya se viene el gran contrato con los Ferragamo, mi tiempo será más limitado.

—Señor Rochefort, ya le dije, usted es muy exigente con el perfil de las niñeras, no se ya a quien más decirle, además en las agencias ya no quieren saber de Phillippe, todas las niñeras se han abstenido por su comportamiento.

—Pero debe haber alguien en el mundo que lo cuide, publique la oferta laboral y si es necesario duplique el sueldo, no comprendo por qué nadie cuida a mi hijo.—Clara apenas tuerce los ojos.

—Señor, ya se lo dije, Phillippe necesita ayuda psicológica.

—Él la tiene, su trauma por la pérdida de su madre ha sido difícil de superar, necesito alguien que lo quiera, que vea más allá de su cuidado personal.

—Señor, eso es muy difícil, le aconsejo que busque a alguien menos profesional y más maternal, eso de pronto pueda ayudar.

—Pero ¿qué me dices Clara? Necesito alguien que le ayude en los deberes de la escuela y le enseñe.

—¿Acaso no quiere que alguien también le de amor? —Clara trata de persuadirlo.

—Si, eso quiero—Lucien estaba realmente confundido, sabía que era muy difícil encontrar todas esas cualidades en una misma persona y si las encontraba, el otro problema era que su hijo la aceptara, se estaba volviendo loco.

Lucien no tiene idea de que va a hacer con su pequeño hijo, pero las palabras de Clara le sonaban como un eco en su cabeza, y no se le ocurría quien sería una opción.

Él y Elise atravesaban por diferentes situaciones, pero tenían similares necesidades, ambos luchaban por cuidar de sus pequeños, sin importar que.

Elise seguía en la búsqueda de empleo, había ido un par de veces donde Sam y se había ganado su confianza.

Él la había recomendado para hacer turnos en diferentes sitios, pero nada estable, así que el dinero seguía sin alcanzar.

Por fortuna para ella la esposa de Sam, era muy amable, y le ayudaba a cuidar a su bebe mientras ella trabajaba, había creado un vínculo muy cercano con ellos.

Una tarde, pasó a recoger su bebe después de su largo turno de trabajo.

La puerta del super se abrió.

—¡Ya te dije Clara, debemos firmar ese contrato de inmediato!! —la áspera voz de Lucien, hizo eco en lugar, haciendo que Elise lo mirara de inmediato

—Pero señor, es que…—Clara se fija en la presencia de Elise .

—Ah, ¿pero que tenemos aquí?, la pequeña ladronzuela—Lucien voltea a confirmar y se trataba de ella nuevamente, Elise se avergüenza, y ni siquiera es capaz de defenderse.

—Hola Clara, ¿lo mismo de siempre? —Sam trata de romper el hielo de la situación, pero es Lucien quien lo hace.

—Si Sam, rápido por favor, estamos de afán.

—Enseguida.

—Señor, creo que debemos de cambiar de sitio, no podemos frecuentar un lugar en donde reciben personas como esta mujer, no puedo creer cómo es que Sam, aun le sigue recibiendo en esta lugar. —Lucien la mira con algo de molestia.

—Es el único café cerca de la compañía, ¿A dónde vamos a ir a tomar uno como el que hace Sam? Déjate de pavadas—Clara simplemente aprieta sus labios, su jefe la había hecho quedar en ridículo.

En ese momento Elise solo podía guardar silencio, hasta que el teléfono de Lucien interrumpe, le llamaban de su casa.

—Señor, habla con Greis, no puedo más con su hijo, venga por él, o yo me voy

—Ah no Greis, no eso sí que no, no puedes renunciar, llevas 10 años con nosotros, ten paciencia mientras conseguimos la niñera, ¡por favor! —Lucien no podía evitar levantar la voz.

—Señor, o usted consigue una niñera, o le juro que me voy—a mujer cuelga el telefono, Lucien queda de una sola pieza ante sus palabras, en ese momento se da cuenta de que Elise no deja de verlo, y aunque le parecía algo demasiado arriesgado, decide hablar con ella.

—Señorita, ¿ya consiguió empleo? – Elise voltea a ver a otro lado, pero ve que está hablando con ella, se sorprende y se señala a sí misma con su dedo

—¿Yo?

—Si, usted

—No, no señor ¿Por qué?

—¿Tiene tiempo para una entrevista? —Sam la mira, asienta y le sonríe, conocía a Lucien de hace muchos años y sabía que era un buen hombre, algo huraño, pero bueno y aunque a ella la conocía hacía pocos meses, se daba cuenta que también era buena.

—Si, claro que sí.

—Nos vemos mañana a las 8 en esta dirección, llegue puntual por favor—él le entrega una tarjeta con los datos de su mansión, ella la recibe y sus ojos se iluminan.

Clara, que estaba en total desacuerdo, solo quiere explotar de la ira, no comprendía la decisión tan apresurada de su jefe.

Al día siguiente.

—Buenos días, señor Rochefort—ella había llegado impecable y puntual esa mañana.

—Buenos días, señorita, me recuerda su nombre por favor—él ni siquiera se había tomado la molestia de preguntarle quién era, le recibe su currículo y se queda viéndolo.

—Soy Elise Willys, ahí lo dice en mi hoja de vida—una seguridad abrumadora la acompañaba esa mañana, pues la motivación por su hijo la hacía sentir segura

—Pero, en su hoja de vida, además de no tener estudios, tampoco tiene experiencia como niñera, y eso me preocupa—él sube una ceja mientras sigue revisando la información, no le convencía completamente

—Señor, soy madre, y ayude a la mía con la crianza de dos pequeños más, mis hermanos menores, puedo asegurar que experiencia tengo bastante

—Hum—Lucien ahora la mira de arriba abajo.

Elise era bastante humilde, sus vestiduras lo demostraban, pero era muy culta y hermosa.

Su cabello rubio y su cuerpo delgado mostraban una belleza natural, pero eso no era lo importante, lo cautivaba su carisma, y también la urgencia por conseguir quien cuidara su hijo.

—Señor, le aseguro que si me contrata haré lo posible por ser la mejor niñera de su hijo, soy bastante paciente.

—Mire, este es el salario—él le pasa una hoja con las condiciones laborales, por poco y ella pierde su quijada, aunque se controla, no debía mostrar su necesidad real.

—Muy bien señor Rochefort, usted me dirá ¿Cuándo empiezo? —convencida de que ya tenía el trabajo, trata de persuadir a Lucien.

—Un momento por favor, debe pasar la prueba más importante—cuando él le dijo eso, ella sintió como su esperanza se desmoronó, pues suponía que la prueba era la aceptación de su hijo, y ella jamás se había relacionado con niños.

—Phillippe, hijo, por favor, ven aquí—dos minutos después viene el pequeño por las escaleras, su rostro estaba pálido, pues no le gustaba salir al sol, sus ojos mostraban tristeza y su gélido rostro al igual que el de su padre, carecían de cualquier sentimiento.

—¿Otra niñera papi?, no quiero—el niño se cruza de brazos.

—Necesitamos quien te ayude a cuidar—el niño no le quita los ojos de encima a Elise , ella se intimida por un momento, pero su instinto maternal le ayuda a que encaje un poco mejor.

—Pequeño, me llamo Elise , mucho gusto—ella le extiende su mano, pero él esconde la suya.

—Si quieres, podemos jugar juntos, me gusta jugar, ¿a ti te gusta? —él niega con la cabeza, ella sabía que ya estaba perdiendo.

—Él no es de juegos, tenemos una rígida rutina de estudio y aprendizaje, el juego por lo general no es parte de esa rutina. —Lucien interviene enseguida.

—¿Cómo que no juega? Si es tan solo un niño—ella se tapa la boca, sabía que habia cometido un gran error.

—Papi, yo sí quiero jugar, dile a ella que me enseñe como hacerlo—esas palabras hicieron que el corazón de Elise se arrugara, no había que ser sabio para darse cuenta de que al niño le faltaba amor.

Lucien, al no tener más alternativas por el momento, simplemente accede.

—Está bien, está contratada, pero eso si su horario va de 9 de la mañana a 5 de la tarde, a esa hora llego yo a hacerme cargo de él, ah y no puede traer su bebe al trabajo, mire que puede hacer con él, si no tiene ninguna objeción, firmamos de inmediato.

—Perfecto señor Lucien, ahora sí ¿Cuándo empiezo?

—Hoy mismo.

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