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—Monique, abre por favor —insistía Colton. Estaba sentada en el piso cerca de la puerta hecha un ovillo. Habían pasado quizás unas dos horas desde que me había venido a encerrar aquí. Ya no se escuchaban cosas romper en el piso, lo cual agradecí. Ni si quiera le respondía. Sentía que no valía la pena. Sentía que no conocía a Colton Dashner. —No hagas algo de lo que te puedas arrepentir después.
Respiré profundo un poco indignada. Sentía mucho sueño ya, quería descansar porque mi mente no paró de pensar y pensar en todo el rato. En eso, el celular de Colton suena un momento, me pongo en alerta de inmediato.
—Diga —respondió de malas maneras, después bajó más la voz— Ahorita no puedo. El otro fin de semana mejor. —quizás Colton creía que yo no estaba escuchando pero podía hacerlo. Mis sentidos siempre estaban agudizados. —Maldita sea. Creo que me servirá. Llegaré en una hora. —colgó. —Entonces no me abrirás —confirmó— Bien, Monique, espero que disfrutes la decepción.
Escuché pasos alejarse. Lo siento mucho, Colton, pero si creías que me quedaría de brazos cruzados nada más viendo cómo te vas te equivocas. No sabía quien lo había llamado pero tenía una idea. El solo hecho de pensar que se encontraría con Barbara me revolvía el estómago. Salí de la habitación sigilosa y lo seguí. Habían jarrones hechos añicos en el piso, habían cuadros rotos también. Botellas. Era un desastre. Colton se iba subiendo al carro justo ahora. Maldije a lo bajo por no tener en qué movilizarme. Tendría que encontrar un taxi en la calle o no se que. Pero de qué lo seguía, lo seguía.
Colton arrancó, saliendo del patio de la casa un poco rápido. Me apresuré a salir también, la calle estaba desierta. Caminé como loca hasta llegar a la carretera principal. Maldita sea, no pasaba ni un taxi. La camioneta de Colton se alejaba más y más. A lo lejos, en la otra dirección, miré venir una luz... creo que era una motocicleta. Me puse casi a medio camino y le hice parada. La moto se fue deteniendo poco a poco hasta detenerse a la par mía. ¿La sorpresa que me llevé? Era Trent.
—Trent.
—¿Rojita? ¿Qué haces agitando tus manos como loca en medio de la carretera? —me preguntó en tono divertido.
—Trent, necesito que sigas ese coche por favor. Es urgente —me monté detrás de él rápidamente.
—¿Pero por qué? Voy hacia el súper.
—¡Trent! —lo tomé del cuello de su camisa— Luego pasas por el maldito supermercado pero ahorita me urge seguir esa camioneta porque de eso depende parte de mi futuro —lo amenacé. Quizás le di un poco de miedo porque me miró mal, me miró como si estuviera completamente loca.
—Está bien, está bien —Trent arrancó a toda velocidad. Su moto era muy rápida. El auto de Colton apenas y se miraba, pero tampoco podíamos ir demasiado cerca porque me vería. Tenía la mano en mi corazón, sentía que me derrumbaría si Colton se iba a ver con alguna mujer, y en especial con Barbara. Pasó como media hora y un poco más hasta que el coche de Colton se estacionó. Era un barrio bajo, habían motos y coches estacionados también. Era una especie de local o bar.
Trent se estacionó en una esquina. Él y yo nos bajamos.
—¿Qué hacemos aquí? —me preguntó. A lo lejos miré a Colton bajarse de su carro, en eso Trent pudo entender— Oh, ya entiendo —pareció disgustado. Era obvio porque creo que Colton no le caía bien.
Colton se adentró al local así que tomé de la mano a Trent y nos apresuramos a llegar a la entrada. Había otro tipo enorme como el de la otra vez.
—Vinimos al lugar —le hice saber. Pero el tipo parecía no muy convencido.
—Déjanos pasar —espetó Trent poniéndose delante de mi. Al parecer no lo intimidó el tipo ese. El gorila asintió después haciéndose a un lado. Me sorprendió su reacción. Quizás era porque Trent parecía realmente un chico malo.
Los dos nos adentramos al lugar, me sentí extraña porque Trent y yo íbamos tomados de la mano. Mordí mi labio inferior un poco incómoda, pero no se sentía tan mal. Al contrario, sentí un pequeño cosquilleo en la palma de mi mano. Había mucha gente y sonaba una música muy alta, era extraña y un poco alocada. Sin embargo, cuanto más nos acercábamos al lugar, me di cuenta de un aparato extraño en medio. Era un ring para pelear.
Entonces a eso venía. A pelear. No a verse con nadie. En el fondo me sentí tranquila porque no tenía nada que ver con mujeres, pero por otro lado no porque no me gustaba que Colton estuviera metido en estas cosas, y menos por lo que había pasado la vez pasada. La vez que asesinaron a Andy. Tenía que encontrarlo y detenerlo.
—Trent, iré a buscar a Colton, ¿me esperas aquí? —le pregunté. Él se tensó un poco, pero asintió. Cuando me iba a dar la vuelta para encontrar los cuartos, él me detiene el brazo así que lo volteé a ver con una ceja alzada.
—Creo que no será necesario que lo busques —me dice, mirando detrás de mi.
—¿Por qué no?
Señaló el ring. Volteé a ver: allí venía subiendo Colton con el mismo short negro hasta las rodillas, descalzo y sin camisa. En sus nudillos ahora traía una especie de tira blanca para protegerlos. Y al parecer hoy no tenían bocina para anunciarlos. Quizás porque este local era nuevo.
Otro tipo apareció en otra esquina, era alto, robusto, grueso, musculoso, era intimidante. Tenía cara de ogro. Me pareció que se miraba muy fuerte a la par de Colton. Muy mayor. Me dio miedo por el. Ahora un juez, o como se diga, se apareció entre ambos con un micrófono.
—¡Bienvenidos de nuevo a otra pelea más! —aplausos y gritos— ¡Como sabrán, este será nuestro local ahora. Vinimos aquí para divertirnos! —aplausos— ¡En esta esquina tenemos al campeón de campeones Colton Daaaashner —aplausos y gritos— ¡Y en esta otra esquina, tenemos al campeón de peso muerto Esteban Beckhaaaam! —más aplausos— ¡Esta vez, el premio será el mayor de todos los tiempos! ¡Cinco millones de dólares! —gritos— ¡Así es señores, con dos horas de pelea, diez tiempos! ¿Quién será el vencedor? ¡Ahora sí! ¡Qué empiece la pelea!
El tipo se baja.
—Trent, ese tipo se ve más grande que Colton —le dije, tratando de zafarme de su agarrare, pero él me sostuvo más fuerte y hasta me aprisionó contra su pecho para evitar que yo me metiera en ese ring. —Trent, suéltame —le exigí. La campana sonó anunciando la pelea. Sentía que mi corazón aún estaba en mi mano. Tenía miedo de que ese tipo le hiciera daño.
Mucho miedo.
Colton fue el que le dio el primer golpe en la mandíbula, haciendo que la cara del tipo se girara. Pero eso solo fue una probadita. Esteban se acercó a él, le dio un golpe en el estómago, pero Colton pudo esquivarlo y, en vez de eso, fue él quien le propinó un codazo en la nuca, haciendo que el tipo cayera de rodillas, para después Colton aprovechar la posición y darle un rodillazo en la cara.
Auch. Eso dolió. Los gritos apoyando a Colton no se hacían esperar, incluso notaba a unos haciendo apuestas. Me preguntaba quien sería el que organiza todas estas cosas. ¿Qué tendrá en la cabeza? Esteban se reincorporó, ahora parecía enojado. Mucho. Elevó su puño y le dio un golpe a Colton en la mandíbula también. Pero Colton no se inmutó; en realidad Colton parecía que se desquitaba algún tipo de coraje. Se miraba tan intrigado con Esteban, en golpearlo, en sacar su enojo ¿será por lo que pasamos hoy? Me daba cuenta de que Colton podía llegar a ser muy violento, tanto así que se estaba enfrentando a un tipo que parecía luchador de la WWE y le estaba dando la talla.
Quizás no me debería de preocupar mucho. En eso, Colton miró al público, y por alguna extraña razón su mirada cayó en mi. Al principio se desconcertó al verme, y mucho más al ver la mano de Trent sobre mi cintura, atraída hacia su pecho. Eso lo hizo desconcentrarse de la pelea ya que Esteban le dio un golpe en la parte trasera de la rodilla haciendo que Colton cayese, para después darle un fuerte golpe en su nuca. Colton cayó acostado al piso, duró unos segundos allí para después reincorporarse.
Me preocupé por el.
Esteban le dio un golpe en el estómago y después uno en la mejilla. Ahora Colton tenía sangre en su labio. No podía permitir esto más.
Me solté rápidamente del agarre de Trent y me abrí pasó entre la gente hasta llegar al ring y cruzarme. Ahora me sentía rara porque todos me ponían atención a mi. Se preguntarán qué hacía una chica metida en el ring.
—¡Colton! —me apresuré a llegar hasta donde el y me puse de rodillas tomándole la cara. Su mirada era de enojo puro y estaba segura de que la mía era de preocupación. Tenía su cara sudada y se notaba agitado.
—¿Qué haces aquí, Monique? —me espetó.
—No quiero que hagas esto —le hice saber. Iba a hablar algo más pero en eso sentí una mano tomarme de la cintura y cargarme sobre su hombro. Esteban me cargaba sobre su hombro. Pegué un grito ahogado en ese momento.
—¡Suéltala, imbecil! —Colton se abalanzó sobre el, pero Esteban no se inmutó. Esteban me soltó por su propia cuenta, pero creo que era una táctica para que Colton se concentrara en la pelea. En eso, Colton se abalanzó sobre el y le propinó varios golpes en la cara y en las costillas. Parecía que Colton ganaría, pero en eso se escucharon tres disparos al aire y a lo siguiente que vi fue un caos enorme.