Capítulo 4
Fabiana
Han pasado tres días desde la noche que discutí con Manuel. Esa misma noche intentó llamarme varias veces pero nunca respondí.
No me enojo fácilmente, pero sus palabras esa noche me molestaron hasta el punto de sacar a relucir un lado de mí que nadie había visto nunca.
Me siento terriblemente culpable por darle esa bofetada, así que por vergüenza no respondí ninguna de sus llamadas ni siquiera sus tres mil mensajes.
Es un razonamiento estúpido, lo sé.
- Madi ¿estás lista? - Ally irrumpe en mi habitación con Megan a cuestas.
Llegaron el lunes por la mañana y pasar tiempo con ellos dos me ayudó a no pensar demasiado en Manuel. Ambos saben lo que pasó y ambos hicieron todo lo posible para hacerme pensar en otra cosa. En solo un día fuimos de compras, a la playa, a la piscina y luego volvimos a la playa para nadar a medianoche, lo cual, según Ally, es imprescindible.
- Realmente no sabes lo que significa la palabra privacidad, ¿verdad? - Le pregunta Megan con sarcasmo.
- No creo que te importe que invada tu privacidad mientras estás en la ducha. -
- Demasiados detalles – Los corto antes de que la conversación degenere.
- De todos modos, sí, estoy listo. -
Los tres bajamos a la piscina, Allison no pierde el tiempo y se zambulle casi de inmediato.
Sin embargo, antes de que pueda hacer lo mismo, oigo sonar el timbre.
Qué extraño, no estoy esperando a nadie.
Me dirijo hacia la entrada y abro un poco la puerta. Lo primero que veo es un mechón de cabello rubio y luego los ojos azules de William.
- Oye, ¿qué haces aquí? - le pregunto abriendo más la puerta.
- Mi padre tuvo que entregarle estos papeles a tu padre y él me envió. -
Cuando veo sus ojos recorrer mi cuerpo y fijarse en mis piernas, recuerdo que solo estoy usando mi traje de baño.
Mientras trato de ocultar mi vergüenza le quito los papeles de las manos.
- ¿ Estabas saliendo? - me pregunta después de entregarme los papeles para mi padre.
- No, estaba en la piscina con dos amigos. -
Parece que quiere añadir algo. Quizás quiera que lo invite a quedarse.
¿Yo debería?
Probablemente si.
- ¿ Quieres unirte a nosotros? -
El sonrie.
Creo que eso es exactamente lo que quería que dijera.
- Si no es un problema para ti. -
- No hay problema, pasa. -
Cuando llegamos a la piscina, tanto Ally como Megan se giran para mirarnos.
- Este es Will, es hijo de uno de los colegas de mi padre. -
- Ay, pensé que éramos amigos. -
No sé qué decirle así que solo sonrío. Tengo la sensación de que aspira a ser más que un amigo considerando la cantidad y el tipo de mensajes y fotos que me envía todos los días.
- Estas son Allison y Megan, vienen desde Chicago. -
- Es un placer conocerlas chicas. -
Luego se quita la camiseta roja y la deja en mi tumbona. Mis ojos se posan involuntariamente en su torso desnudo. Hace ejercicio, pero sus abdominales no son tan buenos como los de Manuel.
¿Por qué estoy pensando en sus abdominales?
- ¿ Ves algo que te guste? -
Parpadeo un par de veces para volver a la realidad y lo encuentro mirándome divertido.
Si tan solo supiera lo que realmente estaba pensando...
- No... quiero decir que tienes un lindo cuerpo pero no... -
- Lo sé - me interrumpe - Voy al gimnasio tres veces por semana. -
Oooook...
- ¡ Oye Madi, mete el culo en el agua antes de que vaya por ti a la fuerza! - grita Ally a pesar de que estoy a un metro de ella. Probablemente todos los vecinos lo escucharon.
- Ya vamos - Respondo luego de comprobar que Will también tiene disfraz. Por supuesto que lo tiene, muchos tipos en Miami Beach usan eso en lugar de pantalones.
Sin embargo, ni siquiera dos minutos después de entrar a la piscina, vuelve a sonar el timbre.
- ¿ Estas esperando a alguien? - me pregunta Will.
Sacudo la cabeza y salgo. Me cubro con mi toalla y vuelvo a la puerta grande.
Esta vez lo primero que veo al abrirlo es un ramo de margaritas de colores, luego miro hacia arriba y me encuentro con un par de magníficos ojos verdes.
- Lamento lo que dije. ¿Podemos hablar? -
Todavía estoy sin palabras.
Manuel acaba de aparecer en mi casa con un ramo de flores para disculparse y no puedo decir una palabra.
- S-sí, pasa – balbuceo como un idiota mientras me muevo para dejarlo pasar.
Estoy tan concentrada en él que me he olvidado de las otras personas en la casa que, sólo ahora me doy cuenta, están de pie mirándonos desde la sala de estar.
- Yo también quiero algunas flores - dice Allison, señalando a Megan el ramo que Manuel sostiene en sus manos.
“ A veces me pregunto si está comprometida con un chico de 19 o 12 años ” , murmura Megan en respuesta.
- ¿ Qué esta haciendo él aquí? - El dedo de Will apunta a Manuel.
- Yo podría hacer la misma pregunta - responde, apretando con más fuerza los tallos de las margaritas. Los recibo antes de que sea demasiado tarde y le pido a Allison que los ponga en un jarrón.
- Podemos subir - le digo a Manuel, tomándolo de la mano.
Cuando entramos a mi habitación me felicito mentalmente por ordenar la habitación esta mañana o ya habría visto mi ropa interior tirada por todos lados.
Él se da vuelta para observarla antes de detenerse frente a las pocas fotos colgadas en la pared.
- Tu cabello era más largo - afirma, señalando uno en el que estoy sentada en un banco del parque con Ally.
- Sí - respondo - Los corté el año pasado. -
- Y eras animadora, debería haberlo esperado. -
- ¿ Por qué? -
- Porque eres lindo, normalmente las chicas lindas son porristas en la escuela secundaria. -
También miro la foto en la que llevo el uniforme con los colores del equipo de fútbol de mi colegio.
Ojalá no fuera tan "bonita".
- ¿ De qué querías hablar conmigo? - Cambio de tema aclarándome la garganta.
- Antes que nada quería disculparme por lo que dije. Actué como un idiota y lo siento mucho. -
- Exageré también, no debí pegarte y ni siquiera te pregunté si estabas bien... -
- Tranquila princesa, acabo de escucharlo. -
- Pero aun así estuvo mal... Me siento terriblemente culpable, no suelo reaccionar así. -
- Lo sé, no tienes que preocuparte ¿vale? No te sientas culpable, si no lo hubieras hecho probablemente me habría abofeteado. -
La culpa aún no ha desaparecido del todo pero al menos me hizo reír.
- Entonces quería hablarte de nosotros - tarda menos de un segundo en corregirse - de nuestro acuerdo, quiero decir. -
- Oh, no sé si debo continuar. -
- Por favor princesa, te necesito. -
- No deberías necesitar a nadie para esto Hol, sólo díselo. -
- No... escúchame, no pudo ser la casualidad lo que hizo que nos conociéramos esa noche. -
- Hola... -
- Es el destino – me interrumpe – sólo si me ayudas podré salir con Camila. -
- Manuel ¿qué bebiste antes de venir aquí? - Tengo ganas de preguntarle ya que sus palabras no tienen ningún sentido.
- Por favor princesa, te debo dos favores o lo que quieras pero tienes que ayudarme. -
- ¿ Está todo bien aquí? - Escucho la voz de Will más allá de la puerta.
- Sí, todo está bien, puedes volver a bajar. -
- ¿ Pero por qué está aquí? - Me pregunta Manuel cuando el sonido de pasos en el pasillo se hace más lejano.
- Vino a traer unos papeles para mi padre y literalmente me rogaba con la mirada que lo invitara a quedarse. -
- Puedes ver a un kilómetro de distancia que le gustaría follarte. -
Mis ojos se abren - ¿qué? -
- Pero es obvio, pues mírate... - parece preocupado por un momento, como si recién ahora hubiera notado que no llevo nada más que un traje de baño cubierto por una pequeña toalla.
- ¿ Quién no querría acostarse contigo? -
- Tú – respondo, seguro que él también lo confirma.
- ¿ Y cuándo lo habría dicho? -
Creo que mi estómago acaba de dar un salto mortal.
¿Cuándo empezó a hacer tanto calor?
- Qué curioso... - Me río, pero soy el único así que me pongo serio y me aclaro la garganta.
- ¿ Quieres acostarte con él? - me pregunta.
- No – respondo sin dudarlo.
- Entonces volvamos a estar juntos... finge, quiero decir, para que deje de coquetear contigo. Ambos ganamos. -
Es una idea tan estúpida pero... ¡
Maldita sea! No puedo decirle que no a esos hermosos ojos verdes.
- Vale, pero nos damos fecha de caducidad. -
- Un mes, hasta finales de julio - sugiere.
- Está bien -
- ¿ Tiene alguna otra petición? -
- Sigue siendo válido que no puedas ver a nadie más durante este mes. -
- Igual va para usted. -
Me río a carcajadas : no hay peligro. -
- ¿ Eres virgen? -
Casi me ahogo.
- No, no soy virgen - le respondo mientras intento no sonrojarme.
- Bueno - afirma, acercándose - ¿Entonces volvemos al escenario? -
- Sí – respondo con un suspiro de sus labios.
¿Por qué está tan cerca?
¿Quieres besarme?
No, eso no tendría sentido.
En lugar de eso, lo hace.
Sus labios tocan los míos y por un momento creo que lo imaginé.
Pero todo es verdad. Manuel me está besando y no es un beso de bofetada. Es como los que ves en las películas o lees en los libros.
Agarra mis caderas con sus manos y siento que es lo único que me mantiene erguido.
Cuando se separa me quedo mirando sus labios, son rojos y aún más hermosos.
Está tan cerca que sólo necesito dar un paso adelante para besarlo nuevamente.
- Nos estaba mirando. -
Esas palabras son como un balde de agua helada.
Sigo su mirada y veo a Will mirándonos desde la piscina.
Inquietante.
- Quizás sea mejor que bajemos – le digo después de aclararme la garganta.
Él asiente y, mientras está de espaldas para irse, me toco los labios para darme cuenta plenamente de lo que ha sucedido.
Manuel me besó.
La primera vez que alguien me besa en dos años es falso.
La primera en notarnos cuando regresamos a la piscina es Ally.
- ¿ Habéis vuelto "juntos"? - imita con los dedos dos comillas en la última palabra.
Afortunadamente, Will le da la espalda o se estaría haciendo algunas preguntas.
- Sí – respondo distraídamente porque todavía estoy pensando en el beso de antes.
- Me alegro por ti – nos dice Will.
Sin embargo, no lo creerías.
- Claro - murmura Manuel en voz baja.
- Soy Allison, la mejor amiga de Madi, y ella es mi novia Megan. -
Manuel finalmente aparta la mirada de Will para mirar a Ally y Megan en la piscina.
- Manuel, pero creo que eso ya lo sabes. -
- Sí, Fabiana me habló de tus divinos abdominales. -
- ¿ En realidad? - Manuel levanta una ceja y me mira divertido.
Ojalá la tierra me tragara ahora mismo.
- Ahora quiero verlos - añade como si no me acabara de avergonzar.
- ¿ No crees que estás exagerando? - Will comenta en su lugar.
- ¿ Quieres verlos también? - Manuel se burla de él.
- Estoy bien, gracias – mira la hora en su teléfono y luego a mí.
- Lo siento Mads pero me tengo que ir, te hablo más tarde. - Y en menos de un minuto ya se había ido.
- Los abdominales, inmediatamente - vuelve a insistir Ally.
- Cariño, ya basta, no ves que la estás avergonzando... - me señala - y luego estas te gustan más - mira sus tetas y ambas se echan a reír.
- Yo también tengo que ir princesa, le prometí a Liam que cenaría con su familia y él me está esperando. -
- Claro, te llevaré. -
- Fue un placer chicas. -
Finalmente esos dos dejan de reírse y se vuelven hacia él.
- Envíale una foto de tus abdominales a Madi para que pueda verlos. -
Manuel se echa a reír.
Sólo quiero desaparecer.
- Tengo una idea mejor - dice inmediatamente después - ¿Por qué no vienes mañana con nosotros a la playa? -
- Puedes contar con ello, ¿verdad Madi? -
- Por supuesto - respondo con la esperanza de que se detenga con esta historia.
- Asi que te veo mañana. ¿Quieres que te recoja? -
- No - respondo quizás demasiado rápido - no hace falta, vendremos a pie o en bicicleta. -
- ¿ Está seguro? Mañana hará mucho calor. -
- No te preocupes, nos gusta sudar - añade Ally.
- Como quieras - responde - luego nos vemos donde nos encontramos el sábado por la noche. -
- Perfecto – confirmo antes de apresurarlo hacia la entrada antes de que Ally diga algo más vergonzoso.
El resto del día no hago más que pensar en el beso y, gracias a Ally, también en sus abdominales...
Basta, Fabiana, nunca habrá nada entre ustedes más allá de ese estúpido acuerdo.