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Johnny estaba en su piso de Dallas, lo había adquirido recientemente.
Era el último piso de un edificio nuevo. Tenía terraza con piscina y jacuzzi propio. De hecho ya había organizado una fiesta.
Por supuesto siendo un Falcone, el tenía un fideicomiso que le permitía darse ese tipo de lujos tranquilamente. Pero eso lo había comprado con el fruto de su propio trabajo jugando como quaterback de los Cowboys de Dallas, el equipo al cuál pertenecía hacía años. Su último contrato de casi 30 millones de dólares al año sumado a los ingresos que hizo de casi 20 millones en publicidad lo ponían en la cima. El público lo adoraba y las mujeres entraban dentro de ese grupo. Podía tener a la que eligiera cuando y como quería. Tener un rostro y cuerpo atractivo, eran un plus por supuesto.
Solo una mujer se le había escapado, Bárbara Bronson la famosa "Princesa de hielo" hija de Ben "Don" Bronson. Quién fuera dueño de su equipo hasta su muerte reciente.
Todo lo que envolvía a su muerte y su herencia era un completo misterio para todos...
DOS DIAS ATRÁS, DURANTE LA LECTURA DEL TESTAMENTO DE DON BRONSON...
— ¡Esto no puede ser, ese testamento es una completa locura!
Barbara se levantó de la mesa del despacho del abogado sin poder reprimir el tono agudo de desesperación en su voz.
La segunda mujer de su padre, una mujer rubia, exuberante, con las tetas hechas...bah con todo hecho, y un par de años más que Bárbara parecía estar nadando en autosatisfacción, 'esa maldita perra ya estaba contando los millones' pensó Bárbara con odio.
— No hay ninguna equivocación, el testamento es claro y tu padre estaba en sus cabales cuando lo firmó — le dijo el abogado de toda la vida de su padre, un hombre atractivo y canoso de unos 50 y tantos.
Bárbara estaba a punto de tirarse a sus pies y suplicarle, rogarle si era necesario, para que le confirmara que era todo una vil mentira.
— ¡Tú, todo esto es tu culpa! Si tú...si ustedes...— Bárbara no pudo seguir. Su padre había muerto de forma indecorosa. El Viagra había hecho estragos en su corazón y se murió mientras lo estaba haciendo con la zorra de su segunda esposa.
— ¿ Qué? a ver, dilo... tú santurrona, quiero escucharte decirlo — la zorra de Pamela, la segunda esposa de su padre se regodeaba.
Bárbara, la ecuánime y fría Bárbara, tuvo el impulso de arrancarle ese cabello falso y arañarle su rostro. Por supuesto que ganó la racionalidad porque se contuvo.
— Bueno si eso es todo — dijo sonriendo abiertamente Pamela — Yo me retiro — dijo y se levantó.
Tenía un top y una falda en color negro, con unas sandalias cuyas tiras atravesaban sus piernas, y una cartera Birkin negra mediana de cuero, colgando de su mano. Tomó las gafas de sol Dior que estaban sobre la mesa. Se encaminó a la puerta y antes de abrir se dió media vuelta y la miró sonriendo ampliamente.
— Mucha suerte querida jajaja...vas a necesitarla — se colocó las gafas, abrió la puerta y salió. Cuando la puerta se cerró con un golpe Bárbara sintió como si fuera el golpe de una guillotina que acababa de cortar su cabeza... definitivamente una guillotina había caído sobre ella. O algo así.
Calló sobre la silla, con la mirada perdida.
— Bárbara, no puede ser tan grave — le dijo el abogado cubriendo con su mano la suya de manera consoladora .
— Tal vez para ti — murmuró ella .
Su padre la jodía desde el más allá, maldita sea.
— Al menos durante este tiempo el equipo quedará a tu cargo ...
— Yo tengo un trabajo Mack...y me gusta mi trabajo — susurró.
La mansión seguiría ocupandola Pamela, que heredaría también los autos caros junto a una cuantiosa mensualidad de por vida.
En lo que refería a ella heredaría el resto de sus propiedades y fortuna, así como el equipo los Cowboys de Dallas. De hecho había puesto dos cláusulas. La primera era antipática pero no tanto como la segunda. Primero tenía que administrar el equipo por el lapso de dos años. La segunda era tener un hijo o hija, antes de que se cumplan dos años...sin estar casada, y de manera tradicional "a la vieja usanza" tuvo el descaro de detallar su padre.
Ella que no tenía novio.
Ella que era virgen y quería llegar así al matrimonio.
Ella que no tenía ninguna perspectiva en el corto plazo de formar una pareja gracias a su fama de "princesa de hielo".
Ella tenía que acostarse con un hombre y tener un hijo sin estar casada, sino al cabo de dos años su padre le legaría toda su fortuna a su "amada esposa".
Si le hubiera puesto la misma cláusula pero ESTANDO CASADA hubiera sido igual de malo, pero en una jugada de hábil bastardo psicópata, su padre le dió su último golpe de gracia después de muerto. Si quería heredarlo tenía que tirar por tierra todos sus principios, su religión, sus preceptos, sus ideales y todo lo que siempre había creído por la borda. El bastardo de su padre taxativamente la estaba obligando a tener un hijo bastardo so pena de perder toda su fortuna.