Capítulo 3
Fabiana
Es de mañana y ya he preparado dos tartas de chocolate y unas diez magdalenas. Normalmente hago postres cuando estoy nervioso o estresado. Hoy es uno de esos días, porque no puedo dejar de pensar en la forma en que eché a Manuel ayer por la tarde.
Después de escribirle, antes de irme a dormir, me sentí un poco mejor.
Pero aún no ha respondido y eso me pone nerviosa.
¿Estará enojado conmigo? ¿Se ofenderá?
Escucho sonar el timbre justo cuando termino de decorar el último pastel. Me lavo las manos rápidamente y me quito el delantal manchado de chocolate.
Cuando voy a abrir la puerta encuentro a Manuel apoyado contra la columna del porche. Lleva pantalones cortos azules y una camisa blanca completamente desabrochada. Me quedo mirando su pecho como un niño mirando un caramelo.
- ¿ Puedo entrar? -
Parpadeo un par de veces para volver a la realidad y me muevo para dejarlo pasar.
- ¿ Alguien está cocinando? Huele increíble. - Lo veo detenerse en medio del pasillo.
- Sí, estaba preparando unos postres para pasar el tiempo... -
Se vuelve hacia la cocina y sonríe. - Lo que sea que hiciste, me dio hambre. -
Yo también sonrío y le digo que me siga a la cocina.
- ¿ Para quién serían todos estos dulces? - pregunta nada más entrar a la cocina.
- Para nadie en particular... ¿quieres probar algo? -
Mira los dos pasteles y muffins durante unos segundos y luego los señala a ambos. - Se ven demasiado bien para elegir solo uno. -
Vuelvo a sonreír y luego le corto un triángulo de pastel de chocolate, mientras él toma un muffin de la bandeja redonda. No voy a mirarlo fijamente mientras come como un pervertido, así que me giro hacia el fregadero lleno de utensilios sucios, reviso rápidamente todas las cosas que necesito lavar y me vuelvo a poner el delantal.
- Está todo delicioso, de verdad. - Por alguna extraña razón me encuentro sonrojado ante el cumplido. Qué suerte que estoy de espaldas, al menos él no puede verme.
Estoy a punto de darle las gracias cuando el cuchillo que estoy limpiando se me escapa de la mano.
- Mierda… - Maldigo en voz alta mientras veo cómo la sangre mancha mi piel.
En un momento estoy en la cocina y al siguiente siento el asfalto contra mi piel.
Esa pequeña herida se convirtió en un corte profundo.
La gota de sangre formó un charco rojo debajo de mí...
- Oye, no es nada - dice alguien a mi derecha, - ven, ponlo bajo agua fría. - Una mano cálida agarra mi muñeca suavemente y guía mi mano bajo el frío spray.
- Sólo hay que ponerle una tirita. - Me giro hacia la voz a mi derecha y me encuentro con un par de ojos verdes preocupados.
- Fabiana... - cuando Manuel dice mi nombre vuelvo a la realidad. Cierro el grifo y rápidamente me seco la mano. - Hay que ponerles una tirita... - insiste Manuel, - ¿dónde los guardas? - Le señalo el mueble al lado del refrigerador y lo miro fijamente como un idiota mientras los busca.
- Lo encontré - dice, volviéndose hacia atrás. Toma mi mano, abre la curita y la envuelve con cuidado alrededor de mi dedo.
Trago y finalmente encuentro la voz para agradecerle.
- ¿ Te asusta ver sangre? - me pregunta inmediatamente después.
- Una cosa así. - Es la respuesta más cercana a la verdad que puedo darle por ahora. Él asiente y se aleja unos centímetros. Aprovecho para cambiar de tema.
- ¿ Leíste mis mensajes? -
- Sí, vine aquí a propósito. Los leí cuando llegaron pero me quedé dormido mientras veía una película con mi mamá. -
- Lamento lo de ayer, de verdad. -
- No te preocupes, no es la primera vez que me pasa esto. -
Doy un suspiro de alivio. Él es la única persona que puedo considerar un amigo aquí en Miami y la idea de que podría estar enojado conmigo me abrumaba.
- Hay algo más que tengo que decirte - comienza inmediatamente después.
- ¿ Qué? -
- Cami probablemente te escribirá esta tarde - dice, - esta noche ella y Tara saldrán juntas mientras los chicos nos vemos en casa de Liam. Le di tu número para que puedas salir con ellos. -
- Eso es genial, Gracias. -
Se encoge de hombros . Pensé que necesitabas algunos amigos más en la ciudad. - Entonces su teléfono empieza a sonar. - Es mi madre... - dice, - Tengo que volver con la compra o ella no podrá preparar el almuerzo. -
Está a punto de desaparecer de la cocina pero rápidamente lo llamo. - Puedes comer un pastel si quieres. - No hace falta que se lo digan dos veces, toma el que ya se comió un trozo y sale corriendo.
Es casi de noche pero todavía no he recibido ningún mensaje de Camila. Después de prepararme para nada, decido llamar a Allison.
- Ya me desagrada - dice cuando termino de explicarle la situación.
- Quizás se olvidó - trato de suponer.
- Créeme, ella no lo ha olvidado. Ella simplemente está celosa de ti. - Solté una carcajada.
- ¿ Y por qué diablos me tendría envidia? -
Veo a Ally suspirar desde la pantalla de la computadora. - Primero que nada porque eres hermosa, tienes el culo más hermoso que he visto jamás... -
- ¿ Tu novia no se ofenderá cuando se entere? - broma.
- No, Megan cree que tu trasero también es increíble. - Me eché a reír y sacudí la cabeza. Esos dos son increíbles.
- Lo segundo... - continúa, - ella cree que estás con Manuel y estoy convencido de que le gusta. -
- Deberías decírselo a Manuel. -
- Puedo intentarlo en dos días. -
- ¿ Por qué en dos días? - le pregunto confundida.
- Porque... - empieza a sonreír - ¡ en dos días me reuniré contigo en Miami! -
Me quedo sin palabras y lo único que puedo hacer es llorar de alegría. Incluso abrazaría la computadora ahora mismo.
- No lo puedo creer Ally... -
- Créeme porque ya estoy llenando mi maleta de disfraces. -
- No puedo esperar al lunes... ¡Dios Ally, estoy tan feliz! -
- Yo también Madi, y traeré a Megan también, ella también está deseando volver a verte. -
Inmediatamente después escucho un golpe en la puerta. - ¿ Puedo entrar? - pregunta Samantha desde el lado alto.
Le digo que sí y ella entra a mi habitación con un hermoso vestido largo verde.
- Hola Sam – la saluda Ally desde la computadora.
- Hola Allison. - Samantha se sienta en la cama conmigo. - ¿ Aún no te ha escrito? - me pregunta.
- No, creo que se le olvidó - respondo.
- Si sigues repitiéndolo tal vez yo también lo crea - comienza Ally.
- Como ya estás vestido, ¿por qué no vienes conmigo y con tu padre esta noche? - sugiere Sam.
No quiero escuchar conversaciones sobre juicios y justicia durante toda la cena... al mismo tiempo, sin embargo, no quiero desperdiciar el trabajo hecho para preparar...
- Está bien, iré contigo. -
- En ese caso dejaré de molestarte. Hablamos mañana Madi. -
- Nos vemos mañana Ally. - Apago la computadora y me pongo las sandalias altas a juego con el cinturón plateado del vestido.
Después de unos minutos de viaje, llegamos al restaurante de la azotea de uno de los muchos hoteles de lujo cerca de la playa.
El camarero nos lleva entre las mesas hasta una en la terraza con una vista loca del océano. Tan pronto como el camarero se va, me doy cuenta de que las tres personas que ya están sentadas a la mesa se levantan para saludarnos.
- Simon, Samantha... - comienza Josh, el colega de mi padre, - este es mi hijo William. -
Un chico alto con cabello rubio se adelanta para estrechar la mano de mi padre y de Sam. Justo antes de volverse hacia mí, mi padre me presenta a la familia de su colega. - Ella es Fabiana, hija mía. -
El chico, William, finalmente se gira hacia mí, sonríe, toma mi mano y toca el dorso de la misma con sus labios, provocando en mí una sensación extraña pero placentera.
- Un placer conocerte Fabiana. - Sus palabras son casi un susurro, no creo que ni mi padre ni Sam lo escucharon.
- Es un placer conocerte - respondo en cambio, dirigiéndome a toda su familia.
Apenas cinco minutos después de sentarnos a la mesa, comienza la charla sobre el trabajo. Tanto mi padre como Sam son abogados y aparentemente la madre de William también lo es. Las únicas palabras que escucho son juez, ley, castigo, victoria...
- Es aburrido, ¿verdad? - William se inclina hacia mí para no ser escuchado por sus padres.
- Puedes decirlo en voz alta - respondo.
- ¿ Cómo es que terminaste aquí esta noche? -
- Ya estaba lista para salir con chicas pero al final no pasó nada. ¿Qué pasa contigo? -
- Se suponía que iba a salir con mi mejor amigo pero él prefirió salir con su novia. -
- ¿ Y no estás comprometido? - Sonríe con picardía.
- ¿ Me preguntas si estoy soltero? -
- No es… es solo que esperaba que alguien como tú tuviera novia. -
- ¿ Estás diciendo que soy hermosa? -
- No... quiero decir que sí, eres un buen tipo pero... - se echa a reír.
- Deberías ver tu cara. -
- Y tú también eres un idiota. - Yo también me río.
- ¿ Qué tal si nos vamos después del primero? -
- ¿ Y adónde te gustaría ir? -
- No lo sé… ¿en la playa? -
- Apenas te conozco... -
- Lo que quieras - responde, colocando la servilleta junto al plato - , siempre podemos pasar las próximas tres horas escuchando las noticias sobre el próximo juicio. -
Estoy indeciso otra vez.
Por un lado me gustaría ir con él, por otro creo que es imprudente teniendo en cuenta que sólo lo conozco desde hace unos minutos. Pero luego recuerdo que algo así ya pasó con Manuel la primera noche que salí solo, y todo salió bien… más o menos.
- Está bien, iré contigo – respondo finalmente.
Y ahora aquí estoy, en la playa con un chico que acabo de conocer... por segunda vez.
Esta noche también hay algunos niños alrededor de una hoguera no lejos de nosotros. Hay alguien allí tocando la guitarra y podemos oírlo incluso desde donde nos detuvimos.
- ¿ Cuántos años tiene? - me pregunta después de sentarse en la arena.
-- , respondo, - ¿Tú? -
- Hace dos semanas que puedo beber legalmente. -
Entonces tiene años.
- ¿ Vives aquí en Miami? - Yo le pregunto.
- Sólo durante el verano. El resto del año estudio en Nueva York y luego me mudo allí. -
- Este invierno también estudiaré en Nueva York. - Respondo mientras con mis ojos observo distraídamente las olas rompiendo en la orilla.
- ¿ Dónde? -
- Universidad de Colombia. -
- Entonces nos veremos a menudo. -
Me vuelvo hacia él. - ¿ Tú también? -
Él asiente sonriendo antes de levantarse y limpiarse la arena de los pantalones. - ¿ Te gustaría que nos uniéramos a esos tipos de allí? - Miro en dirección a la hoguera, no me entusiasma mucho. - Si son personas extrañas nos iremos inmediatamente, lo prometo. - Se acerca a mí para ayudarme a levantarme pero lo hago solo. Limpio mi vestido negro y empiezo a caminar hacia el fuego.
- Mierda... - susurro para mis adentros a medio camino. Ahora estamos lo suficientemente cerca para distinguir claramente a los niños que están alrededor del fuego y los conozco bien.
¿Cuáles eran las posibilidades de que conociera a Manuel y sus amigos esta noche?
Evidentemente no son tan pocos como pensaba.
Manuel
- Hola Hol - , Thomas me toca el hombro para llamar mi atención, - esa se parece a tu novia. -
Inmediatamente levanté la vista de la guitarra que estaba tocando hace un momento, miré al frente y... sí, esa es Fabiana.
- ¿ Quién es el otro? - me pregunta Liam, señalando al chico que está a su lado.
- No tengo idea – respondo antes de dejar la guitarra en la arena y levantarme.
Fabiana y el chico se han detenido, parece que ella nos ha notado pero él la insta a continuar así que me dirijo en su dirección para encontrarme con ellos antes de que alcancen a los demás.
-¿No deberías estar con Camila y Tara? - Le pregunto en cuanto está lo suficientemente cerca.
- No ya que nadie me dijo adónde iban. -
Qué extraño, también se lo recordé esta tarde. Pero mi confusión no dura mucho, porque el chico que está con ella abre la boca.
- ¿ Lo conoces? - le pregunta mientras me mira de arriba abajo.
- Sí, lo es... -
La interrumpo: Soy Manuel, su novio. -
Parece asombrado, como si no fuera posible que una chica como ella pudiera estar con alguien como yo.
- No me dijiste que tenías novio – se vuelve hacia ella nuevamente, como si yo no existiera.
¿Pero quién se cree que es?
- No me preguntaste - responde ella.
- ¿ Podemos hablar? - Finalmente vuelvo a llamar la atención de Fabiana.
- Por supuesto - se vuelve de nuevo hacia el rubio - Sólo tomaré un segundo Will. -
Tomo su mano y la alejo de los demás. - ¿ Qué estás haciendo? -
Ella me mira con el ceño fruncido.
- ¿ Nada? - el responde.
- No te pueden ver sola con otro chico, tal vez lo hayas olvidado pero para todos eres mi novia . -
- No lo olvidé, pero pensé que estabas en la casa de Liam. -
- Y pensé que estabas con las chicas, pero aquí estás caminando por la playa con otra persona. ¿Sabes cómo se ve eso? - , ella no responde, - parece que saliste con él. -
- Pero no es así. ¿Y entonces qué te importa? Realmente no estamos juntos. -
- Pero ellos creen que sí. - Señalo a mis amigos.
- No sabía que estabas aquí - se justifica nuevamente, - no me avisaste y ni siquiera me llamaste para saber si había tenido noticias de tu amiga. -
- ¿ Y por eso decides salir con otra persona? ¿No puedo tener otras chicas pero tú puedes? -
Exageré, soy consciente de ello y la bofetada que recibo es una confirmación de ello.
- Vete a la mierda. - Es la primera vez que la veo enojada.
- Espera... - Ya se está alejando.
- No - se vuelve hacia mí - , ya terminé con esta mierda. Búscate otra chica o haz lo que quieras, no me importa. -
- Espera... - Intento alcanzarla pero ella sigue acelerando el paso. - ¡ Espera, maldita sea! - ahora el rubio también se ha unido a nosotros.
- ¿ Todo esta bien? -
- Métete en tus propios asuntos – respondo tajantemente.
- Ella está conmigo así que es asunto mío también. -
- Ella no está contigo. - La miro y, a pesar de sentir todo su enfado, aún espero que pueda cambiar de opinión.
- Pero sí - responde - , volvamos a entrar. -
- ¿ Dónde? - logro preguntarle antes de que se aleje más.
- En el restaurante donde estábamos cenando con nuestros padres. - Se da vuelta nuevamente y arrastra al niño con ella.
Me quedo quieto y la miro mientras ella se aleja más y más hasta que escucho a Liam detenerse a mi lado.
- ¿ Hey que pasó? -
- Creo que ella lo dejó. ¿No viste la bofetada que le dio? - Es Adam quien lo dice, y además es el único que se ríe.
- ¡ Cierra la puta boca! - Ya estoy enojado y su presencia solo empeora la situación.
- ¿ Qué hiciste Hol? - me pregunta Thomas, pero no estoy de humor para responder.
En lugar de eso vuelvo, tomo mi guitarra y me voy.
Tan pronto como me subo a mi auto, levanto el teléfono y llamo a Camila.
- Hola Hol, ¿te estás divirtiendo? - responde casi de inmediato.
- ¿ Por qué no invitaste a Fabiana? -
Silencio.
- ¿ OMS? - me pregunta casi gritando para ahogar la música.
- Fabiana, mi novia – repito.
- Oh, lo olvidé. -
Pongo los ojos en blanco. - ¿ En serio? Te lo recordé esta tarde también. -
- Dios Manuel, lo siento, ¿vale? Se me olvidaba, no es el fin del mundo... - , responde ella, - ahora tengo que dejarte, pusieron mi canción favorita. - Y en menos de un segundo colgó. En este punto sólo tengo que irme a casa.
Acabo de aparcar bajo el pequeño edificio donde vivo con mi madre cuando veo que un coche se detiene un poco más adelante. Dos segundos después, mi madre sale del lado del pasajero. La veo saludar al hombre que quedó adentro y luego salgo yo también.
- ¿ Mamá? - La alcancé justo antes de que entrara.
- Dios Manuel, me diste un susto. - Coloca una mano en su pecho y gira para mirarme.
- ¿ Quien era ese? -
Suspiro , entremos y te lo contaré. -
Cuando entramos a la sala, me siento en el sofá y cruzo los brazos con anticipación.
- Conocí a James ayer por la mañana... - comienza su relato, - mientras iba a trabajar me encontré con él pero él insistió en asumir la culpa. Me ofreció un café, hablamos y luego me preguntó si podíamos volver a encontrarnos hoy para cenar. -
- ¿ Y por qué no me dijiste nada? -
- Te lo hubiera dicho mañana, primero quería ver cómo iba la cena. -
- ¿ Y cómo te pareció? -
- Parece buena persona, trajo flores y pagó la cena. -
- ¿ Dónde comiste? -
- En ese famoso restaurante cerca de la playa. -
Mis ojos se abren. Un plato en ese lugar cuesta más de lo que gana mi madre en un mes.
- ¿ Cuál es su trabajo? - Me resulta natural preguntarle.
- Es un empresario de Chicago. -
- ¿ Viudo o divorciado? -
- Divorciada desde hace años. -
- ¿ Edad? -
- años. -
Mi madre lo tiene así que no es una mala diferencia.
- También tiene un hijo de un año - añade inmediatamente después - estudia en California. -
- ¿ Vas a verlo otra vez? -
- Sí, me pidió que nos volviéramos a ver mañana. -
No se que pensar. Por la forma en que lo dices, pareces un buen tipo, pero tendría que conocerlo para estar seguro.
- ¿ Cuándo puedo conocerlo? -
- Dios mío Hol, nos conocemos desde hace dos días, no vamos a casarnos. -
- Lo sé, pero me preocupo por ti. -
- Lo sé Hol... - me abraza, - eres el mejor hijo del mundo. -
- Lo sé. -
Se echa a reír y me da un beso en la frente antes de asumir la actitud de quien está a punto de hacerte una pregunta.
- ¿ Cómo es que ya estás en casa? -
- Estaba cansado. -
Mentirle es inútil, ella podría entender cuando estoy mintiendo incluso con los ojos vendados.
- Dime lo que pasó. -
- Discutí con Fabiana. -
- ¿ La chica que te está ayudando? -
- Él estaba... - la corrijo, - ahora ya no me ayudará más. -
- ¿ Qué has hecho? -
- ¿ Por qué crees que fue mi culpa? -
- Porque te conozco Hol, cuéntame qué hiciste. -
- La vi con un chico y la acusé de tener sexo con él mientras ella me prohibía ver a otras chicas. -
- ¿ Y eso es lo que pasó? A ella y al chico me refiero. -
- No, estaban cenando con sus familias. -
- Siempre has sido un poco impulsivo, incluso cuando eras pequeño. -
- ¿ Cómo puedo convencerla para que me ayude nuevamente? -
- Quizás sea bueno que se echara atrás, siempre pensé que esta historia terminaría en un desastre de dimensiones catastróficas. -
- Pero no, te aseguro que hubiera funcionado. -
Él pone los ojos en blanco. Entiendo tu punto de vista pero tú no entiendes el mío. Cuando les dije esa mentira a mis amigos no imaginé que llegaría tan lejos, pero creo que esto es exactamente lo que necesitaba. No pudo haber sido solo una coincidencia que de todos los chicos en ese bar, Fabiana se fijara en mí y que Camila eligiera ese lugar para encontrarse con su novio.
No, no pudo haber sido simplemente una gran coincidencia.