4/ AMENAZADA POR LA AMANTE DE MI MARIDO
Durante una semana fui violada varias veces al día por Carlos, hasta que un día escuche como llegaron varios vehículos, me asomé a la puerta viendo bajar a varios hombres con trajes muy caros y todos armados con fusiles., bajando después una mujer que yo conocía. Cruzamos las miradas la mujer y yo acercándose ella hasta la puerta donde yo estaba escondida
— A quien tenemos aquí, tu eres Bianca, la esposa de Giuliano ¿verdad? — me preguntó
— Esta chavita italiana es mi morra, y olvidate si piensas que la voy a dejar marchar — dijo Carlos
— No seas idiota Carlos, nos servira mejor para nuestro negocio si ella vuelve con el imbecil de Giulano, ella será nuestra conexión para nuestro negocio mi querido chavito y cuando ya no me sirva para nada, te la entregare y podrás hacer lo que quieras con ella — le dijo Adrianna
— Entonces de acuerdo, pero no tardes mucho en devolverme a esta zorrita — contestó Carlos, rodeando mi cintura, apretando su boca a la mía, apartandome de él cuando pude
— No pienso hacerle daño a mi marido, si es eso lo que pretendes zorra — contesté
— No seas tan hipocrita muñeca, creo que tienes unos padres a los que adoras y no creo que quieras que les pase nada ¿no es cierto? — preguntó
— Deja a mi familia fuera, ellos no te han echo nada — le grite
Adrianna se acercó tanto a mi que podía sentir su aliento en mi cara, me cogió el pelo estirando de él y echando hacia atrás mi cabeza, mientras nos mirabamos lamiendo mis labios y mis mejillas con su lengua
– Escúchame bien puta, si quieres vivir harás todo lo que yo te diga, — me dijo apretando sus labios a los míos besandome metiendome su lengua hasta el fondo de mi boca
Cuando la mano de Adrianna soltó mi pelo, ella le hizo un gesto con la cabeza a uno de los hombres que bajaron de los vehículos, acercándose uno hasta donde yo estaba y cogiendo mi brazo, me llevó hasta uno de los vehículos obligándome a entrar en él. No sé cuánto tiempo estuve en el coche, pero cuando subieron Adrianna y sus hombres y arrancaron el vehículo, di gracias por haberme liberado de mi cautividad.
El vehículo en el que iba yo con la amante de mi marido, paró a unos metros del rancho de Luis pero antes de que me dejaran bajar Adrianna me cogió del brazo mirándonos las dos.
— Giuliano está en este rancho con Dominique, te llamaré para darte instrucciones y espero que no me falles, mis hombres vigilan a tus padres y tienen la orden de disparar a matar, sé que eres muy lista y no me fallaras — me dijo
Baje del vehículo asustada, mi cuerpo parecía gelatina por los temblores que tenía, me acerque despacio hasta la puerta del rancho viendo a un sicario de Luis de pie. Me acerque a él y con voz temblorosa le dije quien era, el sicario cogio su movil, marco un numero y cuando termino la llamada pude ver como se acercaba un vehículo desde el interior parando en el mismo sitio donde me encontraba bajando primero Giuliano acercándose a mi, dándome un cálido abrazo y juntando su boca con la mía besandome con pasión.
— Gracias que estas bien, estarás cansada vamos al rancho, ya hablaremos cuando te repongas — me dijo Giuliano
— Quiero volver a Italia por favor y olvidar todo esto — le dije
El tiempo que estuvimos en el rancho de Luis en México no dije nada de lo que me había pasado por muchas preguntas que me hicieran, pero tampoco sabía que planes tenia para mi la amante de Giuliano porque si yo decía algo que no estuviera acorde con lo que Adrianna tenía preparado para mí, temía que se vengará de mí matando a mis padres y no podía arriesgarme a que eso ocurriera.
El avión aterrizo en la pista de aterrizaje en Milan, donde nos estaba esperando Marcos con la limusina. Cuando llegamos a nuestra casa, subi a mi dormitorio para ducharme y cambiarme de ropa, ya que estaba cansada y fueron muchas horas de vuelo, entre en el baño, me quite la ropa y dejando caer el agua templada me meti en la ducha, intentando borrar de mi cuerpo las huellas de las manos de mi violador, me arrodille en el suelo poniendo mis piernas pegadas a mi cuerpo llorando sin consuelo mientras venian a mi mente las imagenes de Carlos acariciando mi cuerpo, mi sexo, su miembro en mi boca y todas las aberraciones que me hizo.
— “Bianca” , ¿te encuentras bien? — escuche la vos de Giuliano
— Si tranquilo, ahora mismo salgo — le dije
Termine de ducharme, cogi el albornoz que habia colgado y poniendomelo volvi al dormitorio donde Giuliano me esperaba sentado en nuestra cama, me senté a su lado tumbandome mi marido boca arriba, lamiendo mis labios, mi cuello y mis mejillas, Giuliano fue abriendo mi albornoz haciendo sentir como sus dedos recorrian mi cuerpo, desde mi sexo hasta mis pechos pellizcando suavemente mis pezones, juntando nuestras bocas en un apasionado beso. que nos hizo fundirnos en uno, llegando juntos a un clímax muy deseado por los dos.
Dos días pasaron desde que llegamos a Milán cuando Giuliano se sentó a mi lado en una de las sillas del jardin muy serio.
— Bianca ya llevamos tiempo casados y quiero que busquemos a mi heredero, pero antes te harás una revisión, quiero que cuando te quedes embarazada vaya todo bien ya le he pedido cita a mi médico, nos espera mañana a las cinco de la tarde en su clínica — me dijo
— De esa manera, te cobraras el resto de la deuda que mi padre te debe, ¿no? — le dije
— Veo que lo has entendido, pero tengo que decirte que la deuda ya me la cobre cuando me folle a la hija de Vitorio Ferrero y le quite su virginidad, eso fue lo que más le dolió a tu padre cuando se lo conté, y es lo único que me interesaba de ti — me dijo levantandose de la silla
— Eres un ser despreciable, no te importa hacer daño a las buenas personas — contesté
Pero antes de entrar Giuliano en la casa empezó a sonar mi móvil, se quedó en la puerta inmovil mirándome esperando a que yo contestará, cogí el móvil para contestar la llamada viendo que era un número oculto me imagine sin equivocarme quien me llamaba, era la amante de mi marido, Adrianna
— Bianca soy Adrianna, tienes que hacerme un pequeño trabajo, te mando por mensaje la ubicación de donde tienes que ir y la hora, cuando llegues a la ubicación habrá uno de mis hombres esperando, él te dará las instrucciones, no me falles porque tengo a tus padres en el punto de mira de mi arma y a tu maridito que no se te ocurra decirle nada, aunque sé perfectamente que no te creeria, lo tengo comiendo de mi mano querida — me dijo, terminando la llamada
— ¿Quien te ha llamado? — preguntó mi marido
— Se han equivocado — le contesté, sonando un pitido poco después en mi móvil recibiendo el mensaje
Por la tarde se marchó Giuliano a su empresa, me subí al dormitorio, me cambié de ropa y cogiendo mi bolso me marché de la casa temerosa ya que me vieron marcharme casi todos los sicarios de mi marido. Ya fuera en la calle cogí un taxi, diciéndole al conductor dónde quería ir. llegamos a una especie de edificio de oficinas fuera de la ciudad, baje del vehículo y nada más entrar en el edificio vi a un hombre que me hizo acompañarlo hasta el ascensor, subimos en él y cuando paro en la planta marcada salimos, haciéndome entrar en un pequeño despacho.
— Espera aquí, ahora vendrá mi jefe — me dijo
Me quedé mirando el despacho, pero lo unico que habia era una mesa, dos sillas y una estantería,
— Bianca Capri, ya tenía ganas de conocerte — escuche a un hombre detrás de mí
Enseguida me levanté de la silla, me gire viendo delante de mí a un hombre de unos treinta años, de pelo moreno y ojos oscuros, vestido con un pantalón vaquero y una camisa blanca con varios botones abiertos dejando ver parte de su perfecto torso, con las mangas subidas hasta sus codos
— ¿Quién es usted?, yo no lo conozco — le dije
— Digamos que soy un enemigo de Giuliano, tu marido — contestó
— Me ha mandado Adrianna — dije
— Ya lo sé, como también sé que tendrás tu boquita cerrada y harás todo lo que se te diga — me dijo acercándose a mi y acariciando con sus dedos mi mejilla
— ¿Qué queréis de mí? — pregunté
— Tranquila Bianca, acompáñame por favor — me dijo
Salimos del pequeño despacho y cogiéndome la mano me hizo seguirlo, bajamos por las escaleras dos pisos hasta un pequeño almacén donde había tres hombres, preparando alijos de cocaína.
— Hay que hacer una entrega en este Club esta noche, quiero que vayas con uno de mis hombres y entretengas a un federal que siempre está allí, cosa fácil ¿no? — me dijo, dándome seguidamente un papel con el nombre del Club y la calle donde se ubicaba
— Y que quereis,¿me quito la ropa y me lo follo? — pregunté
— Te quitaras la ropa cuando a mi me de la gana y el que te follara soy yo, pero todo a su tiempo — me dijo rodeando mi cuerpo con su brazo pegándome a él
— Soy la esposa de Giuliano Capri y no creo que le guste que me acueste con otro hombre — contesté
— Vaya con la gatita, si fuiste la puta de Carlos varios días, no creo que al idiota de tu marido le importe que seas mia por algún tiempo — me dijo lamiendo mi mejilla con su lengua.
— Entonces ya me puedo marchar, dile a tu hombre que nos veremos en la puerta del club — le dije marchándome de allí, para volver a mi casa en un taxi.
Cuando entré por la puerta de casa, dejé mi bolso en el recibidor y entré en el salón viendo a Giuliano sentado en el sofá con un vaso de Whisky en su mano.
— ¿De dónde vienes? — me preguntó sin mirarme
— He ido a dar una vuelta, me aburría y necesitaba salir — le dije
— “” Mientes”” eres una puta Bianca, te han visto entrar en un edificio y has tardado mucho en salir, ¿con quien has estado? ¿Quién es tu amante? — me gritó tirando el vaso haciéndolo añicos en el suelo
— No tengo amantes de verdad cariño y además ¿quién te ha dicho eso? — le dije
— Te ha visto Adrianna, — me dijo acercándose a donde yo estaba, con el semblante muy serio
Entonces comprendí que era el blanco de la amante de mi marido, que Adrianna quería apartarme de él, pero no se lo iba a consentir, yo era una Ferrero y también sabía luchar por lo que era mío.Despues de cenar, giuliano se levantó de la mesa y sin decirme nada se fue de la casa, yo me fui al dormitorio, entre en el baño para ducharme, cuando termine cogi la toalla que habia en la puerta rodee mi cuerpo con ella mientras buscaba en el vestidor, cogi un vestido corto negro con escote palabra de honor, cuando ya estaba preparada baje hasta la entrada de la casa, cogi mi bolso y me fui a la parte exterior para coger un taxi. Le di al conductor la dirección del club, llegando pocos minutos después, cuando bajé del vehículo, saludé al portero que había en la puerta y entrando en el local, me fije que ya se encontraba allí uno de los hombres de Adrianna, se acercó a mi diciendome quien era el hombre al que tenía que distraer fijándome en él, viendo que estaba sentado en una silla de la barra completamente solo y con un vaso de whisky en su mano, me acerque a él sentándome a su lado, mirándonos los dos.
— Hola preciosa, nunca te había visto por aquí — me dijo
— Es la primera vez que vengo y tú, ¿vienes muy a menudo por aquí? — le pregunté
— De vez en cuando ¿me dejas que te invite a algo? — preguntó
— Un combinado por favor — le contesté sonriendo
— Me llamo Adam — me dijo cogiendo mi mano besándola
— Yo me llamo Helena — contesté
Pasó más o menos media hora cuando vi al sicario de Adrianna haciéndome una señal como que ya habían descargado la heroína, me termine lo que me quedaba en la copa con la intención de marcharme,
— Ha sido un placer Adam, pero ya tengo que marcharme — le dije
— Quiero volver a verte dame tu telefono, te voy a marcar mi número — me dijo
Le di mi móvil, me marco su numero de teléfono y cuando volvió a cogerme la mano, vi entrar a Giuliano con Adrianna, rodeando él la cintura de ella con su brazo, le quite enseguida la mano a Adam muy nerviosa dándose enseguida cuenta por la forma de retirar mi mano
— ¿Te pasa algo? si hay alguien que te moleste dímelo — me dijo
— No me pasa nada tranquilo, bueno me marcho ha sido un placer — le dije
Intente marcharme de alli sin que mi marido me viera pero cuando sali a la calle, me cogieron el brazo con fuerza, girando y viendo el semblante enfadado de mi marido