5/ BUSCANDO AL HEREDERO
No hizo falta que mi marido me dijera nada, sabía perfectamente lo que me esperaba, casi arrastrándome me subió a la limusina que estaba aparcada enfrente del club, subimos al vehículo y cuando llegamos a casa, volvió a cogerme del brazo con fuerza, subimos al dormitorio, Giuliano cerró la puerta con llave y entonces fue cuando supe lo que iba a suceder. Me miraba mientras se quitaba el cinturón de sus pantalones haciéndome retroceder temerosa, intente correr para encerrarme en el baño pero no me dio tiempo, Giuliano me bloqueo el paso, corrí hasta el otro extremo de la cama suplicando que no lo hiciera, pero su mirada me lo decia todo, se acerco a mi y el primer “zas” de su cinturón pegando en el aire, supe que ya no podía escapar
— Mi mujer en un Club sola, puta — “” zas”” el primer azote con el cinturón en mi espalda, me hizo más daño que sus palabras
— Delante de mis conocidos, zorra “”zas”,--- sus azotes cada vez eran más fuertes
Me dio como diez azotes, arrodillándome en el suelo mientras yo lloraba y le suplicaba que parara, viendo las marcas de su cinturón en mis brazos, imaginando las heridas y las marcas que tendría en mi espalda por sus azotes. Me cogió del pelo y estirando de él me levantó del suelo, acercando su cara a la mía haciéndome sentir su aliento, fijandome en su mirada llena de odio y rabia
— La próxima vez te juro Bianca que te mato, aunque lleves a mi bastardo en tu jodido vientre — me dijo entre dientes
— Por favor perdóname yo no he hecho nada malo — le dije llorando
— Eres la esposa de Giuliano Capri y por lo que veo aún no te has dado cuenta de con quién estás casada, yo no perdono, por eso mis enemigos me meten — me dijo dándome una bofetada cayendo al suelo sintiendo mi labio roto por la sangre que tenía en mi mano.
Giuliano se volvió a poner el cinturón, se arregló la ropa y salió del dormitorio encerrandome con la llave, me levanté del suelo temblando y como pude llegue hasta el cuarto de baño, me quite lo que me quedaba de ropa ya que los azotes que me dio mi marido con su cinturón rasgó el vestido que llevaba, me mire en el espejo viendo las marcas que me dejó en la espalda, abri el grifo de la ducha dejando que saliera algo más caliente el agua. Cuando me metí en ella, apoyé mi espalda en el mármol de la pared y fui arrastrándome hasta que me senté en el suelo de la ducha poniendo mis piernas en mis pechos mientras lloraba sin consuelo.
Me desperté al día siguiente muy dolorida, me quedé un buen rato en la cama pensando que, lo que la noche anterior había pasado fue preparado por Adrianna, la amante de Giuliano jurándome que no me volvería a suceder. Ese día aunque Giuliano y yo desayunamos juntos no nos dirigimos la palabra, se notaba en el ambiente que todavía estaba muy enfadado conmigo, mi marido termino de desayunar y mirándome me recordó la cita que teníamos a las cinco con el médico, marchándose después de casa sin decirme nada más.
Poco antes de la hora en que teníamos la cita, mi marido vino a casa, se ducho cambiandose despues de ropa, yo me vestí con un vestido corto, marcando mi figura, me puse unos zapatos de tacón alto y cogíendo mi bolso salimos de casa, subimos a la limusina marchandonos hacia la clínica sin decirnos nada hasta que llegamos.
El chofer nos abrió la puerta del vehículo cuando llegamos ayudándome a bajar acompañando a Giuliano en silencio, cuando entramos a la clínica mi marido fue quien habló con la recepcionista haciéndonos acompañarla hasta la consulta del doctor. Cuando entramos, Giuliano saludo efusivamente a su amigo presentándome a mí como su esposa, dandome el doctor la mano saludandonos
— Bueno, queréis formar una familia y eso está muy bien, nunca me imaginaria que tú amigo mío quisieras ser padre, si eres un playboy mi querido Giuliano — dijo
— Todo cambia Beltran, cuando te casas con una mujer que te ama tanto como mi esposa me ama, un hijo siempre es un regalo para terminar de ser feliz. — contestó
— Y Bianca tu que opinas, porque estoy viendo a mi amigo muy feliz — me dijo
— Yo también deseo darle a mi marido un hijo, ya que estoy muy enamorada de él — contesté forzando mi sonrisa
— Me alegro de verdad por los dos, Bianca por favor ve detrás de ese biombo y quitate la ropa, vamos a examinarte — me dijo
Con ayuda de la enfermera, me quité la ropa tumbandome después en una camilla que había, la enfermera tapo mi cuerpo con una sábana, me extrajo sangre allí mismo marchándose después, acercándose poco después el médico y mi marido.
— Voy a hacerte una ecografia, el liquido está un poco frio — me dijo sonriendo
Después de hacerme un exhaustivo examen, me pude volver a vestir volviendo a la consulta, me senté al lado de Giuliano cogiendome él mi mano, dejándome extrañada.
— Estás perfectamente sana y he de decirte que por lo que puedo ver en los análisis, están en periodo de fertilidad, ya sabéis que quiero decir ¿no? — nos dijo riendo
— Que ponga ya en marcha a mis soldaditos — contestó Giuliano
— Eso mismo amigo mío y Bianca, te doy la cita para dentro de un mes, aún será pronto pero quiero seguir tu evolución — me dijo el médico
Después de despedirnos del médico, salimos de la clínica subiendo a la limusina que ya nos esperaba dirigiéndonos a nuestra casa. Cuando llegamos, me fui al salón pues ya empezaba a refrescar en el jardín, Giuliano entró detrás de mí, se fue al mueble bar y cogió la botella de whisky poniéndo en un vaso.un poco, bebiéndoselo de un trago.
— Vamos al dormitorio, empezaremos a buscar a mi hijo hoy aunque tengo algo de prisa ya que he quedado con Adrianna — me dijo
— No voy a consentir quedarme embarazada mientras te estas follando a tu amante — contesté
— No te importa lo que yo haga o deje de hacer, me debes obediencia como mi esposa que eres y ahora subes al dormitorio o te subo yo — me dijo
No hizo falta que mi marido me dijera nada, sabía perfectamente lo que me esperaba, casi arrastrándome me subió a la limusina que estaba aparcada enfrente del club, subimos al vehículo y cuando llegamos a casa, volvió a cogerme del brazo con fuerza, subimos al dormitorio, Giuliano cerró la puerta con llave y entonces fue cuando supe lo que iba a suceder. Me miraba mientras se quitaba el cinturón de sus pantalones haciéndome retroceder temerosa, intente correr para encerrarme en el baño pero no me dio tiempo, Giuliano me bloqueo el paso, corrí hasta el otro extremo de la cama suplicando que no lo hiciera, pero su mirada me lo decia todo, se acerco a mi y el primer “zas” de su cinturón pegando en el aire, supe que ya no podía escapar
— Mi mujer en un Club sola, puta — “” zas”” el primer azote con el cinturón en mi espalda, me hizo más daño que sus palabras
— Delante de mis conocidos, zorra “”zas”,--- sus azotes cada vez eran más fuertes
Me dio como diez azotes, arrodillándome en el suelo mientras yo lloraba y le suplicaba que parara, viendo las marcas de su cinturón en mis brazos, imaginando las heridas y las marcas que tendría en mi espalda por sus azotes. Me cogió del pelo y estirando de él me levantó del suelo, acercando su cara a la mía haciéndome sentir su aliento, fijandome en su mirada llena de odio y rabia
— La próxima vez te juro Bianca que te mato, aunque lleves a mi bastardo en tu jodido vientre — me dijo entre dientes
— Por favor perdóname yo no he hecho nada malo — le dije llorando
— Eres la esposa de Giuliano Capri y por lo que veo aún no te has dado cuenta de con quién estás casada, yo no perdono, por eso mis enemigos me meten — me dijo dándome una bofetada cayendo al suelo sintiendo mi labio roto por la sangre que tenía en mi mano.
Giuliano se volvió a poner el cinturón, se arregló la ropa y salió del dormitorio encerrandome con la llave, me levanté del suelo temblando y como pude llegue hasta el cuarto de baño, me quite lo que me quedaba de ropa ya que los azotes que me dio mi marido con su cinturón rasgó el vestido que llevaba, me mire en el espejo viendo las marcas que me dejó en la espalda, abri el grifo de la ducha dejando que saliera algo más caliente el agua. Cuando me metí en ella, apoyé mi espalda en el mármol de la pared y fui arrastrándome hasta que me senté en el suelo de la ducha poniendo mis piernas en mis pechos mientras lloraba sin consuelo.
Me desperté al día siguiente muy dolorida, me quedé un buen rato en la cama pensando que, lo que la noche anterior había pasado fue preparado por Adrianna, la amante de Giuliano jurándome que no me volvería a suceder. Ese día aunque Giuliano y yo desayunamos juntos no nos dirigimos la palabra, se notaba en el ambiente que todavía estaba muy enfadado conmigo, mi marido termino de desayunar y mirándome me recordó la cita que teníamos a las cinco con el médico, marchándose después de casa sin decirme nada más.
Poco antes de la hora en que teníamos la cita, mi marido vino a casa, se ducho cambiandose despues de ropa, yo me vestí con un vestido corto, marcando mi figura, me puse unos zapatos de tacón alto y cogíendo mi bolso salimos de casa, subimos a la limusina marchandonos hacia la clínica sin decirnos nada hasta que llegamos.
El chofer nos abrió la puerta del vehículo cuando llegamos ayudándome a bajar acompañando a Giuliano en silencio, cuando entramos a la clínica mi marido fue quien habló con la recepcionista haciéndonos acompañarla hasta la consulta del doctor. Cuando entramos, Giuliano saludo efusivamente a su amigo presentándome a mí como su esposa, dandome el doctor la mano saludandonos
— Bueno, queréis formar una familia y eso está muy bien, nunca me imaginaria que tú amigo mío quisieras ser padre, si eres un playboy mi querido Giuliano — dijo
— Todo cambia Beltran, cuando te casas con una mujer que te ama tanto como mi esposa me ama, un hijo siempre es un regalo para terminar de ser feliz. — contestó
— Y Bianca tu que opinas, porque estoy viendo a mi amigo muy feliz — me dijo
— Yo también deseo darle a mi marido un hijo, ya que estoy muy enamorada de él — contesté forzando mi sonrisa
— Me alegro de verdad por los dos, Bianca por favor ve detrás de ese biombo y quitate la ropa, vamos a examinarte — me dijo
Con ayuda de la enfermera, me quité la ropa tumbandome después en una camilla que había, la enfermera tapo mi cuerpo con una sábana, me extrajo sangre allí mismo marchándose después, acercándose poco después el médico y mi marido.
— Voy a hacerte una ecografia, el liquido está un poco frio — me dijo sonriendo
Después de hacerme un exhaustivo examen, me pude volver a vestir volviendo a la consulta, me senté al lado de Giuliano cogiendome él mi mano, dejándome extrañada.
— Estás perfectamente sana y he de decirte que por lo que puedo ver en los análisis, están en periodo de fertilidad, ya sabéis que quiero decir ¿no? — nos dijo riendo
— Que ponga ya en marcha a mis soldaditos — contestó Giuliano
— Eso mismo amigo mío y Bianca, te doy la cita para dentro de un mes, aún será pronto pero quiero seguir tu evolución — me dijo el médico
Después de despedirnos del médico, salimos de la clínica subiendo a la limusina que ya nos esperaba dirigiéndonos a nuestra casa. Cuando llegamos, me fui al salón pues ya empezaba a refrescar en el jardín, Giuliano entró detrás de mí, se fue al mueble bar y cogió la botella de whisky poniéndo en un vaso.un poco, bebiéndoselo de un trago.
— Vamos al dormitorio, empezaremos a buscar a mi hijo hoy aunque tengo algo de prisa ya que he quedado con Adrianna — me dijo
— No voy a consentir quedarme embarazada mientras te estas follando a tu amante — contesté
— No te importa lo que yo haga o deje de hacer, me debes obediencia como mi esposa que eres y ahora subes al dormitorio o te subo yo — me dijo
Cogió mi mano obligándome a levantarme llevándome hasta el dormitorio, cuando entramos cerró la puerta con llave, me puso de espaldas a él besando y mordiendo mi cuello, me gire de pronto apartandome de él.
— No me toques, no te lo voy a consentir — le dije viendo como sonreía
— Tu no eres quien para prohibirme nada, quiero un heredero y a las buenas o a las malas me lo vas a dar — me dijo acercandose ami cogiendo mis manos tirandome a la cama boca arriba
Intente defenderse dándole patadas, puñetazos y todo lo que podía hacer para apartarlo mientras Giuliano se bajaba la cremallera de su pantalón y se ponía encima mia arrancando mis bragas, cogió mis muñecas poniendo mis brazos por encima de mi cabeza con una mano, mientras que con su otra mano cogió mis pómulos apretando su boca con la mía introduciendo con fuerza su miembro dentro de mi, embistiendo una y otra vez con más fuerza.
— Tienes el coño caliente y muy mojado, ¿me deseas? – preguntó
— No te deseo, te odio y ojala el que no valga para tener hijos seas tú — le dije entredientes
— No lo desees, ya me hice pruebas y estoy completamente sano y mis soldaditos están deseando salir para jugar — me contestó
Mientras mi marido me embestía con su miembro cada vez más fuerte, puso su mano entre nuestros cuerpos estimulando mi clítoris dándome placer hasta que los dos con nuestros gemidos llegamos al clímax en pocos minutos, quedando Giuliano como estaba hasta dejarme la última gota de su semen dentro de mi.
— Estaba seguro de que me deseabas, ha sido tocarte un poco y enseguida has tenido un orgasmo — me dijo
Nos quedamos mirándonos a los ojos viendo como mi marido acercaba sus labios a los míos hasta que los juntamos besándonos con deseo, sin despegar su boca de la mía rodeando mi cuerpo con sus brazos se tumbó boca arriba en la cama poniéndome a mí encima de él, sintiendo como su miembro me llenaba otra vez mi interior. Giuliano me quito el vestido y el sujetador amasando mis pechos y pellizcando mis pezones mientras yo cabalgaba encima de él, cogió mis caderas con sus manos moviéndome a su placer, viendo como se mojaba los labios y gemía hasta que sentí como su semilla me inundaba, dejando caer mi cuerpo en su perfecto abdomen, escuchando las fuertes palpitaciones de su corazón
— Lo que me estas haciendo sentir, me da miedo y no puedo consentirlo, Bianca me has embrujado — me dijo
— Nunca te han amado y siempre has cogido a la fuerza lo que has querido — dije
— No puedo permitirme querer a nadie, y a ti no te puedo hacer daño, tu estas conmigo por una deuda de tu padre, no porque quiera tenerte a mi lado, me tengo que marchar ya te dije que tengo una cita — me dijo apartandome
— ¿Puedo ducharme contigo? — pregunté al ver que se estaba desnudando
— No y que te quede claro que solo eres para mi una puta más que me dará un heredero, metetelo en tu linda cabeza — me dijo
Esa noche Giuliano vino de madrugada, entró en el dormitorio se quitó toda la ropa y se tumbó en la cama, poniendo su mano en mi vientre apestando a alcohol y a la colonia cara de Adrianna. Desperté al día siguiente sola en la cama, me levante y entre en el cuarto de baño, me desnude metiendome seguidamente en el baño, mientras me duchaba noté unas manos acariciando mis pechos, dandome placer haciéndome cerrar los ojos. teniendo una de sus manos en mi cabeza doblando mi cuerpo
— Agáchate me apetece follarte — me susurro
Doble mi cuerpo todo lo que pude, notando como su miembro se abria paso entre mi sexo, introduciendolo en una sola embrstida mientras yo me apoyaba con las manos en las paredes de la ducha, fue introduciendo en mi cada vez más fuerte gimiendo como nunca lo habia escuchado. Se corrió dando un fuerte grito, levantando mi cuerpo apoyando mi cabeza en su pecho besándonos como dos colegiales, me gire poniéndome frente a él puse mis manos en su nuca enredando su pelo con mis dedos mientras nos mirábamos.
— ¿Quién de las dos te hace mejor el amor, Adrianna tu amante o yo? — le pregunté sin apartar mi mirada de la suya
— voy a terminar de ducharme, vete de aquí — me dijo
Salí de la ducha, rodeando mi cuerpo con la toalla que cogi, me senté en la cama esperando que mi marido saliera, viéndolo segundos después salir completamente desnudo del baño.
— Te tienes que marchar? me gustaria que me hicieras el amor como lo hacen dos personas que están enamoradas — le dije poniéndome de pie en el suelo enseñándole mi desnudez
— Tápate por favor Bianca, no sabes como se me pone de duro verte así — contestó
Se fue al vestidor para coger su ropa, cuando ya estaba vestido y sin decirme nada se marchó del dormitorio dejándome sola, de pie al lado de la cama y completamente desnuda. Me puse un blusón ancho y un tanga bajándome a la cocina para desayunar sentándome en una de las sillas de la cocina.
— Buenos días — le dije a la sirvienta
— Buenos días señora, el señor me ha dicho que no viene a menjare — contestó
Comiéndome una tostada empezó a sonar mi móvil, lo cogi mirando quien me llamaba, viendo que era Adrianna dude por un momento en contestar, pero la amenaza que cierne sobre mis padres me hizo pensarlo mejor contestando al final a la llamada.
— Dime Adrianna — contesté
— Necesito que hagas un trabajo esta noche — me dijo
— Adrianna lo siento mucho de verdad, pero esta noche es imposible — le dije
— Bianca no me mientas, cuando yo digo que tienes que hacerme un favor lo haces, aquí mando yo y ya sabes a quienes tengo en el punto de mira de mi arma — me dijo
— Lo siento Adrianna, adios — le dije temiendo que cumpliera su amenaza, pero no quería que Giuliano me castigara con su cinturón otra vez