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4

A la mañana siguiente Colton y yo nos levantamos súper temprano para ver el amanecer, aún no salía el sol pero nosotros salimos de casa y nos dirigimos a la playa. La arena bajo mis pies se sentía heladita, yo llevaba puesto un vestido playero y él unos shorts hasta las rodillas y sin camisa.

—Me encantas —me dice, tomándome de la mano— Quiero que este día sea especial para ambos —me toma de la cintura y me da un beso en los labios. Fue un beso cálido y tierno. Lo de ayer ya había pasado, sinceramente no me quería seguir estresando por esas cosas. Confiaba en Colton.

—Te amo, Colton —enrosqué mis brazos detrás de su cuello— Te lo digo con toda sinceridad.

—Ayer no te pude decir lo que tenía planeado decirte —los dos nos sentamos en la arena, empezando a ver la luz del sol salir poco a poco.

—¿Qué cosa? —lo miré.

—Pues —tomó mi mano— sé que este lugar es bonito por el mar y la arena, pero quería saber si estarías dispuesta a mudarte a otra ciudad conmigo —propuso.

Lo miré sorprendida, su pelo estaba despeinado, eso le daba un toque más sexy. Me gusta mucho Colton Dashner, lo admito. Pero respecto a su propuesta, no sabía qué pensar. Aquí estaba mi preparatoria, mi familia, ahora me había enamorado de esta playa y de esta casa. Hasta había planeado buscar un trabajo.

—Colton, ¿no te parece que es muy apresurado? —le dije lo más calmada posible.

—Estar contigo es lo único seguro que tengo. Solo pensé que quizás te gustaría estar en otro lugar, lejos de aquí.

—Pero aquí es lindo —respondí— ¿Por qué quieres irte?

—No era nada —me sonrió, entrelazando su mano con la mía— Era solo una idea.

—¿Estás seguro? Porque si tienes intenciones de mudarte solo dímelas y quizás podamos hacer algo.

—No, amor, tienes razón. Estamos en la preparatoria, pero quizás cuando escojamos universidad si.

Le sonreí.

—Ahí sí. Por el momento tenemos que estar aquí —lo abracé— Gracias por pensar en un futuro conmigo —le susurré.

—Monique, no hay un solo segundo en que no piense en ti. Te has metido muy dentro de mi corazón, muy dentro de mi. Ahora no sé qué haré sin ti.

Sonreí para mi misma al escucharlo decir esas palabras. Colton no era de ser cursi pero me gustaba que lo fuera conmigo. Me hacía sentir especial. La luz del sol nos invadió por completo, ahora mirábamos el mar, las olas rompiendo a lo lejos en unas enormes rocas. Las gaviotas pasando de un lado a otro. Justo esto era lo que necesitaba para estar tranquila.

—¿Qué haremos hoy? —me pregunta.

—No lo sé, ¿ir a la preparatoria? —le respondí de manera obvia.

Él arruga la cara en modo de negación.

—Yo tenía pensado quedarnos y hacer otras cosas —sonrió pícaro. Ya sabía a lo que venía. —Quiero que me des mi mañanero —su mano acarició mi muslo y viajó después a mi vagina, acariciandola. Dios, esto me da ganas. Muchas ganas.

—Colton... —sentencié— Perderemos clases.

—En la otra semana salimos de vacaciones, ahorita no dan tanta importancia—me dijo, besándome el cuello.

Siempre, para todo encontraba una solución.

—Mejor vamos dentro —propuse porque no me gustaría estar aquí en la playa y arriesgarnos a que alguien nos vea.

—Vamos entonces.

Nos pusimos de pie.

—Móntate en mi espalda —me dice, inclinándose un poco para que me montase. Me monté, tomándolo de los hombros. —En la casa te montas encima de mí sí —bromeó, pero yo sabía que no era una broma.

Avanzamos hacia la casa, me venía riendo porque Colton me estaba diciendo un montón de cosas ocurrentes. Me agradaba esta situación. Al llegar, cerramos la puerta corrediza y corrimos la cortina para que nadie nos viera desde afuera. Colton me quitó el vestido playero quedándome desnuda. Hizo que me acostara en el sofá para después el poner su lengua en mi clitoris.

Mientras me lamía ahí abajo, yo solo disfrutaba más y más. En eso, Colton me hizo levantarme del sofá.

—Ponte encima —él se sentó en el sofá así que yo me senté encima. Tenía su miembro duro y listo para ser introducido. Lo introduje dentro de mi y bajé despacio. Empecé a hacer movimientos lentos de arriba a abajo, mientras acariciaba el pecho de Colton, mientras lo besaba. —Me encantas —susurró, apretando mis nalgas. Sentir a Colton me daba vida, era todo lo que estaba bien.

Empecé a hacer movimientos más y más rápidos por unos cuantos minutos hasta que me empecé a sentir bastante excitada, creo que me vendría pronto. Colton estaba igual, sus gemidos me provocaban más placer. Chupé una parte de su pecho dejándole un chupete que luego se empezó a notar.

—Ah, si —creo que hasta le arañé el cuello, sentía el placer querer explotar dentro de mi.

—Sí —me siguió Colton, tomándome del cuello, haciendo que intensificara mis movimientos. Y eso hice, para cuando yo estaba terminando él también. Los dos estábamos teniendo el orgasmo al mismo tiempo. Al terminar, me dejé caer en su pecho, agotada.

Después de haber pasado un día con mucha acción, había llegado la noche. Colton y yo habíamos hecho una fogata afuera, ya habíamos cenado así que solo estábamos disfrutando el momento. Desde la casa sonaba una música romántica.

—¿Bailamos? —me tiende la mano. Lo miré raro porque Colton no bailaba, pero aún así la tomé y me puse de pie. Me tomó de la cintura y con la otra mano tomó mi mano. Los dos nos empezamos a mover a rimo lento, solo sintiendo lo romántico que esto parecía. —Gracias por estar conmigo, Monique, sin ti creo que seguiría perdido. Eres mi luz en medio de la oscuridad.

—Lo estoy porque te amo —respondí viéndolo— Y porque me importas, no quiero vivir una vida lejos de ti —le di un beso en los labios.

—Yo ya no quiero estar separado de ti —me dice— Quizás crees que parezco intenso todo el tiempo que me la paso buscándote y queriendo estar cerca, pero es porque no puedo estar separado de ti. Ya no —su mirada tenía una chispa especial ahora. Sentía que me lo decía desde el fondo de su corazón. Y eso me hizo sentir cosquillas en mi estomago. Colton Dashner me amaba tanto como yo lo amaba a él.

—Te amo, Colton, jamás dudes de ese amor. —le susurré viéndolo a los ojos, aquí bajo la luna y las estrellas y frente a este inmenso mar, se lo confesé.

—Te amo más, Monique, como nunca amé a nadie —y me besó.

Sabía que su amor era sincero, sabía que vendrían días grises y malos entendidos y más cosas que superar; pero lo que me importaba es que estaba con el amor de mi vida, que me amaba demasiado, más que nunca amó a nadie, y sabía que había algo más fuerte que cualquier cosa: el amor que nos teníamos. Y contra eso nadie nos podía separar.

Nunca.

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