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capitulo 3. el corazón de abril

—Lo sé —interrumpe al doctor —. Estoy consciente de lo que me estás diciendo.

—Abril ha luchado mucho, ha sido una guerrera. Pero creo que es hora de… será mejor que compartas con ella el poco tiempo que le queda.

—Si —le dice el hombre con un hilo de voz.

Sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas mientras que miraba a su hija en la cama a punto de morir. No era algo fácil con lo debía lidiar, lucho mucho por ella, y ahora tenía que resignarse a perderla a ella también.

Primero su esposa, quien perdió la vida dando a su luz a su bebé y 18 años después a su pequeña. La vida no era justa, no estaba siendo nada justa con él. Esas pruebas por las que estaba atravesando eran crueles.

—Ya entiendo, está bien…—añade limpiando sus lágrimas con el dorso de la mano.

—Jhon…—el médico posa una mano sobre su hombro —. Hubiera dado lo que fuera por ayudarla, sabes que hice lo que pude por registrarla en la lista de espera y que quedará de primera, pero…

—Si… —el asiente respirando hondo —. La gente de poder es la que tiene más influencias. Lo entiendo —asiente, relame sus labios y se preparara para despedirse de su bebé.

—Jhon…

—Voy a estar bien —contesta un poco tajante—. Voy a estar bien…

El hombre ingresa en el cuarto de su hija, uno que a duras penas el doctor logro conseguir exclusivamente para ella.

El médico lo ve entrar y siente que su corazón se quiebra, eran muchos años tratando a Abril, siempre mantuvo la esperanza de conseguir un donador aceptable para ella, pero ese caso fue imposible.

El doctor baja la mirada y se da la vuelta, se aleja para darle privacidad a la familia.

Jhon mira a su hija con ternura, no deseaba demostrarle las malas noticias aunque sospechaba que su hija ya lo sabía.

Se sienta en la silla junto a su lado y le sonríe con amor.

—No te has dormido.

—Me has pedido que me quedara despierta —sonríe débilmente.

—Está bien —acaricia su cabello castaño falto de color —. Está bien…

Abril mira a su padre fijamente, sospechaba que pasaba algo, pero sabía que él no le iba a contar nada.

—Papá…

—Dime.

—Te amo, quiero que lo sepas. Quiero que me recuerdes en mis mejores momentos y no en los peores, ¿de acuerdo? —Abril le sonríe con ternura.

Jhon observo como los ojos de su hija brillaban, pero no era de vitalidad, sino porque estaba a punto de llorar cosa que le partía el alma. Sus palabras fueron directas a su corazón, Abril se estaba despidiendo.

El padre no pudo resistirlo y se derrumbó a llorar sobre la mano de su hija, Jhon comenzó a sollozar como un niño. Le dolía tanto que su hija siendo tan joven pasara por eso, no se lo merecía, ella tenía mucho porque vivir.

—Es injusto, es injusto—musitaba entre lágrimas.

—Papá, por favor —él levanta la mirada y ve que su hija lloraba.

—Lo siento, lo siento tanto, hija…

Se inclina y limpia sus lágrimas.

—Discúlpame.

—¿Tienes que despediste de mi verdad?

Abril lo mira fijamente esperando una respuesta, aunque no la necesitaba. Y como ve que su padre vuelve a sentarse en silencio ella sonríe.

—Está bien, papi.

Jhon sonríe también, su hija siempre estaba sonriendo ante cualquier cosa. Pasará lo que pasara abril sonreía incluso cuando su vida se le estaba escapando.

—Sí, bebé, todo estará bien.

Ellos se miraron un momento en silencio, derramando lágrimas ya que no existían palabras para decirse para despedirse. Y quizás era lo mejor, una despedida sería más dolorosa de que lo que estaban atravesando.

Unos minutos después de calmarse un poco, Abril comenzó a complicarse de un momento a otro. La castaña se estaba ahogando, le faltaba el aire, eso quería decir que su corazón se estaba deteniendo.

—¡Abril! —grita su padre poniéndose en pie.

El pitido de los aparatos alertaron a los médicos quienes entraron en seguida en la habitación, Jhon fue sacado de inmediato quedándose en el corredor sin poder ver a su hija.

Su propio corazón estaba a punto de fallar si no le daban noticias de Abril, y de paso, se encontraba solo ya que no tenía más familia que lo acompañara.

Un par de minutos, su hija es retirada de emergencia de la habitación. Iba rodeada de enfermeras y su médico de cabeza.

—¿Qué pasa? —los sigue, pero nadie le dice nada —. ¿Qué está pasando? —vuelve a preguntar al ver que su hija llevaba un respirador artificial.

Sus ojos estaban cerrados y parecía sin vida…

—Abril…

Se detiene justo cuando todos ingresan en una sección del hospital en la que él no tenía permitido ingresar. Las puertas de madera se cerraron y Jhon sintió que no volvería a ver a su hija, al menos no con vida.

Mucho fue la espera que tuvo que esperar sentado para ver por fin al doctor de su hija salir de aquella habitación. Jhon se pone en pie y lo mira impaciente.

—Jhon…

—¿Qué le paso a mi hija? ¿Ella… ella mur…?

—No —Jhon traga saliva —. Tengo una noticia que darte.

—Por todos los cielos, dime que es lo que está pasando.

—Hay un donante para Abril. Ha llegado un corazón compatible para su cuerpo.

—¿Qué dice?

En ese momento siente que el alma le regresa al cuerpo.

—Abril entrara en quirófano en estos momento, yo mismo junto con otro especialista haremos la operación…—Jhon sonríe abiertamente —. Pero debes saber algo Jhon, el corazón de tu hija acaba de fallar, si no se opera de inmediato morirá en cuestión de horas. Por otro lado, si la operación no resulta, abril morirá irremediablemente, ¿estás consciente de eso?

Jhon guarda silencio.

—Opérala —levanta la mirada —. Quiero que la operes y hagas todo lo que está a tu alcance para que le salves la vida. Pero si no, sé que se hizo hasta lo imposible por ella.

—Muy bien, en ese caso nos veremos en algunas horas.

—Suerte doctor.

Jhon mira al doctor alejarse y pone toda su fe en él. Su bebé se iba a salvar, confiaba que sí, ella tenía que…

[…]

En la sala de operaciones todo estaba dispuesto para el traspaso de corazón, Abril ya estaba sedada y lista para obtener una nueva vida. El doctor mira a su colega quien asiente, ambos estaban preparados.

El doctor respira hondo y comienza el complicado procedimiento…

Luego de largas horas de la extracción del viejo corazón de Abril, el doctor toma el corazón de reemplazo y lo coloca en su pecho, sonríe un poco y luego mira el rostro de su paciente.

< Se fuerte Abril, por ti, por tu padre que espera afuera… se valiente niña>

Una vida se iba, pero otra renacía de las cenizas. Abril estaba recibiendo el corazón de un donante cual propósito en la vida había terminado, dándole paso a que otra persona pudiera cumplir con los suyos.

Esa noche fría y nevada y algo triste, Abril Graham estaba recibiendo una nueva oportunidad para vivir. Por la pérdida del ser querido de una familia le daba vida a ella, ¿eso era justo?

[…]

Alonzo y Riana lloraban sin consuelo en el corredor de aquel hospital, la pareja no paraba de lamentar la muerte de su única hija. El hombre abrazaba a su esposa mientras que en su mano sujetaba el documento que su hija había autorizado sin siquiera avisarle a ellos.

En el papel decía que Victoria era donante voluntaria. La joven estaba decidida a salvar la vida de otra persona, el documento era válido, y como ella ya lo había firmado nadie podía impedir que sus órganos más importantes fuesen donados.

Y así fue… sus derechos se hicieron valer en cuanto la rubia perdió la vida, su padre como era su pariente cercano no le quedó más remedio que firmar la voluntad de su hija que para que procedieran en cuanto ella dejo de respirar, Victoria se encargó de que si sus padres o su esposo no estuvieran de acuerdo se hiciera su voluntad a como diera lugar.

Su padre mira el documento en sus manos y sonríe un poco, pensó que fue un acto de bondad el de su hija. Le reconfortaba saber que una parte de ella estaría por el mundo aún con vida.

Su muerte le salvo la vida a otra persona, y aunque no supieran nunca quien sería esa persona, se sentía feliz de saber que ella hizo lo correcto. Abraza más fuerte a su esposa.

—Hizo lo correcto.

—Lo sé…

—Es una buena hija, estoy orgulloso de ella.

—Espero que esa persona que lleve una parte de Victoria lo cuide mucho…

Justo en ese instante, el pecho de abril es cerrado y los doctores ven que todo había sido un éxito, solo quedaba esperar como ella evolucionaba con el trasplante.

El doctor la ve y toca su hombro.

—¡Vive, Abril!

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