Capítulo 3
Al amanecer, Elena sale de la tienda de discos y deambula sola por las calles desiertas. Ya estaba saliendo de la ciudad. Buscó en un mercado algo de comer...aún quedaban algunas conservas sobrantes de los muchos saqueos que sufrieron todos los establecimientos cuando todo empezó, también llenó unas bolsas con productos de higiene personal y se fue. Caminó unos kilómetros y vio una vieja gasolinera abandonada y un carro chatarra tirado allí.
Decidió dormir un poco dentro de él, bien acurrucada para que no la vieran. Pronto se quedó dormida porque estaba exhausta, despertó escuchando los gritos de una mujer, con mucho cuidado mira por una rendija arrancada del auto. Era una señora que aparentaba más de 60 años, intentaba escapar de dos hombres fuertes que la agarraron con fuerza y le rasgaron la ropa... la violarían.
Elena - ¿Qué humanidad les queda a estos hombres, Dios mío?
Elena no podía soportar ver eso, ya había sido testigo de muchas violaciones ese mundo era demasiado cruel con el sexo femenino. Se agachó y se tapó los oídos, no había nada que pudiera hacer para intervenir o ella misma sería víctima de la maldad de esos monstruos.
Los dos hombres violaron a la mujer y la tiraron dentro de un auto, echaron combustible ahí de la gasolinera abandonada y se fueron acelerando y festejando después de tanta cobardía. Elena tenía cada vez más miedo de ser quien era y de ser vista por alguno de estos animales, tanto los que deambulan de noche... como los que también pueden caminar de día. Quizá temía mucho más a los vivos que a los muertos.
Lejos...
Heriberto se despierta y sigue con su vieja rutina, caminar por la milpa, dar de comer a las gallinas, sacar agua del río y revisar las trampas que usaba para cazar, al fin y al cabo necesitaba proteínas y una comida diferente siempre era bienvenida. Cazar en ese lugar no era fácil, la mayoría de los animales habían sido asesinados por las criaturas y los pocos que quedaban siempre estaban en alerta.
Después de ese susto y esa deplorable escena se fue Elena, siempre tapada y atenta a cualquiera que se acercara iba caminando en medio de la carretera estaba llegando al final del asfalto, ya estaba cerca de las fincas, escuchó el sonido de un coche se acercaba y corrió a esconderse en el bosque de al lado. El auto era perseguido por un hombre en moto, le dispara al conductor la bala le atraviesa la cabeza rompiendo todo el parabrisas y manchándolo de sangre, el auto choca contra un árbol metros de frente.
Del interior del auto sale una mujer con un niño en su regazo, estaba desorientada y se veía herida, el niño de unos 2 años lloraba del susto. El hombre se baja de la moto y la tira del pelo poniéndole la pistola en la cabeza, Elena no estaba lo suficientemente cerca para oír lo que decían, pero la mujer deja a la pequeña sobre el asfalto caliente y se sube a la moto llorando. y acelera con todo la llevó lejos de allí.
El niño lloró viéndolos alejarse, sin duda esa era su madre. Elena corre hacia el auto pero el hombre detrás del volante ya estaba muerto, ella va hacia el pequeño que estaba desesperado. Lo toma en sus brazos y lo lleva hasta donde los árboles podrían esconderlos de cualquiera que pase por el camino, se mete debajo de un árbol, toma una botella de agua en su mochila y se la da al niño que seguía llorando y temblando.
Elena - Por favor mantén la calma, ahora es seguro.
Dice abrazándolo fuerte y por primera vez revelando su rostro a alguien. necesitaba calmar a ese bebé y todo lo que necesitaba era una figura femenina que le diera un poco de paz después de lo que había presenciado.
Era un niño fuerte y parecía sano, aparentemente tenía 2 años y no hablaba mucho, se iba calmando poco a poco pero una de las pocas palabras que podía entender la que más repetía era mamá y señalaba el camino . Elena se fue con él en su regazo, ahora además de llevar esa enorme maleta llena de cosas esenciales para ella, todavía tenía a ese niño, pero seguía adelante, no sería capaz de dejar atrás a ese niño aun sabiendo el riesgo que corría. era estar con él.
Pensó en lo que sería de ella si apenas pudiera cuidar de sí misma y ahora con un niño tan pequeño sería aún más difícil...pero ¿qué humana sería ella si seguía dejándolo atrás? No podía...se lo iba a llevar y vivirían lo que Dios quisiera.
Llegaron al río, le da un baño al pequeño, hacía un sol maravilloso. Ella le lava la ropa y lo deja jugando con las plantas en la orilla, ya estaba más tranquila se metió al río con su capa y todo se relajó un poco y sigue con el pequeño agarre en la mano.
Heriberto intentaba hacer señal con su vieja radio, pero como el día anterior, aún nada. Era la hora del almuerzo y se sentaba a la mesa, siempre ponía los tres asientos... para sus dos hijos y su esposa. Lo mantuvo menos deprimido, por lo que al menos podía hablar incluso si estaba solo. Llevaba tanto tiempo sin nadie, que siempre imaginaba que estaban allí con él y los veía sonriendo como si estuviera atrapado en ese día en que todo sucedió.
Elena y su nuevo pequeño compañero encuentran un remolque abandonado en el camino río arriba y ella se sube a un árbol y logra ver una hacienda con una gran cerca alrededor y un hermoso campo de maíz. Se quedarían aquí en ese remolque durante la noche, y después de que escasearan los comestibles, ella iría a esa granja y compraría lo que necesitaban, pensó.