Capítulo 2/1: ¿Quién es Logan?
Lexie
Por fin hoy es el día, hoy me darán el alta y saldré de estas cuatro paredes ya que me tenían harta, me sabía cada centímetro de ella.
Hice dos amigas, la enfermera Ross y Alli, pero con quien me la pasaba hablando fue con Alli. Tenía bastante tiempo como para que me contara mucho de ella, era una mujer de veintiocho años y era nueva en la cuidad, hicimos buenas migas, me traía barritas de chocolate a escondidas de la enfermera Ross, su superior.
Ella era más regañona y estricta, por más que le conté chistes y le hice bromas nunca dejó de lado su cara de póker, siempre nos regañaba diciendo que debíamos comportarnos y amenazaba con decirle al doctor para retrasar mi alta, sin embargo después de muchas amenazas nunca lo hizo. Alli y yo creíamos que era así porque esperaba a su marido del ejército, era su primer amor y ella misma dijo que no era la misma sin él. Me sabía toda su historia pero no da mucho tiempo para contaros.
¡HOY ME DAN EL ALTA!
Me quede una semana más por revisión. Casi le salto encima al doctor cuando me informo que ya podía irme. Después de tres o cuatro días de andar como un zombi me propuse que si el destino hizo que me despertara del coma fue por una razón, no para andar lloriqueando por los rincones y comencé la fase de la aceptación.
Y si, tuve un grave accidente, dormí como por un año pero ya era la hora de dejarlo atrás y disfrutar de todo lo que se venga.
—Así que ¿es hora? —la voz de mi padre me despertó de mis pensamientos.
Me mira emocionado, lo note cuando suspiro de alivio cuando sonreí y fui corriendo a abrazarlo.
La relación que tengo con mis padres siempre ha sido buena, me regañan y me prohíben cosas como cualquier otros pero a pesar de todo siempre permanecemos unidos. Andrew y Claudia son mis padres, así se llaman. Se conocieron en la universidad, mi padre se acababa de graduar de Contador auditor y ahora controlaba uno de los mejores bancos del país, y mi madre estaba en su tercer año de Edición, se enamoraron y a los tres años de novios nacimos Liam y yo. Admiro su relación, siempre he soñado con encontrar un novio que me quisiera con el mismo amor que se dan ellos, ese amor que te envuelve y te pone un poco sensible, hasta llegue a fantasear con tener algo así con Samuel.
¡Joder, que ganas tengo de verlo!
—Liam llego ayer y tu madre cocino pavo al horno para darte la bienvenida a casa —dijo mi padre. No dije nada porque quería seguir abrazándolo.— Y yo estuve arreglando un poco tu habitación —hablo de nuevo ante mi silencio.
—¿Nos vamos? —pregunte en medio de un suspiro.
—Claro, vámonos.
Me tomo de la mano y salimos al pasillo, me despedí con tristeza de la enfermera Ross y la enfermera Alli con un abrazo, les agradecí por hacer menos aburrida mi estadía allí.
Ya en el coche pegue la mejilla a la ventanilla y disfrute del viaje a casa. Todo se veía tan familiar pero a la tan vez diferente.
Aparcamos en la parte delantera del jardín, y ayude a mi padre a sacar mi bolso y las bolsas de chuches que habíamos comprado para mí por el camino. Apenas cruce la puerta serpentina y mucha brillantina me callo en el rostro empapando también mi pelo, cuando logre quitarme un poco la serpentina de los ojos, visualice a Liam frente a mí, se había cortado la barba que tenía cuando lo vi el otro día, y a decir verdades se veía muchísimo más guapo sin ella. Mi madre estaba en la cocina cortando las patatas y en la casa había un leve aroma a pavo.
—Bienvenida hermanita —Liam se acercó en dos zancadas— espero que vengas con ganas de cocinar porque a mamá se le está quemando un poco —termino y arrugo su nariz.
Sonreí, le empuje el hombro con el puño.
—Claro, y tu como siempre te comes todo antes de que esté listo —lo regañe y el hizo pucheros— ay Liam, tu no cambias ¿verdad?
—Nop —respondió a lo último y me quito las bolsas que traía en ambas manos.
Mi madre se dio cuenta que ya había llegado y vino corriendo a mí con una sonrisa de alegría en su rostro.
—Qué bueno que ya estás en casa —me abrazo tan fuerte que sentí que me quedaba sin aire, bueno no, que exagerada— porque no vas arriba, te das una ducha bien caliente y después bajas a cenar ¿sí?
—¿Estas segura que no quieres que te ayude?
—Segura —afirmo.
—Porque si te dejo con ellos pueden quemar la casa —y apunte con el pulgar a mi padre y hermano.
—¡Eh! —gritaron Liam y mi padre al unísono.
Mi madre se aguantó la risa.
—Ya me encargo yo —dijo y tiro de mis hombros para llevarme escaleras arriba.
Sin más pretextos subí las escaleras de dos en dos y fui pasillo arriba para entrar a mi cuarto, este se encontraba al final del pasillo, y era el más grande de la casa. Liam se había ganado en una competencia de bicicletas el cuarto con balcón y vista al lago y cuidad.
Me detuve en el pomo de la puerta y suspire.
—Vamos Lexie Anderson, no te rindas ahora —me di ánimos.
Y entre, los recuerdos me embriagaron y me vi en tercera persona, andando descalza por la alfombra blanca, sentada en mi tocador, o escuchando en el mp3, en el sillón puf que tenía en una esquina, mi escritorio y mi armario, todo estaba tal y como lo recordaba excepto por una cajita que descansaba en el cajón al lado de la cama.
Me acerque y lo tome en mis manos, tenía una notita anclada a la superficie, decía: "Para mi valiente guerrera. Con amor Liam"
Abrí la pequeña cajita, y dentro había una cadenita con un dije en forma de guantes de boxeo, era de plata fina y se veía cara. Inmediatamente pensé en bajar a regañarlo por comprarme algo tan caro, pero luego entendí que era su forma de decirme que era una valiente por afrontar esto con la cabeza en alto, como una guerrera. Contemple un rato más la cadena y me propuse no sacármela nunca.
La deje en mi tocador en el ganchito de esta que usaba para colgar mis collares y aretes. Guarde todas mi pocas pertenecías en el armario, y me dirigí al baño del pasillo.
Ya dentro me descarte por darme un baño de espuma, ya que el pavo tardaría, y la cena seria en unas dos horas más ya que aún no anochecía.
Escogí el jabón de rosas rojas que había, y sales marinas para verterlas en la bañera llena.
Me desvestí y me hundí en las aguas calientes, me relaje tanto. Echaba de menos este baño, en el hospital solo disponía de diez minutos para asearme y las duchas no estaban en un muy buen estado.
Vale, en el transcurso les voy a contar un poco de mí.
Soy Lexie Mia Anderson y tengo dieciocho años... bueno, supongo que ahora tengo diecinueve. Tengo un hermano, Liam Colin Anderson y como ya saben somos mellizos, nacimos el mismo día con cinco minutos de diferencia, el nació primero y siempre lo pone de escusa en nuestras discusiones.
Me parezco a mi madre, tenemos el mismo cabello color caramelo, y nuestras sonrisas son idénticas. Soy alta pero no tanto como para dañar el orgullo de los chicos.
Nunca me ha importado mi físico, soy flaca por genética y tengo piernas de pate, bueno solo un poquito, no tengo cintura de avispa pero tengo el abdomen plato y los vestidos no me quedan sueltos de esa zona, tengo pechos de limón y es un complejo que tengo. Siempre voy en faldas, porque es más liberal, o vestidos porque es más fácil de ponerlo por las mañanas, y hay algo raro en mis ojos. Sé que te estarás preguntando ¿Qué cosa? pero te explicare. Tengo Heterocromía, los ojos de diferente color, mi iris derecho es de un color gris brillante, y el izquierdo es color caramelo como mi cabello. Y siempre les sacó provecho a ellos, creo que es lo más interesante de mí, así que a veces uso lentillas cafés para mi ojo izquierdo y grises para mi ojo derecho.
Disfruté tanto de mi baño que no me di ni cuenta cuando ya había pasado una hora y mi padre me tocaba la puerta.
—Hija ¿no te fuiste por la cañería verdad? —su voz casi ni se entendía a través de la puerta, pero pude distinguir un poco de preocupación en ella.
—Ya... ¡salgo!
—Bien, la cena ya está lista.
Esperé a que las pisadas ya no se escuchen por el pasillo y me envolví en una toalla para salir, e ir a mi cuarto. Me decidí por unos vaqueros y una camiseta larga, algo no tan producido si me quedare en casa esta noche.
La cena que a echo mi madre se ve deliciosa, pavo al horno y patatas al sartén mi comida favorita, se esmeró tanto haciendo esta cena que la felicito, y la ayudo a servir los platos, mi padre está sirviendo las copas con vino mientras que mi madre y yo cortamos el pavo.
Me siento en mi lugar de siempre al lado de Liam, y al frente de mi padre, veo preocupación en la cara de todos y sé que es, no han tocado el tema del accidente desde que me lo contaron, supongo que piensan que haciendo como que no sucedió nada las cosas volverán a ser como antes, a mí ya no me atormenta el hecho de haber pasado este último año en una cama de hospital ¿A quién quieres engañar? y este silencio incomodo me está fastidiando. Así que prefiero tocar el tema cuanto antes.
—Vale. Ya está bien ¿Qué les pasa a todos? —pregunto mirando a cada uno de ellos.
—Lexie, ten prueba un poco la ensalada que prepare, casi no has comido nada —dice mi madre esquivando mi pregunta. Me tiende el plato con ensalada, con un ademan lo rechazo.
—Escuchen, que estén evitando el tema no me hace ningún bien —todos dejan de hacer lo que estaban haciendo para mirarme, en sus ojos veo preocupación. Mi madre ya ha empezado a llorar — mamá no llores por favor, tenemos que hablarlo.
Me mira, se seca las lágrimas y habla.
—Está bien.
—¿Qué paso esa noche Lexie? —me pregunta mi padre.
—La verdad, es que yo tampoco lo sé, solo recuerdo que iba en la moto y de estar en el balcón con Liam hablando, lo demás es todo borroso y negro.
—¿No te acuerdas de quien era el mensaje o a dónde ibas? —pregunta Liam, no ha abierto la boca en todo el rato desde que me tiro serpentina en el cabello. Mas al rato le preguntare que le ocurre ahora necesito hablar con mis padres.
—No, de nada. Hablando de eso.... ¿Alguien sabe dónde está mi móvil? —nunca he sido fan de estar metida en el móvil, siempre lo he usado para llamar y uno que otro mensajes, pero la mayoría del tiempo no lo uso.
—No lo encontraron, debió de caer al rio —carraspea mi padre encogiendo los hombros.
—Ok. Ahora no quiero que me traten como si fuera de porcelana, esa noche no debí conducir en la nieve y lo siento muchísimo, sé que pasaron por un mal año esperándome, aunque no me lo digan puedo notarlo, no soy estúpida —digo bien alto para que todos lo tomen enserio— y mamá estoy bien, desperté y ahora tenemos que aprovechar, lo malo ya paso si quieres hablarlo conmigo hazlo, si te preocupa algo pregúntame no te quedes callada porque me duele.
Ella asiente y baja la cabeza para secarse las lágrimas que le han vuelto a salir.
—Eres tan valiente hermanita.
Liam me rodea con un brazo los hombros y me atrae hacia él, se lo que sigue ahora, me desordenara el cabello y me dará un beso en la frente. Y lo hace.
—Gracias.
—¿Por qué? —me mira confuso y yo le señalo el dije de guantes de boxeo que cuelga ahora y para siempre en mi cuello. Sonríe.
—Siempre sabes que regalarme —le digo y le desordeno el cabello de la misma forma que él lo hizo.
—Es porque soy tu mellizo —se echa el pelo hacia atrás haciéndose el sexy como de costumbre ¡ay hermanito!— y también porque soy guapo y la dependienta me hizo un rebaje del precio actual.
Me guiña el ojo y me rio a carcajadas porque Liam siempre se hace el lindo con todas las chicas que ve, es su naturaleza, pero cuando ama a una chica va con ella hasta el final, eso explica porque aún no se olvida de Jenna ¡esa zorra! Lo único que hizo fue jugar con él, mientras se acostaba con todo el equipo de baloncesto.
—Eres un cretino —le reprocho.
—Un cretino muy guapo.
Nos reímos a carcajadas todas, Liam siempre logra hacernos reír haciendo el tonto.
Pasamos la última hora conversando de las cosas que pasaron mientras no estuve.
Papá logro abrir otro banco en la cuidad donde se quedó Liam, y me cuenta que a pesar de estar al borde de la banca rota, con ese establecimiento logro volver a poner en pie la empresa, y volver a estar en el puesto número uno del país.
Mi madre ha sacado dos libros para niños en el año, y estará pronto haciendo el lanzamiento de su tercero. Mejor dicho mañana será el lanzamiento y será en nuestra casa de verano en las afueras de la cuidad. Me alegro muchísimo por ella, al fin está teniendo éxito en su carrera y se la ve tan feliz que nos contagia a todos con su alegría.
Liam entro en su primer año de abogacía en la Universidad Blake, y ahora entrara en su segundo año en la Universidad Weist, hiso los tramites del traslado cuando supo que me había despertado dado que yo empezare este año en primero a estudiar Criminalística, no seremos compañeros como siempre pero lo veré en los recesos y en el almuerzo.
—Te compre un vestido para mañana, lo deje en tu armario —afirma mi madre.
—Gracias —siempre he ido de compras con mi madre así que no dudo de que el vestido que ella escogió, será perfecto.
—¡Ah! Lex —grita Liam.
—¿Qué ocurre? —pregunto confusa al verlo tan alterado.
—Me había olvidado contarte —tose fingidamente y me mira— vas a tener que dejarme tu llave del piso de abajo para preparar la habitación de Logan, se quedara mientras le entregan su piso junto con sus cosas de la mudanza. La habría usado antes pero tú eres la única que la guarda y no la encontré por ningún lugar de tu cuarto.
¿De qué está hablando?
—¿Quién es Logan? —pregunto confusa. Jamás he escuchado ese nombre no puede ser ninguno de los amigos de Liam porque sus amigos son los míos...
¡Mis amigos! Joder cuanto extraño ver a los muchachos, ojala que sigan en la cuidad porque si es así correría ahora mismo a donde sea que estén para pasar el rato con sus bromas y sus chistes malos y sobre todo con Zac, siempre que estoy con el me hace llorar de alegría, siempre está haciendo estupideces con la patineta. Del grupo es con quien mejor me llevo, aunque todos los demás son geniales y únicos, dicen que soy su única chica y todos me tratan como un tío mas pero eso es lo que me encanta, eso es lo que los hace tan especiales. Me protegen tanto como yo los protejo a ellos.
—Es un amigo mío de la antigua Universidad —responde como si fuera la cosa más obvia de la vida.
—No logro entenderte
Sigo aun confundida de este tal Logan.
—Mierda también he olvidado decirte eso —gruñe y se pasa las manos por el pelo.
—El amigo de Liam se viene a vivir a la cuidad —me dice mi madre— cuando Liam le conto que habías despertado y por ende se trasladaba a Weist, Logan decidió que vendría con él, y se mudaría en un complejo de apartamento a unas calles de aquí. Así que mientras le entregan su apartamento se quedara con nosotros unos días.
—Logan perdió a sus padres hace cuatro meses, llegara esta noche así que no seas tan dura con el —me recuerda mi padre.
Tiendo a mal interpretar a las personas cuando las conozco. Al no saber nada de ellos me irrita y me causa desconfianza y puede que sea un poco, solo un poco dura.
—Ah, está bien. Solo tienes que advertirle lo que no puede hacer mientras este en el piso de abajo hermano —murmuro, lo digo tan bajito, lo último para que mis padres no escuchen.
—Tranquila tu artillería está bajo llave —me tranquiliza y se levanta para ayudar a mi madre a levantar los platos y a fregarlos.
No me gusta que toquen mis cosas, soy muy reservada con el tema de las artes marciales y boxeo que practico en la planta baja, prefiero que Logan se mantenga unos cuantos metros alejado de mis pertenecías.