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Julliette

Al llegar a casa me di una ducha y me dispuse a buscar mi atuendo para ese día, me di cuenta de que me faltaba un arete, mordí mi labio inferior al recordar cómo la talentosa lengua de Mathieu me lo había quitado para luego usar aquellos talentos en cierta zona mucho más sensible, apreté los muslos contra el espejo al sentirme excitada una vez más, sacudí la cabeza tratando de olvidar aquella magnífica noche. Me preocupe de elegir mi atuendo, me pare en medio del amplio armario, usaría rojo, me habían roto el corazón, aún amaba a William y su recuerdo formaba un nudo en mi garganta, pero no iba a dejar que el pulcro trabajo que había hecho con mi imagen laboral, se desmoronara, ni por él, ni por nadie, ya había sacrificado suficiente. Y con ese pensamiento en mente, dejé caer mi bata al suelo y abrí mis cajones de lencería. Rojo. Hoy era un día en el que no permitiría que nada más que una perfecta imagen se dejase ver, mi mejor armadura. Me puse un conjunto carmín de encaje, una pantaleta diminuta y un sujetador que abrazaba mis senos a la perfección, sobre el relieve de mi pecho el modelo llevaba unas delicadas tiras que abrazaban el corazón de mis pechos, terminando con unos detalles de cristales al centro de ambos senos, delicado, coqueto, llamativo. Perfecto.

Sobre ello, me puse un vestido Rojo que se ponía de forma cruzada, era abierto y envolvía mi cuerpo cerrándose solo con una amarra en el costado de mi cadera, dejaba un escote generoso que mostraba las tiras sobre el busto y los cristales al centro. La tela de algodón, suave y flexible, se ondeaba con cada curva y movimiento y por último, no menos letal, tacones aguja en charol del mismo simbólico color. Mire mi reflejo en el espejo de cuerpo completo, me sentí más que satisfecha, sujeté mi cabello ondulado en una alta coleta y dejé un maquillaje sencillo y natural, solo puse particular atención en el Burdeo de mis labios.

Lista en mi armadura femenina y personal, tome mi bolso, un sobre de mano negro donde metí mi móvil y cartera, busque las llaves de mi coche sobre la mesita de entrada para finalmente, ir a enfrentar el maldito Karma.

~~°~~

Veinte minutos después subía en el ascensor de B&T, desde el estacionamiento hasta el tercer piso. Ahí solo estaban las oficinas de la gerencia, directiva fundadora y algunos contadores puntuales que manejan temas confidenciales nuestros o de algún cliente. Las oficinas, todas tenían puertas de vidrio y las salas de reuniones eran completamente de vidrio. Solté el aire suavemente mientras las puertas del ascensor se abrían y con la frente en alto camine rumbo a mi oficina, algunos pasantes que iban al ascensor levantaron la vista dos veces al mirarme, aquello me hizo sonreír, Roxan la secretaría de Rogers y Rosse de Finanzas me hicieron pulgares arriba y un “Wow” con la boca en silencio, aquello terminó por plasmar mi confianza, no tenía que avergonzarme de nada, Will había actuado como un idiota, me aferré a esa idea cuando doble por el pasillo para pasar por fuera de la sala de reuniones directiva, dónde, según la hora que era en aquel minuto, seguirían en reunión Rogers, William, finanzas y la mesa directiva, al final del pasillo y siendo la única oficina con puertas No de vidrio, sino en madera Caoba, mi oficina. Se escuchaba el murmullo de la reunión dentro de la sala, la puerta estaba abierta, desbloqueé mi móvil y abrí el correo para simular mi atención en ello cuando todo quedó en silencio, los eternos y exactos treinta y dos segundos que me demore en atravesar el pasillo por fuera de la sala de reuniones hasta estar dentro del refugio de mi propia oficina. Johan mi secretaria entró luego de tocar unos segundos después, yo me había instalado ya en mi silla y estaba encendiendo la laptop.

—¡Jull, te ves increíble!, normalmente te ves hermosa, tienes un gusto genial, pero hoy… wow…¡toda la reunión quedó en silencio y se volteó a mirarte!— dijo emocionada Johan, aún era universitaria de la carrera de derecho, pero era talentosa y entusiasta.

—Exageras…— respondí con tranquilidad— pero gracias.

—No exagero. Ha sido impactante.— dijo secamente y yo me reí.

—Bien, vale, vamos a comenzar con la agenda de hoy. — le pedí volviendo a lo que nos competía.

Pasamos una hora discutiendo con Johan la dirección de acción para la separación jurídica de la empresa de un cliente y la repartición de activos de las partes. Cuando finalmente terminamos y Johan anotó todo lo necesario para proceder, tocaron la puerta. Luego de indicar, esta se abrió. Will entró con las manos en los bolsillos.

—Gracias Johan, puedes retirarte. —indiqué.

—¿Traigo café? —preguntó la chica.

—Sí, por favor. — pedí y me levanté, rodeando la mesa. Will se había acomodado frente al enorme ventanal que daba con la vista hacia el río Támesis. Le sonrió cordialmente a Johan cuando le dio su taza y yo tomé la mía, pero la dejé en mi escritorio en dónde esperé, apoyada, mirando a mi amor no correspondido. Silencio hasta que finalmente la puerta se cerró detrás de Johan.

—Me cuesta mirarte Jull, te ves hermosa.— dijo finalmente antes de beber su café. Un solo sorbo y lo dejó en una pequeña esquinera.— Ese maldito vestido es una blasfemia. — su mirada cargada del mismo deseo que había visto decenas de veces y que había sido por ello, que me había dejado llevar como idiota pensando que podía ser amor.

—Es un vestido caro, no lo insultes.— dije simulando desinterés. No iba a dejar que viera cuanto me había afectado su traición. — me voy a tomar vacaciones Will.— dije finalmente y él suspiró.

—Sabías que estaba saliendo con alguien, he sido sincero Jull.— dijo él, y yo quise enterrar mis doce centímetros de tacón aguja en sus partes nobles.

—Aja. Cómo sea, ha acabado, —dije tajantemente— te vas a casar, no voy a ser una amante y me di cuenta de que, no quiero seguir siendo una segunda opción de nadie.— dije en tranquilidad.

—¿Y por eso te marchas?— preguntó y yo hice rodar mis ojos.

—Will cariño, nos conocemos hace mucho tiempo, no seas melodramático. Necesito vacaciones, no me he tomado una maldita semana desde que fundamos B&T, — le dije en tranquilidad— nuestra finalización de seudo relación sexual, no tiene nada que ver en ello — le aseguré en el tono más tranquilo que pude y lo vi tensarse, no lo esperé, caminó directamente hacia mí y me encerró entre sus brazos en el escritorio, uno a cada lado, mi mirada fija en sus ojos azules. Deseo, rabia y frustración, eso es lo que veía en ellos o tal vez era mi propio reflejo.

—sí, nos conocemos hace mucho tiempo, puedes decir lo que quieras, pero ambos sabemos que no fue solo sexo.— dijo finalmente y yo apreté mi mandíbula— me vuelves loco, siempre lo has hecho, ayer … Casi busco la maldita habitación dónde andabas, me quedé una hora afuera del hotel en el coche con la vaga esperanza de que salieras. — mis ojos se abrieron, estaba asombrada, no había esperado eso, nada de ello.

—Y aun así, te vas a casar. — me encontré diciendo, y agradecí a todas las fuerzas psíquicas no caer nuevamente en sus brazos.

—No es tan sencillo… — que le den.

—¡Joder Will!… sí que lo es, es lo más sencillo, ¿te vas a casar? —pregunté tajante.

—Sí.

—Vale, entonces hemos acabado.— conteste resuelta. Su mandíbula apretada.

—Jull …—el intercomunicador con Johan lo interrumpió, él dio un paso hacia atrás ante mi mirada fulminante y rodeé mi escritorio para apretar el botón y contestar.

—Julliete disculpa que te moleste, pero tengo aquí a un caballero que insiste en verte, dice que ayer concretaste una cita con él. — sentí mi ceño fruncir. — Dice que tiene algo tuyo.

—No he concretado nada, Johan, ¿Cuál es su nombre?— pregunté, la expresión de Will cada vez se hacía más hastiada y molesta por la interrupción. Tomé mi taza de café para dar el primer sorbo

—Dice que su nombre es … Bourbon y que tiene tú…— apreté el botón para hablar antes de que terminara la oración, mientras tosía luego de atorarme con el café. Saqué un pañuelo desechable y me limpié el mentón suavemente.

—Vale si, lo atiendo en seguida. Dame un segundo Will ya se va. — dije y corté, la mirada de William iracunda.

—No puedo creer el descaro, ¿realmente lo has traído aquí? —No pude evitar reír ante el comentario, salvó que no tenía mucha gracia, lo vi apretar los dientes.

—No puedes ser tan hipócrita Will, no tienes ningún maldito derecho, primero porque te vas a casar con la Hija de nuestro nuevo socio, el más grande que hemos tenido y segundo, porque esta completamente fuera de tu jurisdicción, yo, a comparación de ti, soy una mujer soltera, puedo dormir con quién quiera. — dije tajantemente y me obligué a tranquilizarme, cerré los ojos y me apoyé hacia atrás. — Tenemos muchos años siendo amigos Will, no vamos a arruinar B&T por esto. Ambos necesitamos que yo me tome esas vacaciones. Tú dices que no fue solo sexo. Yo no voy a permitirme admitir nada más. No cuando te vas a casar. — dije manteniendo la mirada, lo vi llevarse los puños apretados a los bolsillos del pantalón.

—Bien. Tomate todo el puto tiempo que quieras. — dijo arrastrando cada palabra y a mí me pareció más un berrinche de adolescente, deje que se fuera por la puerta. Suspiré y tomé el resto de mi café

Obligándome a calmarme, cuando finalmente me sentí un poco más cuerda, le indique a Johan que dejara pasar a mi Fetichista.

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