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Una tregua

April no había comido nada durante la mañana, ya que estaba cambiando sus cosas al apartamento, así que entra a la cocina y se prepara un sándwich. Luego se encuentra con Óscar en la sala, donde la espera para darle algunas instrucciones.

—Mientras esté compartiendo el apartamento contigo usarás la habitación que está al fondo, allí no podré tocarte —le dice con ironía y sarcasmo.

—Entiendo ¿Puedo acomodar mis cosas hasta allá?

—Por supuesto, como bien sabes, vamos a compartir este apartamento por los próximos seis meses, pero no te preocupes, voy a intentar estar fuera la mayor parte del tiempo, así que te tocará soportar mi presencia por muy pocas horas.

Ella no le presta mucha atención y le da la espalda, mientras él aún estaba hablando con ella, cosa que siempre le ha molestado, pero él no piensa entrar en su juego, así que sube las escaleras, va por su maleta, mientras llama a sus abogados para salir del país y viajar a España. Ella no había terminado con su sándwich cuando lo ve bajar con las maletas, camina directo a la puerta y se marcha sin ni siquiera despedirse.

—¡Qué he hecho! —se lamenta de inmediato.

A partir del siguiente día, inicia a trabajar en la empresa, él dejó todo preparado para que ella ingresara y desde ese día tomó las riendas. Pasaban el tiempo y no volvió a saber de él durante tres largos meses, ella no podía negar que se sentía enojada, pues la dejó en su casa y se marchó, nunca llamó y tampoco tenía comunicación fluida con Sabrina, ya que también se la pasaba de viaje junto a Daniel.

—¡Buenos días, señora Williams! —se presenta la secretaría María, a su oficina.

—¡Buenos días!

—El señor Meller ha llamado para informar que mañana vendrá a la empresa a ponerse al día, pero solo lo hará por una semana y luego se volverá a marchar.

¡Eso sí fue un golpe inesperado! Él había iniciado a jugar rudo. Ella, después de un leve suspiro, le responde a María. —¡Muy bien, gracias por la información!

Continúa con su labor y por fin recibe una llamada de Sabrina. —Pensé que ya te habías olvidado de mí por completo.

—He estado junto a Daniel en todo momento, en dos meses recibirá una herencia por parte de su padre.

—¿Te ha llevado con su familia? —pregunta recordando muy bien aquella cláusula del contrato.

—¡Así es! De hecho, el sábado por la noche cenamos juntos en familia, Óscar también nos acompañó. ¿Por qué no estuviste aquí con nosotros?

—Porque yo, sí llevo un matrimonio de contrato, así que me alegro por ti si la estás pasando bien con tu esposo. Yo solo ruego que llegue rápido el día del divorcio.

—Siento algo de incomodidad en tus palabras y te pido disculpas por eso, ya que lo hiciste siguiendo mis pasos.

—¡Da igual! Ya estamos a medio camino y no podemos retroceder.

—¡Te extraño!

—También te extraño mucho...

Terminó la tarde y ella se va a casa, donde se encuentra con Óscar en la cocina. Él estaba preparando algo de comer, así que con el enojo que ella tenía por sentirse abandonada, hizo como si no estuviera enterada de su regreso y fue directo a su habitación. Para su sorpresa él tampoco la buscó, sintió cuando cerró su habitación y no lo volvió a escuchar durante algunas horas. Aunque lo único que quería era quedarse allí adentro sin salir, para no mirarlo a la cara. Ella sentía mucha hambre, así que pidió un Delivery y cuando tocaron la puerta ambos se encontraron en la sala.

—¿Qué has pedido? También tengo hambre. —le pregunta estando aún en una llamada.

—He pedido una pizza, si gustas, puedo compartir. —él asiente.

Ella se dirige a la cocina, le sirve algunos pedazos en un plato, y luego da la espalda con intención de volver a su habitación.

—¿Tanto te molesta compartir un espacio conmigo? ¿Así de molesto e insoportable soy?

—Solo no quiero incomodarte con mi presencia, eso es todo.

—Aunque sea por un molesto contrato, estamos casados, por lo menos llevemos la fiesta en paz. Te informo que es incómodo para mí andar de viaje solo para que te sientas a gusto.

—¿Ahora dirás que te fuiste porque no me sentía a gusto con tu presencia?

—"Una tregua" Es lo único que por favor te pido.

Ella lo intenta y se sienta a cenar con él. Él se interesa en saber más sobre ella y entre unas preguntas y otras ya había cometido el error de hablar sobre la enfermedad de Sabrina, cosa que él no sabía. Ella, al notar el cambio evidente en su rostro, rápidamente se dio cuenta de su gran error.

—Qué extraño que nunca le dijera nada a mi hermano referente a esto.

—Ha de ser porque ya se siente mejor.

Después de reconocer su error, intenta no hablar demasiado, así que mientras él está en el apartamento trata de evitar reunirse con él inventando trabajo pendiente o alguna otra cosa. Dos semanas después, él vuelve a salir de viaje, solo que en esta ocasión se mantuvo en comunicación para darle algunas indicaciones y no regresó hasta faltar solo un día para cumplirse el contrato y firmar el divorcio. Ella llevaba ese día muy pendiente, así que ordenó su oficina, se encargó de sacar su información personal y todo lo que ella había invadido con su presencia. Una vez terminado, ordenó el folder que en un principio él le entregó, lo dejó tal como lo había recibido y después de dejar todo organizado se dirigió al apartamento, imaginando que lo encontraría allí, pero no fue así. Ignorando todo, sube a su habitación y empieza a organizar sus cosas y hacer maleta para regresar a su antigua casa. Igual sabía que extrañaría ese lugar, pues los lujos y comodidades son algunas de las cosas a las que más rápido las personas se pueden acostumbrar.

—¡Buenas noches! —Llega ebrio Óscar y sube directo a su habitación.

—¡Buenas noches!

—Debes estar feliz porque mañana volverás a ser libre.

—Tan feliz como tú, que ya te fuiste a celebrar. —él responde mirándola directo a los ojos.

—En mi habitación tengo el papel de divorcio, no tienes que hacer mucho. Como el matrimonio es por contrato, con unas firmas todo está arreglado. También dejé un sobre con el dinero acordado y un obsequio por tu buen trabajo en la empresa.

Él se marcha de inmediato y ella siente algo de pesar, pues aunque le había prohibido siquiera mirarla, fue algo que le salió tan espontáneo, que actuó como si nunca ella estuvo ahí. No podía negar sentirse herida en ese momento, pero todo acabó y volverá a su vida normal.

—¡Ya todo acabó!

Después de tomar un baño se queda en toalla mientras saca sus pertenencias de aquel lugar. Ella se estaba asegurando de dejar todo limpio y no dejar ni siquiera un cabello a su salida y fue en ese momento cuando siente la puerta de su habitación abrirse.

—Solo una pregunta.

—¡Sí!

—¿Por qué soy tan despreciable para ti? —él se acerca y la toma por el brazo provocando que la toalla cayera al piso.

—Yo...

Él observa su desnudez y queda deslumbrado ante su belleza, quizás en ese momento ambos sentían lo mismo. Él la mira los ojos y sus miradas se entrelazan haciendo un contacto tan profundo que atrae a sus labios y lo une en un beso, un beso que cada segundo se hacía más profundo y los llevó al éxtasis del placer.

—¡Detente! ¡Por favor, detente! —expresa April sin separarse del beso.

—¿De verdad quieres eso? —pregunta él sin ninguna intención de hacerlo.

—¡No!

Con solo un beso ella perdió ante él, esa noche, una noche antes de su divorcio, le entrega su virginidad, y es donde él sin duda sintió que puede ser diferente. Ella lo enloqueció con la sutileza de sus caricias y sus gemidos al oído... Él disfrutó aquella noche y no quería salir de su interior. Ella no pensó entregarse a él justo en ese día, pero ya no había retroceso. Él terminó exhausto y se quedó dormido de inmediato, y ella quedó confundida al ver a un hombre tan bello a su lado. No quería seguir provocando más desorden en su cabeza, así que firma el divorcio, toma sus cosas y sale por un taxi para dirigirse hasta su pequeño y húmedo apartamento, donde a su llegada se sorprende bastante, ya que encuentra a su hermana llorando en el mueble junto a sus maletas.

—¿Qué te sucede, estás bien?

—¡Él me dejó! Dijo que soy una mentirosa y que lo quería utilizar. Repetía que era una mujer enferma y que no merecía estar a su lado.

Escuchar sus palabras muy pronto la regresan aquella noche en que compartió una pizza con Óscar y le contó sobre su hermana. Allí entendió y estaba segura de que él había salido de viaje para contarle a Daniel sobre la enfermedad de Sabrina. Ella se sentía muy mal, por su culpa su hermana en ese momento estaba sufriendo.

—Vámonos lejos, en este lugar nos abandonaron nuestro padre y han pasado muchas cosas feas.

—Conocí Milán en España y me encantó ese lugar, también había investigado una clínica para tratar mi enfermedad.

—Debes de subir ese ánimo. Sabías que todo esto era un juego de una noche de disco, debías estar preparada para que a los 6 meses sucediera esto.

—Todo fue tan de repente, fue como despertar de un sueño. Siento que mi enfermedad es lo más feo que puede tener una persona.

April no quería llorar, pero quería explotar lo que sentía dentro. Si solo hubiese guardado silencio, ¡Por qué demonios le contó! Su corazón se oscureció y desde ese momento solo sentía odio hacia Óscar.

—Vámonos lejos, no quiero volver a verlo. No imaginas todas las cosas horribles que me dijo frente a todo a su familia.

—Hoy el cielo está nublado, pero te prometo que muy pronto saldrá el sol. —April con estas palabras consuela a su hermana.

Sin sacar nada de sus maletas terminaron de recoger sus cosas valiosas y dos días después viajaron a España, donde tenían más que decidido establecer sus vidas y empezar desde cero, olvidando todas las cosas malas que alguna vez les sucedió en sus vidas, limpiando sus corazones y sus almas de todo lo que tiene que ver con el pasado. April Aún se arrepiente de haberle entregado su cuerpo a una persona con tan poca moral. Esa noche marcó su número desde una llamada privada, quería reclamar por dañar la felicidad de su hermana, pero una vez él contestó solo cerró la llamada. Tenía sentimientos encontrados, era como si lo odiaba, pero también lo extrañaba. Esa noche rompió aquel celular para no volver hacer lo que acababa de hacer y puso un fin, para intentar comenzar y construir un inicio.

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