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- Cuando estemos solos tienes que responder - .
- Sí maestro. Disculpe maestro -
- Ahora arrodíllese - .
Su pedido llega inesperadamente. No pensé que empezaríamos hoy. Ni siquiera he besado a un chico...
Me arrodillo.
Se quita un zapato y un calcetín.
- Bésame el pie -
¿Qué? ¡¿Como?! ¿Sin preparación?
Niego con la cabeza
- Límpiala primero al menos -
- Obedece. -
Su voz ha cambiado. Se volvió más amenazador.
Niego con la cabeza.
se despierta Me agarra y luego me acuesta con mi estómago en su regazo. Es tan impetuoso que no puedo resistirlo.
Luego con su mano derecha toca mi trasero. Ningún chico me ha tocado nunca. Me estremezco de emoción, de miedo. Estoy perturbado y emocionado al mismo tiempo.
Sé que si tuviera la oportunidad me iría. Soy feliz, conociéndome, de haber renunciado a la palabra de seguridad.
- Ahora te castigaré -
- Al menos hablemos primero con un bar... -
El cachete llega de repente. Dejó escapar un gemido. Mi trasero se balancea. Luego me da una gran bofetada. Y otro.
En los cómics que leo, el esclavo recibe cientos de palmadas en el trasero. He recibido tres y ya ha superado mi nivel de tolerancia.
- ¡ Amarillo! ¡Amarillo! -
Se ríe.
- No esta vez. Tengo que enseñar a obedecerme. -
Me abofetea tres o cuatro veces más. Me contengo de gritar. me daría mucha vergüenza.
Me hace ponerme de pie.
- Ahora bájate los pantalones -
- Pero yo... -
- ¡ Hazlo! -
Lo hago. Me sonrojo mientras me bajo la cremallera y los pantalones para revelar mis bragas de corazón. Se echa a reír. Luego me vuelve a poner boca abajo sobre sus piernas.
Él siente mi trasero. Luego levanta mis bragas para que encajen en la grieta de mi trasero.
Toco un trasero. Ahora estamos piel con piel. Estoy rojo como un pimiento.
Siento que me estoy mojando ahí abajo. Tiemblo de vergüenza: se dará cuenta.
Golpea mi trasero diez veces más. Ni siquiera dejé escapar un grito.
Luego me acuesta en el suelo y me pone el pie en la cara.
- Bésalo -
Obedezco.
Mientras beso su pie, comienza a masajear mi clítoris. El sentimiento es hermoso. Empiezo a gemir de placer y él...
Se detiene.
No: ahora no, ¡ya casi estaba!
- Vuelve a ponerte los pantalones. - Me ordena - Aún no has merecido disfrutar -
Obedezco.
Lo veo poniéndose la mochila de nuevo.
¡No puede terminar así! ¡Esta es una tortura peor!
- La próxima vez quiero verte depilada, ¿entiendes? -
- ¿Qué? Sí Sí. -
Y dicho esto, sale y yo me quedo ahí, temblando y sudando.
Llamó a la puerta. Soy un poco nervioso.
Scott abre la puerta.
Sonrío y me sonrojo. Él tiene este efecto en mí.
- Hola alfombra. -
- Hola maestro. - respondo en un susurro.
- Entra. -
Hago lo que dice. Miro a mi alrededor. Es la primera vez que veo su casa.
- ¿ Me encontraré con el tuyo?
Él niega con la cabeza.
- Estoy fuera hasta esta noche. -
La puerta conduce a la sala de estar. Un pasillo y escaleras comienzan desde aquí.
- Mi habitación está arriba. Deja la mochila en el suelo y luego ven aquí. -
Me sonríe. ¿Es algo extraño?
- ¿ Quieres un trago? -
- ¿ Refresco de naranja? Si... No. Molestar -
- De acuerdo. -
Voy a subir las escaleras. Entró en su habitación. Sus paredes están cubiertas con retratos de modelos. Esto me hace sentir incómodo. Miro a esas mujeres perfectas y solo puedo compararme con ellas. Soy tan imperfecto...
Dejo mi mochila y me reúno con él en la sala de estar. Trajo dos vasos y un refresco de naranja.
Me siento a su lado.
- ¿ Por qué estamos haciendo repeticiones en tu casa hoy? -
- No: hoy no hay repetición. -
Me acerqué al vaso.
- Bebe. -
- Creo que se me ha pasado la sed.. -
- Bebe. -
Yo bebo. Luego me sirve más jugo. Bebo eso también.
Lo ves sacar un poco de cinta adhesiva y algunas cuerdas. Me emociono y me preocupo. ¿Es posible hacer ambas cosas al mismo tiempo?
- Quítate los zapatos y acuéstate en el suelo. -
No hago preguntas. Me quito las botas, me dijo que las zapatillas no le encienden, así que fui y las compré.
Me sonrojo: llevo calcetines rosas. No es el colmo de la sexualidad...
Comienza a atarme. Cierra mis muñecas detrás de mi espalda. Me obliga a cerrar los puños y me los mete en una especie de cobertor para que no pueda abrirlos. Él graba todo mi pecho sujetando mis brazos. Luego me sujeta las piernas juntas. Al hacerlo, me toca por todas partes y es una sensación maravillosa.
Luego toma una bufanda, la ata con un nudo y me la mete en la boca. Estoy amordazado.
Gimió suavemente.
Estoy tirado ahí en el suelo. Me mira satisfecho.
- Libérate -
empiezo a intentarlo, pero es imposible. Me das la vuelta en el suelo, intento frotarme, abrir las manos. yo gimo
Comienza a tocarse los pantalones. Entiendo que esto lo enciende y sigo.
Se desabrocha el cinturón. Se baja la ropa interior. Es la primera vez que veo un pene vivo.
Empieza a masturbarte. Y sigo retorciéndose.
Sigamos así por mucho tiempo. Cómo desearía que me llevara ahora, inmediatamente. Pero soy su esclavo, no puedo ni quiero decidir.
Luego va al baño. Se cierra por dentro. Tiene éxito después de un tiempo.
- Ahora me voy de compras. -
Gemir.
- No te preocupes: no me llevará mucho tiempo. -
gimo de nuevo.
- Mis padres vuelven esta noche. Nadie entrará. -
E ignorando mis gritos, sale por la puerta, cerrándola tras de sí.
Me quedo allí temblando e impotente.
¡No puedo creer que me haya dejado allí!
Permanezco en esa posición por un tiempo infinito. Tengo un gran problema: tengo que ir al baño...
Lucho. Siento los campos en mi estómago. No puedo hacer nada más que esperar a que regrese...
Es insoportable. Por un momento pienso en ponérmelo en la espalda. Pero nunca pude soportar la humillación.
Entonces escucho un golpe. Mi corazón se acelera y mi visión se nubla. Tocan de nuevo.
¡Tengo que salir de ahí!
Estiro las piernas. Luego deslizó el trasero hacia adelante. Luego estiro las piernas de nuevo. Tocan de nuevo.
¡Qué pendejo eres Scott! ¡Qué puta idea!
Estiro mis piernas y luego froto mi trasero. llego a las escaleras. Mis piernas están sujetas juntas. Me preparo y pongo mi trasero en el primer escalón. Empujo con las piernas. Luego lo hago una y otra vez.