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4

No va a ser fácil.

Elise comienza a trabajar en la mansión Rochefort, allí solamente vivían el padre y su pequeño hijo.

Aunque Phillippe, seguía con sus aires caprichosos y su actitud de niño mal criado, ella se llenaba de paciencia para poder conservar el trabajo, trataba de manejar sus desplantes, y su falta de aceptación.

Quería darle el amor que por el día no podía brindarle a su propio pequeño, pues todo el día debía dejarlo en casa de Sam, al cuidado de otras personas.

Ya había pasado una semana desde que su rutina comenzó, y aunque sentía que se iba a volver loca en poco, sólo había algo que la motivaba, llegar a ver los ojos de su amado Ángel.

—¿Cómo te fue hoy querida? —Sam le entrega a su pequeño.

—Hola Sam, bien muchas gracias—ella recibe a su hijo, y lo llena de besos—no sé cuánto lo resista, pero creo que tratare de que sea un buen tiempo.

—Hija, debes entender que Phillippe y Lucien tuvieron una pérdida muy grande, es algo aun relativamente reciente, quédate allí, con el tiempo el niño te tomará afecto

—¿Usted cree que sea así?

—Claro que lo será—él le sonríe, los conocía de hace años, aunque simplemente atendía la tienda, conocía a Lucien a la perfección.

Ya era viernes, el último día de la semana, y Elise rogaba por volver a casa a ver a su hijo, pero ese día fue diferente, las cosas en la casa Rochefort tendrían un cambio.

Ella estaba con Phillippe en su cuarto haciendo los deberes, cuando siente que alguien llega.

—¡Hola, mi hermano! ¿Cómo estás? Tanto tiempo sin verte.

Olivier Rochefort, era el hermano mayor de Lucien, desde que su esposa había muerto no había ido de visita, ahora tenía unos negocios en la ciudad y se quedaría allí unos días.

—Hola Olivier , yo estoy bien ¿y tú?

—Como ves mi hermano, a la perfección, ¿Dónde está mi sobrino?

—Está arriba.

Lucien no se la llevaba muy bien con su hermano, pero no se negaba a la idea de que pasará unos días en su compañía.

Tal vez eso le ayudaría a mejorar su genio, en seguida Lucien llamó a Elise para que trajera su hijo.

Ambos bajan por las escaleras, pero Olivier solo pudo concentrar su atención en la mujer que cuidaba a Phillippe.

Para él era una niñera bastante atractiva y sin medir reparo, de una vez manifestó su interés por ella.

—Vaya hermanito, que bien que hemos comenzado a seleccionar mejor el personal—la devora con sus ojos, la mira de arriba abajo—y tú pequeñito, ven para acá—toma a Phillippe de los brazos y lo alza, pero el niño no da ni una sola muestra de alegría.

—No le gustan las visitas—Lucien interviene.

—Pero si soy su tío, ya se acostumbrará, mi campeón—Lucien tuerce los ojos, como si hubiera hecho méritos para que el niño lo quisiera—pensó para él mismo.

—Si supongo, ven, vamos al estudio y hablaremos.

—Espera, primero preséntame a la niñera—él le guiña un ojo.

—Ah si, ella es Elise , Elise es mi hermano Olivier , se quedará aquí por unos días.

Olivier se acerca a ella para darle la mano, pero ella se escuda en que las tiene ocupadas alzando a Phillippe, así que simplemente le da una sonrisa fingida, se había sentido realmente incómoda por la forma en que la miraba.

—¿Vamos? —Lucien lo increpa.

—Claro vamos—Olivier no deja de observar a Elise , pero su mirada no era para nada agradable, él hermano de Lucien tenía fama de mujeriego y también de acosador, y por lo visto Elise , se estaba avistando a ser una de sus víctimas.

—¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad? —Lucien le sirve una copa de alcohol a Olivier .

—No lo sé aun, pero si te incomoda que está en la casa que era de mi padre, no hay problema, me iré al apartamento de soltero que tengo a las afueras.

—¿Siempre tienes que hablar de la casa de mi padre? —Lucien frunce el ceño

—No comprendo porque te dejo la mansión al morir, si sabía que ya estabas a cargo de la empresa y tu capital es enorme—había un poco de resentimiento en sus palabras.

—Imagino yo que no hiciste lo suficiente para ganártelo, siempre derrochaste dinero y vendiste todo lo que mi padre te dio, todos tuvimos partes iguales de la herencia.

—Como sea, ¿puedo quedarme aquí o no?

—Claro que si Olivier , eres mi hermano—Lucien de manera hipócrita acepta que se quede, lo hacía nada más por respeto a la memoria de su madre, quien siempre le pidió que no dejará desamparado a su hermano.

—Será por poco tiempo, lo prometo, un par de meses tal vez.

—Quédate lo que necesites—Lucien sale del estudio dejándolo solo, aunque le había dicho que se quedara el tiempo que quisiera, deseaba que se fuera en ese instante, pero lo conocía, sabía que en pocos días migraría, su hermano no era de estar en un solo lugar.

Contrario a lo que él pensó, los días fueron pasando y la presencia de Olivier seguía presente en la mansión, esto no solamente incomodando a Lucien, sino que también a Elise , que se sentía asediada por él.

Olivier aprovechaba las ausencias de Lucien para molestarla, hasta un punto que ella no podía soportarlo.

—Eres muy hermosa ¿sabías?

—Permiso señor, debo ir a llevarle estas mantas a Phillippe.

—El niño está dormido, deberíamos aprovecharlo tú y yo.

—¿Aprovechar?

—Si, ya sabes a qué me refiero, no puedes negarte, todas las mustias como tu saben cómo complacer un hombre—Elise sentía como sus mejillas ardían de la ira, pero sabía que debía conservar su trabajo

—Con permiso—ella se quita de su presencia, pero él la tomó por el brazo, halándola hacia él

—¿Para donde crees que vas pequeña? Yo soy el hermano de tu jefe y conmigo debes ser complaciente.

—Señor, me está lastimando, suélteme por favor—los ojos de Elise se aguaron inmediatamente, ese hombre la estaba acosando y posiblemente quería abusar de ella.

—Me gusta como huele tu miedo, ¿te excita que te esté tomando salvaje?

—Por favor suélteme, o tendré que gritar—en ese momento Elise comenzó a forcejear con él, Olivier evidentemente tenía mucha más fuerza que ella, asi que de un solo empujón hace que se caiga al piso, ella como puede se levanta y sale corriendo, Olivier sale detrás y nuevamente la toma por el brazo.

—Mucho cuidado con decirle algo a mi hermano, porque te juro que te hago echar, ¿entendiste?

—¡Si le voy a decir! —ella lo mira desafiante

—No, no lo harás, nadie va a creerte, a ver, mírate y mírame, soy el hermano del dueño y señor de esta casa ¿crees que alguien le dará crédito a tu versión? ¡Claro que no!, ahora vete con mi sobrino, después completaremos esto pendiente.

Elise se suelta como puede y sale corriendo a la habitación de Phillippe, el niño aún duerme y ella siente cómo su corazón se quiebra, de repente estaba en una encrucijada.

Si ese hombre seguía en esa casa posiblemente abusaría de ella.

Pero si ella lo acusaba la haría despedir, y ahora ese era un lujo que no podía darse. Pues sus obligaciones con su hijo cada día eran más grandes, y muy pocas sus posibilidades.

No tuvo más alternativa, que hacer de cuenta que no había pasado nada, lejos estaba de imaginar, que ese sería el comienzo de un verdadero infierno.

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