Capítulo 2: La energía del sexo

Me despierto temprano en mi primer día completo en la ciudad, emocionada por explorar mi nuevo hogar, y con el coño un poco revuelto después después de la experiencia telefónica con mi amiga. "No recordaba que fuera tan guarra", pienso riéndome para mis adentros. Después de tomar una ducha y vestirme, salgo a caminar por las calles. Me maravillo con la belleza de los edificios y las plazas, los parques y los cafés. Todo parece nuevo y emocionante, aunque sé que pronto me aburriré de todo como de costumbre. Me detengo en una tienda de libros y compro algunos títulos de escritores locales para copiarles todo lo que pueda y me permita la ley de este nuevo país.

Mientras camino por las calles, veo un mural de grafiti. Me acerco para verlo mejor y quedo impresionada por la belleza de la obra. Toso un poco, por el olor a disolvente. No es como otros murales de grafiti que he visto antes, este tiene la fuerza para acabar con mi respiración. Tiene una técnica única, con colores vibrantes y una composición impresionante.

De repente, se acerca un joven artista con barba de 4 días, como a mí me gusta, y me saluda amablemente. Me sorprendo y le pregunto sobre la obra "tóxica". El joven me explica que está comenzando a crear y que espera algún día hacer su propia exposición en una galería, aunque tenga que pagar 3.000€ y luego no venda nada.

Encuentro al joven artista fascinantemente ingenuo y me intereso en conocerlo mejor. Comenzamos a hablar sobre arte y literatura, y descubro que el joven artista se llama Robert, Robert el cara de bueno le llamaré.

Robert me muestra algunos de sus bocetos y dibujos en su cuaderno, y me sorprendo por su talento, plagio de una mezcla de Picasso y Cézanne a partes iguales. Le pregunto cómo descubrió su amor por el arte y esa capacidad de robar, y me cuenta sobre su infancia y cómo siempre disfrutó de dibujar y crear cosas cuando sus padres ausentes, lo abandonaban a cargo de su abuela.

Después de un rato, intercambiamos wasaps y acordamos encontrarnos de nuevo pronto. Me voy caminando hacia mi apartamento, emocionada por haber hecho un nuevo amigo para moldear a mi antojo, y quien sabe, tal vez un futuro folla-amigo con polla grande.

Mientras me preparo para dormir esa noche, pienso en la conversación que tuve con Robert y me pregunto si tendrá capacidad de mantener mi interés en él. Pienso en su pasión por el arte y cómo encontró la inspiración para crear algo hermoso, realmente es fue un niño herido, que ahora de adulto canaliza su rabia y dolor creando arte. Me doy cuenta de que yo misma estoy luchando por encontrar la inspiración para mi propia escritura y de silenciar mis múltiples traumas, como un conato de violación incipiente de mi padrastro.

Siento la necesidad de follarme a Robert, de pervertir su carita de bueno, enseñarle qué es toda una mujer. Y sobre todo, tengo ganas de joderle la vida, que le voy a hacer, es mi subconsciente vengándose con quien puede. Decido que quiero volver a verme con Robert, y empezar a crear mi propio comienzo en la ciudad. Tal vez, si encuentro la inspiración con energía sexual, pueda escribir mi nuevo éxito literario y deje de ser mantenida por el enfermo de mi padrastro.

Un par de días después, quedo con Robert en un bar. El muy tímido le costó decidirse. Cuando por fin nos entonamos bebiendo unas cervezas me pregunta sobre mis escritos, y le confieso que gracias a nuestro primer encuentro estoy escribiendo un nuevo libro de BDSM erótico. Y le confieso que me gustaría follarlo, cabalgar sobre su polla deseosa, me rio sin reparo al decírselo. Se ruboriza, pero rápidamente se recompone. Se sorprende mucho, tartamudea al principio, pero muestra interés.

"¿De qué trata?", pregunta clavándome la mirada totalmente seguro de si mismo.

Le sonrío lascivamente abriendo la cremallera de mi escote, quiero que me mire las tetas, que se las coma con la mirada de cordero degollado que tiene, le doy permiso con ese gesto y le cuento la historia. Trata de una mujer llamada Laura la tetona que se adentra en el mundo del BDSM después de una ruptura dolorosa. Conoce a un hombre dominante llamado Daniel, quien la introduce en el mundo del dolor y el placer.

"Interesante", dice Robert, "Me encantaría saber más sobre el BDSM".

Le cuento más sobre el BDSM y las diferentes prácticas y dinámicas. Él escucha con atención y hace muchas preguntas tontas. Después de un rato, noto que su mirada cambia. Se vuelve más intensa, más profunda, realmente quiere follarme, se lo noto, en ese mismo momento me hubiera penetrado, y el tonto no sabe que yo hubiera querido plenamente, en el cuarto de baño del bar si hubiera hecho falta. Ser empotrada en un tugurio de la mala muerte es una de mis fantasías no satisfechas.

"¿Podríamos experimentar?", pregunta.

Me sorprendo por su osadía, mezcla de un ser ingenuo y Kamikaze, pero mi cuerpo se estremece ante la idea de ser follada por un "niño bueno". Asiento con la cabeza y planeamos todo por la noche en su apartamento.