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3/ VIAJE A MEXICO

 Llegamos a casa Giuliano y yo, nada más entrar, me quité los zapatos ya que tenía doloridos los pies, fui a subir las escaleras para ir a mi dormitorio pero mi marido me bloqueo el paso entre su cuerpo y la pared, beso mi cuello, mi cara, juntando su boca con la mia en un beso lleno de deseo, mientras me arrancaba el tanga

— Me has puesto muy celoso esta noche Bianca — me decía

Me levantó una pierna poniéndola en su cadera, se desabrocho  la cremallera de su pantalón, sacando su ya duro miembro, me levanto un poco penetrandome con su miembro, embistiendo cada vez más, rodee su nuca con mis manos enredando su pelo,rodeé sus caderas con mis piernas, le bese en el cuello, juntamos nuestras bocas besándonos con lujuria y deseo, mientras sus embestidas me hacían perder la razón por el placer que me hacía sentir llegando casi al unísono los dos al clímax,. poniendo mi marido su cabeza en mi clavícula para gritar su orgasmo, mirándonos a los ojos poco después

— ¿Qué me estás haciendo gatita? — preguntó

Me dejo despacio en el suelo, poniendo sus brazos a cada lado de mi cabeza, apretando sus labios con los míos hasta dejarme casi sin oxígeno

—¿Qué brujería usas conmigo? cada día te deseo más — me dijo

— Buenas noches — le dije apartando a Giuliano de mi

Estabamos mi marido y yo desayunando en el jardin cuando la sirvienta nos dijo que teníamos una visita, Giulano le dio la orden de que hiciera pasar la visita al jardín

— Buenos días, espero no haberos molestado — nos dijo Dominique

— No, ninguna molestia ¿quieres un café? — preguntó Giuliano

— Si por favor, pero que sea solo — contestó

Giuliano le sirvio una taza de café a Dominique mientras este me cogia la mano besandola

— Estas preciosa, pero sin maquillaje tengo que decir, que me gustas más — me dijo mirándolo mi marido con semblante muy serio

— ¿No quedamos en mi oficina? — le preguntó Giuliano

— Para los negocios querido amigo, no importa el lugar y si, quedamos en tu oficina, pero sabía que a tu preciosa mujer no la vería allí ¿me equivoco? — me preguntó

— La verdad, no conozco la oficina de mi marido, hace poco que nos casamos y aún no conozco muchas cosas de Giuliano — contesté

— ¿Contrato matrimonial? — Preguntó Dominique

— Su padre tenía una deuda demasiado grande y acepte a su hija como pago parcial — contestó Giuliano

— Parcial ¿porque Giuliano? — preguntó

— El pago total será cuando Bianca me de un heredero — contestó

— Comprendo, pero hablemos de negocios, Bianca tengo que volar hasta México, ¿podrías acompañarme? claro que tu Giuliano tambien tendrias que venir, es un alijo de cocaina pura colombiana que nos dejaría bastante beneficio — dijo Dominique

— ¿Cuándo te esperan los colombianos? — preguntó Giuliano 

— En dos días tendremos que estar allí, el Cartel es un hombre que desconfía de todo el mundo pero es un buen amigo mío  — dijo – y además enseguida se enamorara de tu mujer, y eso querido amigo es muy bueno para este negocio, tener a una mujer guapa y muy inteligente a tu lado, porque según tengo entendido Bianca, tu estudiabas Empresariales y Financiación ¿estoy en lo cierto? — me dijo

— ¿Me has investigado? – pregunte sorprendida–  y a tu pregunta, estas en lo cierto — contesté

— Si voy a tener un nuevo socio, me gusta estar informado de todo — me dijo cogiendo mi mano besándola

Me di cuenta que por el semblante de Giuliano, se estaba enfadando con Dominique por momentos, ¿pero quien no?, mi marido tenía una amante y yo tenía un buen amigo.--- pensé –

Como dijo Dominique, dos días después de que viniera a nuestra casa, estábamos volando hacia México en un avión privado de mi marido, durante el vuelo hablaron de cómo eran los colombianos, cuanta cocaína tenían, toda la información que mi marido necesitaba para tratar con ellos. Cuando el avión aterrizó, nos esperaban dos todo terreno con las lunas negras, subimos Dominique, Giuliano y yo a los vehículos marchandonos del aeropuerto. Llegamos poco tiempo después a una casa muy grande en medio de la nada, pero rodeada de hombres muy bien armados.

— Buenas Dominique ¿qué tal el vuelo? — dijo un hombre que salía en ese momento de la casa

— Hola Luis amigo ¿cómo estás? mira deja que te presente a uno de mis socios, Giuliano Capri y su preciosa mujer Bianca — contestó Dominique

Después de los saludos, los hombres entraron en una especie de despacho mientras yo me quedaba fuera de la casa observando.

— Señora, aquí le traigo un refresco — me dijo una muchacha

— Gracias, todo esto es precioso — contesté

— Si y hay mucha paz, mire por el sendero viene Carlos, es el hijo de mi patrón — me dijo

— ¿Y tú cómo te llamas? — pregunté

— Luz, me llamo Luz — dijo

— Encantada Luz, yo me llamo Bianca — dije.

El hijo del Cartel llego hasta donde estaba yo sentada mirándome con extrañeza, me levanté del sillón dirigiéndome a él, dándole la mano

— Hola me llamo Bianca y soy amiga de Dominique — le dije

— ¿Está aquí Dominique? – preguntó

— Si, están dentro con mi marido — le dije

— No son de aquí, ¿verdad? — dijo

— No, venimos de Italia para hablar con tu padre — contesté

— Entonces esta noche haremos una pequeña fiesta de bienvenida, pareces muy joven para estar ya casada — me dijo

— Y tú,¿tienes novia? — pregunté

— No me importaría que fueras tú, eres muy bonita — dijo, acariciando mi mejilla pasando sus dedos por mis labios

— “”Carlos dejala”” — escuche gritar a su padre

— Bueno pues me voy, espero verte pronto, en mi cama — me susurro al oído mientras se reía sarcásticamente

Por la noche nos llevaron a una club que según Luis el cartel regentaba su hijo, en la barra nos pusieron unas bebidas tipicas de Mexico dándome Carlos una de las copas, pero casi una hora después, me puse a bailar como una loca, desprendiendome de casi toda mi ropa, Giuliano se acercó a mí y cogiéndome del brazo me llevó hasta la calle.

— Se puede saber que estás haciendo, eres una mujer casada – me gritó

— Casada y despreciada por su marido, déjame en paz que me estoy divirtiendo — le dije empujandolo

Antes de volver a entrar en la discoteca, paro a nuestro lado un todo terreno negro, bajaron dos hombres que me pusieron una bolsa negra en la cabeza y metiendome en el coche arrancaron sin que Giuliano pudiera hacer nada por mi.

Aunque tenía la cabeza cubierta por la bolsa, más o menos pude calcular cuanto tiempo tardo el vehículo en parar, me bajaron entre dos hombres  cogiendome cada uno de mi brazo, quise correr para intentar huir pero eran muy fuertes, Me quitaron la bolsa y aunque me costó al principio ver bien donde estaba pero poco a poco, pude distinguir que estaba dentro de una nave muy grande llena de mujeres trabajando la cocaína, mientras que los hombres la cargaban en camiones.

— Ya llego la princesita,ya te dije que pronto te tendria en mi cama — me dijo Carlos, el hijo del cartel Mexicano

— Como mi marido se entere de que has sido tú, no dudara en apretar el gatillo de su arma — le amenace, viendo como Carlos se reía

Me encerraron en una jaula de metal como si yo fuera un animal donde había un colchón en el suelo y perfectamente podía ver casi toda la nave. Las mujeres me miraban mal pero no me preocupaban, pero alguno de los hombres se acercaban a la jaula donde yo estaba mirándome mientras se tocaban con la mano sus partes por encima de los pantalones.

— Hey chamaca, está noche pasaremos tu y yo un buen rato — me decían algunos de ellos intentando asustarme

Lo que quedaba de noche, estuve sentada en el colchón con las rodillas en mis pechos pensando si mi marido me rescataría de mis secuestradores. Por la mañana, abrieron la jaula entrando una de las mujeres con algo de alimento en sus manos sentándose a mi lado. 

— Tu no eres de Mexico ¿verdad?, — me preguntó

— No soy de aqui, soy Italiana — contesté muy nerviosa

— Tranquila, si el jefecito te ha traido aqui es para negociar contigo o te venderá cuando se canse de ti a algún burdel  o serás como alguna de nosotras, serviras como mula — me dij

 Cuando la mujer se dio cuenta de que Carlos se acercaba donde estábamos, salió inmediatamente de la jaula mirando al suelo, como si supiera que la iban a castigar por hablar con una extranjera cautiva..

— Buenos días princesita ¿has dormido bien? — me preguntó Carlos con sarcasmo

— Déjame salir de aquí bastardo — le grite

— Te dejaré salir, pero será esta noche cuando te lleven a mi cama, por cierto tu italiano te está buscando — me dijo riendo

Estuve todo el día mirando lo que hacían los que trabajaban en la nave, los hombres cargaban sacas grandes de cocaína y él que caía desfallecido al suelo, le daban un tiro en la cabeza como en una ejecución, lo contrario de lo que le pasaba a las mujeres que morían por estallarles alguna cápsula de heroína, siendo víctimas de los hombres sin escrúpulos que les abrían con un cuchillo para sacar las cápsulas enteras de sus frágiles cuerpos.

Estaba tumbada en el colchón por la noche, cuando vi a uno de los hombres abrir la jaula donde yo estaba y entrar acercándose a mi.

— Levanta, el jefe quiere verte — me dijo

Me levanté del colchón sin decir nada, pero al acercarnos a la puerta de la nave, eche a correr aún no sabiendo donde estaba,. Enseguida vi como encendieron todas las luces del exterior y escuché a varios perros, pero yo seguí corriendo llegando casi sin aliento a lo que me pareció una carretera. Aunque ya estaba casi desfallecida pero seguí corriendo fijandome que un poco más lejos habían unas luces, me fui acercando hasta darme cuenta que era una casa, mire primero por una ventana viendo a una pareja de ancianos sentados en la mesa cenando, toque la puerta abriendo el anciano que al verme me hizo entrar en su casa, dándome la mujer un vaso de agua.

— ¿Te has escapado de los Mendoza niña? — me preguntó el hombre

— Me secuestró el hijo de Luis Mendoza, porfavor necesito llamar a mi marido — les dije

El hombre enseguida me dio su teléfono y por fin pude hablar con Giuliano, diciéndole donde más o menos me encontraba, pero yo todavía seguía en peligro, ya que cerca de la casa de los ancianos empecé a escuchar los perros de Carlos. Quise marcharme de la casa para no comprometer a los ancianos pero no me dejaron marcharme, entrando con fuerza en la casa poco después, Luis con sus hombres.

— ¿Pensabas que te ibas a librar de mi Italiana? — me preguntó

— Déjame en paz, tu padre viene en camino y no creo que quieras que sepa que clase de hijo  tiene — le dije

— Mi padre me da igual, lo que quiero saber es qué clase de mujer eres, italiana — me dijo cogiéndome un brazo con su mano sacándome de la casa

Me subieron a un coche y al arrancar escuche dos disparos, poniéndome a llorar ya que sabía que habían ejecutado a los dos ancianos por ayudarme.

Los vehículos pararon llevándome dos hombres del brazo a una especie de casita que había fuera de la nave, me metieron dentro entrando detrás de mi Carlos. Se acercó a mí acariciando mi mejilla con sus dedos, aunque quise apartarme de él me fue imposible, rodeo mis hombros con sus fuertes brazos apretando su boca a la mia mientras bajaba la parte de arriba de mi vestido amasando mis pechos, pellizcando mis pezones haciendo daño. Me cogio en brazos tirandome a la cama, desabrochandose la cremallera de sus pantalones, mientras se reia mirandome, intente levantarme varias veces, pero la fuerza de sus brazos me tumbaban una y otra vez en la cama.

--- Esta noche si que vas a ser mia italiana y más vale que no te resistas --- me dijo

--- Sei un maiale cabron --- le contesté

Carlos se arrodilló en la cama con su miembro ya fuera de su ropa interior mientras yo me echaba hacia atrás huyendo de él, con las manos cogio mis tobillos tumbandome y abriendo mis piernas mientras yo peleaba con todo mi cuerpo intentando huir de él.

 

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