Capítulo 3: VIOLETA
La alarma suena. Me estiró y veo la hora me levanté, y fui al baño. Estaba tan desorientada, que terminé golpeando mi pie con la orilla de la puerta. Soy demasiado torpe. Me sobé, me dolía mucho, me cepillo y lave mi cara. Tenía mucha hambre, fui a la cocina y me preparé algo rápido, un pan con jamón y queso, busqué mi teléfono y al encenderlo, tenía un mensaje de Talía.
"¿Vienes?"
Respondo su mensaje.
"Sí. Dentro de quince minutos"
Llevaba conociendo a Talía bastante tiempo. Nos conocimos una semana después que llegue a México, siempre pasaba por la cafetería, comenzamos a entablar conversación, y como vivía cerca, al salir de mi turno, nos íbamos juntas. Es una chica extremadamente dulce, vive en la otra calle con su estúpido novio. Un chico que solo tiene mente para una cosa. Hacerla sentir mal y despreciarla como mujer. Muchas veces intenté hablar con ella y hacerla entender que Diego no era un buen hombre. Pero su ciego amor, no la dejaba ver lo despreciable que era.
Me siento y comienzo a comer, cuando terminó dejo los platos en el fregadero y voy a mi habitación. Comienzo a buscar lo que me voy a poner el día de hoy. Elijo un pantalón bota ancha y una camisa manga corta. Busco mis gomas y me las coloco. Escucho la puerta, pero no me preocupo, debe ser Marcos, tiene la llave de mi departamento por cualquier emergencia. La puerta se abre y entra, se sienta en la cama.
—Llegue en mal momento. ¿Para donde vas?
—Iré a ver a Talía ¿Quieres venir? —Le digo con humor.
Su semblante cambia cuando nombro a mi mejor amiga, me ignora y decide buscar algo que ver en la televisión. Talía y Marcos tienen un odio amoroso desde siempre. Cuando se conocieron, Marcos comenzó a sentir cierta atracción por mi amiga, ella lo rechazó por el idiota de Diego. Desde ese momento no toleran estar juntos. Todo es pelea y discusiones y es algo lamentable, porque los dos son mis mejores amigos, así que he llegado a dividirme en dos por sus tontas peleas. Marcos se ofrece a llevarme y le agradezco, no tenía dinero para el pasaje y no me apetecía irme caminando. Termino de arreglarme, busco mi bolso y guardo mi teléfono, y las llaves. Salimos del departamento, nos subimos al auto y arrancamos.
—Me gusta alguien —Mi cara debe ser épica ante está confesión.
—¿Así? —Me acomodo mejor. Este chisme está bueno.
—Si, es una chica maravillosa y creo que puede funcionar —El auto se detiene—. Pero te lo diré luego, ya llegamos, chica chismosa.
Me quejo. Beso su mejilla y salgo del auto. Me toca subir las escaleras porque el ascensor estaba dañado. Agitada y cansada, llegó a su departamento, tocó la puerta, mi amiga abre y al verme, se me lanza encima, pierdo el equilibrio por un momento.
—Al parecer alguien me extrañó.
—No sabes cuánto —Entramos—. Te tengo una noticia —Su sonrisa se hace más grande, ya me está dando miedo— ¡ESTOY EMBARAZADA!
Me quedo sin palabras, no sé que decirle. Estoy feliz por ella, pero no por el papá que eligió para ese bebe. Ese hombre es un enfermo, un golpeador, varias veces he visto marcas en su cuerpo.
—¿Cómo reaccionó Diego? —Nos sentamos en el mueble.
—Creo que bien —Una lágrima sale—. Llevo dos días sin saber de él, se fue cuando se enteró del embarazo.
—No me gusta verte así y menos por ese imbecil —La abrazo.
Por la preocupación de no saber en dónde está Diego, no había comido nada en todo el dia. En su estado, es lo peor. La obligue a darse un baño, mientras preparaba algo para que comiera, entre quejas, se va a su habitación. Fui a la cocina y comencé a colocar en la mesa lo que iba a necesitar, empecé a preparar todo, escucho la puerta. Talía aparece con un lindo vestido, se sienta en el mueble. La sopa ya está lista, la colocó en una taza y se la llevó.
—No debiste, Violeta.
—Para eso están las amigas.
Me siento, me pregunta por Marcos.
—Está bien —Le comente—. Está saliendo con alguien.
Casi escupe la sopa.
—¿Estás bien? —Ella me sonríe.
—Si… —Se queda por un momento en silencio—. Pensé que estaba todavía soltero, jamás le conocimos novia.
—Si —Me acomodo mejor en el mueble— Lo escuché muy emocionado cuando me dijo. Vamos a ver hasta donde llegan.
Olvidamos el tema de Marcos y hablamos sobre mi nuevo trabajo, al igual que mi amigo. Talia sabe mi cero amor con los niños, así que no me sorprendió cuando se asombró. Me desea suerte y se lo agradezco. Es un poco tarde, así que le envié a Marcos para que pasará por mi.
"Te envío cuando llegue"
Mientras esperaba por Marcos, continué hablando con mi amiga. Me preocupa dejarla sola, tengo un mal presentimiento, como si algo fuera a suceder. Alejo esos pensamientos de mi mente, recibo el mensaje de Marcos, ya está esperando por mi. Nos levantamos y me abraza.
—Cualquier cosa que pase me llamas —Me sonríe y siento algo extraño en mi pecho.
Salgo del edificio, me despido del portero y subo al auto.
—¿Qué tal todo?
—Bien —Digo, mientras reviso el carro, siempre tiene galletas guardadas—. ¡Está embarazada!
Frena de golpe. Llevo mi mano hasta la guantera y detengo el impacto de mi frente contra el vidrio del auto.
—¿Qué te pasa? —Mi corazón estaba a millón— ¿Me quieres matar?
—Lo siento, solo… —Su cara es de asombro y de ¿decepción?— ¿Estás segura? ¿Embarazada de embarazada?
—¿Por qué te sorprende? En algún momento tenía que pasar —Ruedo los ojos—. Estoy preocupada por ella, Diego lleva días desaparecido. No tomo muy bien la noticia y tengo miedo que le haga daño.
—Esperemos que no… —Aprieta mi mano.
Me deja en mi departamento. Nos despedimos y salgo del auto. Estoy cansada, veo la hora en mi teléfono y es un poco tarde. Subo las escaleras, busco la llave en mi bolso y abro la puerta, dejo mis cosas en el mueble. Voy a mi habitación, me quito la ropa y me acuesto, mañana será otro día, espero que mucho mejor.
****
Suena la alarma y de un manotazo lo lanzó al suelo, me acomodo mejor en la cama, hasta que recuerdo… Me levanto y salgo corriendo al baño. Suena el teléfono, anunciando un nuevo mensaje. Es Marcos
Me cepillo y lavo mi cara. Abro mi closet, decido por un pantalón corte alto, una camisa manga larga, busco mis gomas y me las coloco. Dejo mi pelo suelto, agarro mis cosas y las meto en mi bolso, me veo en el espejo, estoy perfecta. Salgo de mi habitación, me preparo un café y busco en la nevera unas galletas que había guardado el día anterior, me siento y comienzo a desayunar, termino todo, agarro mi bolso y salgo del departamento, al salir me encuentro con Marcos.
—Pensé que tenía que pararte a las malas —Me sonríe.
—No soy tan floja.
Nos reímos y salimos del edificio. Me abre la puerta del auto y entro.
El viaje se hizo corto. Al llegar, mis nervios aumentaron. Marcos estaciona el auto.
—Todo va a salir bien, confía en ti —Se acerca y besa mi frente.
Bajo del auto, respiro varias veces y camino hasta la entrada. El vigilante me sonríe y me hace pasar. Me abre la puerta la misma Señora de ayer, entro, me lleva a sala y espero a la Señora Daniela. Escucho unos tacones y al levantar la mirada, viene bajando con una niña a su lado, le calculo unos seis años, parece un ángel, espero y lo sea.
—Buenos Días, Violeta ¿Cómo estas? —Siempre tan amable.
—Muy bien Señora.
—Me alegro, te presento a mi Ross —La niña me sonríe—. Más tarde te diré el horario fijo. Hoy saldrás temprano, sin más nada que decirte, te encargo a mi niña —Mira a Ross—. Pórtate bien, te amo mi pequeña.
Se retira. Nos miramos Me toma de la mano.
—¿Te gustan los dulces? —Me sonríe.
Asiento. Me lleva a la cocina, y me señala dónde guarda los dulces, su mamá, tomamos unos chocolates y caramelos. Las sirvientas miran con adoración a Ross, nos vamos a su habitación a ver un maratón de Barbie, las horas pasan, veo mi teléfono y ya es la hora del almuerzo. Dejo a Ross viendo la televisión, bajo y voy a la cocina, no sé que prepararle. Así que le pregunté a la cocinera, ella me sonrió.
—No te preocupes, Señorita, yo me encargo de la comida en esta casa, cuando esté lista. Le avisaremos.
Le agradezco y subo a la habitación. Me acuesto al lado de Ross y seguimos viendo la película, me estaba durmiendo, cuando estoy por cerrar los ojos, tocan la puerta, me levanto y voy a abrir, era la sirvienta.
—La cena está lista, Señorita —Me sonríe— Ya pueden ir bajando.
—Muchas gracias.
Aviso a Ross, va corriendo al baño a cepillarse, la espero, cuando sale, tomo su mano, llegamos a la sala y nos sentamos, nos traen la comida. Todo estaba riquísimo, terminamos, nos levantamos y vamos a su habitación, ella se sienta y me mira.
—¿No quieres ser la novia de mi hermano? Eres muy linda.
—Gracias —Me acomodo mejor—. Pero no puedes buscarle novia a tu hermano.
—Lo sé —Se levanta y abre una cajita color rosada, saca una foto y me la pasa— Ya no quiero verlo más triste.
Veo las fotos, y casi me embobo. Es guapísimo, cabello negro y unos ojos mieles hermosos, una sonrisa que volvería loca a cualquier mujer, me incluyo.
—Él será feliz, te lo prometo —Me abraza.
La hora paso rápido, la ayudé con la tarea y luego fuimos al patio a jugar. La veo y me causa mucha ternura, tiene las mejillas rojas a causa del sol, y está un poco sudada, tomo su mano, es hora de un baño. Cuando estamos en su habitación, se quita la ropa y la colocó en la cesta de la ropa sucia, ella entra al baño, mientras que le busco que ponerse, optó por un vestido rosado, y unas zapatillas, sale y se sienta en la cama, la peino, la ayudó a vestirse. Al estar lista, bajamos, y nos sentamos en el mueble, la sirvienta nos trae unas galletas con leche y vemos la televisión. La puerta se abre y es la Señora Daniela, Ross se levanta y sale corriendo hasta donde está su madre. Ella la abraza y la llena de besos.
—¿Te portaste bien? —Ross se ríe.
—Si mami.
—Eso espero —Pellizca sus mejillas—. Nos vemos mañana, Violeta.
—Hasta mañana —Beso la mejilla de Ross—. Chao mi Ángel.
Agarro mi bolso y salgo de la casa. Marcos no puede venir, tenía una cita. Siendo desplazada por mi mejor amigo. Comienzo a caminar y no pasa ningún taxi, un Mercedes muy bonito pasa apresurado, no me dio tiempo para pedir un aventón, niños ricos que se creen dueños del mundo. Veo a lo lejos que el auto sé detiene, y comienza a retroceder, mi corazón se acelera, un taxi pasa, se detiene y me subo, es mejor ir por lo seguro, cierro los ojos y trató de regular mi respiración. El taxi llega a mi edificio, le entregó el dinero y salgo rápido, no estaba completo. Subo a mí departamento, al llegar, abro la puerta, me acuesto en el mueble, enciendo la radio y comienzo a escuchar las noticias. Al ver el amor que le tiene la Señora Daniela a su hija, recordé a mi madre. Jamás hubo ese cariño hacia mi, aunque diga lo contrario, todo empeoró cuando entregué mi corazón a la persona equivocada. Jamás olvidaré ese día, arruinó mi vida, mi familia me odia y todo es por su culpa, lo odio tanto. Jamás le perdonaré lo que me hizo pasar.