Capítulo 1
He conocido casas asquerosamente enormes, pero esto es demasiado. Esto no parece una casa, parece una mansión antigua y terrorífica. Está bien, tiene su belleza, pero no soy arquitecta como para notarlo con claridad. Yo simplemente me siento como si fuera a vivir en una casa embrujada.
El taxi me deja en la entrada de la casa, junto a mi maleta, y yo asumo que es la dirección correcta, pero aun así reviso porque dudo que un mujeriego como Jonathan traiga a sus conquistas a la casa Adams. Si a mí me lo hicieran saldría corriendo sin dudarlo dos veces.
Dios, estamos en California a solo unos metros de la playa y ¿tiene que vivir aquí? Creo que mamá se ha vuelto completamente loca si quiere que pase un año viviendo en la mansión embrujada.
Me quedo unos minutos afuera, sin saber muy bien qué hacer. No conozco a nadie aquí. Nunca he visto a Jonathan y no creo que me acuerde de las caras de mis hermanos porque después de que mamá los buscó no volví a ver una foto de ellos.
No hay muchas casas a mi alrededor. Tan solo un par y son más modestas que ésta. La playa se ve hermosa y el amanecer es igual de hermoso. No puedo creer que sean las siete de la mañana y yo esté aquí. Debería estar en mi cama en Colorado durmiendo, pero no. Mamá quiso arruinarme la vida. Genial.
No es una buena idea entrar ahora porque no sería una persona muy agradable. No estoy de buen humor porque simplemente no quiero estar aquí.
Me siento en una roca que está al otro lado de la casa/mansión, me pongo mis audífonos y comienzo a escuchar música. Se siente tan bien escuchar el ritmo de las canciones de Linkin Park y Sum 41. Todas ellas hablan de cómo me siento en este momento.
No sé cuánto tiempo me quedo escuchando música, pero cuando ya estoy escuchando Hell Song de Sum 41, siento que tengo a alguien frente a mí que me mira con curiosidad.
Es una chica algo baja, mucho más baja que yo, pero debe tener más o menos mi edad. Tiene el cabello negro y los ojos un poco achinados. Parece como si fuera latina, pero no podría afirmarlo. Está vestida con unos shorts cortos de color rojo con una playera negra de Nirvana. Me gusta su estilo de inmediato y creo que el modo en que me mira, como si estuviera loca, pero riéndose de ello, hace que no la odie enseguida.
-Dudo mucho que esa roca sea un lugar muy cómodo para dormir- dice ella con diversión.
-Te extrañarías, creo que esa roca es mágica- contesto haciéndola reír.
-Nunca te había visto por aquí- dice ella sentándose a mi lado.
Y me agrada el hecho de que no le importa que su ropa ahora está llena de tierra. No es una chica rosa y eso me gusta.
-No soy de por aquí- le digo y después pienso que eso no es verdad- Bueno, no era de por aquí. Supongo que ahora sí.
- ¿Te cambiaste?
-Algo así- respondo sin saber muy bien cuál es mi situación- Mi papá vive por aquí y yo vine a pasar un tiempo con él.
La chica ladea la cabeza y parece como si me reconociera porque parece sorprendida y comienza a reír.
Su risa es bastante tierna. Todo en ella dice que es una chica tierna menos su playera de Nirvana.
- ¿Eres una de las hijas de John Bennett? - pregunta con un brillo raro en sus ojos.
-Si, se puede decir que sí.
- ¿Caroline?
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- ¡Por fin llegas! - casi grita haciendo que me sorprenda un poco- Con mamá llevamos esperándote una eternidad. ¿Por qué no entraste?
-No tenía ganas de hablar con el mundo- respondo extrañada- ¿Quién eres tú?
-Oh, lo siento. No me he presentado- dice ella y me da la mano- Soy Alyssa Milton, la hija de la ama de llaves de tu papá, pero dime Liz. Vivimos todos en la casa antigua de al frente.
-Por supuesto que iba a tener ama de llaves...- susurro más para mí misma que para ella.
-Te llevamos esperando mucho tiempo, pensamos que te habías perdido y tu papá no paraba de decir "Christie va a matarme, Christie va a matarme".
-Christie es mi mamá- le aclaro y ella ríe- La verdad es que no quería toparme con John.
-Entiendo, conocemos su historia. Puede que sea un poco osco en general, pero nunca ha sido malo con nosotras.
- ¿Son solo ustedes dos? - pregunto por curiosidad, aunque sé que puede ser una pregunta algo delicada.
-Si, papá murió cuando yo tenía cinco años- responde ella haciendo una mueca- Mamá vino aquí de México así que...
-Vale, lo entiendo- la corto porque no quiero que se sienta incomoda- ¿Cuántos años tienes?
-Dieciséis, pero cumplo diecisiete en una semana.
-Wow, pensé que eras más joven.
-Si, me veo más pequeña de lo que soy.
-Pues, Liz, dime Carly y tengo diecisiete también.
-Lo sé y al menos me doy cuenta de que no eres como las chicas de la escuela.
- ¿Cómo son ellas? - pregunto con el ceño fruncido.
-Chicas tontas que se acuestan con cualquier chico popular para poder ser populares- dice ella y yo arrugo la cara- Me gusta tu estilo.
Miro hacia mi atuendo que consiste en un short de jeans negros y mi playera negra rota a los lados donde se deja ver un poco de mi sujetador negro de algodón. Todo combinado con mis Vans rojas.
No sé qué imagen debo dejarle en este momento, pero si le gusta bien por ella.
-Oh, gracias.
-Creo que deberíamos entrar- dice mirando hacia la casa y yo niego un poco con la cabeza- Tranquila, John no está. Te fue a buscar al aeropuerto por si te habías quedado ahí.
Río un poco porque ni siquiera lo he visto y ya le estoy causando problemas. Bueno, siempre he sido así. Causo problemas sin siquiera intentarlo. Imagínense si lo intentara...
Asiento con la cabeza y ambas nos levantamos del suelo en donde estábamos sentadas y caminamos hacia la casa. Una mujer de unos cincuenta años nos abre la puerta y nos recibe con una gran sonrisa
-Mamá, encontré a Carly- dice ella sintiéndose orgullosa.
La señora me mira con una sonrisa maternal y me abraza. Dejo que me abrace porque ha sido demasiado amable ella y Liz como para que sea así de ruda con ellas. Además, viviré con ellas por un año y será mejor que me lleve bien.
-Oh, ¿dónde estabas, querida? - pregunta la mamá de Liz mientras aun me estrangula entre sus brazos- Tu padre estaba muy preocupado.
-Si, lo puedo imaginar- respondo mientras ruedo los ojos, pero ni Liz ni su mamá pueden verme.
-Mamá, la estás dejando sin respiración. -dice Liz detrás de mí mientras ríe.
La mamá de Liz me suelta y me da una gran sonrisa. Se parece mucho a su hija. También tiene ese aire latino que me llama tanto la atención.
-Lo siento, es que estoy tan feliz de por fin conocer a los hijos de John- dice y yo le sonrío- Soy Tamara, pero puedes decirme Tammy.
-Y usted dígame, Carly, por favor- le digo y ella me sonríe con ternura.
-Por supuesto que lo haré- dice y yo le devuelvo la sonrisa- Liz, hija, ¿por qué no le vas a mostrar a Carly su habitación mientras que yo termino de hacer el desayuno?
- ¡Claro! - exclama Liz feliz.
Liz toma mi mano y me arrastra hacia la escalera, dejando mi maleta junto a Tammy. No me había dado el tiempo de observar la casa. Al menos parece mucho menos embrujada por dentro que por fuera. Todo es muy sencillo también. Es como vivir en mi casa, pero mil veces más grande. Los muebles no parecen muy caros y son los típicos que encontrarías en cualquier casa de clase media. Los colores también son bastante neutros y eso me gusta.
Cuando llegamos al tercer piso, por fin dejamos de subir escalones y caminamos por un pasillo hasta llegar a una habitación algo alejadas de las demás.
-Casi todas las habitaciones están en el segundo piso- me dice ella- pero John pensó que tú y uno de tus hermanos que ahora no recuerdo su nombre les gustaría estar un poco más alejados del resto.
-Entonces, ¿los demás duermen abajo?
-Si, menos John. Él duerme en el cuarto piso.
Asiento con la cabeza y Liz abre la puerta. Quedo bastante sorprendida al darme cuenta de lo enorme que es esta habitación. Es como el triple de mi habitación en casa de mamá. Quizá más que eso.
Es algo aburrida, pero eso se puede arreglar. Sus paredes son blancas y los muebles son de madera simple. La cama es de dos plazas y tiene un diseño de flores rojas y rosas. Creo que podría vomitar encima sin sentir ningún arrepentimiento.
Hay un escritorio enorme y un armario para mi ropa que va a parecer demasiado vacío porque mucha ropa no tengo.
-Que mierda...- es todo lo que puedo decir.
-Lo sé, dije algo parecido la primera vez que vi esta casa, pero era más pequeña y tenía a mamá a mi lado así que no podía decir malas palabras.
-No creo que necesite una habitación tan grande.
-Tampoco yo, pero es que así son las habitaciones de esta casa.
-Yo simplemente no sé cómo llenar todo este espacio.
Escuchamos el timbre de la casa, pero no le tomo mucha importancia. El aeropuerto está bastante lejos de aquí y John se va a demorar en volver o al menos eso espero.
Con Liz nos sentamos en mi cama y me ayuda a tratar de entender cómo John consiguió una casa tan grande y es que él es mucho más millonario de lo que pensé. Incluso, es el rector del instituto al que Liz va y que supongo al que tendré que ir yo. También tiene un montón de empresas y es inversionista en muchos más.
Es decir, el donador de esperma es un idiota millonario.
- ¿Conoces a tus hermanos? - me pregunta ella un poco tímida.
-No, nunca los he visto. La verdad, ni siquiera sabía muy bien qué existían.
-John siempre habla de ustedes- dice ella y yo me sorprendo un poco- Está orgulloso de ustedes.
-Ni siquiera nos conoce- es todo lo que puedo decir.
-Sabe más de lo que piensas. ¿Cómo? No tengo idea, pero lo sabe.
Me quedo en silencio mientras escuchamos a alguien subir por la escalera. Una cabeza con cabello castaño oscuro y unos ojos enormes y azules- casi celestes- se asoman por lo que es ahora mi habitación. De inmediato me acuerdo de la foto que me mostró mamá el otro día que identificó como mi hermano que tiene mí misma edad. Ahora tengo a ese chico frente a mí vestido con unos jeans negros y una playera simple blanca. Tiene unos lentes de sol en las manos y una maleta en la otra. Es más alto de lo que se veía en la foto y eso ya es mucho decir.
Veo a Liz mirarlo con un poco de sonrojo. No la culpo. Colin es un chico guapo, pero es mi hermano y yo no me sonrojo por nadie. Colin ni siquiera me mira, se queda mirando a Liz y sé que lo hace para hacerla sentir cohibida con su presencia.
-No seas idiota y déjala en paz- le digo y ahora por fin me ve a mí.
-Tú debes ser mi querida hermanita- dice con un acento británico bastante claro- ¿o me equivoco?
-Carly- le digo mientras asiento.
-Colin.
-Lo sé y ella es Liz- le digo y él le sonríe de una manera tan baja bragas que creo que Liz podría desmayarse en cualquier minuto.
-Mucho gusto, Liz. Estoy bastante seguro de que mamá no nombró a ninguna chica llamada Liz que fuera mi hermana.
Espero a que Liz responda, pero ella parece de verdad muy intimidada por lo guapo que es Colin y eso al chico parece hacerlo muy feliz.
-Es la hija de Tammy, la ama de llaves- respondo por ella y le doy un pequeño golpe en la pierna para que despierte.
-Pues déjame decirte que eres una chica hermosa, Liz.
-Creo que ya sabemos que sacaste tú de John- le digo rodando los ojos y eso hace reír un poco a Liz.
-Siempre hay que alagar a una chica hermosa cuando se ve- es todo lo que dice antes de salir de mi habitación e ir a su habitación.
Miro a Liz y ella aún está sonrojada. Puedo sentir que las cosas con este chico no van a ser tan fáciles. Es como John, un mujeriego con buena habilidad para las palabras.
Va uno, ahora faltan dos más y, además, John.
Si, no creo que este día termine muy bien.