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Capítulo 5: VIOLETA

Nunca he sido una mujer antipática, soy más de querer ser amiga de todos sin importar  cómo sea esa persona conmigo, pero el hermano de Ross está sacando ese instinto de mandarlo a la patagonia y con justa razon. Es un hombre sin una pizca de sensibilidad, es orgulloso y prepotente, unas cualidades que detesto. No tenia ningún derecho hablarme de la manera como lo hizo en la cocina y solo por estar en el teléfono, ese hombre tiene serios problemas de control de la ira,   pero que se puede esperar de un hombre que cree que por ser guapo y con una cartera muy bendecida puede venir a humillarme, conmigo se equivocó.

Ross todavía no despertaba, me coloco el vestido y bajé, rogaba a Dios que no me encontrará al arrogante. El ama de llaves me saluda, como aún era temprano decidí conocer un poco más la casa, cada lugar era hermoso y lo que más me llamo la atención y me enamoró fue el jardín que tenían, me acerque al área donde estaba las rosa y con mucho cuidado toque una, un empujón me sobresalta, mi mirada va a la persona que lo ocasiona, en su mirada había rabia.

—¿Que le pasa?  —Tenia un rojo en mi brazo— ¡Está loco! 

—No me hables en ese tono Señorita —Me amenaza— Soy su jefe y merezco el debido respeto —Se acerca—. No vuelva a tocar esas rosas. 

—¡Y a mí jamás me volverá a tocar de esa manera! —Alzo mi voz— Solo recibo órdenes de la Señora Daniela.

Entro a la casa molesta por su actitud    el ama de llaves me informa que el desayuno está listo así que voy por Ross, abro la puerta y la pequeña no se mueve cuando la llamo varias veces, me acuesto a su lado y comienzo a acariciarle su cara, abre los ojos y me sonrie, la ayudo a salir de la cama y la llevo al baño, mientras se cepilla le busco lo que se va a colocar el día de hoy, escojo un vestido color amarillo y unas zapatillas negras, sale del baño y se sienta en la cama, la peino y la ayudo a vestirsee, tomo su mano y bajamos a a desayunar.  Alexander estaba esperando por nosotras, nos sentamos. La sirvienta nos coloca nuestro desayuno y empezamos a comer. Mi celular suena anunciando un nuevo mensaje, era Marcos.

"¿Cómo estás? ¿Cómo te tratan?

Le respondí rápidamente y guardé el teléfono. Alexander  es el primero en terminar su desayuno, se acerca a Ross y le da un beso en la frente, dejándome un sabor amargo en la boca.

Terminamos el desayuno y nos vamos a la sala, Ross estaba  haciendo su tarea, mientras que yo le enviaba a Marcos y saber de él,  en los tres mensajes que me envió me decía que me extraña y que la vida así sin mí era sumamente sola, no pude evitar reírme por tal locura, a veces mi amigo exageraba las cosas. La verdad aunque me gustaba el empleo y Ross era un amor, extrañaba a mis amigos y también estaba preocupada por Talia,   quisiera verla y cerciorarme que todo estaba bien con ella, se me vino la idea de pedirle el favor a Marcos para que fuera a su departamento, pero sé que no lo haría, aunque me quisiera mucho, como siempre me ha dicho, nuestra amistad tiene límites y esta era una de ellas. La sirvienta nos trae galletas y jugo de naranja, Ross me pasa el cuaderno y le reviso su tarea, era una niña muy inteligente. Se sienta conmigo en el mueble y nos pusimos ver una película, Ross era tranquila y amorosa, me sorprendió mucho al verla tan déspota con la amiga de Alexander, mañana llegaba la señora Daniela y me alegro, quería descansar y no ver así sea por un día a su hijo, si fuera feo, sería más fácil ignorarlo pero no, era guapo y un cuerpo que merecía… 

Sentimos unos gritos,  me levanté y salimos de la casa a ver que estaba sucediendo, la escena me dejó sin palabras. Alexander tenía a un hombre sujetó  del cuello, mientras lo golpeaba,  Ross se pone a llorar, la abrazo y la llevó adentro,  más atrás entra Alexander, tienes los nudillos lleno de sangre, su ropa está hecha un desastre y en su mirada solo hay odio, no quiero que esté cerca de Ross estando en esa situación.

—Entregame a Ross. —La pequeña se aferra a mi.

—No —Él me mira sin poder creer  las palabras han salido de mis labios —. La niña está asustada por la escena que usted acaba de dar, es mejor que se calme.

No me responde y   voy con Ross a la habitación.

Ross estaba teniendo una crisis, no dejaba de llorar y no me gustaba verla asi, no quiero imaginarme las escena que tuve que llevar a ver, la abrazo, solo deseo que se calme, pasan los minutos y su respiración se va normalizando.

—No me gusta cuando mis hermanos pelean.

Ahora entiendo todo, qué manera tan dulce del amargado  demostrarle cuánto ama a su hermano, tocan la puerta y es Alexander, entra, me levanto y salgo de la habitación para dejarlo solo con su hermana. Voy a la cocina y me siento a conversar con la servidumbre, asi puedo sacarle el porqué del comportamiento de Alexander hacia su hermano, no me dijeron mucho, solo que jamás se llevaron bien y empeoró al morir el señor. Una de las chicas me ofreció una porción  de torta de tres leches que había traído de su casa, se lo agradecí, cuando mi paladar sintió esta delicia no pude detener un gemido que salió de mi, por lo delicioso que estaba. Las chicas vuelven a lo suyo nerviosas, volteo y por poco me ahogo. Alexander miraba mis labios,  me sentía nerviosa y solo quería que dejara de mirarme en la manera como lo estaba haciendo, se acerca a mi odio.

—Ese gemido sería más placentero en mi cama.

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