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Capítulo 3.

El teléfono sonó en mi mesa sacándome del quebradero de cabeza que tenía organizando las posibles pistas, posibles porque todas llegaban a un callejón sin salida.

— Vaughan, han llegado dos agentes, dicen ser de tú equipo. —Me dijeron desde recepción.

—Sí, está bien, que suban.

Me levanté de la silla y vi lo mal que estaba mi mesa llena de papeles, la pizarra llena de anotaciones que no servían para nada y me llevé las manos a la cabeza agobiada, sobrepasada por la situación.

— Buenos días Vaughan. —Me dijo uno de los hombres. — Daniel River, encantado.

— León Nolan. —Me dijo el otro.

—Sentaros chicos, estáis en vuestra casa, gracias por venir.

— Os envié los archivos del caso, todo lo que véis aquí son más cosas que he ido encontrando. No me preguntéis qué pistas tenemos porque las he analizado todas y no hay nada.

— ¿No va a venir nadie más? —Me preguntó León.

—No, solo los tres. Ya han intentado hacer grandes operativas y no ha resultado, eso es muy ruidoso. Vamos a hacerlo entre nosotros, toda la información del caso no va a salir de nosotros tres y así prevenimos posibles chivatazos. ¿Alguna pregunta? —Negaron con la cabeza. —Pues a trabajar, podéis sentaros donde encontréis hueco, es uno de los criminales más buscados en la lista del FBI, esto es serio.

—¿Con qué empezamos jefa? —Preguntó Daniel.

—Con no llamarme jefa, Eva o Vaughan o ambos, vamos a trabajar juntos muchas horas, es mejor que cojamos confianza desde ya.

— ¿Última vez que lo vieron?— Preguntó Daniel.

— Según he leído en el informe entraron a robar a una tienda, lo dejaron todo patas arriba y cuando la policía llegó diez minutos más tarde no encontraron nada. Ni huellas, ni testigos y tampoco al dueño de la tienda.

— Imposible... —Dijo León pensativo.

—Quiero todo lo que podáis averiguar, novias, amigos, familiares, amigos de amigos, lo que sea.— Dije mirando la pizarra.

—Entendido. —Y se marcharon.

Hice uso de la máquina de café de nuevo, me puse a pensar que era imposible que no hubiese nada de nada, por muy bueno que seas algún fallo tiene que haber. Taza en mano volví a mi mesa y pensé que no había leído nada de su pasado en aquellos informes. Llamé a León para decírselo y poder investigarlo.

—¿Qué quieres saber de su pasado?

— Todo. Quiero saber hasta si ha jugado al baloncesto en el colegio, incluso si se ha registrado en alguna página porno. Necesitamos un hilo del que tirar, cualquier cosa.

— Oído, me pongo.

Y así pasamos toda la mañana, buscando información que pudiese llevarnos a él. Nos movimos de mi mesa a una sala de reuniones que pedí, teníamos tanta información que necesitábamos más espacio que una simple mesa y una pizarra. Pedimos comida rápida y los tres estábamos tan concentrados en descubrir algo, lo que fuese, que no nos dimos cuenta de la comida.

—Nada. —Dijo Daniel. —No hay absolutamente nada.

—¿Tienes algo? —Le pregunté a León.

—Limpio, no hay nada.

—Quizás estemos buscando en el lugar equivocado y a las personas equivocadas...—Pensé en voz alta.

—A qué te refieres. —Preguntó Daniel.

—Nos estamos centrando tanto en revisar lo que ya tenemos que seguro hay algo que estamos pasando por alto... Es imposible que los de la científica no hayan encontrado nada, y tampoco los del servicio de inteligencia... muy raro.

—¿Estás diciendo que hay alguien infiltrado en la policía? —Preguntó León impactado. —Si no estás segura de eso... Eva, esas declaraciones te pueden meter en un lío, bueno, nos pueden meter en un lío. En uno gordo.

— ¿Quiénes redactaron estos informes? Empecemos por ahí. Quizás no estén todos los detalles y alguien haya omitido algunos...

—Yo me pongo con eso.—Dijo Daniel.

—Yo tengo un amigo... no sé si debería decir esto pero tengo un amigo que es hacker. Quizás nos puede ayudar.

—¿De confianza?

—De confianza.

—Llámalo y que venga. Esto no es muy correcto, lo que vamos a hacer. Si estáis de acuerdo continuamos... no sé si me estáis entendiendo.

—Que nos estamos saltando algunas leyes. —Aclaró León, yo asentí.

—Vamos a pillar a ese capullo. —Dijo Daniel.

Los dos salieron de aquella sala y pensé que quizás no era lo correcto. Me puse un límite, si el amigo de León no encontraba nada por encima dejaría las cosas sucias y lo haría a la vieja usanza, regresando a los lugares donde se habían cometido los delitos. Un par de horas más tarde el amigo de León había venido, Daniel todavía no había regresado y aquella sala era una locura.

— No me vais a fichar por esto, ¿no? —Preguntó el amigo de León.

—No. —Respondí yo. —Solo necesitamos que busques en los archivos del caso "Nitro" y nos digas si hay alguna correción de última hora, si los nombres de quienes los han escrito se repiten mucho... También necesito que firmes esta hoja de confidencialidad.

Lo firmó, mientras yo iba hablando el chico tecleaba en su portátil, no pasaron ni cinco minutos cuando nos dijo que tenía algo.

—Aquí, mira. —Me señaló en la pantalla. —Esas son modificaciones en los archivos una vez subimos a la base de datos. Es decir, alguien de dentro se ha metido y ha cambiado cosas de los archivos.

—¿Qué es lo que han cambiado? —Preguntó Daniel que acababa de entrar por la puerta.

—Eso no está tan claro, me va a llevar tiempo revisar cada uno de los archivos.

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