3
- Estás loca -
- Pero así te haré feliz, ¿no? -
Por primera vez desde que lo conozco, me sonríe amablemente. Incluso si esta sonrisa solo dura unos segundos.
Comienza a escribir el contrato en el papel.
- En los próximos días les explicaré qué son los protocolos. Siendo mi esclavo, y no habiendo querido imponer ningún límite, tendrás que obedecerme incluso fuera de las sesiones. Si desea cerrar el contrato, sólo podrá hacerlo fuera de las sesiones, no durante las mismas. ¿Estás de acuerdo? -
- Sí -
Me pasa el papel y el bolígrafo. Los agarro con manos temblorosas.
- Cuando termine de entrenarte, si has sido bueno, te daré un collar. -
- ¿ Un collar? -
- Es la mayor fuente de orgullo para un esclavo. -
Ok, ahora quiero un collar.
yo firmo
- Recuerda que la relación Amo/esclavo no es algo que dependa únicamente del dominador. Si no pones tu esfuerzo en ello, esa es la puerta. -
- Sí. -
- Cuando estemos solos tienes que responder - .
- Sí maestro. Disculpe maestro -
- Ahora arrodíllese - .
Su pedido llega inesperadamente. No pensé que empezaríamos hoy. Ni siquiera he besado a un chico...
Me arrodillo.
Se quita un zapato y un calcetín.
- Bésame el pie -
¿Qué? ¡¿Como?! ¿Sin preparación?
Niego con la cabeza
- Límpiala primero al menos -
- Obedece. -
Su voz ha cambiado. Se volvió más amenazante.
Niego con la cabeza.
se despierta Me agarra y luego me acuesta con mi estómago en su regazo. Es tan impetuoso que no puedo resistirlo.
Luego con su mano derecha toca mi trasero. Ningún chico me ha tocado nunca. Me estremezco de emoción, de miedo. Estoy perturbado y emocionado al mismo tiempo.
Sé que si tuviera la oportunidad me iría. Soy feliz, conociéndome, de haber renunciado a la palabra de seguridad.
- Ahora te castigaré -
- Al menos hablemos primero con un bar... -
El cachete llega de repente. Dejó escapar un gemido. Mi trasero se balancea. Luego me da una gran bofetada. Y otro.
En los cómics que leo, el esclavo recibe cientos de palmadas en el trasero. He recibido tres y ya ha superado mi nivel de tolerancia.
- ¡ Amarillo! ¡Amarillo! -
Se ríe.
- No esta vez. Tengo que enseñar a obedecerme. -
Me abofetea tres o cuatro veces más. Me contengo de gritar. me daría mucha vergüenza.
Me hace ponerme de pie.
- Ahora bájate los pantalones -
- Pero yo... -
- ¡ Hazlo! -
Lo hago. Me sonrojo mientras me bajo la cremallera y los pantalones para revelar mis bragas de corazón. Se echa a reír. Luego me vuelve a poner boca abajo sobre sus piernas.
Él siente mi trasero. Luego levanta mis bragas para que encajen en la grieta de mi trasero.
Toco un trasero. Ahora estamos piel con piel. Estoy rojo como un pimiento.
Siento que me estoy mojando ahí abajo. Tiemblo de vergüenza: se dará cuenta.
Golpea mi trasero diez veces más. Ni siquiera dejé escapar un grito.
Luego me acuesta en el suelo y me pone el pie en la cara.
- Bésalo -
Obedezco.
Mientras beso su pie, comienza a masajear mi clítoris. El sentimiento es hermoso. Empiezo a gemir de placer y él...
Se detiene.
No: ahora no, ¡ya casi estaba!
- Vuelve a ponerte los pantalones. - Me ordena - Aún no has merecido disfrutar -
Obedezco.
Lo veo poniéndose la mochila de nuevo.
¡No puede terminar así! ¡Esta es una tortura peor!
- La próxima vez quiero verte depilada, ¿entiendes? -
- ¿Qué? Sí Sí. -
Y dicho esto, sale y yo me quedo ahí, temblando y sudando.
La habitación del hotel es pequeña. En el centro hay una cama para una persona. Scott y yo nos sentamos en él. Ahora arranca una página de uno de los cuadernos escolares.
No puedo creer que esto realmente esté sucediendo. Mi corazón late en mi pecho. Me parece que esto es un sueño. Que todo es demasiado irreal.
- Una relación dom/sub es aquella en la que dos personas ocasionalmente experimentan Triws. - trata de explicarme.
- yo No creo entender. - respondo sonrojada.
- Es decir, por ejemplo, una chica y yo estamos comprometidos, tenemos una relación normal, pero de vez en cuando lo hacemos con látigos, etc. O: una chica y yo, no estamos comprometidos ni nada, pero a veces nos encontramos para hacer cosas así. -
- Entiendo. -
- Pues si quieres ese tipo de relación puedes irte. Estoy buscando algo más. -
- Dime -
- En la relación Amo/Esclavo, el sumiso (o el sumiso) siempre lo es. A diferencia del nivel de relación, el maestro controla muchos aspectos de su vida. Quiero esto. -
- Eso está bien conmigo. - Mi voz está temblando.
- Ahora tenemos que hablar sobre las palabras de seguridad y los límites. -
- Está bien. -
- Los límites son las cosas que simplemente no puedo conseguirte. -
- No los quiero -
Me mira aturdido. Él solo sonríe.
- Sabes qué clase de gilipollas soy. No puedes confiar en mí. -
Niego con la cabeza.
- Me gustaría probar todo. -
Así es. Y sobre todo no quiero decepcionarlo. La miro a los ojos. Daría cualquier cosa por ver esos hermosos ojos orgullosos de mí.
- Bueno, tú eres el loco. Las palabras de seguridad son estas: significará que casi has alcanzado el límite de resistencia. Es una petición para ir un poco más lento sin parar. No me obligará a hacer nada. Me avisarás y yo decidiré si reducir la velocidad o llevarte más allá de tus límites. en cambio significa que tengo que parar de inmediato -
- La primera palabra es suficiente para mí -
Se ríe
- Estás loca -
- Pero así te haré feliz, ¿no? -
Por primera vez desde que lo conozco, me sonríe amablemente. Incluso si esta sonrisa solo dura unos segundos.
Comienza a escribir el contrato en el papel.
- En los próximos días les explicaré qué son los protocolos. Siendo mi esclavo, y no habiendo querido imponer ningún límite, tendrás que obedecerme incluso fuera de las sesiones. Si desea cerrar el contrato, sólo podrá hacerlo fuera de las sesiones, no durante las mismas. ¿Estás de acuerdo? -
- Sí -
Me pasa el papel y el bolígrafo. Los agarro con manos temblorosas.
- Cuando termine de entrenarte, si has sido bueno, te daré un collar. -
- ¿ Un collar? -
- Es la mayor fuente de orgullo para un esclavo. -
Ok, ahora quiero un collar.
yo firmo
- Recuerda que la relación Amo/esclavo no es algo que dependa únicamente del dominador. Si no pones tu esfuerzo en ello, esa es la puerta. -
- Sí. -